A la huelga general

Hace unos meses, con motivo de una convocatoria de huelga que tenía como destinatarios los funcionarios públicos, tuve ocasión de exponer los motivos por los que no me parecía bien que quienes disfrutamos de ese estatuto tengamos a nuestro alcance como arma de conflicto colectivo la huelga, pues entiendo que es un derecho muy potente cuyo ejercicio, para que sea responsable, requiere de contrapesos que no se dan en la función pública. Quizá recuerde alguno de los lectores de este blog que, en cambio, sí expresé mi sensación de que cuestión diferente es cuando no estamos ante una convocatoria para defender derechos del colectivo y empleada como medio de presión en la negociación para alcanzarlos, sino ante una jornada de lucha y protesta de tipo general por cuestiones orientación política general o de modelo de sociedad que trascienden el ámbito funcionarial: ante una convocatoria de huelga general, en definitiva.

Mañana hay convocada una huelga general que voy a secundar. Porque creo que en esas situaciones sí es legítimo que los funcionarios nos unamos a la protesta de la clase trabajadora ya que, a fin de cuentas, y aunque privilegiados, también somos trabajadores asalariados. Además, una huelga general es una convocatoria que trasciende a los trabajadores y a la que se pueden unir todo tipo de colectivos (profesionales liberales, autónomos, estudiantes… ¡incluso jubilados!) que no son estrictamente trabajadores. Porque una convocatoria de esta índole es, más bien, una manera de protestar públicamente frente a una determinada deriva social y política por la vía de dejar de trabajar o de paralizar tus actividades cotidianas, sean éstas las que sean.

Como es obvio no voy a secundar el paro sólo porque crea que, si la convocatoria es de este tipo, es posible que los funcionarios formen parte de ella. Me uniré al paro porque, además, creo que hay muchos y muy cualificados motivos para hacerlo. Que se resumen en una idea muy sencilla: si la clase trabajadora o quienes se sienten concernidos por sus problemas y su bienestar no reaccionamos ahora, dadas las medidas que se han venido adoptando en los últimos meses, ¿qué tiene que pasar para que lo hagamos?

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Traicionando secretitos de Moncloa

Una de las noticias que más me ha llamado la atención de la semana es el amplio despliegue mediático con el que se ha presentado el libro de una señora que, al parecer, ha trabajado en Moncloa casi 40 años, como secretaria de los diferentes Presidentes del Gobierno que ha habido en este país desde la reinstauración de la democracia.

Debo de ser muy rarito, porque desde el primer momento en que leí la noticia lo primero que me vino a la cabeza fue que, sin conocer en exceso a la señora en cuestión, se puede decir que es una tiparraca de cuidado. De hecho, los epítetos que me vienen a la cabeza son bastante gruesos y, aunque ella haya demostrado muy escasa prudencia a la hora de honrar los secretos y la confianza de quienes han sido sus jefes, conviene que uno no se ponga a su nivel por lo que me los ahorro. Y es que, la verdad, a mí me parece bastante obvio que es impresentable ponerse a contar chorradas de todo tipo, cotilleos intrascendentes, intimidades a las que has tenido acceso por esa relación de confianza y alguna que otra opinión personal que, la verdad, no nos interesa lo más mínimo viniendo de quien viene, con tal de sacarse unos euros. Tan obvio como que, aunque probablemente no haya nada que reprochar a esta señora en términos jurídicos (no parece que estemos, la verdad, ante una revelación de secretos), sí que sería conveniente que unánimente se condenaran estos comportamientos y se les diera el menor pábulo posible.

Para mi sorpresa, sin embargo, en los días que llevo leyendo cosas sobre este asunto, a nadie le parece reprochable que la buena mujer se dedique a largar por esa boquita. La gente se ha limitado a comentar lo que más le llama la atención, a poner a caldo aprovechando la coyuntura al presidente que peor le cae de los que hemos tenido…. y a disfrutar.

¿De veras no hay nadie en este país a quien le parezca impresentable lo de esta señora? ¿Soy el único al que le gustaría vivir en una sociedad donde uno pueda aspirar, por muy relevante en la esfera pública que pueda llegar a ser, a que las personas que trabajan para ti en el ámbito más privado callen sobre las cuestiones íntimas o sensibles que puedan llegar a conocer como consecuencia de su trabajo?  Y, sobre todo, ¿cómo es posible que esa señora aguantara allí año tras año siendo, como tiene toda la pinta de ser, un pajarraco de cuidado?



La pseudo-democracia interna de los partidos políticos españoles

Hoy es el día en que los diferentes candidatos a disputar primarias en el PSOE han presentado sus avales y la dirección local o regional correspondiente les ha confirmado, o no, que pueden seguir adelante con las primarias ya como candidatos. Frente al gran circo organizado en Madrid (que a mi juicio, sobre todo,  es la mejor prueba de los peligrosos que conlleva la ocurrencia de que un Presidente del Gobierno decida quedarse en agosto en Moncloa en lugar de irse de vacaciones, pues a los 3 días se queda sin nada que hacer, dado que la actividad del país y de la Administración es nula, y empieza a maquinar maldades, por puro aburrimiento y ponerse a hacer algo, de donde nada bueno puede salir: ya sea para reformar el mercado de trabajo y cargarse derechos de los trabajadores, ya sea para poner en marcha un «genial» proceso de primarias que le llevará a dar un maquiavélico golpe de timón a las expectativas de su partido y a su imegne pública con los resultados que todos hemos podido comprobar), al que se ha prestado gran atención, tenemos también otras pistas de circo igualmente entretenidas en otras Comunidades Autónomas (Murcia, Canarias, La Rioja) y muy especialmente en la Comunidad Valenciana, donde en las dos principales ciudades (Valencia y Alicante) se van a disputar primarias mientras que a escala regional, a estas alturas, parece ya evidente que, en cambio, no será así tras la última exhibición de «talante» de la dirección regional del Partit Socialista del País Valencià, que ha dejado fuera al ex-Ministro Antoni Asunción anulándole en plan chungo no sé cuántos avales tras haberle puesto mil y una zancadillas previas.

Todo este espectáculo permite reflexionar sobre muchas cosas (si es éste el mejor modelo, si acabaremos llegando a que se generalice por influencia de los EE.UU., si es mejor abrir el proceso a la sociedad como en Francia o los propios EE.UU. o que sean primarias internas, si las expectativas de un partido se fortalecen como consecuencia de estos duelos y la atención que generan…) pero a mí, esencialmente, me interesa destacar la contradicción que supone que los agentes articuladores de los mecanismos de participación e institucionalización de las prácticas democráticas, esto es, los partidos políticos, sean, a la hora de la verdad, tan poco democráticos en su funcionamiento interno. Y lo sangrante que es que esto se visualice con particular intensidad justamente cuando concurre un elemento como el de las primarias que, precisamente, debiera ser todo lo contrario, caray, una oda a la vida democrática y libre dentro de los partidos.

Dinámica peligrosísima porque para que una democracia sea sana y funcione satisfactoriamente es imprescindible que los agentes que participan en el proceso deliberativo y lo canalizan electoralmente sean, a su vez, democráticos y estén abiertos a la participación y a la porosidad social. A largo plazo, si los partidos no cumplen adecuadamente con estas exigencias, se genera un descrédito ganado a pulso que los condena a concentrar poder pero carecer de autoridad social y de legitimidad ante los ciudadanos. Basta ver lo que ha ocurrido con los sindicatos en las útimas décadas, y cómo su acumulación de poder y la manera en que lo han articulado los ha convertido en entes socialmente desacreditados y parias en términos de legitimidad (con las desastrosas consecuencias que, en el fondo, ello conlleva y si alguien no lo tiene claro que reflexiones sobre la evolución de nuestras normas de protección social a medida que la imagen pública de los sindicatos ha ido enfangándose más y más) para que podamos intuir qué puede acabar pasando, qué está ocurriendo ya, con nuestros partidos políticos.

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Libre circulación de personas y libre circulación de gitanos

¡Para una vez que un comisario europeo se pone valiente y dice algo decente deletreándolo con todas las letras y va y resulta que sale en tromba todo el mundo, incluido nuestro Presidente del Gobierno, inasequible al desaliento en su compromiso por dejarse la piel defendiendo a los más débiles, a poner a parir a Viviane Redding!

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