Primeras quinielas sobre el sustituto del Juez Stevens

Stevens, al filo de que la naturaleza tome la decisión por él, decide poner, ya con unos 90 años largos en su haber, término su labor como Associate Justice de la Corte Suprema de los Estados Unidos. Es, como no puede ser menos, el más anciano y veterano de los jueces de la US Supreme Court. Lógicamente, la identidad del sustituto va a dar mucho que hablar. Como es inevitable, ya han sido numerosos los movimientos en torno a las diversas alternativas con las que cuenta Obama (cuyo elegido habrá de pasar por un severo examen en el Senado). Con Stevens, por cierto, pasó una cosa curiosa. Cuando lo nombró Ford hace casi cuarenta años nadie lo veía como un jurista ideológicamente significado. Estaba dentro de los parámetros habituales de la época. Ahora, décadas después, Stevens es la encarnación, sin ninguna duda, del ala más progresista y comprometida con derechos y libertades dentro del Tribunal. Lo que entonces era el mainstream de la comunidad jurídica americana hoy es la expresión de las posiciones más escoradas a la izquierda y al garantismo (que en Estados Unidos, más o menos, siguen yendo habitualmente de la mano, al revés de lo que empieza a ocurrir en España en medio de la oleada de populismo infame que nos invade). Significativo de cuánto, y hacia dónde, nos hemos movido en estos años. FuenteSCOTUS Blog 



12 comentarios en Primeras quinielas sobre el sustituto del Juez Stevens
  1. 1

    ¿Hubiera retrasado tanto su jubilación si los demócratas hubieran ganado las elecciones presidenciales de 2000 o de 2004?
    Me da la impresión (que seguramente alguien podrá corroborar o desmentir, porque la deslizo totalmente a la ligera) de que un factor relevante en la elección por parte de los Magistrados del Tribunal Supremo del momento de jubilarse puede ser el color político del Presidente de turno. Porque si uno es de izquierdas (o de derechas) y el Presidente al que le toca designar a su sustituto también lo es, parece probable que su sustituto lo sea igualmente. La elección del momento adecuado permitiría a los Magistrados del Supremo perpetuar de alguna manera su ideología en el Tribunal. Sería el último servicio prestado a sus ideas políticas desde el estrado. El último de una larga serie.

    Comentario escrito por Gabriel Doménech Pascual — 22 de abril de 2010 a las 6:59 pm

  2. 2

    Por supuesto. De hecho ellos mismos así lo reconocen. Públicamente. No sé si es algo bueno o malo. Al menos es transparente. Y el hecho es que en muchos casos, la mayoría, se dan pesos y contrapesos suficientes como para asegurar la independencia dn su desempeño respecto de los políticos con mando en plaza. Cuestión diferente, claro, es la independencia respecto de su posicionamiento ideológico.

    Por ello, si pueden, esperan a retirarse cuando el sustituto nombrado sea, previsiblemente, de su agrado. Aunque no siempre sale todo a pedid de boca. Recordemos el maravilloso episodio de «The West Wing» donde un anciano juez recibe a Barlett y le explica que ha aguantado más de lo que deseaba esperando un presidente demócrata y «instead of that, I get you» ( un demócrata tan blandito que no lo parece).

    Otra cosa es el caso de Sandra Day O’Connor. Nombrada por un presidente republicano y con su marido enfermo, deseaba retirarse, pero con un presidente republicano. Siempre se ha dicho que ésa fue la verdadera clave de su decisivo voto en la sentencia «Gore vs. Bush», que validó la doctrina «nos da igual a quién ha votado la gente, porque hay prisa y mejor convalidad definitivamente los resultados provisionales, por muchas irregularidades que haya, que permitir un recuento aud pueda prolongar esta terrible inestabilidad durante unos cías más». Con Bush al mando pudo retirarse tranquila y, según dicen, se ha arrepentido toda la vida (de irse, de irse así y de irse legando ese presidente al país).

    Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 22 de abril de 2010 a las 7:19 pm

  3. 3

    Esto me recuerda bastante a un capítulo del Ala Oeste de la Casa Blanca diría que de la Quinta Temporada, que se llamaba «Las Supremes» en que tenían que sustituir a un juez conservador que se había muerto y a la vez a un progresista mayor que quería jubilarse… pasan los años y me sigue pareciendo la mejor serie.

    Comentario escrito por Enrique Ortega — 23 de abril de 2010 a las 5:41 am

  4. 4

    Yo más bien pienso que Stevens era más de izquierdas de lo que sospechaba Ford. El problema es que en EEUU los magistrados con aspiraciones de ser nombrados para altos cargos tienen que pasar estrictos controles y basta que te hayas significado en algo polémico para que los Demócratas o los Republicanos boicoteen tu candidatura. Así que hay todo tipo de maniobras para esquivar casos comprometedores que te signifiquen. Y claro, al final el Tribunal Supremo obtiene o sorpresas o jueces tibios.

    Comentario escrito por info-derecho — 23 de abril de 2010 a las 10:29 am

  5. 5

    Pues yo creo haber leído un artículo muy interesante, me parece que en el Becker-Posner Blog, aunque no estoy nada seguro, que explicaba, con la lucidez, el desenfado y el donaire característicos de los autores, por qué algunos Magistrados del Tribunal Supremo nombrados por los republicanos y, por lo tanto, inicialmente conservadores han ido escorándose poco a poco hacia babor.
    Ayer traté de encontrarlo, pero no lo conseguí.

    Comentario escrito por Gabriel Doménech Pascual — 23 de abril de 2010 a las 12:35 pm

  6. 6

    Es sabido que los jueces del USSC son los únicos seres humanos que, con los años, se van haciendo más progres. Hay quien dice que es porque es imposible, o muy difícil, que un juez medio evolucione hacia la derecha de su posición juvenil porque eso le llevaría ya directamente al fascismo. Hay quien señala el cáncer que supone para América que sus jueces, al llegar al cargo, se pongan a viajar por Europa en lugar de seguir con sus inmersiones estivales en Kansas, Texas, Ocklahoma o cualquier lugar de orden donde no se contaminan con ideas raras.

    Personalmente sigo convencido de que no son ellos los que se mueven. O no demasiado. Somos los demás, la sociedad en su conjunto. Ellos, como buenos juristas, como todos nosotros, son más conservadores y tardan más en readaptarse a los nuevos paradigmas. Y por ello parecen, a medida que pasan los años, cada vez más izquierdosos. No porque lo sean.

    Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 23 de abril de 2010 a las 4:33 pm

  7. 7

    Estoy de acuerdo con todo lo dicho en el artículo, pero no me negaréis que acojona que el ser conservador -no en el sentido político del termino, sino en el de creencias- te escore cada vez más a la izquierda.

    Claro que eso ocurre en un pais como E.E.U.U, en el que un practicamente fascista (según la prensa de acá) como Charlton Heston le produjo «Sed de mal» a Orson Welles o ayudó en sus últimos años a otro elemento sedicioso como Edward G. Robinson. O en el que Errol Flynn (otro que tal) y John Huston se tiraron hora y media dándose de ostias por temas políticos en el patio de una fiesta y se zurraron tanto y tan bien y con tanta limpieza que terminaron profesándose admiración mutua.

    Comentario escrito por John Constantine — 24 de abril de 2010 a las 2:26 pm

  8. 8

    Gabriel,

    Tampoco lo he encontrado pero sí otro que me sorprendió por los argumentos empleados para defender el sometimiento a plazo del mandato:

    http://www.becker-posner-blog.com/2005/03/yes_to_term_lim.html

    El NYTIMES habla de los candidatos.

    http://www.nytimes.com/aponline/2010/04/10/us/politics/AP-US-Supreme-Court-Possible-Nominees.html?_r=2&emc=eta1

    Napolitano. Faltan tias y esta da el pego aunque le falta fumet.

    El tema es apasionante. Había una hipótesis acerca de los motivos por los que los magistrados del TS van relativizando los hechos y entronca con otra de Pinker sobre la Tabla Rasa. A ver si rescato el libro y me pongo a ello pero, muy muy en resumen, trata de que la memoria es miedosa, que es un mecanismo de supervivencia lo que fuerza a que las decisiones se vayan haciendo más conservadoras, esto es, que nada cambie a medida que el cerebro adquiere conocimientos (intuición) y recuerdos. Ahora bien, careciendo de riesgos por la perpetuidad en el cargo, las decisiones pueden ser más aventuradas (progres, para que nos entendamos).

    Lo dicho desde un punto de vista evolutivo, pero también económico: no es un juego de suma cero porque me toca un pie lo que pase, piensa el Magistrado. (ver libros de Manuel Conthe de la Edad del Bronce en la que habla de las llamadas Autoridades Administrativas Independientes y otro de un tal Farnsworth -«The Legal Analist», creo, esta en Marcial Pons- uno de cuyos capítulos trata sobre las implicaciones económicas de las resoluciones del USSC.

    Por cierto, gracias por el comentario Andrés.

    Comentario escrito por Borja — 25 de abril de 2010 a las 2:54 am

  9. 9

    Supongo que la «cuota Mendoza» ya está cubierta con Sotomayor. Entre los nombres que se barajan, me inclinaría por Elena Kagan, por varios motivos en los que ahora no voy a entrar, pero entre los que podría tener un lugar destacado su edad (algo que, por otra parte, también influyó en la elección del actual presidente de la corte). El único pequeño inconveniente es que nunca ha sido juez… pero tampoco Roberts, por ejemplo, tenía gran experiencia como tal.

    Comentario escrito por Susana — 25 de abril de 2010 a las 9:17 pm

  10. 10

    A mí también me parece que la candidata con más probabilidades es Kagan. Y una muy buena candidata, además. Supongo, de todos modos, que en esta percepción nos influye el «sesgo académico» pues su trayectoria nos es mucho más cercana y, en consecuencia, quizás la valoramos de una manera diferente a la de otros juristas que, inevitablemente, nos pillan más lejos.

    Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 25 de abril de 2010 a las 10:26 pm

  11. 11

    Al hilo de todo esto, nuestro sistema de acceso a la Judicatura es sin duda mejorable, pero no comulgo para nada con los sistemas estadounidenses. Leí hace un año «La apelación», libro de ficción del gran John Grisham, en el que, despejando la hojarasca de ficción casi cinematográfica, sí deja a la luz las carencias e injusticias de una parte del entramado.

    Comentario escrito por piterino — 26 de abril de 2010 a las 1:17 pm

  12. 12

    Como leo casi cualquier cosa que cae en mis manos y, lo que es peor, lo disfruto, leí el libro de Grisham en su versión inglesa hace un par de veranos. En efecto, deja claros algunos de los defectos derivados de la politización de la elección de jueces, pero tampoco conviene pensar que lo que se cuenta allí es la norma general. Aunque, no sé, quizás podría llegar a serlo.

    A mí me parece más honrado intelectualmente un sistema como el americano donde, puestos a tener jueces politizados, pues se dice abiertamente. Y el Presidente nombra directamente a los magistrados del Supremo-Constitucional aunque, eso sí, se establecen algunos contrapesos tales como:

    – que el cargo sea vitalicio;
    – que el Senado haya de aprobar la elección presidencial.

    Todo lo cual genera dinámicas, en la práctica, de una mayor independencia (e importancia) de los jueces americanos respecto de los nuestros.

    Por cierto, que parece que Kagan no sólo es la favorita de los lectores de este blog:

    http://www.scotusblog.com/2010/04/selecting-stevens-successor/

    Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 27 de abril de 2010 a las 6:13 pm

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