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En el descacharrante mundo en que se está convirtiendo la Universidad española, donde casi cualquier caricatura crítica que se haga desde fuera se acerca inquietantemente a una descripción objetiva de la actual realidad, me entero a través del siempre recomendable blog contencioso.es de que hemos alcanzado un nuevo hito: la ANECA está empezando a certificar la acreditación de profesores universitarios por silencio administrativo.
Me remito al blog de Sevach para discutir este asunto, que de tan alucinante mueve a la carcajada antes de que uno, pensándolo mejor, se eche a llorar (como tantas cosas, últimamente, en una Universidad copada por señores que nos vemos a nosotros mismos muy importantes y serios pero que, a la hora de la verdad, nos dedicamos a todo tipo de actividades miserables sin apenas darnos cuenta y sin el más mínimo rubor, con el denominador común de que, además, si en una profesión vocacional como se supone que es la de profesor puede comportar una reducción de horas de clase, entonces cualquier salvajada que se haga estará doblemente justificada). Pero creo que convenía aprovechar este espacio para dar el aviso. Porque la verdad es que la cosa es de traca.
La figura del silencio administrativo, como es sabido, consiste, como prevé el art. 43 LRJAP-PAC, en que en caso de no respuesta en plazo de la Administración frente a una petición de un administrado, se entienda que la misma ha sido aceptada. Como norma general. Porque la ley puede prever excepciones (de hecho, la propia LRJAP-PAC establece algunas). Esta institución tiene mucho predicamento entre la doctrina y ha sido muy rentable políticamente, pues ha tenido siempre buena prensa (¡si la malvada administración lo le responde, no se preocupe, la ley determina en tal caso que Usted tenía razón!). Personalmente, prácticamente desde la primera cosilla que escribí (allá en 2002, un trabajo sobre licencias de obras menores, donde la jurisprudencia entiende que el silencio opera positivamente), me han parecido siempre más sensatas las posiciones críticas con la figura. Resumidamente, entiendo que si creemos que nos podemos permitir que, por la inacción de la Administración, una persona pueda obtener algo ésa es la mejor prueba de que, en tales casos, no es precisa una intervención administrativa a priori. Por el contrario, cuando creamos que hay intereses públicos en juegos de la suficiente relevancia y que toca a la Administración valorar cómo concurren en cada caso, ¿es razonable ponerlos en juego, dando la razón incondicionadamente a un particular por el solo hecho de que aquélla no haya hecho su trabajo bien y a tiempo?
La acreditación de profesores de Universidad es un ejemplo claro de los problemas de esta institución. Desde la aprobación del nuevo sistema el tema ha sido objeto de una de esas bromas para entendidos, ajena a las personas normales (esto del humor gremial es algo muy poco agradecido para la gente de tu entorno, que ni lo entiende ni le ve la gracia), que la ausencia de previsión expresa en sentido contarrio hacía teóricamente posible entender que uno podía lograrla por silencio administrativo. Pero en el fondo nadie pensaba que tal caso pudiera llegar a darse (y no por la serie de razones que apunta Sevach en su post, pues en el fondo todas ellas requieren de un cierto retorcimiento jurídico dado que, en ausencia de exclusión expresa por parte de una norma, no parece que las acreditaciones entren de modo evidente de lleno en alguno de los supuestos generales de silencio negativo, sino por puro sentido común), se trataba de una broma entre profesores de Derecho administrativo ociosos, dedicados a «jugar» con posibilidades teóricas descacharrantes de aplicación de leyes mal pergeñadas y peor desarrolladas.
Pues bien, la broma se ha hecho realidad. Permitiendo a una persona optar a la acreditación como profesor o catedrático de Universidad, si tiene la suerte de que la Administración pierda su solicitud o se retrase más de la cuenta en tramitarla, con total independencia de sus méritos. Habrá quien sostenga que, en el fondo, tampoco es una novedad que el currículo no sea tenido en cuenta para estas cosas. Y, de nuevo, como decía al principio, esa caricaturización de la Universidad española, cínica y desconsiderada, será trágicamente una aproximación bastante ajustada a la realidad.
21 comentarios en Profesores por silencio administrativo
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En el País Vasco, en 6 meses, se puede obtener pos silencio administrativo la evaluación positiva para ser contratado como profesor universitario.
Comentario escrito por Resposicion — 25 de octubre de 2009 a las 9:13 pm
Sé que no es lo mismo, pero en la apasionate ciudad de León, un licenciado en Filología ha sido contratado como profesor adjunto de Mercados Internacionales. No se usó el procedimiento del silencio, sino «noseque» de urgencia, y date que era el único candidato. Quizir que quizá tiene más mérito, ya que lo compagina con una concejalía de cultura en el ayto de esta cuidad…
Pero cualquier cosa que se diga sobre esta universidad, cualquier bulo malintencionado que sus perversas mentes se atrevan a imaginar, a sido superado con creces por la realidad.
Comentario escrito por Migué — 26 de octubre de 2009 a las 10:05 am
Curioso. A mí siempre me dijeron que el artículo sobre el silencio administrativo estaba destinado a tomar el pelo al personal: por defecto siempre te es favorable (¡alegría y jolgorio!), salvo por unas cuantas excepciones que, fíjate, resulta que engloban todo lo habido y por haber, con lo que al final, en la práctica, casi siempre es desfavorable al desinteresado.
¿Los contratos estos no se encuadrarían en la clasificación de «aquellos cuya estimación tuviera como consecuencia que se transfirieran al solicitante o a terceros facultades relativas al dominio público o al servicio público», en cuyo caso el silencio es negativo?
Comentario escrito por bocanegra — 26 de octubre de 2009 a las 3:37 pm
Bueno, pero qué exagerados somos y cuántas pegas ponemos. A mí me parece de perlas eso de la acreditación por silencio. Sólo le veo algunos insignificantes problemillas técnicos, como, p. ej., que no se trata de un procedimiento a instancia de parte sino de oficio, pero por lo demás debería generalizarse a toda la función pública: tú vas a examinarte, pongamos por caso, del MIR. No eres licenciado en medicina, claro, pero eso da igual: transcurridos seis meses sin tener noticias, ya pueden empezar tu especialidad de neurocirugía. Me lo voy a pensar, al fin y al cabo, «Urgencias» es mi serie favorita.
Comentario escrito por Luisa — 26 de octubre de 2009 a las 4:33 pm
Para Migué (2)
Tienes razón. El caso de este concejal/profesor de Económicas es digno de Iker Jiménez pero he de decirte que esta persona por la Facultad de Letras solo pisaba cuando tenía una novia por allí.
Su título más real (en la prensa suele firmar con uno diferente cada vez) procede de un centro de la otra esquina de la ciudad. Concretamente de la Escuela de Agrícolas.
… lo que no le hace más adecuado para dar clase en Económicas, claro. A este no le ha hecho falta el silencio administrativo …
Comentario escrito por Pablo — 26 de octubre de 2009 a las 10:44 pm
A ver, no dramaticemos.
La acreditación para profesores es un requisito -relativamente nuevo- que se exige a las universidades a la hora de contratar a quien quieran de profesor. Es una medida encaminada a garantizar un mínimo entre universidades. Algo así como decir: «prohibido contratar a profesores que no sepan inglés». És un papel tan estúpido como el CAP (Certificado de aptitud pedagógica, para los profesores de secundaria).
En Catalunya existe una agencia paralela, que emite acreditaciones equivalentes, y sus criterios han ido cambiando cada año -lo cual da una idea de su seriedad. Hace pocos años no existía eso, y las universidades grandes tampoco cometían aberraciones. Estos mínimos son necesarios a partir del momento en que cualquier academia de barrio puede autodenominarse filial de la universidad de Dakota, o de donde sea.
Las agencias de acreditación son organismos que parecen una buena idea en teoría, pero en la práctica es más burocracia inútil. Mejor que desaparezcan. Cada vez menos gente quiere estudiar, y las universidades ya se preocuparán de contratar a los profesores más válidos si no quieren hundirse.
Comentario escrito por Numayos — 27 de octubre de 2009 a las 12:15 am
Numayos, tienes razón en que si la acreditación fuera como el antiguo CAP de secundaria y significara sólo que puedes presentarte a una verdadera oposición, no sería algo demasiado grave. El problema es que, con la excusa de que hay una previa acreditación, prácticamente ninguna Universidad monta un concurso digno de ese nombre para proveer sus plazas. Si se tiene a un acreditado, p’adentro.
Probablemente también tienes razón en que una total liberalización del asunto resolvería más problemas de los que tenemos a día de hoy donde, en la práctica, existe ese absoluto arbitrio pero trufado de putadas y obstáculos que, sobre todo, sirven para desincentivar a los desafectos. Con todo, pienso eso únicamente porque casi cualquier sistema parece mejor que lo que hay ahora. En principio, y mientras las Universidades públicas sigan siéndolo y pretendan ser centros de excelencia, creo que lo ideal sería un sistema de oposición serio y cierto.
Respecto de lo que comenta Bocanegra, en efecto, la realidad es más o menos como la describe. Se publicita, a efectos propagandísticos, eso de que el silencio será «siempre positivo» y luego viene el tío Paco con las rebajas en forma de numerosas excepciones que hace que, a la hora de la verdad, no suela serlo cuando podría tener efectos importantes para el ciudadano. Normalmente, de hecho, las leyes prevén sus excepciones a los efectos favorables del silencio, algo que está permitido expresamente en la regulación de la ley del procedimiento, y ya está. El problema es que, si no hay una previsión expresa en el sentido de excluir que los efectos sean positivos hay que acudir, para entender que no se producen, a la lista de excepciones de la ley de procedimiento. Y ninguna de ellas cuadra con este supuesto. La que más se acerca, sí, es la que comenta Bocanegra, pero requiere de cierta exégesis. Siendo la acreditación una suerte de documento de idoneidad que no da nada en concreto, sino sólo el derecho a poder presentarte después a las pruebas (otra cosa es que luego, a la hora de la verdad, y por la perversión del sistema, la clave muchas veces sea «estar acreditado»), es complicado argumentar que con una estimación positiva se adquieran facultades sobre el servicio público o el dominio público. La argumentación en que se puede sostener una denegación la tenéis en el enlace que he puesto arriba al comentario de Sevach.
Sin embargo, a mi juicio, he de decir que me parece complicado entender que estemos ante una excepción. Ya decía en mi comentario inicial que la posibilidad teórica del silencio positivo era la comidilla en el gremio, aunque nos la tomábamos más a broma que a otra cosa. Parece que, según me han contado, los sindicatos no se lo tomaron tan a broma y que, por presiones de éstos, la ANECA ha acabado cambiando el criterio que había seguido los primeros años (donde en casos de silencio denegaba).
Como siempre en estos casos de silencio positivo, ya menudean los argumentos que apuntan a que esta es la mejor fórmula de obligar a la ANECA a ponerse las pilas. Porque de otro modo pasaba de responder en plazo y todo daba igual. Mientras que, ahora, sabe que como no responda, plafff, el tío que ha presentado la solicitud queda acreditado. Como siempre, por parte de quienes nos oponemos al silencio positivo, nos parece dudoso que la falta de cumplimiento de un plazo por parte de la Administración haya de comportar la admisión de lo que podría ser un gran quebranto para el interés público.
Y eso por no mencionar las posibilidades de corruptelas que se abren, como la clásica del conocido expediente de “aprobar por silencio” las más aberrantes cuestiones que, aun deseando que sean santificadas por la Administración, el propio responsable es perfectamente consciente de que no tienen un pase. Y, en esa tesitura, si se puede argumentar que el silencio es positivo, ¿qué mejor fórmula de lograr lo que es ilegal o impresentable acordar que por la vía del silencio, sin “mancharse las manos” cometiendo ilegalidad o arbitrariedad alguna?
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 27 de octubre de 2009 a las 9:19 am
Numayos, no puedo estar menos de acuerdo contigo. Especialmente, cuando dices algo como ‘És un papel tan estúpido como el CAP’ y luego lo matizas con un ‘Mejor que desaparezcan las agencias de acreditación’.
Lamentablemente, tras pasar por la universidad, lo que más me sorprendió es que casi la mitad, si no más, de mis profesores, apenas eran aptos (siendo generosos) para ejercer la carrera en la que enseñaban, pero distaban mucho de poder enseñar a nadie, ni en la universidad, ni en ninguna parte.
Uno de los principales problemas de la universidad es que muchos profesores no son tales. Nadie les ha formado para transmitir conocimientos, no tienen ni la más remota idea. E incluso suponiendo que domines una materia, eso dista mucho de implicar que seas capaz de transmitírsela a otras personas.
Estoy contigo en que las ‘agencias de acreditación’ son una chorrada, casi siempre inoperante o corrupta, pero la solución no sería eliminarlas, sino instaurar algo que garantice que ciertos puestos claves (como uno de profesor) sólo los alcancen aquellos que merezcan desempeñarlos, por capacidad y méritos.
Comentario escrito por Casi que no — 27 de octubre de 2009 a las 9:24 am
Andrés:
«Con todo, pienso eso únicamente porque casi cualquier sistema parece mejor que lo que hay ahora. En principio, y mientras las Universidades públicas sigan siéndolo y pretendan ser centros de excelencia, creo que lo ideal sería un sistema de oposición serio y cierto.»
No estoy de acuerdo con este punto. La conexión público-oposición está sobrevalorada y no es algo que sea necesariamente obligatorio, hablando en términos generales. Se puede tener un sistema público serio y excelente sin necesidad de un sistema de oposiciones. El caso paradigmático es EEUU con universidades como Berkley, que es pública, en el que tienen el sistema de tenure. Pero incluso en Europa es así, Reino Unido no es una sorpresa pero es que en Holanda se acerca a este modelo. Casi todas las universidades son públicas pero se contrata al personal, con sistema tenure. No hace falta acreditación ni polladas en vinagre, si no sólo tu curriculum y tu valía. Y viendo donde se encuentran en el ranking las universidades holandesas no me parece que les vaya mal.
En fin,que el sistema puede ser otro. Es más, el sistema de contratación libre se ajustaría aún más a la realidad de la universidad española, pues al fin y al cabo ahora están haciendo lo mismo pero usando trampas para conseguir lo que quieren.
Ya por último, los profesores tienen que dejar de ser funcionarios ya.
Comentario escrito por bordesinremedio — 27 de octubre de 2009 a las 9:30 am
Borde, creo que tienes toda la razón en que no se justifica que los profesores universitarios seamos funcionarios. De hecho, es algo que ya he comentado aquí en alguna ocasión.
Tienes también la razón en que, elijamos el sistema que elijamos, siempre es preferible ser sinceros. Y, si lo que queremos es contratar libremente, que se reconozca y se diga así claramente. Lo peor es este paripé donde la teoría es una cosa y la práctica otra radicalmente diferente.
Otra cosa es que, la verdad, y dado que esto se ha convertido en una «extended secundaria», me parezca que es más sensato adaptar el modelo de selección del profesorado a la realidad de la institución y sus funciones sociales. Pero vamos, que tampoco me parece mal tu idea. Todo es mejor que este modelo esencial y radicalmente mentiroso.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 27 de octubre de 2009 a las 10:52 am
Parece que la posibilidad de acreditarse por silencio haya abierto la caja de pandora. Pero, a nadie parece preocuparle en qué consiste el procedimiento de acreditación.
A modo de ejemplo: ¿qué os parece que los informantes sean anónimos? ¿qué os parece que los que reciben una evaluación positiva no tengan una resolución motivada? Desde luego, llama la atención que ahora se hable del silencio y nadie haya escrito sobre lo aberrante que es el sistema de acreditación.
Comentario escrito por angel — 27 de octubre de 2009 a las 12:05 pm
No importa lo que se diga de las universidades, siempre nos quedamos cortos. Siempre, lo juro y lo aseguro. Ni os lo imagináis. Corrupción y delincuencia es poco…, muy poco.
Comentario escrito por Juan Manuel Dato — 27 de octubre de 2009 a las 4:22 pm
Al menos en mi disciplina, el sistema de acreditación es un engorro burocrático (del que alegremente te libras, al menos mientras estás en tenure-track, en los departamentos que contratan como dice bordesinremedio, que por cierto, los hay en España también y funciona la mar de bien) que no supone mayores problemas. Tanto la agencia catalana como la nacional realmente piden mínimos. Yo no conozco a nadie con un cv semi-decente que no se las saque (las de agregat/contratado doctor, de más yo ya no sé) con la gorra y en general bastante antes de tener los méritos suficientes como para que le den tenure (con lo cual, cuando te llega el papelito, tampoco es que te sirva de mucho porque en tu departamento lo van a valorar tanto como una etiqueta de anís del mono).
Lo mismo en otras disciplinas es un drama el asunto.
Comentario escrito por Olivia — 27 de octubre de 2009 a las 5:36 pm
Olivia, estamos hablando del sistema de acreditación nacional que se incluyó en la ley de reforma de la LOU, esto es, del que da acceso a los cuerpos nacionales de funcionarios. El drama, o la juerga, según se mire, se debe a que constitucionalmente en tales casos se ha de velar por el escrupuloso cumplimiento de los principios de mérito y capacidad (sí, ya sé que decir estas palabras en la misma frase que Universidad española mueve a la carcajada). Que el sistema pase a ser una especie de tómbola donde accedes o no a la cátedra dependiendo de que tu solicitud de acreditación haya llegado en un momento de colapso burocrático es, como mínimo, extravagante.
Y que haya departamentos que funcionen de manera abiertamente «imaginativa» a la hora de contratar a su personal no hace que lo sea menos. Añade notas de color, eso sí. Lo que no sabía es que en este asunto Cataluña iba tan por libre como para llegar a copiar el modelo americano (con el mérito de que eso es ciertamente difícil de hacer en un entorno como el nuestro, donde la legislación apuesta por un planteamiento radicalmente distinto – cuestión distinta es si hace bien en hacerlo-).
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 27 de octubre de 2009 a las 6:57 pm
Andrés, quise incluir también antes la habilitación o como leches se llame ahora «la que sirve para ser funcionario» (me dicen que se ha simplificado el proceso hace poco, no sé si es verdad), no sólo las acreditaciones que sirven para ser contratado-doctor y agregat; pero me olvidé. En economía no es una cosa demasiado complicada de obtener.
Contestaba a Ángel, basándome en mi limitada experiencia, que puede que no sea representativa.
No quise decir que otorgar acreditaciones por esto que cuentas del silencio administrativo me parezca bien. Me parece una vergüenza al tiempo que me da como risilla, es una mezcla rara.
En cuanto a lo otro, no es Cataluña sólo, son, en Economía, varios departamentos: UAB, UPF, UC3M, Alicante (siempre y desde hace ya bastantes añor contratan siguiendo el modelo americano) y cada vez más departamentos se apuntan al tema con más o menos dificultades (Sevilla, Málaga, Girona a veces, según anden los pesos políticos, y seguro que me dejo alguna).
Yo de leyes no tengo ni la menor idea, pero la implementación práctica más o menos es la que sigue. Primero envías tu cv y tus cosillas cuando se publica el opening en las páginas habituales de ofertas de empleo académico en economía; esto es en octubre-noviembre. Luego, si interesas algo, te escriben y te hacen una entrevista en el sitio donde se haga el job market ese año (en diciembre-enero, se centraliza la cosa en un sitio en EEUU, otro en UK y otro en España desde hace unos años también). Si no la cagas en esa entrevista te contactan de nuevo, vas a la uni en cuestión y ya te entrevistas con todo dios y das un seminario (esto es en el periodo mitad-enero-marzo). Después de eso, si te quieren, te contratan en tenure-track. Esto quiere decir que, en la práctica, tú tienes un compromiso del departamento de renovarte contratos de visiting (cobrando algo así como el sueldo sin complementos-enios de un titular) hasta 5 o 6 años y cuando se acaba ese plazo te evalúan y te echan o te quedas. Para hacer eso hace falta que el rectorado se preste a que se hagan este tipo de contratos y que el compromiso del departamento sea serio y creíble (es decir, que te creas que a) se quedan contigo 6 años al menos y b) al cabo de ese tiempo te evalúan, en general pidiendo informes a externos pero ahí ya hay heterogeneidad). Si te quedas, ahí ya sí que necesitas tener la acreditación para funcionario (o, al menos, la de agregat/contratado doctor) a no ser que pases de echar los papeles porque es un engorro (conozco un caso de porcojonismo extremo, pero es una excepción) y te quedes contento con que el departamento te logre pagar el equivalente con contratos de visiting hasta el infinito.
Imaginativo no es, es una copia absoluta (menos en los sueldos!!), las cosas como son. A mí me parece que está yendo bastante bien, para empezar tenemos esto lleno de guiris, que es siempre una alegría. La putada para el autóctono es que, por lógica y por un mínimo de cortesía, se queda con las clases en castellano/catalán y deja a los compañeros guiris (al menos hasta que aprenden) los grupos en inglés, en los que los alumnos siempre son menos y suelen ser mejores.
Menudo ladrillo.
Comentario escrito por Olivia — 27 de octubre de 2009 a las 7:35 pm
La verdad es que el sistema que describes, Olivia, es muy interesante. Eso sí, para ponerlo en marcha hay que travestir de manera continuada una figura, la del profesor visitante que, por definición, sirve para otras cosas (como por otro lado su propio nombre indica). No creo que nadie se vaya a rasgar las vestiduras por ello, la verdad (después de cómo hemos convertido en las Universidades españolas la figura del asociado, cualquier deformación de otra modalidad de contratación quedaría en un pequeño experimento cosmético a su lado), pero no deja de ser curioso.
Creo también, aunque dices que otras Universidades de fuera de Cataluña lo hacen, que es más sencillo que la cosa sea catalana porque allí, al amparo de la autonomía que hay para desarrollar la LOU, la Genralitat ha montado un sistema paralelo de acreditaciones y escalas profesionales que, lógicamente, permite más «innovaciones». Asimismo, intuyo que la propia cultura de los economistas hace más sencillo que prolifere en las facultades del ramo.
De momento, en cambio, y por bien que pueda funcionar, me parece complicado imaginar que la cosa se extienda en demasía fuera de esos nichos. Además, todo el mundo tiene que acabar, a efectos de estabilización definitiva, pasando por la acreditación nacional (al menos, si quiere ser funcionario, claro, que es lo que a día de hoy se considera que es «llegar a ser profesor» por una cuestión de tradición y derechos políticos dentro de la Universidad).
Dicho lo cual, y dado que las Universidades en España, públicas y privadas, son como son y funcionan como funcionan, un modelo de ese estilo tampoco me parece descabellado.
Le veo sólo una gran debilidad, y es la desprotección frente a las «escuelas», mafias, grupos de poder o como se quiera llamar. Porque, a la vista de cómo se las gastan en muchos entornos, el hecho de implantar un modelo así no cambiaría una cosa (que la contratación dependiera de que la escuela de turno te quisiera), pero sí otra (que te podrían tirar en cuanto te pusieras tonto). La perspectiva no sé si es muy tranquilizadora. Aunque bien es cierto que quizás estas pautas culturales actuales están íntimamente relacionadas con el actual sistema de selección y, modificado éste, aquéllas acabarían por transformarse. Quién sabe. Lo que sí está claro es que, durante unos añitos, los especialistas en derecho del trabajo tendrían una nueva fuente de ingresos bastante jugosa.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 29 de octubre de 2009 a las 2:09 pm
Totalmente de acuerdo contigo Andrés. Ya incluso ahora las distintas «escuelas» se afanan por poner al suyo con independencia de la calidad del profesor. Lo peor es el cinismo que destila todo, algunos son conscientes de que el profesor de turno es mediocre como mucho, pero como es de los suyos, pues habrá que apoyarlo.
Y sí, no veo por ahora en Derecho el sistema que tienen en Economía.
Comentario escrito por bordesinremedio — 31 de octubre de 2009 a las 11:02 am
Hombre, Andrés, teniendo en cuenta cómo fueron procesos de habilitación que te consta, porque los conoces muy bien, que consagraron a auténticos botarates después de espectaculares ridículos en sus ejercicios, tampoco es para ponerse así.
Que no digo que el actual sistema tenga buena pinta ni que esto de la sensación de ir a buen puerto, pero por comentarlo.
Comentario escrito por Clara M. — 04 de noviembre de 2009 a las 11:56 am
Hace poco la Universidad de Sevilla ya ha nombrado TU a una profesora acreditada por silencio administrativo:
http://www.juntadeandalucia.es/boja/boletines/2010/17/d/3.html
http://www.boe.es/boe/dias/2010/01/25/pdfs/BOE-A-2010-1099.pdf
Al menos en la resolución aparece especificado cómo ha obtenido la acreditación. Espero que la profesora sea consecuente y ponga también «Profesora TU por silencio administrativo» en el cartel de su despacho y en su tarjeta. Casi que lo mejor sería la creación de un nuevo cuerpo de funcionarios docentes, los «TU-SA», es decir, TÚ SAbrás cómo se han acreditado.
Comentario escrito por Javier Sánchez-Reyes — 13 de febrero de 2010 a las 8:42 pm
Que uno se mate publicando artículos de impacto, asistiendo a congresos internacionales, dirigiendo proyectos, y veinte mil cosas mas … para que después otros por la LINDA CARA obtengan el tan preciado premio, es …
¿No creen ustedes que eso es pasarse de indecencia? hombre por favor, nada puede justificar estos hechos, ni comparando con las habilitaciones ni de otro modo.
Es más, si la opinión publica se entera o si los medios se metieran de lleno con esto, sería un escándalo nacional, típico de este país tan nuestro, que tan acostumbrado nos tiene a estas gracias para uno y deshonra para otros.
Debemos hacer lo posible para que salte a la luz pública todo esto, y que no se escondan los implicados, que ya se deben saber con nombre y apellidos quienes son los farsantes, para que hayan responsabilidades, rectifiquen, y vuelva la calma a nuestros despachos.
Un saludo y ánimo!!
Jimeno
Comentario escrito por Jimeno — 14 de febrero de 2010 a las 1:06 am
Muy bueno lo que apunta Javier, de su propuesta de figura, TU-SA, pero ojo le faltaba CU-SA, y quizás se extienda a Contr. Doctor-SA, Colaborador-SA, Ayudante-SA …. viva la pepa!!!
Después quizás se extiendan a Sexenios-SA, Proyectos CiCYT-SA … y un sinfin de familias SA.
Te imaginas también que envíes un artículo a una revista JCR, con impacto 6, y al octavo mes te llege un email diciendo ACEPTADO-SA.
Si la revista fuera española, seguro que podría pasar.
Y ante esto, que es una manifiesta chapuza de la ANECA, qué hacen las universidades, convocar las plazas, a tenor del enlace que envía Javier sobre Andalucía. Bueno osea, que encima la camarada de rectores-as y politiquillos intra-universitarios son confidentes de la ANECA. Claro, aqui que se tape todo todo todo, practiquemos EL SILENCIO QUE NOS CONVIENE A TODO.
Mientras tanto, el país se inunda en la crisis, el paro aumenta, las empresas se hunden, y la universidad española, toma tajada de todo esto.
Señores-as, estamos ante un gran escándalo, mirelo por donde lo mires.
¿Alguien sabe una aproximación de cuántos acreditados SA puede haber en España en estos momentos?
Abrazos
Jimeno.
Comentario escrito por Jimeno — 14 de febrero de 2010 a las 11:04 pm