Mi padre va a morir pronto, ayudarle es una pérdida de tiempo. Si pudiera pedir un deseo, desearía que nos dejara. Regan Gascoigne, sobre Paul Gascoigne (o sobre la RBBE)

por R.B.B.E.
29 marzo , 2008

Amiguitos, estrujamos el papel del Cristos, ese que limpia el pecado del mundo, para anunciar el regreso. Torres más altas han caído, no hay enemigo pequeño y que Dios reparta suerte, porque nosotros, lo que es yo al menos, a tal castaña que porto, no me pregunto sino, dada la mierda que intravenosa me fuerza lo hepático, qué hacer con uno mejor que el alacrán. Se podrían señalar intereses, hasta, con palabras satánicas, focalizar ciertas liendres: pero lo suyo es que nos gusta la mierda. Errebebé se autoretoma, se impulsa otra vez como si fuera la última -se me ha dormido una pierna- para afirmar toda la Berdad Pura de este mundo, la gusanilla. Esa sensación, incluso senshashión, del qué pasará -ya, muy probablemente, inundada la foto de texto, omitiremos el secreto del universo para dar paso marcial a Don Manolo. Llega, predice y da esplendor. El sueldo de un Panchito, más de un español, y siete u ocho becarios juntándolo todo, qué es, aparte de un placer que tirar por la borda camino del mismo destino que nuestros huevos. Todos uno, ellos son, aunque sean dos, mas Dios tres, arrojados al torrente vital con un ombre detrás. Hacemos del bajo instinto un caramelito. Siempre con los epidídimos cargados de amor. Vuestros ligres, os aman. Como la trucha al casco. Sí, that is. Ea. Es. Vaya.

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por R.B.B.E.
20 marzo , 2008

Que al final se rompe. Y oigan, que se jodan, que el muy buen espectáculo que pudimos ver –sí, lo vimos- durante los noventa minutos de juego no compensó, en absoluto, el bochornoso espectáculo que se dio en los diez minutos posteriores al pitido final, y no estamos hablando precisamente de la tangana. Anda y a la fuente del Paco, el Tato, el Chacho (en la foto, Cacho, Fermín, es lanzado a algo parecido a una fuente, os lo juro) o de lo que sea a llorar las penas, pero a llorarlas en silencio, que lo de gritar campeones, campeones, oe, oe, oe a los jugadores de un equipo que lo máximo que ha conseguido en noventa años de historia es, precisamente, palmar en las semifinales de la Copa contra el Getafe, ¡CONTRA EL GETAFE!, nos parecería una ironía digna de la RBBE si no fuera porque la gente se lo cantaba en serio. En serio. En fin. Es lo propio de los equipos pequeños y del Liverpool; las aficiones de los equipos grandes lo que suelen hacer es, o bien lanzar objetos al campo –con mayor o menor puntería, y esto, el tener puntería o no tenerla, es lo que caracterizó la pasada jornada de Liga, aunque tenerla (el Betis) o no tenerla (Barcelona y Madrid) haya tenido el mismo resultado: no ganar el partido- o bien largarse cinco minutos antes de que acabe el partido para evitarse el atasco posterior –y lo de largarse cinco minutos lo han visto estos ojitos que los gusanos se tienen que comer incluso en eliminatorias de la Champions que pendían de un hilo, pero lo primero es lo primero-. Centrándonos en lo estrictamente futbolístico, el Getafe hizo bueno el dicho popular de “Santander, ir, cagar y volver”. Fueron, jugaron el partido que les interesaba para pasmo de la afición local, sorprendida de que no aceptaran gustosos el papel de sumisa que en plena sesión de bondage regionalista les habían otorgado, y volvieron, seguramente en autobús. Estuve a un tris de ir a la camarera argentina del pub inglés donde paro (hay que joderse, un inglés contratando argentinos… imagino que no la pagará, o que la atizará en la trastienda, o que la sodomizará al finalizar la jornada, o algo, para honrar a los caídos en las Malvinas) a decirle que se le había enganchado el Fast Forward del vídeo y que si podía ponerlo a velocidad normal, que me estaba mareando. Pero no lo hice, sabiendo como sabía que el partido era en directo. Tan en directo y tan deprisa que parecía que Cristiano Ronaldo, que estaba en la tele de al lado torturando al Bolton de Iván Campo, jugara andando. Qué verticalidad, que agresividad, cuánto juego por las bandas, cuánta solidaridad… y apenas conocía el nombre de Munitis de entre todos los que correteaban con poca clase y mucho tesón por el campo. Fascinante, teniendo en cuenta que ches y culés lloraban su mala suerte el día del sorteo cuando, a decir verdad, tuvieron suerte, y mucha, de cruzarse los unos con los otros, cosa que les deja al albur de un golpe de fortuna a partido único para tocar pelo esta temporada, porque a dos partidos no les ganan ni a los unos ni a los otros. Un partidazo, oigan, todo muy viril. O casi todo, porque sancionado Kid Toño tuvo que ser Javi Casquero –ex cantabrón cuyo traspaso dejó cero euros en la caja del marido de la nieta de Franco y bregado en el Sevilla de Caparrós-, ayudado por Alvín –uruguayo, ¿hace falta añadir algo más?- el que rescatara el partido a mayor gloria de la heterosexualidad al convertir en gol(azo) una autolesión del central barcelonista Garay que casi se carga el espectáculo en nombre del malentendido fairplay y tener los cojonazos de celebrarlo con pasión. Un gesto que no fue suficientemente bien interpretado por la parroquia montañesa, que pese a unos tímidos silbidos y a algún que otro puño volador en la carrera por ganar el túnel de vestuarios, se volvió a concentrar en cantar esta versión rural del You’ll Never Walk Alone y en forzar, con su insistencia, a sus jugadores a salir a saludar al centro del campo, como si tuvieran conciencia de que van a tardar en verse de nuevo en una de estas y que mejor sacarle el máximo partido a la entrada, solicitando un bis. Si no fuera porque el Valencia tiene todo el derecho del mundo a pegarse un hostión con todas las de la ley –o sea, a perder una competición a partido único (y contra un equipo del extrarradio sin glamur alguno), no a irla regalando partido tras partido amortiguando el impacto como ha hecho con Liga y Champions- en la RBBE les daríamos ya el título al equipo madrileño –que como si fueran los ladrones de La Jungla de Cristal, la 3, creo, son la viva imagen de un ejército en busca de una nación, un equipo en busca de afición –y de paso, de ciudad– y ayer se granjearon al menos nuestra simpatía eterna y esperamos que la de todo nuestro pueblo- que ellos también tienen su fuente, que no se diga, y que, atención, no se rían, se llama la Cibelina (foto en el interior). Joder, hay que ser paleto. Y hablando de paletos, en el interior de esta entrada un repaso rápido de la actualidad futbolística (o de lo que era actualidad hace una semana) en las provincias españolas:

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por R.B.B.E.
15 marzo , 2008

No dirán que no se lo advertimos. El mundogay es insondable, y de su armario ropero de cuatro cuerpos va saliendo cada día más y más gente que se pretendía Ombre pero que, en la intimidad, igual se calzan una liga con puntilla, o una bolsa del Condis en la cabeza o miran, ¡entero!, un partido de un deporte que hemos aprendido que se conoce como baloncesto. La buena acogida de los artículos sobre este deporte de personas que visten camisetas imperio de colores y botan un balón naranja ¡con las manos! ha provocado que otros venzan la vergüenza y se expongan al escarnio público de nuestra selecta parroquia ofrenciéndose a contarnos como si fuéramos gilipollas cómo funcionan otros, digámosles también, deportes. Se sorprenderían, o mejor dicho, se irán sorprendiendo, de la amplia gama de parafilias que albergan sus compañeros comentaristas: desde el ajedrez a la halterofilia pasando por la segunda división del fútbol español, a cuál más raro. Lo de hoy quizá sea lo más raro de todo: carreras de coches. Sí, carreras de coches. Sin balón. No entre futbolistas mamaos después de una derrota de su equipo haciendo el chorras dándole zapatilla a sus Porsches por las avenidas más céntricas de las principales ciudades del mundo (Silva, Lardín, Adriano, Banega y tantos otros), no. Carreras entre personas que se entrenan para ello y cobran por hacerlo, con coches carísimos preparados por ingenieros que estudian para ello en unas instalaciones expresamente construidas para todo ello que escapan a la jurisdicción del Sheriff Pere Navarro. Alucinante. Claro que como íbamos a tener noticia nosotros de estos fenónemos marginales de extrarradio cuando las carreras las retransmiten bien de madrugada (y a esas horas no nos busquen precisamente delante de una tele) o bien los domingos al mediodía (hora en la que a los redactores de esta casa es mejor buscarnos en la cama). Que ya me dirán quién coño mira estas cosas, bah, que tendrá una audiencia pareja a Hijos de Babel. Por suerte o por desgracia, Javi sí lo conocía y está dispuesto a ser el corresponsal de la RBBE a lo largo de la temporada de Fórmula 1. Pero es que Javi es vasco, y en él concurren dos factores que justifican su, en principio, lamentable actitud y su elogiable ofrecimiento: a) los deportes tradicionales (levantamiento de piedras, partir troncos o el ultratenis industrial que practica el Athletic de Caparrós, que si no fuera por el detalle del césped se diferenciaría poco o nada del frontón en muchas de sus modalidades) ya no pueden ofrecer glorias a la exigente afición vasca, huérfana ya no de héroes, sino incluso de deportes, en mayúscula, y b) como es bien sabido, los vascos no follan -especialmente las vascas- y el espit tiene unos efectos devastadores, de manera que salir de parranda es tirar la noche y la salud y para eso, a determinadas edades, ya te quedas en casa. Y parece que esto de la Fórmula 1 es un poco mejor -sólo un poco- que la teletienda o Pueblo de Dios.

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por R.B.B.E.
14 marzo , 2008

Cuando uno trata de ganar dinero apostando, se tiende a buscar el punto (si es que existe) de equilibrio entre el riesgo y la seguridad. Se trata de apostar siendo valiente sin ser loco. También depende del dinero que te juegues, claro. Se puede ser loco cuando tienes poco que perder (hace poco me jugué 9 euros a que el Barça perdía en casa contra el Celtic 1-3. Perdí, pero si llega a darse habría ganado 1.882 euros) y mucho que ganar. Pero a medida que apuestas más dinero, has de ser más conservador porque tienes más que perder. A lo que no hay que llegar nunca es a tener tanto que perder y tan poco que ganar que no merezca la pena apostar y no darse cuenta. La semana pasada aposté por combinar una victoria madridista con un “no triunfo” del Barcelona. Debería haber sido más conservador y hacer la combinada Madrid-Español.- 1 / Barça-Villarreal.- X-2. Pero claro, esa apuesta se pagaba a dos y pico, no llegaba a tres euros por euro jugado. Si en lugar de jugar el X-2 del Nou Camp me lo jugaba a X fija, la cuota ya pasaba holgadamente de los cinco euros (concretamente jugando 20 euros se ganaban 113). Y, la verdad, incluir el “2” me parecía cubrirse demasiado. Yo creía que el Villarreal daría mucha guerra y contaba con que podría empatar. Pero ganar en el Nou Camp me parecía excesivo, incluso con la ausencia de Messi. Claro que lo de la ausencia de Messi ya lo sabía, lo que no sabía era lo de la ausencia de Henry (N. del E.: en la foto, acompañado de una amiga y, ambos, apenados por las pérdidas constantes de Don Manolo), que dicen que jugó pero yo no lo vi.

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por R.B.B.E.
10 marzo , 2008

Todo lo sucedido en esta jornada hay que explicarlo como si fuera el guión de Seven. O de Encuentros en la Tercera Fase. O Magnolia. O yo qué sé qué cosa. Lo importante es que sea trepidante, alocado, coral y mesiánico. Fíjate, tú que eres joven. Hoy, en Tegucigalpa, en la Comunidad Autónoma de Honduras, el Real España se ha puesto líder. ¿Cómo? Sólo podría ser de una forma. Acabando con la Vida. El Club Deportivo Vida quiero decir, al que ha derrotado por 3 a 1. Mientras, la izquierda abertzale y Le Pen han obtenido buenos resultados en las elecciones francesas. Los comunistas españoles han perdido su grupo parlamentario. Y, mientras a todos los partidos les bailan los escaños, dos formaciones permanecen impasibles. Son el símbolo más representativo de nuestro país. De nuestra raza. Son la esencia sempiterna de España. los caciques católicos rurales: CiU y PNV, quienes, pase lo que pase, mantienen sus escaños. Siempre están ahí. Pero porque hay un equilibrio cósmico del universo. En otros países, los individuos de su ralea litigan con la urbe hasta fenecer. En España no. El otro día me contó un mexicano que conocí por ahí de francachela que Madrid era la única capital europea donde los paletos son los naturales. Qué gran verdad. Y qué orgullo. Mantenernos puros. El cosmopolitismo sólo sirve para que proliferen artistas. Por cada uno bueno hay mil malos. De esos mil, el noventa por ciento son gilipollas. Se está mejor de paletos. No es nada en contra de la cultura, pero el arte sólo vale cuando no hay fiesta. En España con los niveles de alcoholismo que hay no hacen falta artistas. En Utah, sí. Ahí el arte actúa como una ONG que reúne a la pobre gente normal para que pueda beber algo y hacer el tonto en exposiciones, simposios y mierdas de esas. Pero aquí todo está bien. Es tan perfecto que no necesita arte. El caso es que sólo comprendiendo esto, lo de los paletos españoles, no las tonterías de después, y su gran concentración en Madrid, puede uno entender con claridad la gran noticia de este fin de semana: doscientos goles de Raúl. Pronúnciese ‘Gaúl’ y vierta babas sobre su mentón. Sólo la mayor legión de paletos que jamás haya visto toda la humanidad reunida sobre un solo punto en el espacio puede admitir en su equipo de fútbol a tío que se mueve por el campo con exactamente el mismo look y orientación de Ortega Lara al ser liberado. Al final ha conseguido 200 goles. Y los que te rondaré morena. La madre del Rey (DEP) situada cuidadosamente su silla de ruedas en el punto de penalti durante cuatro temporadas titular indiscutible también hubiera hecho números similares. Aunque eso sí, muchos menos fueras de juego. Menos mal que no los pitan.

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por R.B.B.E.
7 marzo , 2008

Las últimas semanas había tocado ganar felicidad, esta semana ha tocado ganar dinero. Humildemente, creo que he acertado totalmente al jugarme la talegada completa en la combinada blaugradridista. Que ya estaba bien de perder dinero, cojones. Dadme un respiro… Además, que a mí me da igual. Yo lo que hago es ponerle precio a mi alegría. Si gana el Barça y pierde el Madrid, cien euros es un precio que pago gustoso (siempre y cuando, como es el caso, se trate de dinero ganado y que está en una cuenta a la que yo no he tenido que ingresar nada, que no es lo mismo soltar cien pavos sacándolos del bolsillo que tener unos números en la pantalla). Si por el contrario gana el Madrid y pierde el Barça, como ha ocurrido el fin de semana pasado, me cabreo pero gano 277 euros, y oye, parece que no pero uno se cabrea un poco menos. Yo sabía (más bien, pensaba) que era el día idóneo para ganar la apuesta, porque el Barça iba muy crecidito al Calderón contra un Atlético que estaba fatal, y el Madrid iba en plena crisis al campo de un equipo en alza. Y en esas circunstancias las cosas siempre salen al contrario de lo que parece. El Barcelona cumplió bastante bien con su papel, pero el Madrid me hizo sudar para que la apuesta cristalizara en ganancias. Gracias Agüero (N. del E.: En la imagen, Agüero, antes de recibir al Barcelona en el Calderón, visita a Don Manolo en la UVI y le promete que le sacará del apuro). Gracias Iturralde. Tomaos algo de mi parte.

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por R.B.B.E.
6 marzo , 2008

Vivimos una era extraña. Unos tiempos en los que uno se siente en no pocas ocasiones completamente contrariado. Fuera de lugar. Apartado a hostias por las nuevas generaciones. Arrastrando pesaroso valores caducos y arcaicos por el suelo que se llenan de arena y se les adhieren todos los papeles, residuos y mierdas de perro. Es normal quedarse patidifuso ante el noticiario. Uno ve que el Imperio, los EEUU, cuya última violación del derecho internacional ‘Irak gold line’ ha sido recibida brindando con cava por Carod Rovira, se debate entre dos pretendientes a las primarias del partido llamado a gobernar. ¿Se trata acaso de un tipo con mano dura frente a un candidato más pro derechos sociales? No. Se trata de un negro y de una tía. El Imperio tiene que elegir entre un moreno y una perra. ¿Qué es esto, una maldición bíblica? ¿No había para elegir, cuando menos, yo qué sé, un canario aunque solo fuera? Sentí algo parecido en el bus el otro día. Entró una chica con síndrome de down. Llevaba la carpeta forrada con Fran Perea y vestía minifalda y botas altas. Hablaba locuazmente con una persona mayor que iba con ella. Pensé que, joder, hoy día, educando como dios manda a un down –no como si fuera un hechizado- se consigue que no se diferencie más que en el físico de un adolescente de su edad. Entonces la mujer mayor se bajó. El bus continuó, llegamos a Comandante Franco. Subimos por Caídos de la División Azul. Y la down se sienta. Observo que lleva piercings. Y también, porque es ella quien se sube el niki, que tiene un tatuaje que empieza en el ombligo y sigue hacia abajo. Más abajo, más, y sigue, y sigue. Se sigue remangándo para contemplárselo y ello, lo que tenía que pasar, ocurre. Nos muestra a todos los viajeros tres dedos de pelo de coño. Alzo la vista, escandalizado, pero por la ventana se ven cosas peores: un VIPS, un Starbucks. Vuelvo los ojos adentro y ahí sigue el felpudo, en todo su esplendor, con la niña mirándose al detalle los caracolillos que se ha tatuado en el bajo vientre. Ya muestra el coño casi entero. La gente lo sabe. Por eso no mira. Silba. Todos tan contentos, pura rutina, el día a día, sin más ¿En qué mundo vivimos? Uno se siente fuera de todo. Como apartado. Es una sensación parecida a flotar. Esa cosa onírica como la de los ancianos de Amanece que no es poco. Pero afortunadamente, hay antídotos. Se puede curar. O por lo menos, paliar. El viernes me fui a la filmoteca. Cine Doré. Antes de entrar a mear, fuera del urinario, fichando, tres homosexuales en busca de cruising –ya célebre por La Noria de Telecinco, pero nunca tan bien tratado como en El Mundo hace cuatro meses donde se añadía, además, un mapa de Madrid con banderitas en los puntos más calientes-. Me digo, ah, el filmoambiente de siempre. Paso dentro, me siento y el que está delante se quita el jersey. Me llega, ah, el aroma de los mejores trenes expresos a Treblinka. Veo la película, Doctor Chance –“una destilación godardolynchiana”- y no me entero de una puta mierda. Ni aún hoy sé de qué va. Paisajes crepusculares, vale, lo entiendo; dandysmo punk, me lo puedo imaginar; pero ¿de qué cojones iba? Quién lo sabe. Pero esto es bueno. Es genial porque es lo de siempre. Es como tienen que ser las cosas. El espíritu de Zumalacárregui. Cuando dos hombres de hedionda axila se acarician mutuamente el glande con la punta de los dedos tras haber contemplado tres horas de epopeya fassbinderniana a la lírica dylanita en el Cine Doré, Zumalacárregui llora de alegría en el cielo. Por eso hizo la guerra. Por eso murieron cientos de miles de españoles y otros tantos fenecieron de hambre. Para que las cosas sean como tienen que ser donde tienen que ser, joder. Yo también me alegro cuando salgo del Cine Doré y sólo pienso en emborracharme rápidamente antes de que se acabe el día para no haberlo tirado miserablemente por el váter. Pero ojo. Una cosa es una y otra cosa es otra: ¿Implica todo el razonamiento anterior ser ultraconsevador? No. Rotundamente no. Ayer, en el Real Madrid Roma hubo varios detalles muy elocuentes a este respecto. Minuto veinte de la primera parte aprox. Aquilani recoge un rechace (que venía rebotado del palo de Casillas) y, a la futbolsalé, se aproxima a la frontal del área hasta encontrar un ángulo de tiro inmejorable con el que no perforó la meta del Madrid porque la vida es dura, aciaga y plena de sinsabores. ¿Nadie se lo impedía? No, pero uno lo intentaba -intentaba intentarlo, intentaba intentar hacer el intento-. Una especie de sabandija, mitad lamprea, mitad angelito regordete del portal de Belén, rodaba por el suelo tratando de quién sabe si ¿enredarse entre sus piernas? Se llama Salgado. Llevamos diez años disfrutando de él de esa guisa. Así como de Raúl González Blanco. Recibiendo los balones bombeados al área poniendo la cabeza y cerrando los ojos. Y para donde vaya, bien. Va dentro: es el mejor. Van fuera, como en la ida a pase de Robben y en tres o cuatro ocasiones ayer: pues a sumergirse en las profundidades abisales del asco. Van para el lado: son un pase ¡por qué no ha corrido Baptista! Van para atrás: vaya, no hay nadie en la frontal. Cuántos años viendo esto. ¿Hasta cuándo este eterno retorno? Una cosa es tradición y otra maldición. Que el guión cambie una letra por lo menos, aunque siempre sea el mismo final. Hasta el Día de la Marmota de Bill Murray era más variado. Aunque si hay algún cambio, ligera variación, es a peor. El año pasado contra el Bayern al menos al Madrid le remontaron, le anularon un gol y Cassano disfrutó de una ocasión clara ¡fuera de casa! La inmundicia de ayer dejó en evidencia a la institución. Con la victoria del año pasado en la Liga y el liderato, que puede ser efímero, en ésta, parece el típico señor sin bigote que la va montando en los bares a voces y luego en casa su mujer le tiene a raya. Como el Sevilla. Que tras ganar sus Huefas ha salido de la Champions –liga de Campeones, que es el plural de Campeón- como un títere que ya no hace ni sonreír a los niños. Cambio de ciclo en Nervión, veremos si llega Marcelino y la cosa vuelve por sus fueros, se da el Gran Salto Adelante profetizado por Delnidopla o se vuelve a la zona media de la tabla, la zona de las provincias, pujando por el agua, los ferrocarriles y un duodécimo puesto en la clasificación. El Barça bien, por ahora. Su realidad –trompazo- empieza con la vuelta en Mestalla. Lo mejor, la pérdida de Messi. No por él, sino por Puyol, que culpa a la prensa por presionar para alinearle, esto es, deja al staff técnico a la altura de José Luis Moreno guionizando Escenas de Matrimonio en el hospital antes de recibir el alta por la agresión sexual aquella. Para luego al día siguiente negar la mayor, decir lo contrario y afirmar que él no había dicho exactamente eso, es decir, reconocerse como mierdas caga blando y frío que a su vez trata a la audiencia como subnormales. Mes que un club. Yo digo que, de nuevo, este año, volvemos a ver una batalla por todo lo alto a ver quién es menos deleznable y, por tanto, campeón de España.

por R.B.B.E.
4 marzo , 2008

En los Estados Unidos, todo americano que se precie tiene un primo Larry. Los primos-Larry viven en pequeños pueblos de los estados centrales de la Unión, entre las Rocosas y los Apalaches, lejos, muy lejos, de los aristocráticos señores de los Trece Estados Fundadores y de los terriblemente cool habitantes del Pacífico. Los analistas políticos conservadores dicen que estos primos-Larry son la columna vertebral de USA, siguiendo el modelo de estado de granjeros propietarios de sus tierras que soñó Thomas Jefferson, y responsables en gran parte del poder republicano, para eterna sorpresa de los analistas políticos demócratas.

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por R.B.B.E.
3 marzo , 2008

Está que arde la Liga BBVA. Sporting y Real se están jugando un puesto de ascenso a cara de perro. Malo para los asturianos, que, empatados a puntos, aún tienen que viajar a Anoeta. Y se van a ir a tomar por el culo tres primeras: Albacete, Alavés y Las Palmas. ¿Son seres humanos los naturales de las islas canarias? No se sabe. Y mientras no se pronuncien los científicos, hay que señalar que perder al Albacete, aunque en su caída arrastre al Alavés (vasco, ETA, malo, caca, culo) no es bueno. No debe hundirse el combinado donde resucitó el panameño Rommel Fernández antes de morir estampando su coche contra el único árbol de la muy, pero que muy soleada localidad de Tinajeros. Una muerte romántica. Como palmar de frío en el Sahara. Eso sí, qué nombre más bello, Rommel, para un hombre con bigote. Y qué decir del costarricense Conejo, abigotado también. No pasa nada, tenemos a Conejo, era el cántico habitual de la grada del Queso Mecánico -unas siete u ocho personas, sólo dos por debajo de los setenta y ocho años de edad. Un portero humillado en los cromos de Italia 90, donde a las selecciones guarripeich, tipo Egipto o Emiratos Árabes, te las metían en una cara a dos jugadores por cromo. Ay, el Albacete, que también rescató de la miseria a Alejandro. Aquel excepcional lateral que, con la zamarra carmesí del Real Burgos, enmudeció al Camp Nou cierta tarde primaveral en la que Michel se despachaba al Zaragoza en el Bernabéu con dos tantos y parecía que la liga era, sin duda alguna, para el Madrid, quien luego escupió en el rostro de la Cibeles desde la mismísima Tenerife. ¿Eran humanos los canarios? Humanos del todo, quiero decir. Qui lo sa. En fin, en lo que es la liga de fútbol profesional de toda la vida, el Madrit ha dado un zarpazo al campeonato al más puro estilo del año pasado. Por un lado, el Barça se deja amilanar inexplicablemente. Hombre, se puede entender que Valdés no ha de ejecutar extraños palos del flameco, baile tan propio de su L´Hospitalet natal, cuando le chuten a puerta sin ángulo. Pero tampoco es que Pablo, Pablito, Pablete esté dando this año un recital precisamente. Véase por dónde entra el segundo tanto azulgrana y hacia dónde miran sus ojos y hacia dónde apuntan sus rodillas. Si tienes pis, Pablo, por qué no meas antes de saltar al campo. El caso es que, pese a la exhibición del futuro jugador del Real Madrid Club de Fútbol, Kun Agüero, el Barça parecía tonto. No sería de extrañar que jugase muy en su contra el partido que se vio obligado a hacer contra un correoso Valencia tres días antes. Siempre lo decimos, decide más el estado físico y el número de partidos en un mes que la basculación hipermancillada en zona. Y los blancos, ya know nigga: Victoria con ayuda arbitral. Pero no me parece un fuera de juego para echarse las manos a la cabeza. Rulo, probablemente uno de los jugadores más desequilibrantes de toda Etiopía y la Eritrea septentrional, salía de la posición incorrecta justo cuando se efectúa el pase y, coño, los linieres no son Dios. Sin embargo, el gol de Robinho, el primero que metió, el de la victoria, supone tal canto a la lluvia dorada que borra de un plumazo cualquier duda sobre el liderato de los blancos. Autoridad y calma, como cuando se mea. Sobre todo calma a la hora de matar. Como los mejores equipos del artífice de este Madrid, ni más ni menos que el alemán del sur, Fabio Capello. Por lo demás, se hunde el Zaragoza y revive el Dépor ante un Sevilla ensimismado por la Champions. Las declaraciones de Del Nido, no es por joder, pero encajan como el dirigible Hindenburg en la polla de Makelele en todos los prejuicios que tenemos de los Sevillanos los españoles cuya región entró en la CEE sin generar ataques agudos de risa. Todos a una, puta Osasuna, pasamos en el interior a inmortalizar la actualidad futbolística que no te dan ni los medios ni los blogs, la actualidad errebebera. Viva Serbia, arriba España. 

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