Succession (HBO, 2018-2023)

(AVISO DE EXENCIÓN DE RESPONSABILIDAD: al parecer, algunos lectores no ven bien que en nuestras críticas desvelemos aspectos importantes de las series, lo cual les quitaría atractivo. Con independencia de que nos resulte un poco sorprendente que uno busque, en una buena crítica cultural, la exclusión de casi todo lo que tiene que ver con el producto y su sustitución por verborrea expuesta con suficiencia y que carece totalmente de contenido –es increíble, en este contexto, el daño efectuado por la crítica cinematográfica al cine-, como somos gente de bien les avisamos: aunque no se lo crean, la crítica de SUCCESSION desvela totalmente la trama de la serie “SUCCESSION”).

 

Desde que chapó Juego de Tronos, la HBO se quedó un poco huérfana. Intentaron llenar el hueco con Westworld, pero MEH: la idea de “un Juego de Tronos, pero con filosofía y PENSAMIENTO PROFUNDO” estaba condenada a fracasar, porque Juego de Tronos era lo menos profundo que había, ¡y por eso la veíamos! Por suerte, desde 2018 llevaba en marcha otro dramón, pero en Manhattan en vez de en Westeros, con personajes muy despreciables que no paran de traicionarse, aliarse, y traicionarse de nuevo. Y aunque el sexo y la sangre brillan por su ausencia (desde la primera escena, el fluido corporal favorito de la serie parece ser la orina), engancha. Si no es un Juego de Tronos con todas las letras, al menos es un juego de tronillos apañado, que ha aguantado sus temporadas y que aquí les vamos a espoilear a gusto para que puedan hacer como que la han visto. ¡LPD servicio público ha vuelto a hacerlo!

 

Desarrollo sucesorio, temporada 1

El núcleo duro de la serie son El Patriarca, Logan Roy, su emporio mediático llamado Waystar RoyCo, sus cuatro hijos, y los allegados (el hermano, la tercera esposa, un yerno, dos nueras, un sobrino-nieto, y un séquito de minions corporativos que crece y crece con cada temporada). Inspirados en la familia Murdoch, pero con los suficientes cambios para que no puedan demandarles. Estos personajes no paran de clavársela mutuamente con el mayor hijoputismo posible. Y tú, como simple mortal, te preguntas: ¿por qué? Porque para convertirte en millonario, todos sabemos que hay que ser un poco hijoputa. La gente maja, quitando a los que ganan el Euromillón, no se hace rica. Así que El Patriarca tiene, si no nuestra bendición, al menos nuestra comprensión: de no haber sido hijoputa, no sería El Patriarca sino quizás solo un pringado alcoholizado en un apartamento cochambroso en el piso 17 de una torre de apartamentos sociales en Glasgow. Que le compense a su alma ya es otra cosa.

Ahora bien: ¿y los demás, sobre todo los hijos? ¿Los que son millonarios porque ya nacieron con la cuchara de oro en la boca, o los que por boda o asociación han entrado en las altas esferas sin necesidad de pringarse ellos mismos? ¿Qué necesidad tienen ellos de entregarse al hijoputismo máximo? Porque la diferencia entre 200 y 2000 euros puede ser de vida o muerte para mucha gente, pero entre 200 millones y 2000 millones ya no te juegas la vida. Con 200 millones duermes igual de bien, probablemente incluso mejor, que con 2000. Quizás no puedas renovar el yate cada temporada, pero vas a poder vivir sin problemas y con mucho mindfulness en tu dúplex de 400 metros cuadrados con cinco baños y vistas a Central Park toda tu vida, sin tener que madrugar nunca por necesidad. Si pudiendo tener esta vida tan cómoda eliges hijoputismo, chico, hay una gran probabilidad de que seas una persona bastante tóxica.

 

“Familia y trastos viejos, pocos y lejos.”

 

Ya vemos que la familia Roy es lo más cercano que debe haber a la familia Borbón, donde la “Sucesión” también lo es todo, y donde el baile de las diversas ramas por atraer sobre si el dedo del Patriarca daría para una serie igual de apañada, pero claro, no hay huevos. Con todo, las familias siguen siendo familias. De hecho, toda su fuerza se deriva -en teoría- de ser una familia: “Ford no existe”, gusta de decir Logan, simplemente hay un conglomerado de intereses financieros al que, por ahorrarnos el aliento, llamamos “Ford”. ¡Pero las familias son reales! Así que los Roy mantienen la farsa y por ejemplo organizan enormes comidas de Acción de Gracias. Solo que en las familias “normales” para estas festividades suelen alternar, “este año toca con mis padres, que ya llevamos dos con los tuyos y no soporto al plasta de tu hermano”, pero aquí todos siempre van a comer con Logan, de cuyo favor todos viven tan bien; todos, además, trayendo siempre los mismos regalos para Logan –a su mujer, nada-, generalmente una mísera lata de jugo de grosellas “porque le gusta mucho”, o siete veces la misma biografía de Douglas MacArthur, que también era un poco hijoputa sin realmente necesitarlo.

 

¡Pero lo necesitaba AMERICA!

 

La primera temporada comienza con Logan jugando con todo el mundo, y de repente le da un ictus. Su hijo Kendall se hace cargo temporalmente, Logan se recupera y solo tiene desprecio por la “etapa Kendall”, Kendall se pica y usa el errático comportamiento de Logan para intentar cargárselo (pero con una moción de censura, aquí Juego de Tronos habría sacado ya los puñales) como director del emporio familiar… y falla, entre otras cosas porque su propio hermano se deja intimidar por “papito Logan”, y porque el hermano de Logan, que le odia (sí, todo son hermanos odiándose y ocasionalmente traicionándose), al final le apoya pese a todo. Derrota que la serie remarca con el uso de una canción sindicalista pata negra, “Which side are you on”, siguiendo la estela del uso del “Bella Ciao” en La Casa de Papel: cautivo y derrotado todo lo izquierdoso, sus símbolos y mensajes dan para un buen atrezzo. Un segundo intento de Kendall se cae al río y se ahoga del poco empaque, que el muchacho no tiene mucho autocontrol.

 

Desarrollo sucesorio, temporada 2

De este fracaso arranca la segunda temporada, con Kendall de perrito faldero de Logan, que solo le falta el pañal y el cartel “recién castrado, sean buenos con él”. Pero no importa, si algo no falta en la familia Roy son nuevas cabezas llenas de arrojo y ganas de comerse el mundo pisando a quien sea. Pero ocasionalmente se encuentran con gente que no se deja pisar… ¡porque también son ricos! De estos hay unos cuantos en la segunda temporada, porque Logan quiere comprarse el emporio mediático de la familia Pierce, pero los Pierce no quieren vender. En el siglo XVIII esto se habría resuelto casando a la hija con el heredero, pero la putamodernidad ya no lo permite (a cambio, las ovejas negras de ambas familias se juntan para meterse unas rayas, jugar con un helicóptero y echar un polvo), así que hay que ponerle buena cara y actuar como una familia normal, aunque el efecto no tiene nada que envidiar a un encuentro Lanister-Baratheon.

 

Casco Espartano -> Red Flag

 

Resulta que los Roy, vaya por donde, tienen una cadena algo derechista-populista, ATN, con un presentador que se casó en el Berghof (“es que pasábamos por ahí”), tiene un perrito llamado Blondy (“¡se escribe distinto!”), y lo de leerse el “Mein Kampf”, pues bueno, define leer, leer-leer como que no, obviamente, apenas lo ha ojeado (un par de veces). Pero no es nazi, eh. Y los Pierce son “progres”. Billonarios, pero progres (¡realmente indicativo de hasta donde hemos llegado que rechazar a admiradores de Adolf Hitler ya automáticamente te convierte en “progre”!). Así el amor es imposible, y Logan hace el ridículo más completo gritándole a otra ricachona que le deja plantado porque… ¡ella también es ricachona y puede hacerlo!

En la segunda temporada, además, se hace además público un escándalo que ya nos insinuaron en la primera (por la vía de poner a algunos personajes a destruir pruebas): en la sección de Parques y Cruceros, 20 años ha, había acoso sexual sistemático, pago de sobornos, y al menos un par de muertes encubiertas. Muertes indicadas en la documentación interna con el acrónimo NRPI -“no real person involved”- para indicar que no son ni empleados fijos ni clientes. ¿Y cómo se enfrentan los Roy a todo esto? Pues digámoslo así: la ética juega un papel insignificante en todo esto, todo es cubrirse las espaldas y buscar una salida, engañando, amenazando y manipulando lo que haga falta. La temporada termina con un “sacrificio de sangre”: hay que encontrar a un cabeza de turco en las altas esferas al que sacrificar ante la opinión pública, y todos, familiares y minions, bailan desesperados intentando evitar el dedo de Logan, que elije, BAYA, al perrito castrado de Kendall. Kendall parece acceder, pero “mira, te lo tengo que preguntar, si no fuera por todo lo otro, ¿habría sido yo?” Y Logan le explica que, mira, eres muy apañado, pero no eres un killer, y para ser el top dog hace falta ser un killer. A lo que Kendall replica con una rueda de prensa que la que quema todos los puentes.

 

Desarrollo sucesorio, temporada 3

Con eso queda inaugurada la tercera temporada: resulta que Kendall ha logrado poner las manos sobre algunas de las pruebas que atañen a Parques y Cruceros, y eso es material de primera. Y la gente alrededor de Logan se lo huele, así que el juego sigue, con un elenco si cabe más amplio aun intentando bailar en dos bodas a la vez. Aquí la serie ya deja de lado cualquier posible pretensión de crítica social y se vuelve full Falcon Crest, pero actualizada a los nuevos tiempos. Es decir, el cabronazo que va de bueno no se deja ver en la iglesia los domingos, sino que dice “fuck the patriarchy” ante los fotógrafos congregados delante del club nocturno/evento con catering del bueno.

En esta temporada el enfrentamiento entre Kendall y su papito llega ya a niveles de código penal, o, dicho de otra forma: con el FBI hemos topado, mi buen Sancho. Es interesante el choque entre esa burbuja de ultramillonarios y el “mundo real”, que ya analizamos en esta otra serie y que aquí es sin embargo más realista: a la hora de la verdad, los billonarios se cagan de miedo cuando aparece ante su puerta un agente de campo con su chaquetita con las iniciales “FBI” en amarillo a la espalda y su mísero salario de 82.915$. O al menos deciden que van a colaborar sin prohibir el paso. Eso sí: ipso facto sueltan los perros mediáticos para que le dejen claro al presidente de los Estados Unidos (apodado internamente como “la pasa moscatel” aunque nunca nombrado, pero se entiende que es un republicano y que ha ganado elecciones gracias al chapapote mediático de Waystar) que esto no se puede tolerar y constituye un ataque a la libertad de expresión.

En subsiguientes capítulos, además, nos regalan unas escenas que no sabes si reírte o esconderte en un armario. Resulta que los Roy, mientras les investiga la Fiscalía, se van a un pretencioso hotel en algún estado del Sur a una conferencia política conservadora cuyo objetivo es, básicamente, escoger al próximo presidente de Estados Unidos. Que sí, que hay un proceso de primarias y luego unas elecciones, claro, por supuesto – pero ninguno de los asistentes parece dudar de que la decisión real se está tomando en un hotel con decoración recargada imitada del siglo XIX, y que la decisión final la va a tomar Logan Roy, simplemente porque controla suficientes medios de comunicación para decantar la balanza a favor de su elegido. Y así, entre decorados de estuco y latas de Coca Cola, se decide el futuro de la democracia.

 

Y a pesar de todo, nos tememos que la realidad es similar – pero muchísimo más cutre.

 

Los candidatos más firmes son un conservador de vieja escuela (pero hispano), el actual vicepresidente (que no parece mala gente, pero tiene la mala costumbre de lamerse el labio, ¡y una vez que lo ves no puedes dejar de fijarte!), y un white nationalist de la alt-right. Cada uno de ellos con su promotor dentro de la familia Roy, cual si esto fuese la corte de un emperador romano, e intentando llamar la atención del Pastor de los Boomers. Y bueno, también está uno de los hijos de Roy, que directamente dice que se quiere presentar él, pero la serie todavía va cuatro años por detrás de la realidad y todos se ríen de él. El nazi, sin embargo, es el único que no le besa el culo a Logan, porque su base está en un montón de blogs y bots de Twitter. Y Logan, que se preocupa mucho por toda esa Nueva Tecnología que amenaza con comerle el terreno a su imperio de medios tradicionales, con impecable lógica dice “mira, si no puedes derrotarlos, únete a ellos (y además es el único que parece capaz de ganar)”.

La temporada culmina con otra boda de alto copete en un entorno indescriptible, y con los enésimos giros de guion que ya ni nos resultan creíbles, pero nos hacen gracia porque, hey-ho, aquí hemos venido precisamente a esto, que es lo mismo por lo que seguíamos viendo Juego de Tronos. Esta vez, los hermanos Roy se alían entre ellos – y el padre se la clava a todos juntos, gracias a oportunas traiciones de personajes que hasta ese momento eran secundarios encargados de la vis cómica, pero cuya hora de brillar ha llegado.

 

Desarrollo sucesorio, temporada 4

Con esto, saltamos a la cuarta temporada, unos meses más tarde: los hijos han decidido irse a Los Angeles a montarse un emporio alternativo, con un periódico de nueva creación como mascarón de proa, “The Hundred”, porque ahí van a escribir los cien tíos más importantes y listos del mundo, que somos la leche y creamos calidad. Como son tan ricachones, esto no pasa de ser un hobby caro incapaz de arruinarles, pero que ellos se toman Muy En Serio para demostrar que No Somos Parásitos, Nos Lo Curramos. Verlos “trabajar” en el lanzamiento de la cosa es la risión: parecen hablar con almohadillas. Unos imbéciles tirando de conexiones y de dinero, mascando y escupiendo palabras que suenen cool y trendy, con caprichos cambiantes y levantando/hundiendo proyectos de muchísimo dinero según les haya sentado la dronja de la noche anterior.

Pero el Juego de Tronos sigue, y deciden que van a enfrentarse a Papito Logan intentando levantarle la compra del emporio Pierce. La “compra” es básicamente dos grupos de personas alrededor de sendos teléfonos, tirándose números a la cara. Los números son el PIB de La Rioja, Kosovo, Mauritania o Kirguizistán, que estos niñatos manejan, no pensando en los millones de personas que con su trabajo le dan algún tipo de significado a ese monto, sino pensando “venga, un poquito más y jodemos a papito”. Cosa que logran, risas y aplausos, pagando muchísimo más de lo que vale.

Pero todo esto no es más que la preparación, el aperitivo, al Gran Evento, largamente esperado, pero no por ello menos sorprendente, cuando se produce el (anunciado ya en el título de la serie) Hecho Sucesorio: el Patriarca la palma, como todos nosotros. Y ale, a reposicionarse todo el mundo mientras se elige a un nuevo César para sustituir al César. Y mucho ojito, que no sabemos si a Augusto le va a suceder un Claudio, un Tiberio, un Calígula o un Nerón. Inicialmente los hijos deciden ir juntos en armonía, para asegurar la venta ventajosa de parte del emporio a Alexander Skarsgård (sí, el personaje tiene un nombre así como sueco, pero no me apetece buscarlo, si con “Skarsgård” nos entendemos, coño), que sin embargo se chotea de ellos, los llama “banda tributo de Logan Roy”, y quiere el pastel entero, incluyendo ATN. Que por un lado tampoco es demasiado rentable para lo que vale, pero que es la palanca para abrir las carteras, los votos, y los cerebros de los Boomers. Es decir, es una llave al poder.

 

TeleBoomer.

 

Los americanos llegan a Noruega pensando que esto va a ser pan comido, que esta gente pinta muy cuqui pero que son unos putos blandengues europeos mimados por un estado del bienestar y una sanidad universal que los convierte en ovejitas ante los lobos americanos. Por alguna razón, haberte criado entre algodones billonarios con un papá que contrataba elefantes para tu cumpleaños o a Pete Sampras para que te diera algunas clases de tenis, te va a convertir en un lobo estepario, sí señor. Y claro, Skarsgård se ralla con los inútiles de los Roy y empieza a desmontarlos, a ellos y a todo su entourage, con nuestro aplauso más entusiasta, que es que te entran ganas de proclamar ahí mismo los Estados Unidos de Europa con Skarsgård como presidente vitalicio.

La temporada, y la serie entera, culminan con varios picos. Primero, la noche electoral, con los epígonos de Logan decidiendo si otorgar la púrpura imperial a Fulano o Mengano (muchas de las frases de este episodio, se rumorea, son copia/pega de frases pronunciadas en FOX News la noche de las elecciones de 2016) según les viene bien para sus cosas. SORPRESA: elijen al nazi, porque el Roy nihilista es el más hábil intrigando, la Roy progre miente fatal, y al Roy rebelde sin causa solo le preocupa Lo Suyo. Segundo, el sepelio de Logan Roy, que adquiere empaque de funeral de estado, con varios discursos intentando analizar su figura. Y finalmente, el Gran Final, cuando entre todos los hijos, tras clavársela mutuamente, deciden ir juntos en comandita para recuperar El Legado De Nuestro Padre. Con juegodetronístico resultado.

 

Sucedientes y sucesores

Logan Roy: el patriarca del clan, nacido en Escocia hace 80 años en una familia pobre, que emigró a la tierra prometida y se abrió camino por sus vicisitudes hasta montar un verdadero imperio lúdico-mediático. ¿Dónde hemos visto esto? Pues en el Tío Gilito. Full Disclosure: cuando yo tenía diez añitos, el Tío Gilito era mi personaje favorito de Disney. Luego maduré y me di cuenta que en un mundo sin Dios ni reglas la única actitud éticamente presentable era tumbarse en una hamaca y molestar al mundo lo menos posible. Vamos, que el bueno era el Pato Donald. Otros no maduraron, y hoy invierten en criptomonedas, siguiendo probablemente los amables consejos de algún medio del emporio de Logan.

 

Logan Roy: la inspiración.

 

Logan, curiosamente (o no tanto), tiene unas opiniones muy alejadas de la mierda tóxica que venden sus medios (sin perjuicio de que “quería envenenar a Brezhnev y ahorcar a Mandela”), como considerar que Vietnam y todas las guerras de EEUU son puro negocio (aunque bien que las apoya cuando hay negocio para él), que Gran Bretaña es básicamente “una inmensa lavadora de dinero negro y un cuerpo decrépito que depende de carne fresca de inmigración para darle la vuelta en la cama”, o que los estadounidenses hace tiempo que dejaron de ser los gentiles gigantes capaces de cualquier cosa que se propusieran que él conoció al cruzar el charco en los 50, y ahora son unos yonkis agarrados del dinero o del yoga. En algún momento de lucidez igual reconoce que su emporio tiene su parte en esa evolución, pero en seguida sacaría el contraargumento definitivo: que esto lo ve la gente porque quiere. ¿Por qué no? Todos los grandes imperios se pudren por dentro antes de la Caída, y quizás así es como se manifiesta la podredumbre del Capitalismo Financiero Boomer: en el consumo de telebasura que les reasegura que son los mejores y que su posición social se debe a su esfuerzo y brillantez, y no a tres accidentes histórico-generacionales.

Sobre su imperio mediático, ¡resulta que al hombre no le gusta decirles a sus periodistas qué poner! ¡Les da libertad! De nuevo, esto es quizás más realista que la visión hiperprogre de una especie de consejo Iluminati/Club Bilderberg de gente con chistera y monóculo redactando los editoriales: se deja vía libre, se potencia lo que da audiencia, y solo se interviene para aplicar correcciones menores cuando lo demanda el balance de la empresa. Aunque bueno, cuando las lentejas están en juego y el FBI llama a la puerta, sí se le dice al locutor nazi que exprese alguna educada duda sobre el estado de salud del presidente republicano. Hoygan, ¡el nazi sigue siendo LIVRE de trabajar por siete cifras en una cadena con alcance continental, o por 50.000$ brutos al año en una radio local de Kentucky!

Como todos los patriarcas, Logan se considera imprescindible, y la “sucesión” en realidad no es más que una herramienta adicional para mantener su control, insinuando a unos y otros que sí, en serio, te he elegido a ti. Quien quiera ser el sucesor, está claro, tendrá que arrancarle la empresa de sus manos frías y muertas.

 

Ewan Roy: el hermano de Logan, otro ricachón pero que vive en Canadá, no usa nunca avión, come comida china barata y considera una cuestión de honor terminarse siempre el plato y no tirar nada. También estuvo en Vietnam “para luchar contra los comunistas y por la libertad” (aunque según Logan fue “para impresionar a una moza en el pueblo”), y desaprueba el uso completamente amoral que Logan hace de su imperio mediático. Paradójicamente (o no tanto, si consideramos al personaje como el Doppelgänger virtuoso de Logan), a pesar de que se fue a Vietnam a matar rojos, ahora apoya cosas como la lucha contra el cambio climático, es decir, la agenda de los rojos. Y acusa consecuentemente a Logan de ser “peor que Hitler” porque su descarado cortejo de los negacionistas (del cambio climático, pero que suponemos que se puede ampliar perfectamente a las vacunas, la contaminación, el despilfarro de recursos y todo el largo etcétera de cosas que defiende la Internacional de los Rancios, ya sea en Alabama, El Ejido o en la China Populista) va a retrasar tanto las inevitables medidas que morirán millones de personas.

 

Kendall Roy: el hereu, el hijo aparentemente elegido como sucesor al frente del imperio. ¿Y para qué quiere Kendall heredarlo todo? Pues por un enfermizo deseo de satisfacer/impresionar a su padre. Deseo que le arruina la vida y el matrimonio, tras pillarle su mujer esnifando coca en el iPad de los niños. Pero nada, el chaval erre que erre. Su problema con la coca le lleva a estar implicado en un deceso, escapando cual rata del luctuoso lugar, pero Daddy Logan lo descubre y encubre… y claro, desde este momento Kendall se convierte en el chico del café de su padre, con un síndrome de Estocolmo que te preguntas porqué no lo deja del todo y se va al campo a comer nueces y hablar con Dios.

Al final de la segunda temporada, es designado por su padre como el sacrificio de sangre rollo azteca para aplacar al implacable Dios de nuestra Posmodernidad: el populacho dándole al like. Kendall acepta mansamente, pero quiere saber: ¿podría haber sido él? ¿El que se lo llevara todo? Logan le explica que, mira, eres buen tío, competente y todo eso, pero no eres un killer, y a veces hace falta ser un killer. Total, que Kendall se queda con la copla… y usa la rueda de prensa diseñada para su harakiri para echar mierda sobre su padre y anunciar que es una mala persona y el responsable de todo. ¿No querías un killer, papito? Pues toma a Edipo Rey matando al padre y arrasando con Napalm los campos de Tebas. Aunque si conocen el mito sabrán que a Edipo la alegría no le dura demasiado. Same here: Kendall lo intenta, pero cuando le pide a Wambsgans que se pase a su lado, este lúcidamente le replica que “mira, desde que te conozco te han follado veinte veces por todos los orificios, en cambio a tu padre, incluso medio gagá y meándose encima, no se lo ha podido follar nadie”.

Encima, le ofrecen salirse con 2000 millones y olvidarse de todo. Usted y yo (salvo si usted es Amancio Ortega, claro) habríamos salido corriendo por la mitad de la pasta, para dedicarnos a leer (usted) y escribir (yo) artículos en LPD por siempre jamás, pero Kendall ha decidido que esa vida es demasiado aburrida, y persiste, lo que nos lleva a concluir que cualquier cosa que le pase, se la merece (que no le va a pasar nada, claro, porque es demasiado rico, la serie va esencialmente de eso, si eres rico NUNCA te pasa nada, las reglas no se te aplican – excepto al final del todo, cuando otros ricos de repente tienen “reparos morales” a nombrarle jefe).

 

“Reparos morales” del mismo tipo que de repente tuvo Pablo Casado, para entendernos.

 

Connor Roy: el hijo mayor, el único del primer matrimonio de Logan. Al principio, Connor parece el único candidato a “prefiero vivir tranquilo con 200 millones que luchar en una piscina de barro radioactivo por 2000”, ya que mayormente vive apartado del resto, en su rancho en Nuevo México con alguna novia cañón a la que dobla en años, y cultivando hobbies caros pero inofensivos, como coleccionar memorablia de Napoleón Bonaparte.

Así que –para compensar que no es un hijoputa redomado- convertimos al personaje en un capullo integral (que es algo muy distinto, ¡en serio!), emperrado en alguna cruzada política anti-gobierno-federal, o gritándoles a los empleados. Todo ello cruzado con delirios de grandeza, que se plasman en su deseo espontáneo de presentarse a presidente de los EEUU por el Partido Libertario. No obstante, los ideales tienen un precio, y se “ofrece” a renunciar a su carrera política a cambio de 100 millones de nada. Luego, lanzado al ruedo político, se muestra feliz porque las encuestas le dan un 1%, pero teme caer, y piensa que tiene que invertir 100 millones… solo para mantener ese 1% en las encuestas.

 

Su plan para atraerse al populacho: hacer su viaje de novios por los estados clave de las primarias.

 

Por otro lado, hay que tenerle algo de cariño (relativo, pero es que hablamos de los Roy) porque no va a cuchillo contra todo el que se le cruza y es coherente (quitando lo de rajar “contra las élites” desde un dúplex en Park Avenue que compra por 65 millones en un impulso sin meditar), o al menos tan simple como un niño, solo preocupado por sus aficiones y al que le da igual lo que piensen los demás: se enamora de una chavala más joven, algo que resulta sumamente escandaloso por el pasado de ella como “chica escort”, pero a él le da igual, y además vender tu cuerpo es una actividad perfectamente libertaria que él apoya a tope.

 

Roman Roy: toda saga que se precie necesita de un protagonista nihilista y psicópata al que todo le da igual y que solo quiere ver el mundo arder. En Batman, es el Joker, en Juego de Tronos era Ramsay Bolton, y aquí es Roman Roy, el tercer hijo de Logan. Un gamberro que cree que siempre podrá salirse con la suya gracias a la chequera de papaíto. Y efectivamente, casi siempre hay un abogado de la familia cerca para evitar que las cosas pasen a mayores o se filtren a la prensa (dicen que la escena del episodio piloto, en la que le promete un millón de dólares al hijo del jardinero si completa un home run para luego romper el cheque en su cara, es una anécdota real de Donald Trump). Casi parece natural que se haga cargo de la sección mediática del emporio familiar, con especial predilección por la televisión basura. Su incapacidad de asumir responsabilidades, por otra parte, tiene su equivalente en una extraña (no tan extraña si es resultado de abusos, como se insinúa) impotencia sexual: solo es capaz de excitarse si le humillan.

 

“No quiero ninguna niñera. Especialmente si no me la puedo follar.”

 

A finales de la segunda temporada, se va a Turquía a negociar un acuerdo y acaba retenido en un secuestro. Siendo como es un nihilista total, se lo toma con relativa filosofía y hace un buen papel, e incluso resulta maduro comparado con los demás, y se gana el ascenso a CEO. Hombre, algún talento innato para el mundo de los negocios sí tiene, pero su absoluta falta de seriedad le hace caer una y otra vez. Mi favorita: cuando estando al fin en la cima le quiere mandar una fotopolla a la consejera delegada y por error se la manda a su padre. Al final de la serie, sin embargo, parece el único capaz de decir sinceramente “en el fondo no somos nada, somos un chiste”, y dejarlo todo más o menos atrás.

 

Siobhan “Shiv” Roy: la única hija, hermana menor de Kendall y Roman, y hermanastra de Connor. Va de activista por la vida, y trabaja como asesora mediática de una senadora demócrata. Su trabajo consiste en oír las demandas mediáticas de la senadora y “recomendar” a los periodistas del grupo de su padre que las interioricen. Algo que, la verdad, podría hacer una regla en el Outlook, y que solo hace ella “porque tu apellido figura en el frontispicio del edificio”, como le tiene que decir la jefa de medios.

Shiv es lo más parecido a una progre en la familia, porque le gusta asesorar a políticos “progres” (en Estados Unidos, eso es cualquiera que no grite “¡Yipikajey, cabrones morenitos!” al tirar las bombas), ¡si incluso tiene un perro llamado Mondale! A mediados de la primera temporada se mete a asesora de Gil Eavis, un senador que ya es incluso “super-progre” (no queda claro porqué, salvo que dice que darle todos los medios de comunicación a un mismo hombre no es muy democrático, y que presumiblemente quiere algún tipo de sanidad pública). Sin embargo, en la segunda temporada Logan le ofrece a ella hacerse cargo del imperio, y vaya, resulta que a Shiv le sale el prurito ambicioso y se deja tentar. De paso, los guionistas aprovechan también para matar cualquier posible simpatía por ser mujer en un duro mundo de hombres: es Shiv la que se encarga de ir a ver a la testigo esencial del escándalo de abusos sexuales de la compañía, y le come el tarro hasta que se niega a declarar.

 

Feminismo y sororidad solo hasta que se toca la pasta, amics.

 

Pero, aunque no tiene la sociopatía de Roman, sí tiene un cierto problema de paciencia, y empieza a presionar para que se haga público que ella es la Sucesora. Y a Logan pues no le gusta ser presionado. Finalmente, se come con patatas el que su padre elija como presidente a un puto nazi, aunque exige “no salir junto a él en las fotos” (“pues tu en el lado opuesto, tu ganas Shiv, como siempre”).

La otra debilidad de Shiv es su novio/marido, Tom Wambsgans, un arribista que no llega ni a la caricatura de si mismo, y que no nos explicamos porqué Shiv está con él cuando hay tantos y tantos que le pegan mucho más. Finalmente, Wambsgans se la clava: al final era igual de hijoputa que sus hermanos. Momento en que Shiv inicia una separación. ¡Resulta que le quería por su inocente estupidez!

 

Tom Wambsgans: esto es, si no un hombre, al menos un nombre que podría figurar en Falcon Crest (aunque el personaje más similar en la cultura popular actual sería Jerry Smith). Novio de Shiv, lo que hace que la familia le encuentre un puestecito muy por encima de sus capacidades, dirigiendo la sección de Parques y Cruceros. Este, aparte de hijoputa, es tonto perdido, y cuesta ver si es más hijoputa o más tonto, que en su caso lo uno refuerza a lo otro y no es fácil medir. Al final de la primera temporada, Tom y Shiv se casan, en una boda de altísimo copete. Como los estadounidenses son salmones, que viajan por libre por el mundo entero pero para nacer, morir o desovar vuelven al mismo riachuelo que todos sus ancestros, la boda se celebra en Europa, en un castillo escocés (posteriormente la madre de Kendall, Roman y Shiv se casará de nuevo en una villa en la Toscana, con la alcaldesa y su fajín con la bandera de Italia haciendo los honores, pero en inglés, ni que estuviésemos atados a las leyes locales).

 

¡Qué maravilloso retorno al feudalismo nos está quedando!

 

De puro tonto, Wambsgans sirve de contrapunto cómico a los Roy, especialmente en conjunción con Greg Hirsch: dos paletos totalmente perdidos veintisiete pisos por encima de su nivel de competencia, pero que ahí siguen y se mantienen gracias a la familia y nada más. El capitalismo, que premia el talento o algo así. Aunque en el caso de Wambsgans, meterse en una familia que hace que un nido de víboras parezca acogedor y hygge ya denota talentos que no tenemos todos, como una cierta capacidad para el chantaje emocional a su mujer (quien en la misma noche de bodas le propone tener “una relación abierta”, ya hay que ser pringado, y encima él está encantado… porque cree que se pondrá las botas, y más bien es al revés). La relación que tienen ambos (basada según Tom en que “tengo una polla como una secuoya y follo fetén como un tren”) es malsana bordeando la toxicidad, pero es probablemente lo único a lo que Tom puede agarrarse, y como eso es demasiado poco para su autoestima, se agarra también a hacerle favores a Logan Roy, a ver si se gana el favor real. Hombre, algo le cae, sí, pero como a los pocos meses Logan palma, Wambsgans ahora se enfrenta al destino de los favoritos del anterior emperador: buscarte un padrino, o acabar en la arena del circo.

 

Greg Hirsch: los antiguos romanos eran unos filis putae de cuidado, y tenían grandes dichos al respecto. El mejor, quizás, sea quod licet iovi non licet bovi (“lo que le es lícito al Júpiter no lo es para los bueyes”). O en Román paladino: el que tiene el poder puede hacer lo que le pete, y el resto a joderse. Greg, la verdad, es el más “bovi” de todo el reparto: es nieto de Ewan Roy, pero los dos hermanos se odian a muerte y a ese lado de la familia nunca le cayó demasiado (donde “no demasiado” son apenas unos cientos de millones en vez de billones, pero que Ewan administra según la cartilla de la Cofradía del Puño Cerrado), de modo que Greg se ha tenido que ganar la vida en lo que los economistas llaman “trabajo no cualificado” (NOTA: no existen trabajos “no cualificados”, para llenar un contenedor de obra con paladas de arena también hay que estar preparado y muchos no lo estamos, la cháchara del “trabajo no cualificado” es solo una forma de justificar sueldos bajos para curros muy duros). Concretamente, como mascota en uno de los parques de su tío abuelo, de donde además le echan por fumarse un porrito. Se acerca a Nueva York por el cumpleaños de Logan, y casi de carambola acaba contratado en las oficinas centrales de esos mismos parques de atracciones. Greg, por supuesto, tampoco escapa al hijoputismo, pero en su caso, prácticamente salido del arroyo y con una madre entre alcohólica y ausente, sí nos resulta un poco más comprensible.

 

Como decía Terry Pratchett: “los pobres no son mejores personas que los ricos. Simplemente, son más pobres.”

 

También es cierto que cuanto más tiempo permanece junto a las víboras, más víbora se vuelve y menos justificación tiene para no coger de una vez la pasta acumulada y salir corriendo. Finalmente, su abuelo Ewan le dice “o dejas a estos cabrones, o te desheredo de los 250 millones que tengo”. Y Greg es tan tonto como para quedarse, también porque posteriormente su madre le asegura que “cinco millones te caen seguro”. Comentario que es recibido con risas por los Roy. ¡Cinco millones es una mierda, Greg! Demasiado para simplemente conformarte, demasiado poco para que trabaje por ti, serás el más afortunado de los miserables y el más miserable de los ricos, cinco millones son tan malos que mejor no tenerlos, en serio, Greg, estás jodido. Pero Greg ya está más iovi que bovi, y cuando le ofrecen vender su alma a cambio de la posibilidad de ascender en Waystar, dice que las almas son aburridas, quien necesita una.

 

Willa Ferreyra: la novia (y a final de la serie ya mujer) de Connor Roy. Trabajaba de chica escort, lo que de entrada ya la sitúa moralmente por encima de toda la recua de herederos y enchufados que pululan por la serie. Willa, por su parte, se encuentra en una situación un poco incómoda: por una parte, Connor se desvive por ella y le paga todos los caprichos, incluyendo producir una obra de teatro en Broadway (o quizás off-Broadway, no lo recuerdo, pero incluso esta costaría más de lo que usted y yo ganaremos juntos en esta vida y la siguiente). Es decir, que Willa se encuentra siendo ¡objeto de amor incondicional por parte de un Roy! Normal que se sienta incómoda, porque además Connor acompaña su amor con ideas bastante fijas sobre ambos, como vivir en un rancho en Nuevo México (que vale sus buenos milloncejos, pero que no deja de ser un puto rancho en mitad de ninguna parte y Willa es flor de asfalto), o engancharla para convertirla en First lady. Al final, Willa encuentra el equilibrio perfecto: que Connor sea nombrado embajador de los Estados Unidos en algún país de Europa del Este, mientras ella se queda en casita cuidando la lumbre y explorando el siempre trepidante mundillo artístico de la ciudad.

 

Gerri Kelman: la consejera delegada de Waystar. 20 años de leal servicio a Logan y su imperio mediático, aguantando las fotopollas que le manda Roman, pero ni eso la salva de las purgas loganianas. Se supone que viene a figurar como una especie de matriarca de Waystar RoyCo (reforzado porque encima es la madrina de Shiv), ya que las sucesivas esposas (y alguna amante) de Logan Roy son demasiado finolis para esta tarea. Se sabe los trucos y conoce a la gente, más o menos, pero falla en su papel de “madre”, pues los “hijos”, los hermanos Roy, son una panda de inútiles que no escucha. Al final, parece que será la única a la que respetará la nueva dirección.

 

Lukas Matsson: Alexander Skarsgård. Vale, al final lo he mirado. El CEO de GoJo, una empresa moderna y rompedora de streaming que quiere comprar Waystar RoyCo para redondear su cartera. El hombre tiene sus cosas (le cuenta a Shiv que a una chavala que le molaba le enviaba litros de su propia sangre – congelados, eso sí), pero ha montado su empresa básicamente él solito, lo que le gana a regañadientes la admiración de Logan Roy, que desespera de sus hijos y prefiere vender a Matsson porque mira, al menos no es imbécil perdido y se lo ha currado.

GoJo, como todas las empresas exitosas es un poco rollo secta tóxica, nos vamos todos juntos a un retiro de reflexión, aunque como buenos escandinavos, el retiro es más sauna+escalada+barbacoa+pinchar música electrónica que ejercicios espirituales. Pero a pesar de todo, nos dicen, la empresa es radicalmente meritocrática, y por ello los guionistas le han elegido como el ejecutor de toda esa recua de parásitos chupópteros incapaces que Logan Roy, a pesar de todos sus talentos, ha agrupado en torno a sí. Al final, el legado de un emperador incluye lo que pasa tras su reinado. Y aquí a Logan Roy le han hecho un desmontaje de su régimen que ni al Invicto Caudillo.

 

De izquierda a ultraderecha: Greg Hirsch, Shava Roy, Relleno de reparto 1, Marcia Roy, Relleno de reparto 2, 3 y 4, Willa Ferreyra, Logan Roy, Kendall Roy, Tom Wambsgans. I will not elaborate.

 

Análisis freudiano-marxista del mensaje

Pese a toda la pasta que han puesto en la producción (puesta, además, con el propósito explícito de dejar claro que han puesto MUCHA pasta: escenarios reales en todo el mundo, cientos de extras, banda sonora con ese toque “Hola, somos la filarmónica de Praga puesta de largo”, lujo del caro…), esto no deja de ser un folletín y sigue las reglas del folletín: generar tensión en los 5 minutos finales, resolverla en los 5 minutos iniciales del siguiente episodio, y rellenar el resto con melodrama. Por eso, la chicha realmente se concentra en los tres season finales y en el series finale, el resto es relleno. Un relleno muy vistoso, todo un retrato de nuestro tiempo, pero relleno al fin y al cabo. Como dijo alguno por ahí, “Succession” es el “Ciudadano Kane” de nuestro tiempo, un tiempo donde la frontera entre información verídica y entretenimiento se ha difuminado hasta límites nunca vistos.

Esto es una serie donde todos los que salen son, en mayor o menor medida (generalmente mayor), malas personas. Se escapan, por muy poco, Rava Roy (supongo que por eso desaparece por completo en la temporada dos) y algún niño menor de edad. Nihilistas billonarios que van por la vida pisando a cualquier persona, ley o convención que se les cruce en el camino. Unos sociópatas de guante blanco (yo oigo la banda sonora y tengo todo el rato la impresión de que va a empezar a sonar el Gangsta’s Paradise) nadando en el lujo, y que se mueven por el mundo de aquí para allá sin siquiera conducir su propio coche, simplemente salen a la calle y se suben a un SUV negro blindado que ya les espera en la puerta, o van al aeropuerto a montarse en el jet privado. Los minions que mantienen todo esto en marcha, que conducen sus coches o pilotan sus aviones o les sirven sus martinis a 200€ la copa, son no-personas, sin nombre y a veces incluso sin rostro, meros borrones en el fondo. El único que obtiene un nombre y entra en “igualdad humana” con los ricos, un camarero, acaba mal, por decirlo suavemente. Los Roy se creen que el mundo está a su servicio y hablan abiertamente de sus cosas delante del servicio, como sin poder creerse que mostrar su verdadero rostro ante gente a sueldo sea un problema, pero a la vez son incapaces de disfrutar realmente de esa enorme fortuna que los rodea, incomprensible para un humano normal y probablemente para ellos también, lo que no impide que la asuman como algo completamente natural. Todo lo que no sea desear fervientemente tres veces por episodio que se los cepille una célula anarco-eco-feminista es falsa consciencia.

Estos niñatos inmaduros lo tienen todo en la vida, pero como eso no les basta ansían algo más: el reconocimiento de la única persona que los puede poner en su sitio, es decir, su padre, al que todo lo deben. En el fondo, todos aspiran a la “sucesión” por eso, porque muy muy adentro saben que solo así pueden justificarse psicológicamente. Pero solo uno puede ser el sucesor, y por eso al final todo se descompone entre ellos. Los tres sufren de la necesidad de confirmación paterna, en Kendall es más obvio, pero a Roman y Shiv les pasa lo mismo, y muerto el padre solo la conquista del trono paterno puede dársela. Por eso al final caen todos en la tristeza, cuando cualquiera de nosotros pensaría “pero si la pasta la seguís teniendo, cabrones, que vuestras participaciones siguen ahí y encima os las pagarán por encima del valor real, que hay países soberanos en el mundo que manejan menos panoja que cada uno de vosotros, a qué vienen esas caras”.

Kendall, que en el fondo es un mierdas incapaz siquiera de suicidarse como le piden los últimos restos de decencia humana flotando en su interior (que es el final que yo me esperaba), es el que más lo exterioriza, hasta el punto de gritar “¡tengo que ser yo porque soy el varón mayor!” (que no lo es, ahí está Connor, que sin embargo se ha librado de la obsesión a costa de permanecer como un niño de 10 años incapaz de pensar más allá de su obsesión actual). Sí: no se cuantos títulos de Harvard, décadas en la élite económica y social del país más poderoso del mundo, y no tiene más argumento que la primogenitura masculina y “la continuación del linaje”. Si se preguntan ustedes porqué las monarquías siguen por ahí en países selectos, esta parece ser la razón: que los que nos mandan son unos Kendall Roy.

 

Hay una persona cuyos hijos biológicos tienen acceso directo a la Jefatura del Estado… ¡y de la que no sabemos cuántos hijos biológicos tiene!

 

Pero nada, al final OJO SPOILER resulta que el elegido, el sucesor, el nuevo capo di tutti capi, es… Tom Wambsgans. Curiosamente, sobre Wambsgans siempre ha habido una teoría de que era “el tapado”, basada en que es el único de los protas que no usa iPhone, pues Apple solo permite el uso de sus productos a protagonistas que no son “el malo” (aunque aquí resulta un poco absurda: ¡malos son todos, Wambsgans simplemente es el que triunfa!). Wambsgans llega al poder (bueno: a la dirección de ATN, bajo la égida de un inversor extranjero y bendecido por el puto nazi que llega a presidente porque Wambsgans estaba por ahí cuando ATN emitió un “creemos que los votos de Wisconsin son para el puto nazi”) gracias a su talento para arrimarse al sol que más calienta. Y puede que sea un mierdas como persona y como gestor, pero de abusos y servilismo sabe para impartir un doctorado. Él está ahí para darle influencia a Matsson y votos al puto nazi, y lo demás da igual, es su feudo. Así que habrá una buena purga de todos los que alguna vez se han reído de él, ponemos a Gerri Kelman para todo lo que exija un mínimo de inteligencia, y a vivir la vida. Con Shiv a su lado, que tras ser incapaz de matar al padre, ahora lo sustituye por su marido.

 

Valoración

Pese a todo lo anterior, ahí está la serie, cuatro temporadas, con altísimos niveles de audiencia, muy buena prensa, y montón de fanes totalmente entregados y debatiendo apasionadamente quién es su favorito y porqué merecía ganar. ¿Por qué es esto así? Pues, para empezar, porque está bien hecha, no intentan alargarla más allá de su pico, pasan cosas (aunque solo sea en los season finales, que la verdad es que son los únicos capítulos que logro recordar). Pero sobre todo porque amamos odiar a los ricos y famosos.

Probablemente es el mismo mecanismo que hace tan fascinante las seis mujeres de Enrique VIII,  el final del Imperio Angevino, y el que hace que los Borbones sigan reinando en España. Los Borbones, por si no se han leído los interesantísimos artículos de Guillermo sobre sus cónyuges, sus allegados, sus amantes, sus amigotes, sus negocios chungos, sus clases de yoga incluso (y paro ya, que Guillermo no va a saber si quiero lisonjearle o echarle encima a Fiscalía), son, como ya dijimos, una familia cuanto menos “peculiar”. Les “pasan cosas” (matar a un hermano, que te regalen un yate, dispararle a un familiar, traicionar a tu padre y todo su legado, hijos ilegítimos por doquier), como a los Roy, que lo cierto es que en todo mi entorno no le pasan a casi nadie, pero que a ellos les pasan todas a la vez. El último miembro presentable de la familia fue probablemente Carlos III (bueno, en realidad no), el resto, pues bueno, no es casualidad que de los nueve reyes posteriores apenas dos hayan logrado morir en España (uno de ellos, Alfonso XII, lo hizo tan joven -27 años, a esa tierna edad Preparado aún estaba cursando estudios- que no dio tiempo ni a echarle; y el otro es el peor rey de nuestra historia, Fernando VII). Y sin embargo ahí siguen, impasible el ademán. Tanto, que ya creo que nos equivocamos al interpretarlo en clave “siguen ahí pese a lo impresentables que son”: igual es que “siguen ahí precisamente por lo impresentables que son”. Si las personas en lo alto de la pirámide social son unos reconocidos pu**ros, lad**nes, f*x*s o similar y no pasa nada, uno no tiene que sentirse mal por serlo también, aunque a un nivel más bajo. Imagínense, figuras públicas que mediante un comportamiento virtuoso, sincero y transparente nos obligaran a elevar nuestros estándares y comportamientos, ¡qué horror! Pues mucho mejor verlos como lo que son, y así no tener que avergonzarnos de lo que somos, como parte de un discurso antipolítico de que “todos roban y todos mienten”. Un discurso que no es más que cínico mantenimiento del status quo y que en última instancia beneficia solo a los que más roban y más mienten, que por medios y posición suelen ser los Roy de la vida.

(Dicho todo esto, se preguntarán ustedes que porqué me he tragado cuatro temporadas como cuatro soles. Y la respuesta es, ¡que lo hice solo para que no tuviesen que hacerlo ustedes! ¡El Servicio Público no se hace solo, hay que hacerlo!)


Compartir:

  1. Comentario de lpdérrima (05/06/2023 08:40):

    Como dijo Andrés en su día por aquí hace muchos años respecto de otros productos, lacasitos. Es una serie divertida, pero un culebrón-telenovela familiar al uso, como Dallas, Dinastía, Falcon Crest o incluso Los Ricos también lloran. Que una puede ver y divertirse y pasárselo bien. Todas lo hemos hecho. Pero es impresionante hasta qué punto la falta de productos culturales dignos y de un público en las nuevas generaciones mínimamente exigente convierte lo que nosotras veíamos para pasar el rato y entretenernos en la alta cultura de nuestro tiempo… porque en el mainstream de la gente medio culta, por lo visto, ya no hay nada más que les ocupe. Y es lamentable, no por que la serie no esté divertida, sino porque no haya, a la vez, otras cosas que se hagan también populares y se consuman que tengan, no sé, un poquito más de fondo. Y hasta aquí mi comentario de señora que roza los cuarenta, fan de LPD y de que hayáis hablado siempre de estas cosas en tono gracioso, porque es sano verlas y divertirnos, pero que echa de menos que también nos contéis otras cosas.

  2. Comentario de Casio (05/06/2023 16:36):

    Yo la he disfrutado bastante la serie, la verdad. El retrato psicologico que hace de esta manada es sutil y no ahorra sordidez. Dicen que se han inspirado en la saga Murdoch, los propietarios de la Fox y de la miriada de periodicos- basura de UK que han contribuido al impresionante bazucazo en el pie que es el brexit. Recomiendo el documental sobre esta gente, los Murdoch que se puede ver en Filmin.Pensando en ello, echo de menos en la serie que se incida más en la influencia de los medios expendedores de mierda como estos en los avatares de la politica de Occidente en los ultimos años ( Trump, Brexit, Ayuso….) , porque estas familias que dominan los medios políticamente neutrales como que no son. Que nos van a contar a nosotros, que hasta el PerroSanxez por fin se ha dado cuenta de que eso de regalar las televisiones privadas a individuos como Berlusconi , los Lara o los fondos de inversión no fué la idea mas brillante de Zapatero, o que dejarse engañar por el PP en la renovación del Consejo de RTVE les puede costar más de lo que pensaban. Marginaron a los podemitas, sí, pero ahí siguen los editores de informativos de los telediarios nombrados en su momento por el PP. Y se nota. Hay que ser gilipollas.

  3. Comentario de emigrante (06/06/2023 11:34):

    Creo que se está sobrevalorando el papel de la prensa, es algo que suena eso de es que la seño me tiene manía. En España siempre se leyó poca prensa y se desconfía mucho de la información oficial. Lo dice alguien que vive en otro país y puede comparar. A quien más ha atacado la prensa de todos los colores es a Vox que siempre lo tildan de nazi para arriba y ahí lo tienes, en tercera posición y manteniendose.

    Y si la prensa ataca a los dirigentes de izquierda, como dice Lluis, es porque éstos se lo ponen muy fácil. Porque la ley del “solo sí es sí” no es que haya sido un tiro en el pie, es que lo a ha sido en la propia sien. Y el principal problema que tiene la coalición de Yolanda para cuajar tiene un nombre que es Irene y un apellido que es Montero.

  4. Comentario de delta (06/06/2023 13:16):

    Prensa, radio y tv. No me fastidie que ud. todavía cree eso que pone.
    Imaginese que no hubiera existido la ley del si es si. Todo lo demás de parte de los medios ha tenido el mismo tono.
    Es que le he leido alguna vez y me parece ud. medio sensato para andar a estas alturas pretendiendo algo de honestidad en el 90% de la prensa

  5. Comentario de emigrante (06/06/2023 14:38):

    Eh? mi no comprender, donde he dicho que defiendo la honestidad de la prensa? Tan solo mantengo que tiene menos relevancia de lo que se pretende. Precisamente cuando es de tan escasa calidad y se le ven las intenciones de lejos la gente le hace menos caso.

  6. Comentario de Casio (06/06/2023 16:33):

    La prensa escrita nacional, salvo El Pais y la Vanguardia, antigubernamental, las radios, excepto la SER lo mismo ( COPE. Onda Cero , Estado, Intereconomia, etc ) :Las TDTs,en Madrid, Esperanza Aguirre decide entregarselas a empresarios amigos (Intereconomia, actual El Toro) y la Iglesia (13Tv),los canales solicitados en su momento por PRISA y por las asociaciones de vecinos es denegado. De los gratuitos, una operación poltica-empresarial echa de 20 Minutos a Arsenio Escolar, que era demasiado progre, algo parecido ocurre con la agencia de noticias Europa Press , ya dandole cera al gobierno un dia sí y otro tambien. Con respecto a las televisiones qué decir de Antena 3, La Cuatro y Telecinco, con sus Ana Rosas, Grisos, Vicente Valleses, El Hormiguero dando caña cada noche, o el de la Nave del Misterio , que un dia te habla de ovnis y otro ataca al Ministerio de Igualdad , temas intimanente relacionados, como cualquiera puede entender. Con respecto a la Sexta, cumple las funciones de dar una de cal ( Wyoming) y trescientas de arena, con la presencia de individuos como el Ferreras ( es burdo, pero….) , Inda ( tertuliano fijo a pesar de varias condenas por su práctica “periodistica”) porque al fin y al cabo los progres tambien compran cosas de los anuncios y si quieres influir en ellos no puedes pretender que lo haga Vicente Vallés.

    Y luego pasemos a la televisión pública, en mi blog hay tres disecciones de telediarios donde se muestra de forma bastante evidente el sesgo antgubernamental de la sección de politica nacional, si bien desde la salida de Tornero es cierto que se han atemperado. Es más …sutil Lo de antes era un cante . Es lo que pasa por pactar con el PP la renovación del CGPJ a cambio de mantener editores del PP en los informativos. Que va el PP, te engaña y se rie en tu cara.
    Para no hablar de cosos como Telemadrid y demás emisoras regionales.

    Supongo que esta estrategia de copo de los medios por parte de la derecha, con la ayuda de empresarios afines ( ¿cuantos progres se pueden comprar un puesto en el Consejo de Administración de Atres Media o Mediaset?) es por puro afán coleccionista, pura casualidad, porque a la gente corriente, la que nos en informa en tres digitales y The Guardian, la que se acerca a la politica con desgana y sin dedicarle mas que el tiempo de votar, todas estos programas, medios, radios, periodicos de gran tirada no le influyen, claro….ya.
    por eso lo primero que hacen los indepes en Cataluña es hacer suyo TV3 como si fuera la ultima tabla del Titanic en medio del Atlantico, porque el control de los medios no es importante….

    Se ve que algunos tratan muy poco con gente del común.

  7. Comentario de Lluís (06/06/2023 18:37):

    #6

    Pues tiene gracia, porque los libeggales aún van diciendo que el PSOE está controlando la práctica totalidad de la prensa. Claro que visto desde la óptica de Federico, incluso el ABC debe ser un nido de bolcheviques.

    Aunque hay algunas grietas. No en los medios tradicionales en si, sino en el uso de Internet, donde cualquiera puede vender su basura de forma relativamente fácil. Cualquier cantamañanas puede hacerse un perfil de forma bastante económica, rodar su bazofia com medios caseros, subirla a la red y conseguir unos cuantos cientos de miles de seguidores, una audiencia que a día de hoy ya quisieran los editorialistas del País o el Mundo. Y ahí se puede meter la izquierda en las mismas condiciones que la derecha, y una parte significativa del personal, en particular los jóvenes, pasa más horas en twitter, instagram y cosas similares que leyendo prensa, aunque sea en versión digital.

  8. Comentario de Lalo (06/06/2023 18:54):

    Delicioso el comentario de Casio.

    Así q los indepes TV3, pero lleva negando años la generación y avivamiento del conflicto en Catalunya desde los medios y a nivel institucional, concluyendo que los catalanes son indeprs porq Espana es facha y muy rancia, y si usted pudiera también se independizaba. Su congruencia habitual no modula con los años.

    El ministerio de igualdad no ha necesitado a los medios para quemarse a lo bonzo, la chapuza de ley que hicieron, acusando, como no, a los jueces de ser fachas por no aplicar bien la ley, la ley trans, con más agujeros q un queso gruyère, las campañas continuas contra cualquiera q osara a alzar mínimamente la voz, fachas también , y la inerranable Pam con sus boutades día sí y día también, como la última abogando por una cuota de obesidad en el congreso, pero esto es responsabilidad de los medios, que son muy fachas, que lo son, pero esto ha sido un suicidio, les han dado el arma cargada, se la han puesto en la sien y han empujado el dedo que la prensa tenía en el gatillo.

    #fachapobres #ballroom

    Ahora lo fundamental es que la consorte entre en listas, que a pesar de haber heredado, hay que pagar el tren de vida. Irene, lo desconocia, pero pablo no deja de ser un hijo de la clase media alta, y de ahí sus luchas y proyectos, y por ende su electorado actual, pijos y clase media aspiraciknal con conciencia posmo. Han sido desde hace años una parodia y han devenido en caricatura grotesca. Entre antes desaparezcan, antes se podrá articular, con mucha suerte, un remedio de izquierda, lo llevo advirtiendo desde hace años.

  9. Comentario de Casio (06/06/2023 20:41):

    Hombre, Lluis, a ver si nos vamos a creer que tuiter o twitch en España representa algo, que luego llegan las elecciones y hay sorpresas, y no solo en el CIS. El currante medio ( y ya no digamos el jubilado medio…) ni tiene tuiter, ni surfea en foros, twitch, reddit …ni saben ni les interesa. Que la izquierda sea fuerte en esas reductos tiene poco impacto, lo vimos el domingo pasado.

  10. Comentario de Lluís (07/06/2023 20:29):

    #9

    Ya sé que muchos pasan del twitter o lo que sea, pero hace 25 años nada de eso existía y El País o El Mundo venderían 5 veces más ejemplares que ahora. Una calamidad se pone a hacer tonterías en las redes y consigue cientos de miles de seguidores, de esos que en su vida comprarán un periódico.

    La izquierda podría probar haciendo otras cosas. Yo no tengo nada en contra del ministerio de Igualdad, más allá de que un/a chimpancé está más capacitado/a para ejercer la secretaría de estado de ese ministerio que la señora Rodriguez. Pero es que me habría gustado ver unas cuantas cosas más. Y estoy seguro que a muchos votantes de izquierda, también. Si al final se quedan en casa la culpa no es de Pablo Motos ni de Federico, sino de los propios dirigentes de izquierda, que cada vez que gobiernan defraudan a su parroquia.

  11. Comentario de emigrante (09/06/2023 12:08):

    A la espera de si Podemos desaparece o se integra en Sumar. Mientras tanto otros que tampoco estarán entre las papeletas son Ciudadanos, Foro Asturies, PRC, UPN, los de Teresa Rodríguez, los de Ceuta y alguno más. Nos está quedando un bipartidismo precioso.

  12. Comentario de Lluís (10/06/2023 08:12):

    #11

    Por lo pronto, parece que va a integrase en Sumar. La pregunta es hasta qué punto eso suma, en la izquierda hay mucho morro fino, en particular en la Hauténtica, y al final uno que igual si que votaría a Izquierda Unida se queda en casa porque no traga a Errjón. O un errejonista se pasa al PSOE porque no le gustan los “comunistas”. Y al final, lo que se gana evitando la fragmentación del voto puede que se pierda por los que dejan de votar.

    Hay que admitir que la derecha tiene menos escrúpulos con esas cosas, saben que les votarán con la nariz tapada pero les votarán.

  13. Comentario de Lisistrata (21/06/2023 08:39):

    Bien , en la verdadera izquierda integral ya han movido ficha. El tema inmortalizado aquí:

    https://s1.eestatic.com/2023/06/09/espana/politica/770184290_233852671_1706x960.jpg

    Y esto, pese a casio que no se entera de nada, lo han hecho sólitos.
    Por cierto de como trata el grupo prisa a sus empleados de forma progresista y tal ,a ver si te lo miras casio y empezamos a contactar con la realidad.

  14. Comentario de Lluís (23/06/2023 18:45):

    #13

    Saludos a Hernández Mancha. Y a Pablo Casado. O a Vidal Quadras, defenestrado para complacer a Pujol cuando necesitaban los votos de los 12 diputados de CiU.

  15. Comentario de Lisistrata (23/06/2023 21:49):

    Pues sí, el tema es que podemos se vendió como algo nuevo.
    Y a la hora de la verdad el que estorba para pillar poltrona fuera como en el PPSOE.
    La nueva política se ha hecho tan vieja como la otra.
    Luego echamos la culpa a los votantes, bueno si se tratan así entre compañeres, que narices les vamos a importar las personas que les votabamos.

Comentarios cerrados para esta entrada.