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Cultura

Con las manos limpias y las cuentas claras: así gestiona el PP las instituciones culturales

Estábamos el otro día en La Paella Rusa, tomándonos una horchata con fartons unos cuantos de los que escribimos en ella (la cosa requirió de cierta capacidad organizativa, amigo asesor del PPPV; ¡somos muchísimos!), y pensamos: “¿Y si analizamos el comportamiento de alguna de las instituciones valencianas durante la Era Camps, aprovechando que tenemos al PP agujereado como un queso gruyère y nos lo conocemos a fondo?”. Ello nos permitiría comprobar si todo ese rollo que se gasta el PP de eficacia, honradez y tal guarda algún parecido con la realidad.

Pero, claro, surgió la duda: ¿qué institución? Como teníamos muchas opciones y no sabíamos por cuál decantarnos, al final hicimos lo más sensato: contratamos a una atractiva señorita y le pedimos que extrajese una bola con la institución agraciada. Y la ganadora fue… ¡La Biblioteca Valenciana!

Momento en que Yénifer Selena extrae la bola de la Biblioteca Valenciana

Así que nos pusimos a ello: telefoneamos a un par de consellers, estuvimos un par de tardes con Jordi Sevilla aprendiendo los rudimentos necesarios, y he aquí el resultado. Pero, antes de comenzar, conviene precisar un par de cosas.

La primera, qué es la Biblioteca Valenciana. Se trata de una institución nacida en la etapa del PSPV con la idea de concentrar los fondos de diversas bibliotecas de la Comunitat, sobre todo los ligados específicamente con la historia, geografía, cultura,… locales. Para entendernos, se intentaba, teóricamente, hacer una especie de Biblioteca Nacional, pero en Valencia. Aunque nace legalmente en el año 1985, tarda muchísimo tiempo en hacerse realidad, y de hecho es Eduardo Zaplana, ya en su segundo mandato (1999-2003), quien inaugura la sede de San Miguel de Los Reyes (de hecho, y como consta en la prensa, Zaplana inauguró la Biblioteca Valenciana, al mejor estilo zaplanista, hasta en cuatro ocasiones distintas) y pone en marcha la institución, con José Luis Villacañas (prestigioso catedrático de filosofía) al frente. Villacañas consigue importantes donaciones para el catálogo de la Biblioteca, edita un montón de obras y colecciones, sobre todo del ámbito académico, y gasta a manos llenas.

En segundo lugar, cuando hablamos de la Biblioteca Valenciana en la era Camps, o de cualquier institución en la era Camps, es preciso tener en cuenta que las dos legislaturas de Camps no son en absoluto iguales. Hay un Camps I (2003-2007) que, por una parte, está asentándose en el trono y sufre -sobre todo al principio- la presencia constante y ominosa del zaplanismo, que controla varias consellerias (Gema Amor, Alicia de Miguel, Miguel Peralta); y, por otra, gasta a manos llenas y con despreocupación, continuando la línea marcada firmemente por Zaplana de grandes eventos y despilfarro glamouroso de baja estofa. Y hay un Camps II (2007-2011), que controla con mucha más claridad el partido (sobre todo a partir de 2008, cuando Zaplana abandona la política), pero que también tiene que hacer frente a dos problemas que, combinados, llevan al Consell a su lamentable parálisis durante casi toda la legislatura: la crisis económica, ante la cual la Comunitat Valenciana y su modelo de ladrillo – copazo era particularmente vulnerable, y el profundo impacto que tiene el caso Gürtel en el PPCV y, particularmente, en Camps.

I. Los años felices del zaplanismo residual (2003-2007)

Al llegar al poder, Camps se apoya en varios consellers; entre ellos, Esteban González Pons, que nombra a Vicente Navarro de Luján Director General del Libro y de la Biblioteca Valenciana, en sustitución del mencionado Villacañas. Navarro de Luján es profesor asociado de derecho, ex director del CEU San Pablo, adscrito a la facción democristiana del PP. Nombra a varios asesores de confianza, pero otros le vienen impuestos desde arriba, ya que el PP utiliza ese sitio tan raro de la Biblioteca Valenciana para colocar a “las señoras del PP”, familiares de la clase dirigente que está por ahí (y, en la mayor parte de los casos, ni está ni se le espera, pero sí cobra). El caso más notorio de todo ellos es el de Ana de Miguel Canuto, directora de publicaciones, que crea todo tipo de problemas con sus compañeros y con los autores que publican en la Biblioteca Valenciana, que tienen que ver en sus libros la sempiterna leyenda “Edición a cargo de Ana de Miguel Canuto” (piensen Ustedes que tuvo que copiar y pegar los originales para poder encuadernarlos). También monta esporádicamente congresillos a mayor gloria de los amigotes.

Navarro de Luján monta bastantes actividades y edita que da gusto. Pero encontramos dos problemas: Por un lado, a las actividades, organizadas en la sede de la Biblioteca, no va nunca nadie, así que a ellas (por ejemplo, a un espectáculo de teatro calderoniano) van los propios empleados de la Biblioteca, que en ocasiones se traen a familiares y amigos. Otra opción, el comodín de la llamada de Navarro de Luján, es llamar a las siempre dispuestas señoras de la Asociación de Amas de Casa «Tyrius», auténtico poder fáctico en la Comunidad Valenciana, que sazonaban las performances y espectáculos a los que asistían con comentarios de pura valencianía tan del gusto del PP: «Ai, xiqueta, quienes coses més rares que fa l’artista eixe».

Por otro lado, la Biblioteca se hincha a editar todo tipo de obras absurdas sobre “la nobleza valenciana”, trajes regionales, y cosas así. El folklore fallero va sustituyendo en el catálogo propio a las obras académicas de la época anterior. En cuanto al gasto, sigue disparándose con pólvora de rey, como antes.

Se gasta a mansalva, pero sin que el esfuerzo realizado tenga algún tipo de impacto o repercusión. Y es que los libros editados por la Biblioteca Valenciana sufren el mal endémico de las instituciones públicas: editan muy bien, pero distribuyen fatal. Como, además, hablamos de zaplanismo, no sólo se edita mucho, sino que se edita a lo grande, sin reparar en gastos. Luego las obras acaban en el sótano de la biblioteca, a la espera de que alguien finalmente las convierta en pasta de papel que sirva para editar nuevos libros de la Biblioteca Valenciana, que… El ciclo de la vida.

Tampoco le va mejor a los fondos existentes en la Biblioteca, algunos de los cuales desaparecen sin que se sepa muy bien por qué motivo: si alguien se los ha llevado o, sencillamente, se han perdido en el descontrol de fondos, colecciones y catálogos que se van acumulando. Lo peor, con todo, es el desinterés de los investigadores universitarios por ir a la sede de San Miguel de los Reyes, en lo que se supone que es una de las funciones primordiales de la Biblioteca: proveer a los investigadores de fuentes de difícil acceso y de un entorno apropiado para trabajar. Pero hasta ahí, en el quinto pino, no se acerca ni Dios.

La sala de estudio de la Biblioteca Valenciana, un día de mucho trajín

En resumen: se hacen cosas, aunque en muchas ocasiones sin demasiado tino. El descontrol y el despilfarro son bastante habituales, aunque no estruendosos. Pero sobre toda la institución planea una intrigante pregunta: ¿Para qué sirve, exactamente, la Biblioteca Valenciana? ¿Y para qué quiere utilizarla el PP?

En cualquier caso, sí que hay que reconocerle un mérito indudable a Navarro de Luján: tras muchos esfuerzos, logró quitarse de encima la horrenda estatua que Ripollés, reconocido escultor de guardia del PP, había colocado en la Biblioteca Valenciana, que en 2006 pasa a atormentar la vista y el gusto estético de los peatones y conductores de la plaza de Eduardo Boscá.

Pesadilla en Ripollés Street

II. El desierto campsista (2007-2011)

Nueva legislatura de Camps. El President nombra, en sustitución de Navarro de Luján, a Silvia Caballer Almela, una chica joven del grupo de González Pons, hábil como pocos, como ya se explicó en La Paella Rusa, para colocar a los suyos sin montar demasiado espectáculo. Y en este nombramiento aparece una de las tendencias más claras de la nueva política cultural del PPCV: nombrar para puestos directivos en materia cultural a gente que no tiene absolutamente ninguna formación para el puesto, pero que cuentan con una gran virtud: son del PP.

¿Recuerdan el show de Román de la Calle en el MUVIM? Rus nombró para sustituirle a nada más ni nada menos que el alcalde de Torrebaja (un pueblo del Rincón de Ademuz), del PP. Pues en la Biblioteca Valenciana, lo mismo. El primer Director General, José Luis Villacañas, es un catedrático de prestigio que se movía en el entorno del PP; el segundo, Navarro de Luján, pertenece a una familia del PP. También proviene de la Universidad. Aunque su empaque académico resulta sensiblemente menor, cuenta con experiencia previa (había sido Director General de Cultura en la etapa preautonómica). La nueva Directora General es diplomada en Informática por la UJI. Y punto. Su relación con el mundo de las bibliotecas, la edición, etc., es nula. Eso sí, acredita una fértil trayectoria de fidelidad a González Pons, desde su etapa en el Senado (cuando es contratada como asistente del Grupo Parlamentario del PP en el año 2000) hasta su periplo como conseller autonómico, donde Caballer entra en 2003 como Directora General de Archivos e Innovación Tecnológica de la conselleria de Educación. Ahí se encarga de desarrollar para la Administración autonómica el sistema operativo basado en Linux “Lliurex”, una buena idea que ha arrojado resultados hasta el momento dudosos. Y ahí, cabe suponer, realiza un curso acelerado de formación en gestión de bases de datos documentales y demás que la habilita para saltar a otra dirección general totalmente distinta en 2007, que es la que nos ocupa. En resumen, la evolución es clara: cada vez se coloca a gente menos preparada, menos formada (al menos, menos formada en el ámbito en el que se les coloca), pero más claramente “del PP”.

Incunables modernos en la Biblioteca Valenciana

Llega a la Biblioteca Valenciana y lo primero que hace es nombrar a un par de personas sin absolutamente ninguna experiencia en la materia como asesoras con mando en plaza, que para algo los partidos políticos han extendido y generalizado la figura del asesor -en teoría, especialista adjunto al político para ayudarle en la materia de su especialización- para luego colocar ahí a más gente del partido a la que no se ha logrado ubicar por la vía directa (las disputas en el PSPV al respecto, dado que tienen menos puestos para repartir, son legendarias).

Pero, una vez arreglado lo importante, llegan los problemas. En la Biblioteca Valenciana el ritmo de ediciones desciende alarmantemente. De hecho, el servicio de publicaciones, en la práctica, deja de trabajar. Las incorporaciones al catálogo de la Biblioteca por vía de donaciones y adquisiciones disminuyen de forma alarmante, en número y en importancia. Por otra parte, desde el momento en que llega Gürtel Caballer no tiene más remedio que prescindir de sus asesoras aúlicas. El dinero deja de aflorar y también se expulsa a algunas de las personas que estaban allí en comisión de servicios desde la época de Navarro de Luján. Por último, se sistematiza cada vez más el empleo de empresas externas para subcontratar a los trabajadores de la Biblioteca, lo que permite ahorrar costes (aunque hay una forma de ahorrar aún mejor: para el año que viene, directamente, no hay presupuestada ningún tipo de contratación).

La parálisis más absoluta se extiende en la Biblioteca, sólo paliada por la incesante actividad viajera de la Directora General, dedicada, como buena representante del nuevo PP a pie de calle forjado merced al esfuerzo de Carlos Fabra, a recorrerse la Comunidad Valenciana inaugurando todo tipo de saraos, en los que se codea con lo mejorcito del PPCV, como Ana Kringe, “Transfugueitor”, alcaldesa de Dénia; y por los cursillos de iniciación a la lectura que se montan a mayor gloria de eximios escritores como Ildefonso Falcones (autor de “La Catedral del Mar”, insigne bodrio), que es, como afirma la Directora General, “mi escritor favorito” (y, claro, por eso no deja de invitarle, que para algo Falcones es un escritor, o como quieran llamarle, en la órbita del PP). Ese es el nivelazo.

Ildefonso Falcones, el hombre que amenazó en 2009 con que, si el público se descargaba gratis sus libros de Internet, dejaría de escribir. ¡Cumple tus amenazas, Ildefonso!

Con lo que la duda que planteábamos al principio -¿para qué sirve la Biblioteca Valenciana?- prevalece con más fuerza que nunca. De hecho, cabría preguntarse: ¿sabe el PP para qué sirve una biblioteca, además de para colocar a gente del PP e invitar a sus amigotes?

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12 thoughts on “Con las manos limpias y las cuentas claras: así gestiona el PP las instituciones culturales

  1. SinanPacha

    Modélico ejemplo de cómo se ha gestionado la cultura por parte de los poderes públicos en la mayoría de las comunidades autónomas. El esquema, además, se repite paso por paso: «artistas» aúlicos, grandísimas infraestructuras mal planificadas y peor gestionadas. Ningún tipo de rendición de cuentas o planes estratégicos; una absoluta falta de horizontalidad en las programaciones…y todo ello lleva a que hemos perdido una oportunidad de oro en lo que a crear una infraestructura de servicios culturales digna de tal nombre en este país se refiere. Que desastre.

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  2. Senyor Garrofó

    Enhorabuena a Cuixa de Pollastre por el magnífico reportaje sobre cómo se ha gestionado la Biblioteca Valenciana. Sinceramente, a veces, cuando a uno le cuentan estas cosas así, no puede evitar pensar en qué están haciendo los medios de comunicación en este país.

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  4. Andrés Boix Palop

    ¡Qué bueno, Cuixa! Magistral. Me uno a la perplejidad aquí expresada respecto de lo que la sociedad y los medios de comunicación están haciendo frente a estos abusos. Es lamentable que sólo atendamos a lo que pueda pensar la Fiscalía sobre tantos y tantos temas. Da igual que ciertas cosas sean o no delito. Hay que contarlas y denunciarlas. Me alucina que no se haga. ¡Menos mal que está Cuixa de Pollastre!

    Plas, plas, plas.

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  5. Cuixa de pollastre Post author

    Muchas gracias. La verdad es que me he dejado algunas cosas en el tintero; algunas, porque no tengo confirmación de lo que me han contado, aunque varias personas dan fe de que es cierto. Otras, porque llevaba ya siete páginas de word y me parecía excesivo.

    Lo curioso es que lo que he comentado está hecho «desde fuera» de la institución (aunque sí he hablado con personas que pertenecen a ella), sin que pueda decirse que le he dedicado muchísimo tiempo; y la sensación que tengo es que acercándonos a cualquier institución, a la que sea, lo normal será que aparezcan este tipo de comportamientos y actuaciones. La gente que trabaja en estos sitios lo mira con una curiosa mezcla de indignación y resignación, de «total, lo que hagamos o digamos no cambiará nada». Y ahí estamos.

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  6. Mitrídates

    Home, i això en un lloc que relativament no mou massa pasta.

    Si ens acostàrem a l’IVAM o al Pius V i començàrem a parlar de quines obres estan disponibles, quines catalogades, quines exposades i quantes altres han acabat sense classificar i a cases particulars de càrrecs del PP. Especialment famosa és la història del Cor d’un monestir que suposadament té Consuelo Císcar a casa, i que era un regal a la Generalitat. Però clar, també és un terreny pantanós. Quasibé se li podria dedicar una miniserie com a Saddam: House of Rafael, amb tota la vida de Rafael i Consuelo. Però potser amb quatre o cinc capítols no n’hi hauria prou.

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  7. Pingback: El Imputado | La Paella Rusa

  8. F. Martin

    He de decir que me sumo a las felicitaciones. Y que poco más tengo que añadir. Desgraciadamente, todos somos más o menos conscientes, porque conocemos a gente en los aledaños de muy diversas entidades, de qué está pasando estos años aquí y de cómo se están haciendo las cosas.

    Es patético que mi partido calle cual puta, porque así tiene vía libre para hacer lo mismo allí donde manda (o cuando mande, si es que eso llega a pasar algún día). Me uno a la crítica a los medios de comunicación, que también callan. En este caso, la verdad, no sé por qué. ¿Simple incompetencia? ¿Vagancia? ¿Pocas ganas de trabajar?

    Y lo de la opinión pública, mejor no hablar. Aquí todo el mundo, parece, lo ve normal. Y piensa en cómo arrimarse a ver qué le puede caer. Así nos va.

    Más artículos como éste es lo que hace falta.

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  9. Safrà

    Soy un usuario habitual de la Biblioteca Valenciana. Me ha interesado mucho su artículo, Cuixa, pero he de manifestarle mi extrañeza ante la afirmación de que en esta Biblioteca hay «descontrol de los fondos, colecciones y catálogos». Mi opinión es que la Biblioteca como tal funciona excepcionalmente bien y que, además, siempre que he necesitado cualquier referencia me han atendido muy buenos profesionales.
    Es una simple observación a su excelente artículo. Entiendo que usted critica el desconocimiento del PP sobre lo que debe ser una biblioteca. Para empezar debería estar dirigida por alguien profesional.

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  10. Cuixa de pollastre Post author

    Muchas gracias por su comentario, Safrà. La verdad, es justamente esto una de las cosas que buscamos en este blog: que la gente que tiene una perspectiva de primera mano sobre las cosas que contamos aquí nos la cuente, para contrastar y para aportarnos lo que conocen.

    Lamento la confusión: ciertamente, mi intención en el artículo no era evaluar la calidad del trabajo que allí se hace por parte del personal de la biblioteca, que me consta es en líneas generales muy elevada; sino la gestión política, los criterios con los que se rige la institución desde el poder gubernativo. Lo que hace el PP con la Biblioteca Valenciana, para entendernos, y no lo que hacen sus trabajadores. Ellos bastante tendrán, me temo, con sortear la ausencia de criterio (o, lo que es peor, la pretensión de aplicar un criterio que no tenga nada que ver con el profesional) de los que les mandan.

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