“Breve historia de la Revolución Mexicana” – Francisco Martínez Hoyos

Igual que la cara es el espejo del alma, México es el espejo de España. Un país en el que vernos reflejados, para lo bueno, lo malo, y lo ridículo, desde hace ya 500 años. En este caso, con la revolución mexicana, el conflicto que dominó México entre 1910 y 1920.

Lo primero es que los mexicanos tienen mejor sentido del marketing que nosotros: en vez de llamar a su conflicto “Guerra Civil”, lo llamaron “Revolución Mexicana”, que queda como más chulo y menos divisivo, hasta el punto de que construyeron un Monumento donde están enterrados muy juntitos los protas de la misma, aunque en vida Venustiano Carranza (con respecto a los nombres de los protagonistas, México gana por varios cuerpos), Francisco Madero o Pancho Villa no podían ni verse y se combatieron a muerte. Es como si Adolfo Suárez hubiese construido un mausoleo donde enterrar juntos a Azaña, Franco, Sanjurjo, Largo Caballero, Calvo Sotelo y Durruti. Ya que hablamos de los protas: preguntados los soldados de la Revolución por qué ideales combatían, la mayoría se habría rascado un poco la cabeza para luego aclarar, “bueno, yo es que iba en la hueste de fulano y luchábamos todos por fulano, hasta que lo mataron y me pasé a mengano”. Lo que en Rusia fueron los soviets, aquí fueron los caudillos. Decía Octavio Paz que “la Revolución apenas tiene ideas; es un estallido de realidad”. Esta es una revolución de caudillos, hombres fuertes, jefes políticos, o cualquiera que sea su expresión favorita para lo que básicamente es un señor de la guerra venido a más.

 

Y si van a despreciar esa revolución por “políticamente inmadura”, recuerden que lo del caudillaje aquí terminó funcionando mucho mejor que el Programa Programa Programa.

 

La extraordinaria placidez del Porfiriato

La Revolución viene precedida por el Porfiriato, el periodo entre 1876 y 1910 donde los destinos de México los gobierna Porfirio Díaz. En 1876 México acababa de salir de un periodo un tanto convulso, como siempre que te visitan los franceses, y al principio se agradeció que Díaz trajera una cierta paz y orden (siendo más Cánovas del Castillo que Primo de Rivera o Franco). Pero Díaz pronto controló todos los resortes del poder, amañó elecciones con toda la cara del mundo, y se perpetuó en la presidencia. Como el periodo trajo también un importante crecimiento económico, si bien desigual, impulsado por los ferrocarriles, los mandamases estaban todos encantados, y para 1910 parecía imposible que aquello no fuese a ser eterno. “Poca política, mucha administración” era el lema. La inversión extranjera había sido el motor, y ahora los extranjeros controlaban sectores cada vez mayores de la economía, como los ferrocarriles o el petróleo. Pero el tiempo no pasa en balde, y Porfirio Díaz pensó que 80 años ya era una edad para empezar a preparar la jubilación, así que en una entrevista declaró que pensaba convocar unas elecciones en 1910 y que de ahí saldría su sucesor, y que serían totalmente libres porque claro, gracias a las bendiciones del Porfiriato ahora el pueblo ya estaba listo para la responsabilidad del poder político. Por supuesto, Díaz (y todo el mundo) creía que el sucesor saldría de dentro del régimen, donde había dos “familias”: los reyistas (liderados por Bernardo Reyes, el ministro de defensa), más populistas y con apoyo en el ejército, y los tecnócratas (liderados por Limantour, ministro de economía glorificado por lograr el gran tótem de los liberales, el superávit público), que eran llamados con sorna “los científicos”, por su pretensión de representar la razón pura en los asuntos de estado. Posteriormente estos científicos han cargado con el sambenito de tener la culpa de todo lo que pasó, pero, aunque sin duda algo de culpa tenían, muchos revolucionarios prefirieron culparles en exclusiva para así no tener que cargar contra Porfirio Díaz…. ¡porque muchos habían servido en su gobierno también!

Pero el anuncio de las elecciones libres llamó también a escena a la incipiente sociedad civil, una nueva y pujante clase media que quería mayor posibilidad de participación. Igual que en la Revolución Francesa, vaya, empezada por unos Letizios que tenían peticiones tan pequeñas y humildes que se caen de la mesa y se escacharran, pero que se fueron de madre ante la total falta de intransigencia del sistema. Al frente del letizismo azteca se puso un Albert Rivera de metro cuarenta y ocho, Francisco Ignacio Madero, “el apóstol de la democracia”, que se presentó a las elecciones con un programa de democratización, reforma, y prohibición de la reelección presidencial. Madero era pura casta, y su propia familia veía con malos ojos su implicación en política y además contra Don Porfirio (“es la carga de un microbio contra un elefante”, dijo su abuelo Evaristo – sí, el abuelo de Madero aún vivía, y eso que Madero tenía 37 años y era el último de 15 hijos), pero Madero suscitó una gran popularidad. Al principio, porque los porfiristas esperaban usarle para debilitar a Reyes, que se había distanciado de Porfirio Díaz. Cuando quisieron darse cuenta de que Madero estaba adelantando a todos, ya era tarde para poner la máquina en marcha. Momento en que Porfirio Díaz decidió que igual tampoco estaba México listo para la democracia, metió a Madero en la cárcel y amañó las elecciones para salir elegido una vez más.

 

Empieza la jarana

Madero escapó de la cárcel y se refugió en EE.UU., desde donde emitió el Plan de San Luis, básicamente una llamada a la insurrección armada contra un gobierno que, decía, había perdido toda legitimidad. Y además el manifiesto prometía “restituir las tierras arrebatadas a sus legítimos dueños”. Esta frasecita de marras conllevaba una calculada ambigüedad que igual a ustedes se les escapa, pero que iba a traer mucha tela. Resulta que en México había una clase terrateniente, descendiente de los criollos españoles, dueña de casi todo. Y como buenos señoritos de derechas, eso no les bastaba: ¡lo querían absolutamente todo! Así que se habían dedicado durante el Porfiriato a arrebatar tierras comunales y privadas a los indígenas y pequeños campesinos, con ayuda de un sistema judicial corrupto. Del 40% de la tierra en manos de comunidades rurales en el momento de la independencia, se había bajado a un 5% al final del Porfiriato, y mil personas controlaban dos tercios de la tierra cultivada, en la que trabajaban tres millones de personas. La cuestión de las tierras iba a ser una constante de todo el proceso revolucionario, y en este punto le ganó muchas simpatías a Madero. En todo el país surgieron revueltas en apoyo de su Plan, al frente de las cuales se situaron caudillos carismáticos. Uno de ellos fue Emiliano Zapata, uno de los más populares entonces y ahora, que sin embargo se limitó a hacer una revolución social (se le acusó de comunista aunque una vez le explicaron lo que era el comunismo y dijo que ni de coña iba a compartir la propiedad de su tierra) en el estado de Morelos, al sur de la capital, sin salir apenas de allí durante varios años. El otro fue Francisco “Pancho” Villa, que se hizo fuerte en los estados del norte, particularmente en Chihuahua, pegados al vecino estadounidense. Al contrario que Zapata, Villa subordinó la revolución social a la victoria en la guerra. En cierto modo, y salvando las enormes distancias, representan las filosofías de anarquistas y comunistas en la guerra civil española (y a ambos la jugada les salió mal; esto es parte del encanto de la Revolución Mexicana, que permitió probar ambas vías para ahorrarle futuras peleas doctrinales a la izquierda mexicana).

El caso es que todas estas revueltas dieron con el efecto deseado, y Porfirio Díaz dimitió y salió huyendo del país. El porfirismo admitió su derrota, y ofreció una transición pacífica… siempre que se respetasen sus propiedades. Y Madero, ese letizio, se dejó querer, y llegó a un pacto con ellos para encabezar juntos una modélica transición: a cambio de unas elecciones libres de verdad accedió a respetar el statu quo, las resoluciones judiciales del Porfiriato (incluyendo los expolios de las tierras indígenas), y renunciar a cualquier conato de revolución social. Y efectivamente, en noviembre de 1911 ganó y fue presidente, honrando escrupulosamente el acuerdo. Incluso, cumpliéndolo más allá de lo que decía la letra. Por ejemplo, dejando en su puesto a destacados porfiristas, como el general Victoriano Huerta, que ha quedado como el malo malísimo de la Revolución (pero por supuesto esto es porque perdió, de ganar aún habría gente diciendo que no se le pueden quitar calles porque both sides). La prensa, de repente libre de mordazas y censuras, empezó a criticar a Maduro con muchísima dureza; la de derechas porque quería un retorno al Porfiriato, la de izquierdas, por su traición a las promesas hechas para llegar al cargo. Zapata y otros desobedecieron a Madero y siguieron con sus expropiaciones, y Madero mandó al ejército para combatirlos, mientras unas cámaras legislativas llenas de porfiristas bloqueaban cualquier reforma que fuese demasiado lejos.

Finalmente, los porfiristas se rebelaron abiertamente, y en un golpe de estado en febrero de 1913, dirigido por Bernardo Reyes y un sobrino de Porfirio Díaz, intentaron recuperar el poder. Madero mandó a Victoriano Huerta contra ellos, y Huerta se dedicó a quemar aquellas tropas más leales a Madero en asaltos frontales absurdos, posteriormente pactó con los rebeldes y con los estadounidenses un gobierno para los señoritos y los intereses extranjeros (se firmó en la mismísima embajada), forzó la renuncia de Madero y su vicepresidente, los mandó asesinar acusándolos de haber intentado huir, y por último asumió personalmente el poder. Para darle una mínima patina legal a la traición, el que era presidente tras la muerte de Madero en apenas 45 minutos nombró a Huerta secretario de gobernación y luego dimitió, con lo que Huerta le sucedió de manera “legal” a la presidencia.

 

De la ley a la ley. Sí, es muy feo, pero Paracuellos de Guanajuato qué.

 

Al principio, el huertismo parecía firmemente asentado en el poder; incluso continuó con las reformas económicas de Madero. Así, ¡hasta se le unieron maderistas porque lo importante es el programa, no quien lo vaya a implementar! Por favor, no piensen en las desbandadas de cargos medios de C’s. Terratenientes y fuerzas armadas también estaban con él, así como la Iglesia: el Vaticano fue de los primeros en mandar un telegrama de felicitación (ni siquiera los EEUU llegaron a tanto). Con los disidentes, en cambio, desató una represión brutal.

En el entorno rural, el asesinato de Madero dio paso a una nueva ronda de revueltas en todas partes, lideradas en esta ocasión por un Albert Rivera 2.0, Venustiano Carranza. Carranza era del mismo palo que Madero, pero algo menos ingenuo sobre lo de pactar con los porfiristas. Su inestable coalición era la de los “constitucionalistas”, contra quienes las tropas federales de Huerta no lograron imponerse: al contrario que Franco, Porfirio Díaz había desconfiado de los militares y les había recortado donde había podido, promocionando la lealtad por encima del talento, y ahora se notaba (las FFAA de México, de todas formas, históricamente se han visto condicionadas porque los vecinos del sur eran demasiado débiles para constituir una amenaza, y contra el del norte ni siquiera un ejército el triple de grande habría podido hacer nada). A Huerta, por cierto, le compusieron los textos más conocidos del corrido “La Cucaracha”. Una torpeza diplomática llevó a la ocupación de Veracruz por parte de Estados Unidos, lo que hundió la reputación de Huerta. Todos los combatientes y facciones estaban de acuerdo en que “mira, una cosa es que nos matemos entre nosotros, y otra es dejar a los sucios anglos meterse en nuestro país.”

 

Los Victorianos Huertas de la madre patria, en cambio, son más flexibles con lo de tener a soldados extranjeros probando armamento contra civiles españoles.

 

Con la ocupación gringa en marcha, bastó la sangrienta derrota ante las tropas de Pancho Villa en Zacatecas (“les rompimos la madre”) para desmoronar completamente al ejército federal, y Huerta tuvo que salir corriendo. Su sucesor aguantó un mes antes de rendirse, y así Venustiano Carranza logró el poder (o al menos logró entrar en México DF y sentarse en el palacio presidencial). Su posterior intento de legitimar su gobierno fue torpedeado por Pancho Villa, que desconfiaba de él y que se creía legitimado para opinar, que para eso había ganado las victorias militares. Llegó a proponer, totalmente en serio, que él y Carranza debían quitarse la vida juntos como solución. Como Carranza como que no lo veía, la Convención de Aguascalientes eligió un gobierno alternativo, con Villa de jefe militar. Convencionalistas contra constitucionalistas (o villistas contra carrancistas), ya tenemos la siguiente fase del conflicto.

Como curiosidad, Carranza, como todo liberal decente del XIX (en España, los liberales decentes se extinguieron en 1874), era bastante anticlerical. Cosas de que la Iglesia, durante la guerra de independencia, en general había tomado partido por la Corona Española, y desde entonces los nacionalistas y liberales mexicanos la tienen un poco tomada con ella. Ponerse del lado de Huerta tampoco ayudó a los curas. La constitución carrancista de 1917 (con la provocadora formulación en el artículo 27, “las asociaciones religiosas denominadas iglesias”) iba a negar personalidad jurídica a la Iglesia, con lo que esta no podía poseer bienes raíces, y vetar toda participación política del clero (todo esto, un par de años después de la Revolución, iba a motivar las llamadas guerras cristeras). El caso es que Villa y Zapata, viendo aquí un enganche para amplias capas de la población, no le hicieron ascos a la religión como aglutinante. Villa por ello ha sido a menudo tachado de reaccionario. Ídem los zapatistas, que llevaban a la Virgen de Guadalupe como estandarte.

El enfrentamiento pareció beneficiar inicialmente a Pancho Villa y Emiliano Zapata, que en diciembre de 1914, Villa desde el norte y Zapata desde el sur, lograron tomar la capital y expulsar a Carranza. Allí, en el palacio presidencial, se produjo también el único encuentro personal entre ambos, que ha alcanzado proporciones míticas, pero al parecer fue un poco incómodo, con Villa haciéndose el jocoso e invitando a chupitos de coñac, y el abstemio Zapata no sabiendo qué hacer.

 

Villa en la silla presidencial (“¿Y por esto nos estamos todos matando?”), Zapata a su vera con su característico sombrero.

 

El ataque al Imperio

Pero Carranza reorganizó sus huestes, y logró recuperar el DF. Viendo que Zapata volvía a atrincherarse en Morelos, Carranza concentró sus esfuerzos en derrotar a Villa en un enfrentamiento que solo puede calificarse de guerra civil, y donde Villa perdió unas cuantas batallas por exceso de inconsciencia. La Primera Guerra Mundial ya estaba mostrando al mundo entero lo que significaba “guerra industrial”, pero Villa siguió lanzando a sus tropas contra ametralladoras bien pertrechadas. Su prestigio como general, inmenso hasta entonces, se erosionó rápidamente. Actuaba demasiadas veces guiado por impulsos y por ataques de ira, y ordenó frecuentemente ejecuciones arbitrarias. El carisma tiene un recorrido limitado, y el de Pancho Villa estaba llegando a sus límites en la lucha contra Carranza y los constitucionalistas.

Carranza, más hábil como político, se atrajo por ejemplo a los Batallones Rojos, unas milicias proletarias surgidas en las ciudades. Su contribución militar fue más bien reducida, pero enorme a nivel propagandístico. Al mismo tiempo, sacaba la Constitución de 1917, bastante progre para su tiempo y vigente hasta hoy (va una cena a que la de 1978 no llega a los 104 años), y que reconocía cosas como la intervención estatal en la economía, la jornada de ocho horas, redistribución de la riqueza, y la titularidad pública de los recursos naturales. Y para asegurarlo todo, una presidencia muy fuerte (aunque sin reelección), ocupada, vaya por donde, por Carranza.

Frustrado por sus derrotas, por un embargo estadounidense que le dejó casi sin munición, y con un traficante que le había timado, en 1916 Villa se dejó arrastrar a la locura de cruzar la frontera norte y atacar la localidad de Columbus, en Nuevo México. El ataque salió como uno espera que salga un ataque de cientos de bandoleros contra un pacífico poblado del Heartland estadounidense: los pacíficos pueblerinos sacan las armas automáticas calibre 12.7 mm con balas de punta hueca y cubierta ácida que les regalaron para la Primera Comunión, y causan un centenar de bajas por apenas una docena propias. Vamos, un fracaso enorme de Villa, respondido con otra invasión de México por los estadounidenses, que sin embargo fracasaron en capturarle. Villa acabó perdiendo el control sobre el estado de Chihuahua, y se vio reducido a liderar una mesnada de unos pocos cientos de hombres por las montañas. El “Centauro del Norte” acabó viviendo literalmente encima de un caballo. Ya era solo uno más de entre docenas de pequeñas guerrillas que asolaban el campo mexicano, pero sin capacidad realmente de tumbar al nuevo régimen constitucionalista (aun así, tampoco estaba el régimen para tirar cohetes; que Alemania pensase que podían usarlos contra EEUU rozaba el delirio).

Finalmente, fue el propio régimen constitucionalista el que inauguró la ronda final de violencia. Carranza había esquivado las minas más evidentes (metió los artículos anticlericales en la Constitución, pero no los aplicó), pero había un explosivo que no podía desactivar: la cuestión de su propia sucesión. Presentarse otra vez era inconstitucional, así que intentó hacer una “sucesión aznarista” nominando a un mindundi sin carisma, Ignacio Bonillas. Esto cabreó al que se consideraba con derecho a ser su sucesor, Álvaro Obregón, que siguiendo el guion ya establecido sacó manifiesto y avanzó sobre la capital. Viendo que el ejército y los gobernadores le abandonaban, Carranza huyó hacia Veracruz. Tuvo que dejar el ferrocarril y huir al monte, hasta que lo pillaron de noche y lo tirotearon, en la madrugada del 21 de mayo de 1920, fecha con la que muchos cierran la Revolución.

 

Valoración

La vida sigue, claro: Obregón logró ser presidente (y él ya aplicó los artículos anticlericales, lo que le valió las guerras cristeras y ser asesinado por un cristero), Félix Díaz y los últimos porfiristas marcharon al exilio (Porfirio había muerto en Paris y allí sigue enterrado, en cambio Alfonso XIII volvió en 1980; lo dicho, México nos da sopas con hondas), Pancho Villa fue indultado y volvió a su rancho (para ser asesinado en 1923, seguramente por orden de Obregón), Zapata ya había sido traicionado y asesinado en 1919 (por orden de Carranza). Como lo fueron los tres candidatos a las elecciones de 1928. Al año siguiente, Plutarco Elías Calles y otros fundan el Partido Nacional Revolucionario, antecesor del PRI, para meter un poco de calma y orden instrumentando un reparto del poder entre los distintos caudillos.

La Revolución devoró a sus hijos y revolvió el país entero de arriba abajo… pero, a la postre, tampoco cambió tanto. Siguió el desigual reparto de la tierra, siguió el capitalismo (esto y que fue una revolución protagonizada por los campesinos –los obreros industriales en general iban a lo suyo y pactaron con quien fuera ganando- hace que los marxistas la consideren poco más que una sublevación rural), y solo se cambió el régimen de los terratenientes por un régimen de partido único, que perduró 60 años con una mezcla muy sui generis de socialismo y liberalismo. El reparto de tierras, que lo hubo, se produjo mucho después, con el presidente Lázaro Cárdenas (yo lo cambio por diez ZP’s y veinte Vacíos de propina), que además de repartir 18 millones de hectáreas (200.000 había repartido Carranza, un millón Obregón) nacionalizó la industria del petróleo. Pero esto fue casi 20 años después de la Revolución, y aunque Cárdenas luchó en la misma, fue uno de los artífices de su valoración histórica actual, mandó construir el Monumento y encima está enterrado allí con Villa y Carranza, pues ya es otra historia. E incluso mucho después de Cárdenas seguirán estallando sublevaciones campesinas, la última por ahora la del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, frente a un PRI ya totalmente institucionalizado y cada vez más conservador, que sin embargo retóricamente continúa aferrado a la Revolución como su mito de origen: lo importante no son las elecciones libres, sino que el régimen continúe la labor de Madero, Zapata o Carranza. Pero el tiempo no pasa en balde, y el PRI empezó a perder elecciones y todo… pero aun así ha pervivido la Constitución de 1917, y la Revolución sigue ocupando un lugar de honor en la historia mexicana. Falseada hasta el extremo por los políticos de hoy en apoyo de sus agendas, seguramente, pero hoygan, en eso los mexicanos no están solos.


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  1. Comentario de Bellver (14/12/2021 14:57):

    Recuerdo un libro de Octavio Paz donde decía que Obregón fue el Julio César de la Revolución Mexicana y Calles el Augusto. Excelente resumen de ese barullo de bandos.

  2. Comentario de emigrante (14/12/2021 15:00):

    Muy bien explicado, como siempre. Los mexicanos es que celebran todos los centenarios a la vez: conquista, independencia, revolución.

    Efectivamente, los dos héroes más famosos de la Revolución, Villa y Zapata, eran como la noche y el día no podían ser más distintos. Villa era un bandido venido a más por toparse con la Revolución mientras estaba huído. Zapata era mucho más peligroso para el régimen, campesino de la selva del sur, tenía un verdadero programa político con su Plan de Ayala. El Centauro del Norte (Villa) es la imágen favorita de Hollywood de la revolucion mexicana porque es lo que los gringos alcanzan a ver al otro lado de la frontera. A Zapata ni se lo imaginan y solo el comunistorro de Elia Kazan se atrevió a llevarlo a la gran pantalla, aunque él también lo puso a caballo por los desiertos del norte.

    El verdadero nombre de Pancho Villa era Doroteo Arango. Francisco Villa era el nombre de su antecesor en la banda de forajidos. Doroteo asumió en mando y tomó su nombre, igual que el pirata Roberts en “La princesa prometida”. Doroteo, Victoriano, Porfirio, Venustiano… los mexicanos de la época es que bautizaban a los niños a mala leche.

    “durante la guerra de independencia, [la Iglesia] en general había tomado partido por la Corona Española, y desde entonces los nacionalistas y liberales mexicanos la tienen un poco tomada con ella” Bueno también los indígenas se pusieron de parte de España, hay que tener en cuenta que los líderes de la independencia eran masones y aunque se consideren deístas y partidarios de la libertad religiosa siempre mostraron especial animadversión contra el catolicismo. Aunque luego las disputas entre los yorkinos y los de rito escocés hicieron que solo consiguieran ponerse de acuerdo en elegir como padre de la patria a un cura católico. El padre Hidalgo en cambio se levantó contra los Bonaparte gritando viva el rey (Fernando) sin intención de proclamar ninguna independencia https://www.youtube.com/watch?v=xMp0ZKmK1sI

    Los Batallones Rojos: “Su contribución militar fue más bien reducida, pero enorme a nivel propagandístico” Los rojos siempre estamos igual, convenceréis pero no venceréis. Salvo excepcones como en Cuba.

  3. Comentario de el guru (14/12/2021 17:31):

    No tengo tan claro que el ataque de Villa a Columbo fuera un fracaso.

    Su intención era forzar la entrada de los USA en la guerra mexicana para
    1 forzar la posición de Carranza contra el apoyo de los yanquis y
    2 recobrar su popularidad entre los mexicanos

    objetivos cumplidos de largo.

  4. Comentario de Bellver (14/12/2021 18:06):

    Entre los oficiales de Pershing, que luego dirigió a las tropas norteamericans que participaron en la I Guerra Mundial, había un joven Patton, que eran teniente de caballería, si no recuerdo mal, que trató de capturar a Villa en un golpe de mano. No lo consiguió, pero si “eliminó” a un par de sus lugartenientes o guadaespaldas.

  5. Comentario de de ventre (15/12/2021 14:20):

    bueno, pero el libro está bien o mal? es que hace tiempo que me quiero leer algo sobre méxico y tal.

    j

  6. Comentario de emigrante (20/12/2021 11:21):

    Interrumpo este sopor para reclamar una porra para la España vaciada, subsección centro-norte. Con nocturnidad, digo navidad y alevosía se han convocado elecciones anticipadas a la Junta de Castilla y León. Preguntas al público:

    Logrará Mañueco la mayoría absoluta?

    Desaparecerá Cs del todo o quedará algún vestigio?

    Le dará Vox sorpasso al PSOE?

    Se independizará León?

    Se presentarán IU y UP de nuevo por separado? A alguien le importa?

    Qué papel jugará la candidatura de EV (España Vaciada)?

    Dicen que con este adelanto electoral ahora “semos” de facto comunidad histórica al igual que vascos, catalanes, gallegos y andaluces. Al contrario que el Madrid donde tendrán que repetir elecciones en dos años las del mes que viene valen para toda una legislatura de cuatro. Esto es debido a una modificación que se hizo del estatuto de autonomía en 2007. No sé, me imagino que ya se las ingeniarán para volver a meternos en el redil del régimen general. De momento la actual convocatoria será para nosotros solos y con suerte puede que salgan a la luz problemas propios de la comunidad no como en esa especie de ensayo de unas generales donde se eclipsan unas a otras.

  7. Comentario de Casio (20/12/2021 14:34):

    #6 La crueldad del PP con Ciudadanos solo tiene comparación con la de Logan Roy con Kendall. Lo peor que te puede pasar en la vida politica es lo que les ha pasado a los naranjitos, qué derroche inutil, qué cretinos. Van a ser interesantes los resultados en CyL:ganará el PP y gobernará con el apoyo de Vox, ya veremos si dentro o fuera del gobierno. Pero si crece el voto indepe leones y/o España Vaciada las perspectivas para el PP en el futuro se tornan negras. Fuera de Cataluña y Euskadi, y sin la profundidad estratégica que le daban los votos de la Castilla profunda…bff.

  8. Comentario de emigrante (20/12/2021 16:31):

    #7, siempre les quedará Galicia. Lo más triste es que el adelanto no obedece a razones de política interna sino al duelo que se traen en Madrid. Casado quiere una victoria contundente para restregarsela por la mascarilla a Ayuso.

    También a mí me da pena Igea, desde de distancia ideológica parece un señor bastante razonable. Se ha mostrado leal al gobierno y ha gestionado la pandemia de forma prudente. Se decía que en principio estaba inclinado a pactar con el PSOE por eso de la higiene política y también porque era la lista más votada. De nuevo por razones de política madrileña no le dejaron, ho hay más que ver la que se montó cuando a Valls se le ocurrió darle la alcaldía a Colau. Acaso pretendía Rivera dársela a los indepes? Lo mismo a la hora de pactar con Moncloa, ahí Ciudadanos selló su destino.

    El problema del PSOE de CyL es que es un partido demasiado progre para una región demasiado carca. Tudanca es más sanchista que Sánchez. En esta tierra deberían poner de candidato a un barón a la antigua usanza. Un Bono, un Ibarra, un Lambán o una Susi, alguien que compadree con la gente llana. Hasta a IU le funciona el truco en la alcaldía de Zamora.

    Los políticos de ambos partidos contemplan esta comunidad como mero trampolín para saltar a Madrid. Ya va siendo hora de mandarlos a todos allí y poner algo propio.

  9. Comentario de el guru (20/12/2021 17:36):

    #7 emigrante
    Igea es un señor razonable, del caso Perla Negra y las docenas de mierdas similares ya hablamos otro día

  10. Comentario de rogelio (21/12/2021 11:04):

    ‘’Los políticos de ambos partidos contemplan esta comunidad como mero trampolín para saltar a Madrid. Ya va siendo hora de mandarlos a todos allí y poner algo propio.
    ¡¡ Vaya un indepe. de Castilla- Leon¡¡. Asique por poner a lideres de su terruño (¿de Astorga quizás o, mejor aún, de su pueblo ? ) espera usted arreglar lo problemas de su región. Para su reflexión (¿lo hace?)y solo por curiosidad: no es justamente esa critica, la de querer poner lideres locales, la que usted hace de un modo virulento y desde hace millones de años a los indepes de Cataluña. ¿No sabe usted de lo que habla, no? Pero no para de hacerlo. Y una sugerencia más además de la una reflexión profunda y no la un de cuñado de cafetería: cámbiese el nick. Y mejor, para acabar de hundir el blog, póngase un nick similar a ‘’emigrante-cojo-sordo- vizco-jodido en general ‘’.

  11. Comentario de Lluís (21/12/2021 19:07):

    “Los políticos de ambos partidos contemplan esta comunidad
    como mero trampolín para saltar a Madrid”

    Lo curioso es que la mayoría de los barones regionales del PPSOE aspiran precisamente a eso, a hacer carrera en Madrid. Sean de CyL, Valencia, Cataluña o Euskadi. Creo que sobran dedos en la mano para contar las veces que doña Cayetana se ha dejado caer por Barcelona desde que salió elegida diputada por esa circnscripción.

    Curiosamente, elementos como Rodríguez Ibarra o Núñez Feijoo, que no se pasan la legislatura con las maletas preparadas por si les llaman para irse a Madrid (o por lo menos, lo disimulan muy bien) han sacado buenos resultados electorales, igual es que hay gente que valora esas cosas. Sin ir más lejos, habría sido bonito ver la cara que les quedó a los votantes del PP vasco hace unos años, cuando se perdió la oportunidad de tumbarle los presupuestos al PNV porque el señorito Mayor Oreja no llegó a tiempo a las votaciones, el día antes había tenido que ir a hacer no se sabe qué cosas a la sede del partido en Madrid, terminaría tarde y no le apeteció levantarse a las 6 para llegar a tiempo a Vitoria.

    Respecto a Cs, lo siento por ellos, pero desde los tiempos de Unió Valenciana todo el mundo sabe que los que más riesgo corren, con el PP, son sus aliados parlamentarios.

  12. Comentario de emigrante (23/12/2021 12:11):

    #10, no sabía que estuviera prohibido el regionalismo en Castilla. Tampoco veo contradicción entre denunciar el egoísmo y la hipocresía en las regiones ricas y privilegiadas y exigir solidaridad con las regiones necesitadas de verdad. Ni sé qué tiene que ver eso con el independentismo, antes se independizará Madrid que Castilla y León. Aquí no hay nacionalismo ni lo puede haber, la unidad de destino en lo universal es la provincia.

    Alguna razón de peso para que siga votando a la izquierda? Desde hace dos años tenemos una ministra de trabajo comunista, y la reforma laboral? Estamos trabajando en ello. La última ocurrencia del ministro de consumo, tan comunista como ella, es una huelga de juguetes. Supongo que la Barbie se siente oprimida, el osito de peluche está en peligro de extinción o las piezas del Lego quieren un convenio colectivo. Los trabajadores del sector deben estar preocupados no vaya a ser que con la campaña se anulen pedidos y reduzcan personal. Supongo que las políticas de género también son competencia suya no como el recibo de la luz (nótese la ironía).

    El la parte de la izquierda modereda, si hay una huelga feminista allí está el ministro de interior en primera fila sujetando la pancarta, pero si los trabajadores de Cádiz exigen que se cumpla el convenio (que se cumpla la ley, en definitiva) les mandamos una tanqueta. No sé, Rick…

    Es un poco como Podemos en sus comienzos, lo más ilusionanate no es lo que vayan a hacer sino la alarma que cunde entre la casta con la aparición de un nuevo jugador que puede comerles la tostada.

  13. Comentario de rogelio (23/12/2021 22:13):

    Bien, su respuesta ya es algo más reflexiva y eso ya es un paso adelante. Un poco de critica aunque sea dura siempre agudiza el intelecto de los debatientes y el musculo llamado cerebro coge un poco de tensión y profundiza en las ides dejando atrás su estado normal de letargo-dormido propio de charlas de cafetería..
    Como respuesta mía,espero que reflexiva también, le diré que coincido bastante en su diagnostico del problema pero no en la solución. Si, en cuanto al problema, es probable que sea cierto, tal como dice, que los habitantes de Castilla-Leona estén hasta el gorro de Madrid. Y que estén hasta el gorro de regiones ricas como Cataluña, etc..Pero a ese análisis se deben añadir estos dos hechos ciertos 1º Existen muchas más regiones que están hasta el gorro de la regiones ricas. Andalucia, Extremadura, Galicia, entre otras. ¿Que hacemos con ellas?. 2, No son las regiones ricas las que extraen plusvalía (beneficios, riquezas) a las regiones pobres. Eso solo lo hacen, solo ellos tienen la capaciad para hacerlo, las ELITES (económicas y políticas) de las regiones ricas. No son los obreros de Seat los que extraen rentas de los obreros de Astorga o de Linares. Son los grandes propietarios y sus políticos preferidos y sobornados los que lo hacen. ¿Lo entiende y lo sabe verdad?.
    Solución. No lo son los partidos de la izquierda parlamentaria. Cierto. Especialmente Podemos, un bluf terrible solo preocupado de falsos e irrelevantes problemas identitarios tal como el feminismo, etnias, supuestas actividades nocivas (juegos de azar, juguetes, etc..). Falsos problemas que no comprometen al Poder económico real pero que a ellos les da jugosos salarios públicos casi de por vida. Salarios y chalets en Galapagar, por supuesto.
    Solución del regionalismo. Peor todavía. Así solo va a conseguir colocar a las elites de León en el sitio de la elites de Madrid. El Regionalismo ya existió en siglos anteriores y no dio lugar a nigua mejora en ninguna región. El Independentismo es mas de lo mismo.
    En mi punto de vista, como solución real va usted que eliminar algo más que políticos corruptos, eliminar algo más que regiones ricas, va a tener que ELIMINAR LAS CLASES SOCIALES. Va a tener que eliminar la desigualdad económica entre TODOS los individuos del país. Y eso solo se llama socialismo, a día de hoy. Socialismo democrático para ser preciso.Y no se alcanza por via parlamentaria.

  14. Comentario de Lluís (28/12/2021 09:59):

    #13

    Del parlamentarismo se puede esperar lo que dé la mayoría en las urnas. El problema, ahora, no son tanto las élites, que van a lo suyo y son coheremtes, sino el obrero de la SEAT que va a defender sus pequeños privilegios (contrato fijo, horas extras pagadas a rajatabla, ilusión de jubilarse a los 63,…), que son migajas del pastel y cada vez son menores, pero en el momento en que la SEAT anuncie que en 4 meses cierran la planta ya será tarde, sobretodo porque los colegas de otras industrias no relacionadas se van a encoger de hombros. Además, cuando el comité de la SEAT se ponga a negociar el cierre, van a ir exclusivamente a lo suyo, el futuro de los externos, de la industria auxiliar que depende de ellos, de los transportistas autónomos, o de los que gestinan la cantina, no va a estar encima de la mesa. Y quien dice la SEAT, dice cualquier otra. Así nos va.

    Por otra parte, decirle que si las élites de Madrid se pelean con las regionales, y es una pelea de verdad, no de teatro, no es mala cosa, puede ser divertido e incluso se puede conseguir algo. ¿Se imagina en circunstancias normales al PDCAT negociando algo para intentar contentar a la CUP? Lo suyo sería mandarles la policía a registrarles la sede tres veces al mes. No será gran cosa, pero eso, en su día, ya impidió que Artur Mas privatizase sin más el Arnau de Vilanova, que es el hospital de referencia para casi toda la provincia de Lleida.

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