King Kong y Sopa de ganso

Denuncias octogenarias

Hace exactamente 80 años, el mundo se asomaba a la hecatombe. 1933 prometía sensaciones fuertes, con Adolf Hitler accediendo al poder y Estados Unidos iniciando su política del “New Deal” para remediar la profunda depresión económica a raíz del hundimiento de la Bolsa cuatro años antes. El espejismo que había supuesto la década de 1920 explotó de repente y todo ese sueño de desparrame, capitalismo y jolgorio se fue por el retrete y hubo que elegir entre uno de los dos caminos: fascismo europeo o socialismo rooseveltiano. Los años posteriores supusieron la consolidación del experimento y el encontronazo entre dos soluciones antagónicas que sólo pudieron dirimirse a garrotazo limpio. El caso es que el cine de ese año reflejaba a la perfección ese contexto tan delicado. Y nos fijaremos en dos películas, King Kong y Sopa de ganso, como ejemplo paradigmático de este reflejo.

Como nuestros medios de comunicación son muy dados a las efemérides, este año va a haber recuerdos nostálgicos para ambas películas, atendiendo a su significación en la historia del cine. Una significación que se ve con esos ojos, los de la nostalgia, para intentar diluir la relevancia que ambas películas tuvieron, no vaya a ser que alguien tenga alguna idea similar y empiece a hacer películas controvertidas en una época como la actual, en 2013, con una situación también sensible por una crisis económica sistémica a la que no se le ve solución de momento. El objetivo es crear una historia del cine dominada por criterios idiotas, como fijarnos en la interpretación de los actores o en la calidad de la fotografía y no en el verdadero sentido del cine como manifestación cultural: en su capacidad para hacernos pensar, para plantear preguntas incómodas.

Si nos alejamos de ese recital nostálgico, veremos que ambas películas plantean un cuestionamiento del capitalismo en toda regla. En Sopa de ganso, un caradura sin oficio ni beneficio, Rufus T. Firefly (Groucho Marx) es designado presidente del gobierno de un país. Su único mérito  radica en ser el candidato impuesto por el poder financiero, encarnado en la ricachona dama Mrs. Teasdale (Margaret Dumont). El país atraviesa una crisis económica galopante y lo único que se le ocurre a quienes manejan el cotarro es designar a un tío que dinamita las instituciones democráticas, se ríe de sus ministros y de los órganos de gobierno y monta una guerra contra un país extranjero como huida hacia adelante. Nada más proclamar la guerra, la población estalla de júbilo y celebra el acontecimiento. El desquiciado gobernante logra así su objetivo: someter a los ciudadanos a su antojo y presentar el mayor fracaso de la política (la guerra) como un triunfo personal y de su gestión.

 

 

Si el humor del absurdo es la herramienta usada por los hermanos Marx para denunciar los excesos de la clase política, en King Kong las vías de expresión son diferentes. La película empieza con un retrato de la depresión económica, con una mujer joven que tiene que robar comida para sobrevivir. Andando por la calle, se topa con un director de cine que decide llevársela a una isla remota para rodar una película. Pero el rodaje no es más que una excusa para las ínfulas colonialistas del cineasta, que emprende el viaje únicamente para conocer los misterios de un lugar desconocido. El enfrentamiento con la tribu que habita el lugar es total, y el resultado será secuestrar uno de los tesoros de la isla, un gorila gigante, con el interés de explotarlo comercialmente en Estados Unidos. Tras secuestrar al primate, lo encadenan y exhiben en teatros como una gran atracción de feria. Finalizada su explotación comercial, deciden matarlo.

 

 

Así, ni Sopa de ganso es una crítica de todos los sistemas políticos ni King Kong es una historia sobre la bella y la bestia. Ambas películas nos advierten de la deriva hacia el fascismo de las sociedades con un capitalismo desaforado, un asunto bien presente en 1933. No estamos ante piezas de museos despolitizadas sino ante obras que nos hablan de nuestro presente. Y tampoco estamos ante películas con un mensaje crítico general e indefinido, sino con uno bien concreto. La preocupación política estaba bien presente en los responsables de ambas películas, y así el humor absurdo de los Marx era, ante todo, un asunto de responsabilidad, de denuncia del avance del fascismo. En sus memorias escritas 30 años después, Harpo Marx, lo explicitaba de este modo:

Actuar en Sopa de ganso (…) fue el trabajo más difícil de mi vida. Es la única vez que puedo recordar que temí hacerlo realmente mal. El problema no eran las horas de trabajo, el guión, el director ni las caídas que tenía que soportar (…) El problema era Adolf Hitler. Sus discursos estaban siendo retransmitidos en Estados Unidos. Alguien tenía una radio en el plató y por dos veces suspendimos la filmación para oírle gritar (…) Amenazaba con ir más allá del boicot y revocar la ciudadanía a todos los judíos [los Marx eran judíos]. Nunca había conocido hasta entonces la emoción de la cólera pura: Estar tan furioso como para desear golpear a alguien a sangre fría. Muchas personas entre mis conocidos se escandalizaban de los escandalizado que yo estaba.

Son películas que influían en su contexto antes y que siguen hablándonos ahora. Winston Churchill veía la películas de los hermanos MArx durante la Segunda Guerra Mundial y King Kong era la película norteamericana favorita de Hitler. Recordar Sopa de ganso y King Kong 80 años después resulta desolador. Porque en 2013 da la sensación de que hemos aprendido poco, y que tampoco hemos aprendido a dialogar con las expresiones culturales que mejor nos retratan. Y mientras la reflexión cultural seria va desapareciendo de los medios de comunicación en beneficio de los boyeros sólo preocupados por hablar de lo mucho que follan, leen y comen, se hace más necesario seguir reflexionando sobre las películas que mejor definen la validez de un medio de expresión como el cine. No porque las películas sean bonitas o divertidas, sino porque nos alertan de la condición humana, destinada a cometer una y otra vez los mismos errores.

 


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  1. Comentario de EgoSum (08/03/2013 11:20):

    Se olvida de los comunistas. En 1933 la URSS por una parte se descojonaba de las dificultades de los capitalistas y por otra empezaba a prepararse con purgas para la inevitable guerra que el capitalista necesita para sobrevivir.

  2. Comentario de Ananas (08/03/2013 11:53):

    Muy buen artículo. Es curioso que Sopa de ganso en su momento fuera un fracaso desde el punto de vista económico. Yo soy optimista de que en este momento, se siguen produciendo películas que tratan de transmitir mensajes sobre la situación actual.

    Por otro lado al hilo del comentario anterior,sobre la dinámica comunismo-capitalismo, me resultó curioso leer en una entrevista a Jose Luis Sampedro que no se puede juzgar como un fracaso dado la presión que se sometió a paises que lo aplicaron (El boicot a Cuba como caso más significativo).
    Aunque después del final, dudo que se quiera volver a repetir el experimento en la mayoría de paises.

  3. Comentario de Borratxo i fí. (08/03/2013 12:55):

    En “Sopa de Ganso” hay muchos diálogos memorables, uno de ellos de total actualidad. El presidente Firefly (Groucho) presidiendo el Consejo de Ministros:
    -Hemos de buscar un tesorero.
    -Pero si nombró uno la semana pasada.
    -¡ESE ES EL QUE ESTOY BUSCANDO!
    Brutal…

  4. Comentario de Meteorito (08/03/2013 13:26):

    Sopa de Ganso es tan actual que, cuando Rafael Blasco la puso en una reunión del PP valenciano, parte de la concurrencia se marchó indignada. No porque les pareció mala, no, sino porque se sintieron aludidos. Tremendo.

    http://www.lasprovincias.es/v/20111101/politica/pelicula-blasco-irrita-20111101.html

  5. Comentario de JoJo (08/03/2013 15:07):

    #3. ¡Qué bueno! Recordemos que el que está buscando al Tesorero también es aficionado a los puros. Por otro lado, capitalismo desaforado=estallido de la burbuja=pobreza generalizada=fascismo. No hemos tardado ni 100 años en repetir la historia.

  6. Comentario de Eye (08/03/2013 15:32):

    Desde luego hace falta mucho genio para hacer algo como Sopa de Ganso. En realidad, con todo el buen cine que hay por ahí, es una pena que la televisión sólo retransmita bodrios y telenovelas.

  7. Comentario de Joanet (09/03/2013 01:04):

    Socialista Roosvelt en que té basas? El objetivo final del socialismo es eliminar todas las clases sociales, roosvelt solo ‘ayudo’ a algunos pobres, controlo los precios, intervención en la economia al estilo corporativista, no destruyo el sistema de clases, su politica economica era más bien fascista a la italiana ya que tampoco colectivizo todos los medios de producción.
    Además tinia los tics clásicos de los tiranos europeos, autoritario, racista (era demócrata sureño) y belicioso.

    Será que después de 30 años de PSOE post-histórico, se llama socialismo a cualquier cosa, un estado de bien estar en un sistema capitalista pagado por la economia productiva como el que hay en toda europa no es socialismo, es capitalismo con algunos servicios.

  8. Comentario de asertus (11/03/2013 09:30):

    Es cierto, Joanet, no es socialismo, no acabó en hambrunas en USA.

  9. Comentario de Eye (11/03/2013 14:58):

    Bueno, el Dust Bowl y la Depresión sí que mataron a bastante gente de hambre, pero ninguna de estas dos catástrofes pueden achacarse a Roosevelt.

  10. Comentario de Jiri (11/03/2013 17:13):

    #7 y si dos gays se casan, no es matrimonio, como mucho, unión, pareja de hecho o lo que sea. Socialismo pata-negra o nada, muerte a la III Internacional, dí que sí.

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