F.A.Q. Mundial 2010

Como Ustedes sabrán, ya es una tradición que LPD realice una impresionante cobertura de las fases finales de la Copa del Mundo de fútbol. Lo hicimos por primera vez en 2002, repetimos en 2006 e, incluso, masoquistas como somos, nos hemos metido entre pecho y espalda sendos especiales dedicados a las Eurocopas de 2000, 2004 y, cuando dejamos de hacelo, porque teníamos un mal pálpito (2008), pasó lo que pasó. Con la terrorífica consecuencia de que, sin cobertura de esta página ni mal rollito pesimista previo, la selección española ganó el título, como haciéndonos caso, pero dejando sin leit-motiv a los comentaristas deportivos españoles (que si el fracaso, que si los cuartos, que si una nueva decepción, que si Sara Carbonero está muy buena…) para los próximos años.

Por este motivo en 2010 repetimos cobertura con el Mundial de Sudáfrica, para tratar de impedir un nuevo accidente. Un país como éste, donde el victimismo es la pose en la que todos nos sentimos más cómodos, no soportaría bien un éxito deportivo adicional, que probablemente obligaría a provocar una bancarrota definitiva de nuestro sistema financiero, para compensar y poder criticar al Gobierno y a los agentes exteriores, ya sean árbitros o especuladores financieros, que nos masacran por envidia. LPD, por ello, por sentido de la responsabilidad, está dispuesta a poner todo de su parte para gafar al Equipo de Fútbol Anteriormente Conocido como “La Selección”. En cualquier caso, y ocurra lo que ocurra, no le echen la culpa a esta página. Aquí sólo cumplimos con nuestra obligación y hacemos lo que podemos. Pero la culpa, si España gana el Mundial, será suya, por haber votado a ZP, permitir que sea Ministro de Deportes y llevar al país a una quiebra que al copar espacios sociales de dramatismo y pesimismo deja abierta la posibilidad de que la selección de fútbol no se instale en ellos.

Por todo lo cual, tras haber redactado una completa Guía de seguimiento de los Mundiales y de su profundo sentido, con motivo de la Copa del Mundo de 2002; tras haber actualizado sus contenidos para dar cuenta de las más candentes cuestiones relativas a la competición de 2006, allá va nuestro ya habitual

FAQ LPD MUNDIAL 2010:

LA COPA DEL MUNDO DE LA INTEGRACIÓN Y EL BUEN ROLLO

1. ¿Qué es una Copa del Mundo?

Un Mundial, como ya les hemos explicado en alguna otra ocasión, es un campeonato de fútbol donde todos, de buen rollito, aceptamos de buen grado que lo que podríamos denominar “modelo Athletic de Bilbao”, y que habitualmente es considerado una muestra de oprobioso racismo y de restricciones contrarias a la libre competencia y a los principios básicos que la OMC y la UE han impuesto a todas las actividades mercantiles, como es el caso de las competiciones deportivas, pasa a ser admisible.

Una vez cada cuatro años (dos, si  contamos la Eurocopa), los ciudadanos podemos dar rienda suelta a nuestras pulsiones nacionalistas más extremas e identificarnos con un equipo por el único motivo de que sus esforzados integrantes “son de los nuestros”. Y lo son no porque les paguemos para ello (modelo “mercenario”, que es lo que las reglas mercantiles al uso exigen), sino porque, oh suprema bondad del fútbol, “son como nosotros”, sangre de nuestra sangre, representación racial de la España plural. Hay andaluces, asturianos, madrileños, catalanes, extremeños (bueno, extremeños no sé si habrá, pero Ustedes ya me entienden)… incluso siempre añadimos un par de canarios, por eso de que conviene dejar claro que las colonias las vivimos como algo muy nuestro (vean, si no, lo bien que hacen esto mismo los franceses, que son unos maestros a la hora de poner pie en el cuello de los países que someten, cuyo ejemplo debiéramos seguir, incluyendo siempre, al menos, un par de ex-presidiarios de Ceuta y Melilla para que Mohammed VI sepa contra quién se la está jugando).

Como es evidente, en toda selección nacional, a efectos de componer el equipo, siempre cabe hacer alguna pequeña trampita. Dar la nacionalidad a uno que vino de fuera, meter gente con un físico espectacular, aunque ello suponga traicionar las esencias raciales del país… Todo vale si se aumenta el nivel competitivo del grupo. A fin de cuentas, aunque el mito diga que en una Copa del Mundo “cualquiera puede ganar” lo cierto es que una manifestación etnicista y nacionalista como ésta se rige por las reglas que han gobernado todos los eventos semejantes a lo largo de la historia: quien tiene más PIB y más inmigrantes currando de gratis suele tener ciertas ventajas. Con lo que, si uno no tiene ese potencial de natural, habrá que comprarlo o conseguirlo como sea. O intentarlo, al menos.

2. ¿Es importante un Mundial?

Sí, muchísimo. Ya hemos comentado en otras ediciones la conveniencia de no minusvalorar el hecho de que, gracias a estos partidos del mes de julio, tenemos algo que hacer hasta que empiece la próxima Liga de fútbol de Segunda División, que es la competición realmente importante y competida (lo que otrora fue la Liga de Fútbol, antes de que Real Madrid y Barcelona ganasen todos los partidos contra el resto de medianías y decidieran el título a doble partido, en sus enfrentamientos directos).

Además, el Mundial es una competición que genera numerosas externalidades positivas. ¿Recuerdan los fichajes de Karembeu, Ronaldo, Kaká, Cristiano Ronaldo, Beckham… y tantos otros? ¿Recuerdan la sucesión de portadas de prensa especializada y los minutos dedicados a los pormenores de la negociación, día tras día, en los informativos de radio y televisión? Pues gracias al Mundial, pretenda fichar a quien pretenda fichar el Real Madrid, el tostón se prolongará sólo durante el mes de agosto, dado que julio estará dedicado a la Copa del Mundo.

Los efectos son muchos, e insospechados. Ibiza, un destino turístico degradado desde hace años, no hace tan poco que publicitaba los veranos con competiciones internacionales como un espacio especialmente deseable para el visitante: uno podía ir a la isla sin miedo a topar con Raúl, Guti y compañía. Desde que Luis Aragonés hizo limpieza y se ganó el respeto eterno de la asociación de hosteleros rurales de España, que vieron cómo de un plumazo enviaba un torpedo demoledor a su competencia directa, ya no pueden explotar esta situación. Pero, aún así, comercialmente un Mundial siempre da de sí para ciertos sectores de actividad. Piensen, si no, en Carrefour o en todos los comercios que se van a hacer de oro con campañas destinadas a vender saldos y productos sin salida del tipo “compre un coche y no pague si España campeona”, “hágase con un apartamento de nueva construcción en la costa de (… indíquese aquí cualquier localidad turísitica del país) y no pague si España logra continuar en el euro cuando Usted acabe de pagar la hipoteca”.

En definitiva, sí, una Copa del Mundo es importante. Por el fútbol, por el negocio y porque, además, es reflejo de cómo van las cosas a nivel global en otros muchos aspectos. Ni Google Trends ni hostias. La Weltanschauung de nuestros días queda definida, para bien o para mal, por esta competeción y sus dinámicas. Que si se lleva la perilla, que si los tatuajes, que si la camilla eléctrica, que si la distención, que si el buen rollo, que si el Fair Play…

3. ¿Qué ventajas aporta que esta edición se celebre en Sudáfrica?

Muchas. Especialmente, a efectos de lograr transmitir la importancia de esta Copa del Mundo y su especial significación para lograr una mejor y más armoniosa convivencia entre los pueblos. Explicado resumidamente, la FIFA suele tener buen ojo a la hora de elegir sedes. Y esta elección se hace en términos políticos, buscando equilibrios de todo tipo. En los 70 había que apuntalar regímenes y países serios en Sudamérica, y ahí estuvo el Mundial de Argentina para dar un espaldarazo a esa buena gente. A finales de década, en cambio, había que lavar la imagen occidental y festejar el cambio tutelado por la CIA en la Europa del Sur, donde las dictaduras iban siendo sustituidas por democracias tuteladas que aspiraban a lograr fondos europeos para poder montar, con dinero alemán, más y más saraos deportivos y culturales en sitios con buen clima y eso nos llevó a Naranjito. Tratar de vender la vía mexicana al desarrollo, esto es, el sometimiento bien entendido a los EE.UU. llevó la Copa del Mundo a ese país. Tras lo cual, designada antes de la caída del muro de Berlín, llegó el turno de festejar el Eurocomunismo, lo que pilló, al celebrarse la Copa del Mundo de Italia en 1990, un poco a desmano. Y el Mundial, claro, resultó un fracaso. En desagravio, el de 1994 se realizó en Estados Unidos, comenzando también a tratar de abrir nuevos mercados, como el capitalismo triunfante ya en el mundo exigía. La afirmación de la Unión Europea tras Mastricht y la aceptación por parte de Francia de la reunificación alemana llevó el Mundial de 1998 a ese país. Y el resurgimiento de Asia nos hizo vivir la charanga de Japón y Corea. Tras el retorno a una Alemania convertida definitivamente en sinónimo de “Europa continental” hace 4 años, la FIFA envía este año el Mundial a Sudáfrica, siempre atenta a los puntos de fractura que dominan el espacio geoestratégico.

Si en la actualidad las tensiones dominantes en el mundo son entre ricos y pobres, Norte y Sur, África contra resto del mundo, cristianos contra musulmanes y, sobre todo, por sus enormes repercusiones futbolísticas, negros contra blancos, nada mejor para dar imagen de mestizaje y tolerancia que una sede con credenciales al respecto. De modo que la FIFA lo tiene claro. Lleva el Mundial a África, sí, para dar imagen de que todos contamos en el mundo y de que nos tomamos en serio a uno de los países suministradores de materia prima para el espectáculo futbolístico, la producción de la cual cada vez más deslocalizada (es mucho más barato educar a un futbolista en Costa de Marfil que en Barcelona, por poner un caso). Pero lo lleva al único país donde todas las estructuras de poder económico, así como lo estuvo el político durante todos los años en que esta situación fue posible sin emplear armas de destrucción masiva contra la población, sigue en manos de la elite blanca. Para que quede claro tanto quién manda aquí como quién es importante que mande. Porque, o los blancos son quienes dirigen el cotarro o cualquier asunto se descontrola y es un desastre. Incluso para los propios negros es mejor que los dirija un blanco, como el nivel de vida de los negros sudafricanos, comparados con el de cualquier otra nación africana, demuestra bien a las claras.

Para el fútbol, en un momento en que se ha generalizado la búsqueda de músculo negro para las delanteras, el centro del campo, e incluso defensas, extremos, laterales y porteros (prácticamente sólo queda como puesto exclusivamente monopolizado por blancos el de media punta de calidad con guante en su pierna izquierda), estamos en un momento crítico para la afirmación racial blanca. Como los mercados dominantes y económicamente rentables son los europeos y la FIFA lo último que quiere es que su negociete se convierta en una especie de NBA (negratas jugando profesionalmente con unas maneras y disciplina que parece que estén en una pista callejera del Bronx, con algún blanquito para disimular en puestos donde no molesten demasiado y estadios llenos de negros donde los blancos ni se atreven a aparecer) la decisión de llevar el Mundial a Sudáfrica busca dar un golpe de autoridad. Tendremos los terrenos de juego invadidos de negros, sí. Como este país está lleno de negros, vale. Pero si se quiere que las cosas funcionen bien, que la anarquía y el caos no se apoderen de cualquier organización social compleja, como pueda ser un país o un equipo de fútbol, conviene que los negros estén en una posición subordinada y que haya blancos dirigiendo el cotarro que serán los que, en última instancia, recabarán todo el mérito por las victorias.

De modo que la celebración del Mundial en Sudáfrica tiene todo el sentido a la hora de apoyar esta conversión de la fenomenología del fútbol en el sentido de dar una creciente importancia a los blancos, y considerarlos los responsables de todas las victorias, aunque los jugadores sean todos, o mayoritariamente, negros. Por este motivo, como los entrenadores siguen siendo blancos, el fútbol ha dejado de tener como grandes héroes a sus delanteros goleadores y ahora rinde culto a entrenadores, como Capello, Mourinho e incluso Guardiola. Es una tendencia generalizada. Que ha cuajado más o menos según países, aficiones y clubes de fútbol, pero que se extiende por todo el planeta. Es lo que explica que el Barça largara a Eto’o (negro, negrísimo) para fichar a una especie de serobosnio de nacionalidad sueca y, además, que la afición española considere que el jugador más resolutivo de ese equipo, por mucho que no juegue más de 10 partidos al año, es Iniesta, que a blanco blanquito no hay quien lo gane. La FIFA, de alguna manera, ha decidido dar un espaldarazo a esa visión del mundo, siempre dispuesta a apuntalar al mundo occidental. Sudáfrica es la última esperanza de la raza blanca, ejemplo de cómo reposicionarse y de cómo emplear al músculo negro de un modo adapatado a los tiempos. ¿Alguien puede dudar de lo acertado de la elección? ¡¡Y encima puede venderse como un homenaje al contienente negro! ¡Viva la FIFA!

Y viva, sobre todo, porque al hacerse en Sudáfrica los horarios de las retransmisiones serán totalmente decentes en Europa, que es de lo que se trata.

4. ¿Cómo debe seguirse la competición?

Lo más sabio para estar al día de lo que ocurra en los Mundiales es adoptar una postura posibilista y seguirlos a través de los medios de comunicación. Ya lo dijimos en su día, al amparo de la lejanía de Japón y Korea, el nulo encanto de ambos países y lo decrépito de su civilización y modo de entender la vida. Pero también cuando el Mundial era en Alemania, por muy cercano y entrañable que sea el país. Tampoco ahora creemos que las cosas hayan cambiado sustancialmente, en el fondo. Quédense en casa, caray.

Por otra parte la experiencia dice que vivir unos Mundiales in situ no es aconsejable, pues la cercanía al evento no supone estar más al tanto de todo lo que ocurre. Gentes que se embarcaron en la aventura en ocasiones pasadas lo comprobaron en sus carnes y volvieron a España con la triste sensación de haberse perdido lo realmente importante de la Copa del Mundo: estando en los estadios no tenían información ni sobre la asignación de habitaciones en la concentración de la selección española, ni sobre los menús de la misma, ni sobre las películas que los jugadores iban a ver al cine o los libros que aseguraban estar leyendo. Incluso alguno de estos sufridores reconoció con lágrimas en los ojos haber estado siguiendo el Mundial sin haber podido escuchar una sola opinión- reflexión de alguno de los jugadores sobre los partidos jugados. Todos estos aspectos, verdaderamente nucleares, pueden en cambio ser satisfactoriamente cumplimentados desde España.

Si Usted todavía está pensando en ir a Sudáfrica recuerde, por último, el ridículo que hizo en el Mundial de Francia el chaval que lloraba a través de la pintura de su rostro con la rojigualda enseña española. Perdió a todos sus amigos y todo el campo de fútbol, toda España, se rió de él. Además, desde LPD recordamos el asunto cada cuatro años para que el oprobio dure eternamente. Y nosotros no queremos que Usted sea como él. Como tampoco le recomendamos a nadie que se pasee por un país distinto a España en época de Mundial, a no ser que uno disfrute siendo el blanco de todas las burlas y de la más despiadada y ofensiva conmiseración del prójimo. Háganos caso y siga todo el cotarro por LPD. Ni siquiera es preciso que altere sus horarios para ver los partidos, pues podemos asegurarles que carecerán del más mínimo interés.

5. ¿Qué novedades futbolísticas puede deparar este Mundial?

Estamos hablando, como ya hemos tratado de explicar, del Mundial del racismo. Así de claro. De manera que los resultados de la Copa del Mundo serán analizados con lupa para comprobar si la apuesta por equipos racialmente homogéneos y que los blancos ganen a los africanos con la excusa de que “son más disciplinados y tienen más cultura táctica” se cumple a rajatabla. Porque, con la excepción de Brasil, selección dirigida históricamente por blancos y con un par de jugadores blancos que siempre pasan por ser los “cerebros” de esos equipos, el fútbol se ha regido ancestralmente por esa regla. En los últimos años, sin embargo, hay cada vez más preocupación. Si todos los equipos punteros están llenos de africanos, ¿cómo es posible que sigan palmando sistemáticamente con sus selecciones? ¡Incluso aunque éstas contraten a entrenadores europeos! ¿Qué está pasando aquí? ¿Puede durar este tenso equilibrio eternamente? De manera que se elige Sudáfrica para alentar la vía blanca y racialmente comprometida, lo que tendrá resultados, sin duda, en los equilibrios futbolísticos inherentes a la esencial del juego. En un momento en que la decadencia blanca puede estar en entredicho definitivamente, la FIFA apuesta a que el efecto sede retrase mínimamente la debacle. ¡Por lo menos queremos 4 años más! Si paquetones como Argentina, Inglaterra e incluso Corea del Sur se han beneficiado de esta tendencia, hay que esperar que la celebración en Sudáfrica dé el empujoncito definitivo que el racismo futbolístico necesita para poder seguir dominando el cotarro.

Por ejemplo, la aparición de africanos en las selecciones europeas, tan de moda en los últimos años, está en franca retirada. Alemania ya no tiene al suyo. Mourinho se ha cargado a Ballotelli de modo que Italia tampoco tendrá ninguno. España ha largado a Senna… Sólo Inglaterra y Francia, naciones con selecciones decadentes por definición, siguen sin hacer limpieza. Porque no entienden la grandeza de un Mundial como éste, sudafricano. Incluso, para que quede claro que estamos por la uniformidad, ha llegado la República Popular de Corea con 25 jugadores también racialmente homogéneos. Más homogéneos que nadie, de hecho. Toda una garantía de éxito.

De modo que el Mundial está llamado a asistir a una lucha titánica entre los equipos que, como España o Costa de Marfil, han apostado por la raza y los que, como las mentadas selecciones de Inglaterra o Francia, están tan contaminadas que ni Le Pen ha logrado garantizar que se libren del mestizaje. Del resultado de este apasionante duelo dependerá en mucho la evolución del fútbol de los próximos años. La imagen de iconos blancos como Guardiola, por ejemplo, podría pasar a ser mortecina si la época de hegemonía blanca pasara a mejor vida.

6. ¿Cuáles son las esperanzas (resultadistas) que permite albergar la selección española?

La pregunta tiene su miga, porque España ha largado a Senna, de modo que se ha posicionado en primera fila para recoger los frutos de un compromiso sudafricano con los valores inherentes a cualquier selección nacional que se precie. Por otro lado, como es sabido, la sustitución de un tipo entrañable, sabio y experto motivador como Luis Aragonés sin duda hace perder potencial, y mucho, a este equipo. Recuerden que el tipo afirmaba “no ser racista” en cada entrevista, que sus arengas contra los negros en los entrenamientos tenían un objetivo puramente motivacional y, por último, que tenía muchos amigos negros, e incluso un chino sexador de pollos. No sé cómo lo verás Ustedes, pero a mí se me hace evidente que este año la selección sufrirá lo indecible como consecuencia de haber perdido mucho de ese “espíritu” ganador que, en un país de vocación aria como Austria, le llevó a la victoria.  Sólo un giro de timón radical de Vicente del Bolsque, decidido a alinear a jugadores racialmente españoles, con bigotillo hirsuto y sin tatuajes (lo que lleva a eliminar, sólo por este último concepto, al 95% de los actuales seleccionados), podría salvar los muebles.

Por lo demás, hay que tener en cuenta que esto del fútbol, de una manera u otra, suele tener cierta lógica. Lo hemos visto este año, con Barça y Madrid en la Liga española. O a lo largo de los últimos 20. Da lo mismo. De modo que se puede afirmar, desde ya, que lo más normal sería que España acabara los Mundiales donde le toca: en el montón de equipos mediocres, incapaces de ganar un Campeonato pero que, al menos, tienen la suerte de estar situadas en Europa y contar por ello con un fútbol indígena mínimamente evolucionado. Si algo ha demostrado España es que, al margen de que pueda o no ganar a cualquiera, está en condiciones de perder con casi todos, que es la otra cara de la misma moneda y que no se suele resaltar tanto.

De forma que en materia de resultados no esperen mucho de la selección: España acabará en cuartos de final si la cosa va bien, o hará las maletas incluso antes a poco que se pongan torcidas. Es decir, lo de siempre. La novedad de este año es que, tras los misterioros eventos de la pasada Eurocopa, nadie piensa que las cosas vayan a volver a ser como siempre fueron. Que medios de comunicación y afición, en el fondo, creen de nuevo en su equipo. Y con un fervor renovado y profundo como nunca lo tuvieron. De modo que será más divertido de lo habitual, si cabe, asistir a la caída.

7. ¿Cuáles son las esperanzas (estéticas) que permite albergar la selección española?

Si en materia de resultados las cosas no pintan bien otro cantar, nos dicen, es el modelo de fútbol que enseñaremos al mundo. Una mentira como una casa, pero que sirve para vender ilusión y lograr cierta expectación. Porque la selección cuenta con la posibilidad de alinear lo que mundialmente es conocido como “jugones”. Es decir, una serie de pedazo-jugadores como Cesc e Iniesta, Fernando Torres y Arbeloa, con una aquilatada experiencia internacional adquirida en el torneo de alevines que Joserra de la Morena organiza en Brunete todos los años. Pedazo-jugadores que aplican un sistema de juego tan coñazo com previsible. Tiqui.taca, parabrisas o balonmano con pasivo. Llámenlo como gusten. Pero ahora que no está Luis Aragonés para dinamizar a esta gente sino un tipo como Vicente del Bosque, partidario de la autogestión y de regalar la titularidad indiscutible a todos los jugadores españoles del Madrid, ¿acaso pretendemos que el equipo juegue mejor de lo que lo hace su alter ego, esto es, el Real Madrid, que además de a Casillas, Ramos, Arbeloa y Alonso tiene en sus filas a los mejores cracks del planeta reunidos allí por cortesía de Florentino Pérez?

El equipo de jugones de campanillas permite augurar, pues, grandes decepciones en el campo pero también aspira a compensarlas en la faceta que más importa en estos tiempos de fútbol mediático. Las carpetas y póstrers para adolescentes pueden contar con muy buen suministro de imágenes icónicas: Sergio Ramos ha prometido que lucirá camisas de lino blanco bien ceñiditas, Fernando Torres se ha hecho las mechas para estar a punto, Iniesta trotará alegremente por el campo cuidándose muy mucho de poner en riesgo su bíceps femoral y aprovechando para tomar el sol, Villa lucirá esa perilla de macarra recauchutado consecuencia inevitable de haber pasado varios años por Valencia y, en general, la cosa promete estar de un atascado de medio campo para arriba que puede resultar desesperante. La incorporación de Víctor Valdés, además, da ese punto de salvajismo que faltaba a la portería. Además, no olvidemos que, este año, junto a masajistas, chef y utilleros, la selección se ha llevado consigo a la concentración, por primera vez en la historia, a un par de estilistas y a un tatuador homologado. Algo es algo, ya que no habrá resultados.

8. ¿Supondrá el Mundial la consagración definitiva del Más Listo de la Clase, también conocido como El Que Tira del Carro?

Esta pregunta, un clásico de nuestras FAQs pre–Mundial, está a punto de perder vigencia, pero no nos resistimos a emplearla un año más. Y es que El Que tira del Carro ha logrado dar la razón retroactivamente a años y años de burlas. Fue desaparecer de la convocatoria y acceder España a una final, ganarla y acabar con tantos lustros de sequía. Sólo el Caudillo había logrado un éxito semejante, con su presencia, al que propició Raúl González Blanco con su ausencia. Si España lograra buenos resultados en esta cita mundialista, e incluso el título, ello supondría sin lugar a dudas la consagración definitiva del Más Listo de la Clase. Como gafe. O como paquete que cortocircuitaba el juego de la selección. O como tío malrollero. El caso es que sería injusto y, por ello, plenamente futbolístico. A fin de cuentas, a Ibrahimovic le ha pasado lo mismo dejando el Inter de Milán para ganar la Liga de Campeones con el Barça. Y, en unos años, varias decenas de jugadores podrán contar experiencias similares tras haber sido fichados por los proyectos florentinistas. Raúl puede aspirar a convertirse en icono y referencia para todos ellos. Como muchos serán madridistas, ése puede ser su mejor legado.

9. ¿La equipación oficial de la selección puede ser todavía más hortera?

No. A diferencia de lo que hemos respondido habitualmente en estos casos, pensamos que el listón se ha puesto este año demasiado alto. Con la historia del centenario y los primeros esbozos “retro” teníamos alguna esperanza en que las cosas este año fueran algo mejor. Pero está visto que nada nos apaña bien. Ni los experimientos a la italiana ni los revival ochenteros ni el festival de colorido de este año. Sinceramente, así no sé si se puede ganar un Mundial, pero mejor no hacerlo. Porque las cosas, si no se hacen con elegancia, clase y savoir faire, no valen la pena. Que se lo digan, si no, a Zapatero.

10. ¿Llegará Paco González al próximo Mundial?

Paco González no sé, pero Pepe Domingo Castaño, por desgracia, ha demostrado ser eterno, como Dios. Ni con el follón organizado por Daniel Anido está claro que nos libremos de él en Carrusel Deportivo. El tío ya ha prometido que seguirá a “Paquito” allí donde éste vaya. En cualquier caso, sea con Paco González, sea sin él, parece que lo que definitivamente está llamada a desaparecer es la época de los grandes dictadores del periodismo deportivo.

De García a De la Morena 30 años de fútbol español contemplan todo tipo de mangoneos y pretensiones de pintar y de tomar decisiones. Ahora, en cambio, quien marca la pauta es el periodismo de facebook, de mensaje de sms, de foro de internet y de populismo contra los entrenadores que no ganan todos los partidos y contra los presidentes que no los cesan. Es la hora de Paco González y previsiblemente lo será todavía durante unos años. Vamos, un tío que hace lo de siempre, mangonear e influir para que los seleccionadores nacionales salgan de la cantera del Madrid y le hagan casito a la hora de convertir en internacionales a futbolistas amiguetes, pero con cierto sentido del humor y una visión hedonista más que tremendista (García) o místico-curil (De La Morena). El signo de los tiempos. En cualquier caso, a  todos ellos les une una línea de evolución que llevará a Míchel, tarde o temprano, a ser seleccionador nacional. LPD, desde ya, se suma con entusiasmo al proyecto Míchel 2014.определить позиции сайта в поисковикахfunny family picnic pictures

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