Sobre el 25-S y los antiguos aztecas

Cada vez que oigo a Mariano Rajoy o a Artur Mas todo serios decir, sintiendo en lo más profundo su heroico rol de gran estadista, su lugar en la historia del país, «hay que hacer sacrificios», no puedo evitar pensar en los antiguos aztecas y sus sacrificios humanos. Me imagino a Mas ya con laca en el pelo y fundado en folklóricos vestidos precolombinos, en todo lo alto de la Gran Pirámide de Tenochtitlán, serio, solemne, extraer el corazón en forma de pensión del abdomen de un jubilado, o también en forma de paga de Navidad del torso de un médico, gritando «hay que hacer sacrificios!» «Hay que contentar a los dioses!» Pero, esta vez, en vez del poderoso dios del destino y la noche Tezcatlipoca se intenta aplacar a la omnipotente crisis, afilado cuchillo de austeridad mediante.

Es muy fácil mirar hacia atrás en el tiempo y pensar, de modo condescendiente, que estos aztecas estaban efectivamente locos o bien era unos primitivos y lo que hacían no tenía ningún tipo de lógica, pero la verdad es que los sacrificios humanos de Artur Mas obedecen al mismo tipo de lógica: ninguna. No hay ningún tipo de lógica económica, ese ente etéreo y abstracto con el que algunos justifican al padre la inevitable necesidad científica del hambre de su hijo, que avale estos programas de ajuste estructural. El neoliberalismo no tiene fundamento empírico: abaratar el despido aumenta el desempleo, no lo disminuye. Flexibilizar el trabajo hace disminuir los salarios. Liberalizar el sector financiero acarrea casi siempre una burbuja y su subsiguiente estallido. Regar con dinero público a grandes bancos quebrados no restituye el flujo de crédito, sino que quiebra la economía. La austeridad no incentiva la demanda, sino la deprime. En su libro Esta vez es diferente, Reinhart y Rogoff analizan 22 casos de crisis de deuda a lo largo del siglo XX: sólo Suazilandia, en 1985, salió de la crisis de ese modo. El resto de países salieron mediante una quita de deuda o default.

Sin embargo, crisis tras crisis, el programa económico neoliberal sigue aplicándose, a pesar de la realidad. Dice Stiglitz que no es por ignorancia, es por ideología: en efecto. En la cabeza del sacerdote azteca, hay una conexión lógica entre ese largo reguero de sangre en las escaleras del templo y un futuro próspero para la nación. También en las de Artur Mas o Rajoy: no es que sean crueles de por sí, es que realmente se lo creen. Suena a esa necesidad tan católica de la penitencia y la contrición después del pecado, pero aplicado a otros. Esto no quiere decir que no haya tal conexión causal: las conexiones lógicas, que habitan en las ideologías, en el fondo existen tan sólo en la cabeza de la gente, nunca son objetivas, ya lo decía Hume. Resulta luego que las ideologías, al igual que los paradigmas científicos, quedan desacreditadas cuando la realidad insiste en desmentirlas. Entonces se convierten, primero en aproximaciones teóricas, luego en superstición. Eso es lo que son ahora las religiones de los sacrificios humanos, la azteca y la neoliberal.

Pero no todo es ideología. También es un puesto de trabajo. Los paradigmas ideológicos nunca se suceden de modo claro ni nítido ni limpio; la transición en el relato hegemónico no ocurre tranquilamente; la crisis siempre ocurre profundamente inmersa en la tensa suciedad de los juegos de poder que se dan en una sociedad. Es en cada una de sus interacciones sociales que aparece el dilema entre la obediencia a una autoridad ahora implacable y la compasión que mueve a la rebeldía pero también al riesgo. En el fondo, no es tan sólo un dilema entre un puesto de trabajo asegurado y la justicia social, sino entre dos ideologías en tensión: la que concibe ese acto de violencia como algo legítimo, normal y necesario y la que lo concibe como manifiesta injusticia, creadora de un sufrimiento inadmisible: el mosso que elige entre obedecer la orden del comisario de dar una paliza a unos manifestantes o decir ‘no’; el secretario judicial que elige entre ejecutar la hipoteca y desahuciar según ordenado por el juez o decir ‘no’. Pero es que, al mismo tiempo, el comisario y el juez se encuentran en una encrucijada similar, sólo que un nivel por encima, pero ellos también pueden decir ‘no’: cuando el capitalismo se vuelve crisis, la sociedad deviene un experimento de Milgram masivo. En cada una de las interacciones de la tupida red social, en cada uno de sus niveles fractales, se plantea el dilema, «obedece o arriésgate a perder el puesto» – así es cómo se propaga el poder a través de la sociedad, cómo se reproduce y perpetúa la injusticia.

Cuando Merkel declara el estado de excepción en el capitalismo y prohíbe la posibilidad de quiebra de los bancos españoles precisamente porque deben dinero a los bancos alemanes, Mariano Rajoy se convierte, también él, en el sujeto del experimento de Milgram; al otro lado del cristal se sienta, atado, amordazado, cautivo, el pueblo español en la silla con nodos eléctricos. Cómo es que Rajoy se inclina por plegarse ante Merkel, al precio del sufrimiento de todo un pueblo – de su propio pueblo? No puede ser sólo ideología. No puede. También es un puesto de trabajo: la posición de poder que ostenta Rajoy viene totalmente condicionada por el hecho de que el flujo de crédito alemán se mantenga constante, un flujo de capital a partir del cual se construyó una cultura del subsidio de facto a través de bancos y cajas y administración pública, repartiendo favores en forma de adjudicaciones de obras públicas, créditos privados o puestos de trabajo en la Administración.

Pero los beneficiados no eran tan sólo gente como el Bigotes, el consejo de administración de Bankia o Santiago Calatrava, sino todos quiénes obtuvieron un puesto de trabajo con ese aumento brutal en la demanda. Al fin y al cabo, el poder es una transacción, un pacto casi fáustico, en la que se intercambia la sumisión, primero voluntaria, después ya veremos, por la concesión del favor: también el Estado de bienestar o un salario son favores -o sobornos de una clase social entera? Ahora bien, sin ese flujo de crédito alemán, Rajoy está desnudo frente el pueblo. Ya no tiene dinero para sobornarle. Rajoy ya no es Rajoy. El castillo de cartas se tambalea. El pueblo está inquieto. Está en la calle.

Todo esto recuerda a las prácticas coloniales de un imperio como el romano o el británico. Su dominio colonial no se basaba, obviamente, en la mera coerción, sino se apoyaba en las redes de poder locales ya existentes, aprovechando la legitimidad que ésas ya tenían. Cuando el imperio iba a civilizar un pueblo, iba a sus líderes y les hacía una oferta que no podían rechazar: a cambio de respetar su posición de poder local, exigían poder extraer recursos de la población a través de la legitimidad de la élite. Era su experimento de Milgram particular. Si la élite local decía ‘no’, utilizaban la fuerza y le movían el sillón, imponiendo un candidato que sí aceptara el pacto, ya sea Vercingetórix contra Julio César o cuando el directorio alemán de Europa le movió el sillón a Berlusconi y a Papandreu por no plegarse ciegamente a su exigencia de sacrificios humanos. De ese modo, tanto los intereses de la élite local de la colonia como los de la élite imperial de la metrópoli se terminaban entretejiendo, unificando y centralizando. Ahí está Rajoy, compartiendo intereses con Merkel, recortando derechos fundamentales en forma de Estado de bienestar para rescatar a los incompetentes bancos alemanes.

I jo us puc assegurar que aquests reaccionaris que s’autoanomenen catalanistes el que més temen és el redreçament nacional de Catalunya, en el cas que Catalunya no els restés sotmesa. I com que saben que Catalunya no és un poble mesell, ni tan sols intenten deslligar la política catalana de l’espanyola. (…) Estigueu segurs, amics madrilenys que m’escolteu, que si algun dia es parlés seriosament d’independitzar Catalunya de l’Estat espanyol, els primers i potser els únics que s’oposarien a la llibertat nacional de Catalunya, foren els capitalistes de la lliga regionalista i del Fomento del Trabajo Nacional.

Salvador Seguí, octubre 1919, Ateneo de Madrid

De Tenochtitlán a Berlín y ahora en Barcelona. Y es que la posición de Artur Mas es (casi) simétrica a la de Rajoy – los dos se han convertido en el brazo ejecutor de la oligarquía local, esa que dice que el Estado de bienestar es insostenible y por eso hay que desmantelarlo (?), la de hay que hacer sacrificios humanos. Mas sabe perfectamente que le pueden mover el sillón desde arriba, ponerle un Duran Lleida en su sitio, cuando Fomento del Trabajo vea peligrar sus intereses económicos tan bien entretejidos con la élite central, pero también desde abajo. En Convergència, partido conservador como pocos, la aventura del soberanismo ha crecido hasta el punto en que Mas va ahora a remolque del pueblo; el clásico juego de la puta i la ramoneta cada vez es más difícil – si Mas no es lo suficientemente claro, alguien más soberanista que él le puede mover el sillón con el apoyo de las bases del partido. Cada vez más difícil, que no imposible. En todo caso, cómo es que ha crecido tanto el separatismo?

Se puede debatir, con los datos sobre la mesa, si el déficit fiscal de Catalunya con el Estado es efectivamente la barbaridad del 9% del PIB? Efectivamente parece más sensato un modelo de financiación en el que comunidades autónomas gestionen no sólo gastos, sino también ingresos, además de incorporar mecanismos bien establecidos de solidaridad interterritorial – y es que el federalismo fiscal favorece la responsabilidad presupuestaria. Ahora bien, la cuestión es que no, era imposible debatir: si estas reclamaciones venían de Catalunya, rápidamente eran clasificadas como nacionalistas, motivadas por sentimientos identitarios o, peor, por el egoísmo insolidario de la pela. Apelando a sentimientos étnicos, dibujando tan sólo un simplista eje lineal donde hay una nube, se desarticula la complejidad de cualquier discurso y se desmantela su potencial reformador: ¿quién está ahora en mayoría tanto en Madrid como en Barcelona? Da igual que, según las encuestas, un tercio de los catalanes siempre apuesten por un Estado federal; da igual que Carod Rovira diga que Catalunya es un país plurinacional o que Puigcercós niegue que sea nacionalista y alerte contra el nacionalismo intolerante que no quiere una Catalunya mestiza; da igual. Siempre es la matraca pseudo-internacionalista del ilustrado gentleman con monóculo en el ojo «es que yo soy más de quitar fronteras», «los territorios no tienen derechos, lo tienen las personas», «el nacionalismo excluyente», «todo esto son sentimientos irracionales» y «la lengua de todos». Al fin y al cabo, es izquierda jacobina contra izquierda federalista.

Precisamente la incapacidad de algunos de comprender lo que estaba pasando más allá del Ebro me recordaba a la estupefacción de mucha CT intentando comprender al 15-M; incapaces de clasificarlo y procesarlo según sus propias estructuras mentales, todo tenía que ir según la lógica partidista. Y es que esto lo escribía antes del 25-S – si trasladamos hace dos días a Madrid el simplista discurso intereconómico que gusta de confundir separatismo con nacionalismo, «los manifestantes eran nacionalistas españolistas insolidarios, ya que se oponían por motivos sentimentales-identitarios a recortar derechos sociales para regalar dinero público al sector financiero». Como todos sabemos, los bancos europeos son el mecanismo más eficiente para distribuir capital que se ha dado nunca en la historia; negarles a entregarles tu dinero, aunque te empobrezca, es tremendamente insolidario con tus camaradas europeos. Obviamente, este «discurso pro-Europa» -porque en esto consiste el discurso- tiene la misma lógica económica -y humana- que la adoración azteca del dios Tezcatlipoca: ninguna.

Ahora bien. Es un dulce y suave cosquilleo que sube por la espalda ver cómo en cada uno de los experimentos de Milgram de la sociedad cada vez más triunfa la ideología de la rebeldía sobre la de la obediencia; ver cómo el antaño sólido discurso de la Cultura de la Transición se tambalea y cruje y se rompe en pedazos – y cómo un discurso nuevo y fresco le amenaza su hegemonía, trepando lentamente las paredes, pero inevitable. Cada vez somos más. Decía Bourdieu que lo único que diferencia a Rajoy, que dice ser presidente del gobierno, del loco que dice ser Napoleón es que al primero se lo creen. Todo está en nuestra cabeza. Cada vez más somos los que no le creemos y nos emancipamos de esa esclavitud mental. En el fondo, tanto en Barcelona el 11S como en Madrid el 25S, se trata de reivindicar nuestra soberanía. Pero sólo dándonos cuenta de este hecho fundamental, trazando paralelos, comprender al otro en sus reivindicaciones, diseñando alianzas y solidaridades, diciendo NO cuando nos toque a nosotros ser sujetos en el experimento de Milgram, se conseguirá que Rajoy y Mas no tengan más alternativa que ir a remolque del pueblo. Sólo así se podrá construir una hegemonía efectiva y real, una auténtica Syriza ibérica, que desmantele un imaginario colectivo ya corrompido.

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10 respuestas a Sobre el 25-S y los antiguos aztecas

  1. PEPE dijo:

    Os equivocáis los Baños, los parvulescos y algún otro que he leído por ahí («lucha de clases» subyacente en el 11s de la ACN-CIU, WTF!!!) con lo de en el fondo es los mismo, 25s y 11s. Ni de coña, senzillamente (y vosotros los sabéis muy en el fondo, espero). Lo siento. Por lo demás, muy bién, no? No me pegues!

  2. Salva dijo:

    El cor està al tòrax

  3. parvulesco dijo:

    PEPE,
    No he hablado de lucha de clases subyacente – de hecho decir que el 15M (o el 25S, etc) es burguesía contra proletariado me parece faltar a la verdad, porque la gente que se manifiesta, tanto en Barcelona como en Madrid, es más bien clase media educada en vías de empobrecimiento/expropiada por una élite que argumenta que gestiona mejor la pasta que ellos (esté en Barcelona, Madrid o Berlín). En todo caso, la pregunta es quién lidera el relato, quién se mueve; tenemos que entregárselo en bandeja a los nacionalistas de rollo cultural-identitario? O mejor apreciar las similitudes? Muchos dicen ‘demasiado tarde’, pero prefiero ir tirando pero sin nunca cerrar esa puerta, no me parece incompatible.

    Salva,
    Ja sé que el cor és al tòrax, però pel que es veu, segons la wikipèdia, els sacerdots l’extreien via l’abdomen. Suposo que el problema és el cartílag de l’estèrnum, però ni idea, sincerament:

    «The sacrifice would then be laid on a stone slab by four priests, and his/her abdomen would be sliced open by a fifth priest with a ceremonial knife made of flint. The cut was made in the abdomen and went through the diaphragm. The priest would grab the heart and tear it out, still beating»
    http://en.wikipedia.org/wiki/Human_sacrifice_in_Aztec_culture#The_sacrifice_ritual

  4. PEPE dijo:

    Ah, pero yo no decía que lo hubieras dicho tu los de la «lucha de clases», ni Baños, esa ‘tesis’ apareció en una entrada del blog de público a los pocos días del 11s, y como no recordaba quién era puse sólo ese resumen del argumento. El paréntesis pues, no era un resumen de lo que tenéis en común los tres que cito, sino un resumen de lo que decía el último. Lo que sí que tenéis en común (según yo lo veo) es en lo segundo que dices, lo de «apreciar las similitudes», o como yo lo llamaba más exageradamernte, os parecéis en lo de «en el fondo es lo mismo, 11s y 25s/15m».
    Me preocupa tanto como a ti lo de «quién lidera el relato». Si el relato hasta ahora era la CT, y esta está haciendo aguas por todos lados por la evidencia de los hechos, bienvenido sea ese naufragio ideológico. Hay intentos ridículos de intentar reproducir otra CT (pacto de estado de Cebrián-El Pais) que me parecen tan patéticos que ni voy a comentar. Pero no todo lo que rompe ese discurso es necesariamente equiparable. Ni siquiera compatible (ahí está toda la cuestión). En mi opinión, ahora en Cataluña hay una hegemonía de algo en el fondo tan reaccionario como lo fue en su día la CT y lo ha sido siempre. Falsa unanimidad, falsa concordia entre clases, falsa unificación de intereses, política completamente dirigida desde arriba y todo ello sublimado como el gran paso hacia adelante redentor. Exacto, creo que me has calado cuando has dicho aquello de los que piensan que, en Cataluña, hay quien piensa que ya es «demasiado tarde». Yo soy uno de ellos. Muchas gracias por contestar.

  5. InVino(Veritas) dijo:

    Aunque compro todo, soy mas pesimista respecto a la capacidad de los sumos sacerdotes para derivar el asunto a la teología cultural-identitaria, que no en vano es su especialidad.

    Hoy mismo, por poner dos ejemplos, salían en la tele Pepe Bono y Joan Tardá. El primero explicaba muy solemne que el problema de todo está en el café para todos autonómico , y que lo que hay que hacer es darle a Catalunya y a Euskadi un estatuto especial que «reconozca su identidad diferencial» y recentralizar todo lo demás. Acto seguido explicó que él fue presidente de una Comunidad Autónoma que desde el principio le parecía absurda. Eso , no obstante, no le impidió gobernarla durante 21 años. Pero que desde luego el problema no es ni económico ni político, sino de sensibilidades identitarias. Según PP Bono bastaría con cambiar el nombre a Principado Diferencial de Catalunya y a Imperio Basko Mejor que Todos Vosotros Que Esta en España Porque Le Da la Gana y con eso el problema estaría solucionado! Del otro lado aparecía Tardá, más listo, y que se desenvolvió bastante bien frente al retirado general Pitarch, que clamaba que fuera de la Constitución no hay nada, y que si navegaban por ahí acabarían cayéndose por el borde del mundo. Pero cuando el general apocalíptico le preguntó que pasaría si alguna población importante, o incluso alguna provincia, votaba no a la independencia, el pobre Tarda acabó diciendo que la convocatoria del referéndum iba a ser muy muy solemne y que eso era una tontería porque la nación catalana era una y ademas tan antigua y venerable como la que más…

    Que los sacerdotes intenten salvar su culo a base de revivir cultos cargo, a cada cual más majareta, no me preocupa demasiado. Lo que es inquietante es pensar cuantos adeptos arrastraran consigo. Parvulesco, me decías en otro post que el principal efecto de la secesión será que esta gente se quedará sin el tambor de las tribu con el que disimulan el ruido del expolio. A mi me da que con el agua del Ebro, el castellano en Catalunya, el catalan en Valencia, los Paisos Catalans, el Barsa-Madrid y tantos y tantos mohais que han ido levantando estos años tienen para seguir tirando. Pero ojalá me equivoque.

    De momento creo que he dado con un buen cartel electoral para CIU: » Referendum, de entrada Si» .

  6. desempleado dijo:

    También yo creo que es «demasiado tarde». De todas formas, el sentimiento niega la razón ¡vaya si la niega! ¿De verdad hay gente que cree que una independencia como la que plantean mas y sus mariachis es una solución viable al caos actual? Dirán que con el tiempo, sí. Mi respuesta a eso sería citar a Keynes: «en cien años, todos muertos».
    Compro el cartel electoral arriba citado.

  7. Gekokujo dijo:

    Ni federalismo ni leches.

    Perdonen el exabrupto. Pero si el argumento es que cada uno carga las culpas en el vecino, lo mejor es que cada uno se monte las cuentas por su lado, de manera que las responsabilidades queden mejor perfiladas. En cambio otra cosa, con la que concuerdo plenamente, es el cambiazo de «retallades per estel·lades». Es decir, que como la peli ya no molaba nada, pues se cambia el rollo, de celuloide, y ya está. Aún así no sé si alguno de ustedes ha sufrido comentarios vejatorios, y en público, tipo «habla cristiano» y perlas por el estilo. Es en esos pequeños detalles dónde uno conoce que Catalunya es un quiste sin curar en la piel de toro.

    Me temo que a la política neoliberal le afecta poco el hecho de que España sea una, varias o ninguna.

    Es decir, la independencia no arregla nada de per se, pero, desde luego, va a ser muy distraído.

  8. antonio dijo:

    ‘la independencia no arregla nada de per se, pero, desde luego, va a ser muy distraído’. Exacto. Siendo favorable a cualquier tipo descentralización de poderes, sin embargo, hoy, es sólo distracción, diversión, espectáculo,manipulación…circo. Como diría, entre otros, Ra’s al Ghul. Con una mano, la diestra, saquean y eliminan la caja y la economía de las clases medias (la pública, la común, ¿recuerdan?) y con la otra proponen…circo. ¡Pero que listas son estás élites políticas y económica nuestras¡ ¿Y nosotros ¿que bobos?. Parece que sí. El viejo orden ha llegado, y quiere quedarse ¡vaya que si¡. Los índices de desigualdad económica, en 20 años, han retrocedido, todos, a niveles de finales del siglo 19. Pronto llegaremos al feudalismo: autentica economía ‘en libertad’, ¿También lo recuerdan verdad?. Tengan paciencia.

  9. Gekokujo dijo:

    Antonio, la independencia no tiene nada que ver con el proceso de concentración económica. Una cosa es que unos ciudadanos, en sus cabales o con lavado de cerebro, decidan si quieren irse de España. Otra muy diferente que eso se haga en el contexto de un capitalismo maduro. En el que el proceso de concentración económica y por tanto de poder, va a un ritmo acelerado.

    Cuando decía que no iba a resolver todos los problemas, me refería exactamente a esto último, un asunto que queramos o no va a estar en el centro de la cosa pública los próximos decenios. Pero creo que ese es un tema para otro post ya que tiene incontables ramificaciones. Que yo le resumiré en una frase: En el siglo XXI, demografia, productividad y ecología son tres frentes llamados a colisionar. Y los losers van a ser millones de personas que ya no tendrán que protestar contra el sistema, porque simplemente van a quedar fuera.

  10. antonio dijo:

    El frente raíz, la causa más última, profunda, que colisiona una y otra vez, repetida y obstinadamente a lo largo de la historia, es el de la desigualdad. Y si quiere decirlo desde otro ángulo, el del frente de la Cooperación vs. Competencia. Desigualdad de la capacidad de acción de los agentes económicos: individuales o grupales. Asimetría de formación e información. De esa raíz sale el resto de frentes. Estos se deben resolver, si, pero si no se ataca la resolución de la desigualdad no hemos hecho nada. No estoy en contra de la independencia, ya lo he dicho. Al contrario. Es un patente proceso de desconcentración económica que contribuye a la reducción de la desigualdad entre países, obviamente. Pero no es suficiente, tal como expongo. En la práctica real, con todo el planeta ya bastante ‘independizado’, los índices económicos de igualdad mundiales (patrimonio, renta, etc…) han retrocedido casi un siglo desde hace solo 20 años. Y no por casualidad desde hace 20 años. Desde la caída del muro de Berlín, para ser exactos. Para resolver la concentración de poder, la desigualdad inherente al capitalismo (el feudalismo era peor), no es suficiente la independencia, descentralización, organización horizontal, etc… Es necesario, además, la economía común. La pública. La cosa pública. De la que sale el conocimiento común. Lo único que iguala, precisamente, capacidades .El que sepa otra que la apunte. Y al ritmo de destrucción actual (repase los datos y en serio), destrucción sino planificada si deseada fervientemente por nuestras elites (Mr. Draghi, p.ej.,el ex banquero privado corrupto, se delata con frecuencia ) no estoy nada seguro de su existencia en los próximos decenios. Y, por tanto, es probable que no vaya a realizarse debate alguno en ese ámbito público en extinción. Hay problemas sociales a resolver principales y otros secundarios. Conviene priorízalos. Y sobre todo los secundarios que se ofrecen al ciudadano como burdo anzuelo .Este era el argumento de mi comentario, y no otro.

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