Debacle en Libertad Digital

Las ventajas de montar grupos de comunicación desde el poder, o apoyados desde el poder, son muchas: concesiones a la carta, publicidad institucional, acceso privilegiado a exclusivas, … El problema, cuando se hace en un país como España, es que el poder, en España, es como todos sabemos que es: su intervencionismo, su parcialidad, y su afán por ocupar el espacio público, no tienen medida. El poder, en España, no piensa que quizás sea mejor tener al menos una apariencia de imparcialidad con vistas a influir sobre más gente; en lugar de esto, tiende a pensar que es mucho mejor ofrecer un mensaje absoluta y explícitamente afín al propio poder, no sea que algún despistado se les pierda. Eso, en el supuesto de que asumamos que el poder piensa algo, que esa es otra.

El problema de apoyarse en un poder así es que, si se pasan de frenada, los resultados, periodísticamente hablando, son tan malos que llegan al ridículo, e incluso provocan el efecto contrario al que se busca. Es el conocido efecto “portadas de La Razón”, un periódico sin apenas lectores, pero con mucha gente dispuesta a reírse de sus portadas o a indignarse con las tonterías que suelta su director, Francisco Marhuenda, en las tertulias. Y es que Marhuenda no es periodista, sino propagandista, al igual que Julio Ariza: los dos vienen directamente de la militancia en el PP, y no del ámbito del periodismo profesional.

Pero hay otro problema que puede derivarse de que tu proyecto esté sustentado en el poder, y es que dicho poder, por la razón que sea, te abandone. En ese caso, tu proyecto, que nunca quiso librarse de las muletas de la subvención y el favoritismo, sufre mucho más que un medio normal, precisamente porque no sabe operar en una situación de competencia, ni está preparado para ello. Es lo que ocurrió en su momento con Público, y lo que está pasando ahora con Intereconomía y con Libertad Digital.

Naturalmente, estos problemas no son, ni de lejos, tan graves como las ventajas que comporta comer de la mano del poder en España, y ahí está gente como Mauricio Casals, privilegiado fajador entre Bárcenas y el PP como lo ha sido todos estos años en beneficio de sus empresas. O, más sencillamente: como puede testimoniar el hecho de que casi nadie renuncie, al menos en parte, a hacerlo, aunque generen disfunciones que a veces pueden llegar al absurdo.

El caso de Libertad Digital es, si cabe, más espectacular. Por una parte, porque su caída es pronunciada, desde unas alturas donde logró verdadera influencia social, y se cameló a bastantes jovencitos de derecha que querían creer que su rollo ideológico conectaba con la modernidad, y no con la caverna reaccionaria de siempre (a estas alturas aún no sé si es que se lo creían de verdad o querían hacerlo creer). Y por otra parte, porque su pátina de modernidad se basaba en el liberalismo, en una crítica acerba al intervencionismo de los poderes públicos y a la exaltación de la libre competencia.

Pero, naturalmente, se trataba de liberalismo español; liberalismo bien entendido, en el que la competencia siempre ha de darse con ventaja para los míos, que se benefician de absolutamente todas las prácticas que se les critican a otros, con el argumento de consumo interno, para medio justificar el expolio de dinero público y privatizado (publicidad de las grandes empresas españolas), de que “nosotros somos los buenos”. Y eso justificaría las muletas de dinero público “liberal”. Causa estupor leer estos meses a Federico Jiménez Losantos hablando sobre el caso Bárcenas. Que si Rajoy es un corrupto, que si tendría que dimitir, que si qué vergüenza… ¡Oiga, que a usted, a Libertad Digital, le hemos pillado financiándose con dinero negro de Bárcenas y del PP! ¡Un poco de vergüenza, aunque sólo sea un poco!

Por si quieren más: ayer (vía José Carlos Rodríguez) leí este estremecedor testimonio de un extrabajador de Libertad Digital, Miquel Rosselló, sobre las condiciones de su despido y el funcionamiento interno de Libertad Digital. La cosa no tiene desperdicio, y está vinculada con la marcha de César Vidal (afamado doctor por la LOGOS University y que, en afamada expresión de Andrés Boix, es “la única persona del planeta de la que puede asegurarse que sería un tipo cultísimo sólo con haber leído los libros que él mismo ha escrito”), uno de los pilares de Es Radio, un proyecto que nunca funcionó bien, como evidencia su escasa audiencia, aún más escasa influencia social, y la propia marcha, un tanto intempestiva, de Vidal.



17 comentarios en Debacle en Libertad Digital »
  1. En honor a la verdad, diré que la expresión, que me parece mítica y que yo he usado alguna vez porque forma parte del «acervo LPD», es de algún comentarista de la página, que para estas cosas tienen una mala leche legendaria. Obviamente, no recuerdo de quién, porque es ya una expresión «muy Bahrein» y es de todos.

    Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 03 de septiembre de 2013 a las 7:50 pm

  2. Resulta enternecedor ver cómo la catadura del Losantos comunicador se ha transmitido a su camarilla a la hora de dirigir el imperio mediático de LD. La crónica del despido del ex trabajador es el retrato de miserables jefecillos que manejan el cortijo como si un partido político con contabilidad B se tratase. ¡Qué decepción, Federico, qué decepción!

    Comentario escrito por David del Toro — 03 de septiembre de 2013 a las 9:28 pm

  3. Al texto de Miquel Rosselló solo le falta afirmar que a Jiménez Losantos lo tienen engañado y que la esperanza liberal de Lo que queda de Españaza debe despertarse y poner orden ipso facto en la casa.

    Comentario escrito por alfonsotwr — 03 de septiembre de 2013 a las 9:44 pm

  4. Lo que el tal Miquel Rosselló (normal que lo despidieran, con ese nombre de separatista rompeespañazas) no menciona pero es muy significativo es cómo César Vidal dio las espantada y en ningún momento se preocupó por lo que iba a ocurrir con su equipo y colaboradores, que parece que se han ido todos a la calle. Da una idea muy clara de la categoría moral del todólogo.

    Comentario escrito por AlbireoX — 03 de septiembre de 2013 a las 10:20 pm

  5. «El contenido de esa carta y las razones de César las desconozco, por lo que no las encontrarás aquí, debéis buscarlas en lo que él mismo ya ha dicho o en sus memorias que se publicarán en otoño»

    Comentario escrito por Álvaro — 03 de septiembre de 2013 a las 10:51 pm

  6. AlbireoX, ¿preocuparse por su equipo? Eso suena a comunista…¿acaso cuando Mourinho se fue del Madrid se preocupó por el futuro de Casillas? Menos mal que estaba Florentino que nunca olvida…

    Comentario escrito por alfonsotwr — 03 de septiembre de 2013 a las 10:53 pm

  7. Los que conocéis mis capacidades para el estudio de la patofisiología literaria comprenderéis mi alborozo al saber que Césa Vidal va a escribir su autobiografía o memorias, que sin duda ocupará en mi espíritu el lugar que como novela de fantasía hasta ahora tenía reservado El señor de los anillos.

    Comentario escrito por Santiago Bergantiños — 04 de septiembre de 2013 a las 12:09 am

  8. alfonsotwr, hombre, pero qué menos que, como pastor que es, les hubiera dado su bendición apostólica o lo que sea que den los herejes ésos. En lugar de eso, le llama para pedirle las llaves del Twitter. Hay que ser muy grande.

    Comentario escrito por AlbireoX — 04 de septiembre de 2013 a las 12:41 am

  9. Me gustaría creer que tienes razón en cuanto a La Razón, pero me temo que una cosa es que sus portadas causen risa entre los redactores y lectores de la página definitiva, y otra que lo haga entre el público en general. Donde yo vivo las portadas de la Razón se leen con respeto, con un temor reverencial. Y yo vivo en un sitio *normal*, es decir, una gran capital de provincias donde el PP recibe más del 50% de los votos.

    Saludines

    Comentario escrito por Teodoredo — 04 de septiembre de 2013 a las 8:35 am

  10. ¿Hasta qué punto llegaba el éxito de Jimenez Losantos? Es indudable que sus consignas prefabricadas tuvieron un calado innegable en la derecha dinástica española (Vamos, lo amplio que es el espectro llamado PP), pero yo conozco muchos casos de gente que escuchaba su programa en La COPE solo por echarse unas risas ante sus nuevos insultos, sus simplificaciones de cualquier problema en «es que el PSOE es la ETA y quiere destruir ExPaña», su categoría de experto pontificante en absolutamente todos los temas y motes de todos los tipos. Bueno vale, ese fue un «guilty pleasure» de un servidor durante algunos años, igual que los que de verdad se creen sus ideas o dicen creerlas tenian el guilty pleasure de escucharle con un punto de masoquismo para irse cabreados al trabajo. El caso es que los seguidores de verdad de Fede son quienes se han ido con el a EsRadio para seguir conociendo las maquinaciones del malvado estado totalitario filocubano en que vivimos, y de ahi su baja audiencia.

    Comentario escrito por Quebec — 04 de septiembre de 2013 a las 10:09 am

  11. En el último EGM (la primera vez que entraba EsRadio) yo creo que no arrojaba mala audiencia. Eso si queremos creernos el EGM, claro.

    Por otra parte, y leído el testimonio del tal Miquel al que han despedido, ¿no os da un poco de cosilla esas apelaciones a la Libertad (así, con mayúsculas) y el Liberalismo que suelta de vez en cuando? que yo empatizo con él, eh, que trabajos donde nos han puteado a base de bien hemos tenido todos, pero que madre mía.

    Comentario escrito por kirikiño — 04 de septiembre de 2013 a las 10:27 am

  12. #11 Hombre, yo entiendo que el porcentaje de «concienciados» que trabaja ahi es mayor que la media. Que no es como que digas que trabajas en un sitio normal como cualquier otro. O que quieres ser el representante de UGT o CCOO de la plantilla.

    Comentario escrito por Latro — 04 de septiembre de 2013 a las 3:17 pm

  13. Eso tendría gracia, sí.

    Pero yo pensaba que, visto lo visto, el buen hombre se tomaría menos en serio todos esos principios irrenunciables.

    Comentario escrito por kirikiño — 04 de septiembre de 2013 a las 4:43 pm

  14. #9 Teodoredo, la audiencia de La Razón siempre ha sido bastante baja. Confieso que desconozco cuál puede ser su audiencia «objetivo», y qué clase de gente la compra. Se supone que compite con el ABC, pero con un estilo como más jovial, pero no sé cómo se traduce eso en términos de audiencia. En todo caso, mi sensación sí que es que su credibilidad e influencia son muy escasas.

    # 11 El EGM le da 400.000 oyentes: http://esradio.libertaddigital.com/2013-07-04/esradio-roza-los-400000-oyentes-en-su-primer-egm-nacional-1276494536/

    Tienes razón, no está mal. El problema que tienen es que no consiguen la centralidad que tenían cuando estuvieron en la Cope, y que también irradiaba a Libertad Digital. Desde que echaron a Losantos, perdieron esa centralidad, y Libertad Digital pasó a un segundo plano. Pero es cierto que los datos no son tan malos como yo pensaba

    Un cordial saludo

    Comentario escrito por Guillermo — 05 de septiembre de 2013 a las 2:10 pm

  15. La última vez que estuve en Madrid me alojaron en un hotel Meliá y a la mañana siguiente, puntual y madrugador, al abrir la puerta de la habitación me encontré con un ejemplar de La Razón, gentileza de la casa (te lo dan envuelto en un plástico gris para que el papel no se arrugue). En Madrid te los encuentras en todas partes y en todas las mesillas de todas las salas de espera: en estaciones, en oficinas de la administración, en bancos, etc… Eso sí, nunca vi nadie leyéndolo, pero supongo que eso a Marhuenda se la suda.

    Comentario escrito por dventura90@hotmail.com — 06 de septiembre de 2013 a las 1:39 am

  16. Guillermo, yo tampoco tengo una idea exacta de cuántos ejemplares vende La Razón. Sólo digo que cuando alguien normal pasa por delante del quiosco y lee la portada de La Razón, aunque no se compre el ejemplar, empatiza con ella.

    Saludines

    Comentario escrito por Teodoredo — 06 de septiembre de 2013 a las 10:58 am

  17. Mi jefe escucha habitualmente EsRadio, mayormente por…, sí, Federico. La verdad es que el hombre tiene bastante chispa, y más cultura general que el periodista medio, así que no me parece extraño que arrastre numerosos oyentes.

    A mí también me gustaba cuando hacía de radiopredicador en la COPE, por lo que ya se ha comentado aquí: esa mezcla deliciosa de paranoia, exabruptos, ideas ridículas y retranca que te subía la adrenalina por las mañanas. Y aunque había entonces mucha gente que se tomaba muy en serio las andanadas verbales de Losantos, para otros tantos oyentes el suyo era un programa de humor.

    Comentario escrito por Eye — 06 de septiembre de 2013 a las 11:08 am

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