Jesús Hermida

Cómo habla… Y qué poco dice…

Titán televisivo de tupé imperturbable, Jesús Hermida ha marcado, y marcará, siempre la pauta. De sus orígenes como joven periodista venido a la capital con el pelo de la dehesa encima sabemos bien poco. De las labores que le consagraron como “monstruo televisivo”, como suele ocurrir en estos casos, menos todavía. Pero sí es un hecho conocido que el gran éxito profesional de Hermida, si creemos lo que él mismo comenta, fue presenciar la salida del Armstrong, Collins y el pobre pringado de cuyo nombre nadie se acuerda hacia la Luna. Desde Cabo Cañaveral a la fama. Por lo visto la aportación de Hermida fue básica para que la misión selenita fuera un éxito, aunque ignoremos exactamente por qué era tan básica la presencia del atildado presentador. En justa correspondencia la expedición lunar consagró a Hermida como uno de los grandes de la televisión española, aunque debemos reconocer que ignoramos los motivos. ¿Retransmitió con especial brillantez el acontecimiento? ¿logró alguna exclusiva? ¿estamos todos confundidos al creer que presenciaron el hecho cientos de periodistas de todo el mundo y, en realidad, sólo estuvo él?

Con semejante bautizo de fuego Hermida estaba dispuesto a todo. Y Pilar Miró, al llegar a la dirección de RTVE, debió pensar que nadie mejor que Hermida, una persona elegante, para recomendarle la ropa más adecuada que su nueva condición le obligaba a llevar. Para evitar ser acusada de contratar a un mero asesor de imagen Miró optó por dotar a España de una franja televisiva matinal y encargó a Hermida hacerse cargo de ella. Por supuesto en España nadie había echado nunca en falta la televisión matinal. Nuestro hombre se encargó de que todos pudiéramos sentirnos más inteligentes, demostrando que, efectivamente, no nos estábamos perdiendo nada.

Jesús Hermida es un innovador y, como suele ocurrir en estos casos en España, optó por copiar un modelo de larga tradición en la televisión norteamericana. Así nace en nuestro país el macro-programa matutino con un poco de todo: desfiles de moda, concursos estúpidos, entrevistas, debates entre mujeres que nos hacen añorar a las verduleras y algún que otro serial estadounidense de la factoría Spelling para permitir a los responsables del equipo tomarse un almuerzo en condiciones. Este modelo sigue en la actualidad en sus pantallas, aunque Jesús Hermida desapareció para ocuparse de cosas más serias.

Estas cosas más serias fueron, sistemáticamente, programas de debate en cadenas de televisión privada (Antena 3). Anunciados furiosamente como “nuevas fórmulas de debate televisivo” estos programas eran en realidad siempre el mismo: Hermida y una decena de personajes debatiendo sobre un sujeto. Como no sólo el presentador sino también los debatidores eran siempre más o menos los mismos y como los temas tratados eran de nuevo más o menos los mismos es lógico que los resultados de audiencia de estos espacios garantizaran, sistemáticamente, unas cifras mediocres que lo condenaban con rapidez a un horario intempestivo en el que, con mayor motivo, lograban aburrir notablemente. En esencia estos espacios no se diferenciaban en nada de otros muchos excepto en el presentador, y sobre todo en su particular concepción de la dicción y tempo adecuado para el oficio.

Tras estas nuevas batallas mediáticas, Hermida, como los generales más laureados, decidió que esta no era su guerra y fue llamado a más tranquilas ocupaciones. Al parecer Antena 3 requería de su conocimiento del medio y de sus contactos políticos para “asesorar” a sus jefes. Es decir, que no sabemos muy bien, Hermida ha conseguido un retiro dorado, una canonjía de verdad. Probablemente se debe a sus contactos político-mediáticos, que le deben convertir en un excelente lobbysta. En cualquier caso, cuando los directivos de Antena 3 recibían amenazas (coloquiales, por supuesto, ¡qué tiempos aquellos!), Jesús Hermida solía estar ahí, tomando nota.search engine optimization company new yorkfree wedding invitation maker online


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