Boris Izaguirre

Sabiduría popular importada del otro lado del charco

Boris es un periodista de prestigio en los medios de comunicación españoles. En principio, esto sería un motivo para echarse a temblar, pero es peor todavía de lo que se imaginan.

Boris es homosexual, y en consecuencia, muy simpático e inteligente. Cuando se dedica a pegar gritos y dice estupideces en Crónicas Marcianas o en La Ventana (la trayectoria de Boris está estrechamente unida a la de Sardà), todo el mundo musita: “¡Qué simpático! ¡Qué inteligente! ¡Qué in, qué poco out (lógico)!”. Si Boris fuera una mujer, ya haría tiempo que todo el mundo lo habría puesto a parir, pero Boris es un hombre, y además homosexual, con lo que todos los histéricos de lo políticamente correcto tienen uno de sus iconos favoritos. Todas las estupideces, zafiedades o comportamientos ridículos que pueda tener Boris Izaguirre se le perdonan porque “él es así, es distinto”. No importa que sea insoportable, lo importante es que es distinto, así que a callar todos y a mostrar simpatía por el interfecto.

Algunos han llegado a ver en Boris a un intelectual, y no de las 625 líneas precisamente, sino de los otros. El sujeto sería una persona muy inteligente que disfraza de superficialidad comentarios de gran hondura de pensamiento. No dudamos de que sea un genio, fundamentalmente porque tiene mérito vivir del cuento de una manera tan descarada y rodeándose además de un cierto halo de “pensamiento independiente”, por más que sus críticas se dirijan a los personajes de Gran Hermano o a la vestimenta de la Jet Set madrileña.

Boris ha alcanzado el sumum de su carrera (esperamos, porque si llega todavía más alto -a presentar los telediarios, por ejemplo- será el momento de dejar la profesión y dedicarse a las canicas), precisamente, con sus comentarios del Gran Hermano, conviertiéndose en líder indiscutible de opinión para buena parte de los seguidores del engendro. Por ejemplo, fue Boris uno de los que posibilitaron la caída en desgracia de nuestra concursante predilecta, María José, eliminada a las primeras de cambio. Para convertirse en líder de masas, Boris siguió una hábil estrategia, consistente en convertirse en una especie de alter ego de Mercedes Milá, conductora “oficial” de Gran Hermano. Teniendo en cuenta la profesionalidad acrisolada de la Milá, Boris lo tenía fácil para ganarse la estimación del público.чугунные радиаторы отопления фотоbest seo companies


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