Leyendo estos días este blog, no paraba de pensar en un asunto espinoso: qué define lo valenciano. ¿La paella? ¿Joan Monleon? ¿Las Fallas? ¿La corrupción urbanística? ¿El transfuguismo? ¿La admiración en forma de voluntad de ser nuevos ricos, con fórmulas 1, Vuitton y trajes a medida? No sé, me parecía una amalgama demasiado inconexa, difícil de homogeneizar. Y entonces caí en la cuenta de un concepto al que aún no se ha hecho referencia en esta página y que resulta crucial para el hecho diferencial valenciano: la cultureta.
Definir «la cultureta» es como intentar explicar qué es un «pensat i fet», un «masclet» o «una orxateta en fartons en Daniel». Pues sí, se puede explicar, pero hay que haberlo sentido para captar todos los semas del concepto. Yo me limitaré a poner un ejemplo.
Hace unos días, servidor de Vds. se dirigió al Teatro Principal de Valencia a ver la última obra de Els Joglars, titulada 2036 Omena-G. Descargaré, para empezar, sospechas: a mí siempre me ha caído bien Albert Boadella. Creo que es un gamberro inteligente, iconoclasta y provocador, que nunca se ha plegado al poder político y que con una mordacidad única sabe atacar a los poderes establecidos. Incluso cuando se exilió de Cataluña y se fue a Madrid a trabajar a los servicios de Esperanza Aguirre, pues qué quieren que les diga, no me pareció mal, como tampoco me pareció mal que Bob Dylan cantase ante el Papa: siempre creo en los matices y creo que un tipo sensato no se vuelve loco de la noche a la mañana para confirmar los tópicos reduccionistas de sus detractores.
Dicho esto, tenía ganas de ver la obra. Y la historia transcurre en un hipotético futuro en el que los artistas están recluidos en un hogar del artista, un poblacho de chabolas subvencionado. Evidentemente, todos los dardos de Boadella se dirigen a Zapatero y a los giliprogres, a los representantes del mundo de la cultura esta de los Goya y las descargas. Así pues, hay un montón de menciones a personajes como Pedro Zerolo, Juan Luis Cebrián o Pilar Bardem, por citar a algunos. El futuro que pinta Boadella es un futuro sin esperanzas, desalentador: las corridas de toros están prohibidas en España y el aborto es legal a los 9 años de edad.
Yo veía esto y no paraba de asombrarme. La lectura es obvia: con la que está cayendo, ¿y el problema principal que denuncia Boadella con respecto al gobierno es meterse con el mundo de la cultura? No pidamos ya referencias a cositas menores que afectan al PP de Esperanza Aguirre (y otros), como las sospechas de financiación irregular, los casos de corrupción o las mentiras públicas. No. Pero es que ni siquiera podemos pedir que Boadella hable del paro, del modelo económico o del engaño constante de Zapatero hacia sus votantes con sus políticas neoliberales. Ni siquiera es que los ítems de denuncia estuvieran equivocados, es que la obra no tenía nada de gracia. No era provocadora. Se echaba en falta el valor de Boadella: aquí era un tímido reflejo de cualquier cosa que pueden decir a diario en Intereconomía.
Pero en primer fila, señoras y señores, viendo a modo de fan privilegiado la obra, se encontraba uno de los estandartes de la cultureta valenciana: se encontraba uno de los capos de la Cartelera Turia.
Habrá quien no conozca esta publicación. Resumido brevemente: cartelera de espectáculos aparecida a finales de los 60 en Valencia, que refleja la vida cultural y política de la ciudad; de tendencia de izquierdas, con la caída del Muro de Berlín, cambió de línea editorial, abrazó el catalanismo (siempre ha estado escrita en castellano) y el cine porno como modo de resistencia al establishment. Ríanse, pero la Cartelera Turia llegó a ser, en los años 80 y 90, la auténtica Biblia progre de la ciudad de Valencia. El ritual era éste: ir a los cines Albatros y Babel porque lo ordenaba la Turia. La excusa era que ponían cine en versión original, y el motivo real, vínculos digamos capitalistas entre la cartelera y esos cines. La gente iba con la Turia en la mano y opinaba sobre las películas en los mismos términos en que opinaban los críticos de la Turia. Unos críticos, para que se hagan una idea, para quienes las películas de Martin Scorsese y Clint Eastwood siempre han sido y serán una mierda. Para que vean cómo está el tema.
El caso es que en la obra de Els Joglars, este representante de la Turia se reía a moco tendido. Pero con la risa «Cartelera Turia style»: reírse con mucha sonoridad y con afectación, para que los demás vean cuán inteligente eres y cómo de bien te ríes antes espectáculos que, si lo piensas, no tienen ni la más mínima gracia. El tío se reía que daba gusto. Si los mismos chistes que veía se los hubiera escuchado ese mismo crítico a Federico Jiménez Losantos, habría dicho: «¡Facha! ¡Qué vergüenza!»
¡Oiga! ¿Qué nos está contando? ¡Que esto es un blog sobre política! Pues sí, tiene Vd. razón. Pero es que, cuando volvía yo a casa después de aquella noche de teatro, pensaba que aquello no era anecdótico. Y que esa estupidez supina que popularizado la Turia durante años en cultureta es responsable también de padecer un ambiente político tan asqueroso, tan proclive al hooliganismo y tan poco dado al diálogo, tan dogmático y basado en tan gran medida en filias y fobias. La Turia, por ejemplo, siempre ha dicho que las fiestas de Fallas son una mierda. Y los culturetas detrás, siguiendo la doctrina, y entregando todas las comisiones falleras a la derecha, que ha ido acogiendo de buen grado ese modo de sumar votos a pie de calle, de barrio en barrio. Eso sí, mientras los culturetas encerraditos en sus cines viendo la última película de Lars von Trier (que hay que tener ganas).
Podríamos insistir en esto, en la estupidez por bandera que ha derivado en la poca oferta de actividades culturales institucionales en Valencia, o en el seguidismo acrítico de las consignas de una izquierda (la de la Turia y la izquierda política valenciana) que no ha sabido adaptarse a los tiempos sin renunciar a los valores que tienen que definir a la izquierda. Pero siempre queda mejor llorar y llamar fachas a los demás.
Etiquetas ciudad de Valencia, Relaciones con la prensa
Simple y llanamente, un caso más de gafapastismo. Según iba leyendo, y por asociación de ideas, me iba acordando de la famosa revista Rock de Luxe, fíjese.
Buenos días, no había comentado nunca es vuestro blog, al considerarlo algo local (aldeanista, para entendernos), pero como creo que el tema trasciende las fronteras de Valencia me estreno. Y felicidades por el blog:
A veces la cultura puede ser contraproducente, sirve para camuflar una falta de inteligencia innata o del criterio que nos hace personas. Vamos, que existen idiotas leídos.
Todos alguna vez en la vida hemos conocido a personas que debido a una natural falta de capacidad de razonamiento critico y, supongo yo, la necesidad de encajar en un grupo determinado, la acumulación de una serie de lecturas mal asimiladas y centrifugadas por las tendencias y propaganda del entorno, ha hecho de ellos seres…insoportables, que tiene que pasar todo por el prisma de su ideología.
Ya se hable de recetas de tortilla, te saltaran con la confrontación entre clases, o viendo un documental de un grupo de gorilas de espalda plateada en la selva congoleña saldrán con el injusto rol de la mujer en la naturaleza y de cómo se refleja en la directiva de empresa internacional. (ej: “La reconquista de los reyes católicos es una muestra clara de fascismo”)
O mejor, un ejemplo de internet, vean este comentario de la maravillosa película de Steven Seagal “Señalado por la muerte”:
“Una de las peores películas de acción que se han estrenado en cine, algo que no es de extrañar sabiendo que está protagonizada por el pétreo Steven Seagal, que aplica su fascista ley de forma truculenta, casi más que los villanos que combate. Guión descerebrado, puesta en escena inepta y violencia gratuita desmedida. Lamentable”
Crec que mai ens en penedirem mai de l’abandonament històric de les festes popular, com les Falles, per part de l’esquerra. El problema és que les noves joventuts culturetes semblen mantenir-se l’error històric.
Una altra cosa és que des de la cultureta no s’estiga fent altra cosa que folklorisme il·lustrat, citar a Estellés i a Joan Fuster, anar a protestar pel tancament del repetidor de TV3, veure Vendelplà i poc més. A efectes pràctics.., de fer política zero. Ara, s’ha de vore lo faches que són les falles, eh…
I ací no hi ha culturetes, no?
mi colección de Turias entre 1996-2001 era prácticamente integral y a uno por semana les puedo jurar que ocupaba mucho espacio.
la sección porno era muy divertida porque sus colaboradores eran unos cachondos que no encajarían mal en lpd, pero efectivamente el tono se fue agriando.
llegó un momento en que era básicamente un espejo de «la razón» y daba bastante vergüenza ajena. además empezaron a espaciar la sección porno.
en cuanto a las críticas de películas, los usuarios teníamos que utilizar un factor de conversión para valorar bien cada film: si la peli era americana, había que sumarle punto y medio a la nota turia, si era de un país ignoto o francesa, restarle 2 puntos. si trataba temas digamos progres, restarle 1 punto, etc.
comparto totalmente el punto de vista del autor del artículo. se creaba una especie de reserva para rojillos enterados que sólo tenían ante la plebe una actitud de semidesprecio. no había análisis o propuestas, sino un rollo tipo «mirad qué cutres son estos tíos y como se mean en la cara de la gente». en fin, le hacían la faena sucia al pp.
eso sí, llevan ya 50 años publicando y eso es un mérito a reconocer.
j
pd: cuando ya no podía ser peor, ficharon a mi bête noir; TONINO. apaga y vamonos
Pues a mi me gusta (bueno, he de decir gustaba que hace años no la leo/compro) la Turia.
Cuando iba al instituto fue una ventana bien diferente a la información, acostumbrado a sólo tener acceso al Levante y Las Provincias (como mucho el País).
Las críticas al cine porno eran muy divertidas, los puntos de vista sobre el deporte muy originales y punzantes, la visión sobre la política mucho más crítica y aunque pudieras estar de acuerdo o no con las críticas del cine, te hacían pensar y plantearte cosas. Si no te gustan sus opiniones puntos de vista, pues no la compras o compartes y solucionado.
Que hubiera grupos que lo tomaban como religión, que fueran al Babel con la Turia en la mano, etc, etc… pues hallá ellos… no creo que fuera culpa de la Turia sino de los culturetas de turno (al fin y al cabo esto no es un blog de culturetas?)
Lo que no acabo de entender es lo de ‘catalanista’.. la verdad, se me escapa totalmente.
Como bien dicen por aquí, 50 años publicando es para tenerlo en cuenta.
No hi ha res més representatiu de la cultura valenciana que parlar d’ella en castellà: això és la cultureta.
Ese último comentario sí que es muy representativo. En vez de aportar algo al debate, vamos a liquidarlo con una valoración gratuita y un posicionamiento determinado. «Si no escribes en valenciano cualquier cosa que digas sobre la cultura valenciana carece de valor».
Yo no he leído la Turia en mi vida. Mi contacto con ella se ha limitado a familiares diversos que la agitaban delante mío mientras hablaban de algún asunto en el que ellos creían tener la mano ganadora. Al no haber entendido que el equivalente del «Telenovela» para cine pudiera otorgar autoridad a nadie, nunca respeté aquellas opiniones, y en perspectiva supongo que no me ha ido tan mal.
Pingback: Campaña empastrada, day 4: Camps sufre una entrevista letal de Ramón Palomar | La Paella Rusa
Quina llàstima no haver llegit açò abans. Quina llàstima. Vull dir: part de les coses que se comenten són ben certes. Però d’altres crec que són una generalització que no porta enlloc. És més, es cau en la mateixa tendència classificadora que es critica.
Per delatar-me, sóc aquell tipus de persona que la gent considera gafapasta però els gafapasta no em consideren gafapasta. Perdoneu el travallengua.
Abans d’entrar en matèria, afegir que sangonereta no diu el que johnie interpreta. O tal volta sí. Però jo el que llig és: «una símptoma de la cultureta és que no gasten el valencià ni per torcar-se el cul».
És veritat que a València, com per tot arreu, n’hi ha una espècie cultureta de Bo-Bos. Però el que me sorprén molt dels vostres comentaris és que no aporten cap tipus de proposta nova. És més, vos estic llegint dir que «les falles són la solució o el motiu». Home, són una símptoma, però dir que són la solució.
No crec que les Falles siguen bones o dolentes en termes culturetes per se. El principal problema de la cultureta és la seua actitud elitista que ha desenvolupat en un elitisme acrític. A mi l’elitisme no me sembla malament sempre que siga crític i individual. Les Falles són divertides, però també estan plenes de caspa, de fervor religiós, d’incivisme…
Jo comprén que n’hi haja gent que no li agrade vore Steven Segal, Supersalidos o Piratas. Ni OT, Revólver o el futbol. El problema és classificar a la gent pels seus gustos perquè la vida és de molts colors i no es tracta de ser un taliban cultural (i jo moltes voltes ho sóc, I reckon).
Eixe és el principal problema de la cultureta, no saber obrir-se a la gent, respectar d’altres punts de vista i esforçar-se per fer entendre les seues idees. Supose que eixa és la crítica en la que tots coincidim: és més fácil arraconar-se en el slogan i senyalar a qui no sap qui és Von Trier.
Sobre les Falles, me quede amb l’exemple basc. Allí les festes són popular i hi participa tothom: l’abertzale i l’espanyol; el de dretes i el d’esquerres; els de la Marge Esquerra i la Marge dreta; els ateus i els religiosos. Perquè són això, festes populars on trobar-se amb els amics, desconnectar, fer festa i pandereta. Qualsevol intent de donar transcendencia a estes coses és un defecte ideològic marxista que paradoxalment ha ajudat a la dreta valenciana ha expandir el seu dogma de fe.