Nos han dado un premio
Lo bueno de premiar a millones de personas es que pocas quejas se van a oir. A excepción de la de los miembros de la aún nutrida Asociación de Orgullos No Usuarios de Internet, que a buen seguro criticarán la designación como Personaje del Año 2006 por parte de la revista Time al internauta anónimo.
Nunca se había visto una renuncia tan expresa a la autoridad con que esta prestigiosa revista impresa elige al personaje más destacado. Se rinden a una evidencia: el poder lo tienen millones de ciberciudadanos. Siendo coherentes, desde el año que viene la Persona del Año debería ser la que eligiera internet, no la que decidiera el jurado de la revista Time. Lo dicen en su portada: Person of the Year: You. Yes, you. You control the Information Age. Welcome to your world. Como escribe Enrique Dans, desde el que comenta o participa en un foro, crea un blog o sube vídeos a Youtube, hasta el que trollea en el sitio de su blogger más odiado, hemos sido premiados por Time. Un premio más repartido que el Gordo de Navidad.
Bueno, yo no tengo inconveniente alguno en compartir mi premio con todos vosotros.
¿Un tanto «populista» tal vez?
El premio, quiero decir.
Me parece una memez tan grande como el homenaje al soldado anónimo. Una multitud de personas anónimas es, por definición, indistinguible, mientras que el acto de reconocer los méritos de alguien requiere justamente lo contrario: distinción, es decir, un alguien que además haya llegado a ser alguien.
Si el reconocimiento fuera acompañado de un premio, por ejemplo de una estatuilla dorada en forma de bucanero, de troll o de pederasta, ¿quién de nosotros iría a recogerlo en nuestro nombre? ¿Lo luciríamos cada uno durante una milésima de segundo sobre la chimenea de casa antes de pasárselo al siguiente? ¿Por qué no se ha designado como persona más destacada del año a «El Ser Humano», que al fin y al cabo es quien lo hace todo, incluso quien da los premios, y así todos hubiéramos quedado contentos? Bueno, todos menos los líderes del G8 y los humoristas de La Cuatro.
Joder qué susto, pensaba que te habían dado un premio de esos de «el mejor mongoblog según los lectores del 20 minutos».
Enhorabuena por no ser así.
Las masas de las que hablaba don Carlos Marx, interconectadas. El resultado no es precisamente la revolución mundial. Lo que demuestra el optimismo antropológico del socialismo. Menudo patinazo el de don Carlos.