DESDE
LA CHOZA MULTICULTURAL
Un
intento de denunciar las mentiras comúnmente aceptadas como
verdades fundamentales del Sistema
Frente
a la oleada ideológica uniformizadora que recorre el mundo,
un ventanuco de crítica al Sistema.
Frente al gran capital oligopolístico generador de desigualdades,
nuestras recetas macroeconómicas de andar por casa.
Frente al imperialismo cultural aniquilador de la diversidad, tolerancia
y mestizaje.
Capítulo
7: España, el gallego y Portugal
I.
Introducción histórica
Como
complemento a un anterior artículo titulado "La Dinamita
en la Palabra", me dispongo a contarles ahora uno de los más
tristes casos que conozco de manipulación informativa, histórica
y emocional: la destrucción sistemática, y probablemente
planificada, de una lengua que conozco bien: el gallego. Inevitablemente,
tendré que hablar también de nacionalismo, y de Historia.
En primer lugar, deberíamos denunciar la existencia de un
mito: la realidad española no es homogénea en ningún
sentido, y menos en lo que a nacionalismos se refiere. Probablemente
las tres "nacionalidades" o comunidades autónomas
más evidentes, y conocidas como Comunidades Históricas
por haber contado con un Estatuto aprobado por el gobierno republicano
antes de la llegada de la democracia y la restauración borbónica,
dan una impresión de homogeneidad totalmente falsa. Galicia,
País Vasco y Cataluña se parecen muy pero que muy
poco en lo político. Y Galicia aun menos: gobernada desde
hace más de veinte años por el PP en régimen
hegemónico, con apenas un breve intervalo de gobierno progre
que fue rápidamente olvidado, Galicia se erige como feudo
impepinable del último ex-ministro de Franco que sigue en
activo, y donde el aparato burocrático, el amigismo, la componenda
y el caciquismo impregna cada aspecto de la vida pública
y parte de la privada, la actividad industrial y la cultural.
El nacionalismo en Galicia, aunque activo y en algunos aspectos
bastante pintoresco (a diferencia de Cataluña y País
Vasco, NO son de derechas, sino un batiburrillo de distintas influencias
del antiguo tradicionalismo, socialismo, comunismo, leninismo, indigenismo
y de todo un poco), y con una presencia perceptible en la vida pública
más por la actividad febril de los que hay que por su número,
no pinta gran cosa en el conjunto de la vida pública. Sin
embargo, y para asombro de muchos, la imagen que se ha conseguido
dar al exterior, con la innegable ayuda de medios de comunicación
y declaraciones estratégicamente bien diseminadas, es la
de que estamos en una situación en la que los malvados nacionalistas
gallegos tienen o bien actitudes violentas y racistas como en el
País Vasco o que son sibilinos y de corte masónico
como los catalanes, que a la chita callando y con buenas maneras
poco a poco van consiguiendo lo que quieren.
Pues ni una cosa ni la otra: a veces los nacionalistas pueden ponerse
un poco tontos, Beiras puede dar un poco de miedo cuando lo ponen
desgañitándose en un mitin electoral, tienen la manía
de cubrir las paredes con sus carteles (horrorosos, por cierto,
no sé quién se los diseñará pero para
meterlo en la cárcel, oigan), y por regla general andan bastante
más desnortados que sus homólogos del norte central
y del este. Resumiendo: en veinte años de PP en Galicia el
nacionalismo, aunque no del todo mal asentado en un cierto sector
de la población urbana (Galicia sigue siendo mucho más
rural de lo que parece), no deja de ser una fuerza bastante minúscula
en comparación con el fabuloso aparato estatal que ha conseguido
construir el partidito de la gaviota. Por si fuera poco la mala
leche concentrada del nacionalismo, el verse durante tanto tiempo
relegado del poder que ellos creen que les pertenece y restringidos
apenas a unos cuantos municipios, ha desatado todo tipo de fantasías
y de desvaríos ideológicos que repercuten en la visión
que el conjunto de los ciudadanos tienen de ellos. Probablemente
lo peor que le podría pasar ya al nacionalismo gallego sería
llegar al poder, y darse cuenta de todas las idas de olla con la
que ha llenado las cabezas de sus votantes, que quizá le
pedirían que las llevase a cabo. El continuo alejamiento
del poder real por parte del nacionalismo lo ha conducido en la
mayor parte de los casos por una vía de desbarre mental que
lo ha ido apartando cada vez más del principio de realidad.
Sin embargo, como antes indiqué, lo que se ha conseguido
es hacer entender que el nacionalismo en Galicia es rampante, peligroso
y amenazador, lo que hace verse al PP a sí mismo en Galicia
como el salvador de la nación, como los ocupantes de un fuerte
que resisten con heroísmo el asedio de los apaches, y en
el resto de España se difunde la idea de que en Galicia el
nacionalismo "ha sido contenido". Quizá sea verdad...
pero a qué precio...
Esta pequeña introducción sirve para entender cuál
es la situación del idioma gallego en Galicia. Resumiendo:
el PP dice que el gallego vive un "bilingüismo armónico"
con el español y goza de una excelente salud. Según
la UNESCO, el gallego está ya en peligro de extinción,
como el astur-leonés o el aragonés. No sé ustedes,
pero si me dan a elegir entre lo que dice el gobierno popular y
lo que dice la United Nations Educational, Scientific and Cultural
Organization, pues qué quieren que les diga: no tengo ni
que hacer caso a la UNESCO, porque lo que dice ya lo sabía
yo desde hace mucho tiempo.
El gallego se muere. Punto. A este paso no lo salva ni la caridad.
Ahora bien: ¿se muere o lo mataron? Pongámonos el
abrigo y la gorra de caza, encendamos la pipa y llamemos a Watson
para que nos eche una mano.
Empecemos por el principio. Mal asunto, porque escarbar en la historia
medieval siempre es peliagudo y rescatar datos poco conocidos o
molestos siempre conlleva el riesgo de que a uno lo acusen de herejía
y de ser un relajado en la doctrina de la Santa Madre Historia Oficial
Española. Porque quizá no lo sepan, pero casi todos
los datos y cuestiones que esgrimen los nacionalistas sobre historia
o filología son ciertos, y están en los libros de
las bibliotecas de las Universidades Complutense y Autónoma
en Madrid; lo que joroba es que esos datos se puedan filtrar al
vulgo y que éste pueda pensar que no todo lo que le cuentan
es verdad, o que se les dé una interpretación que
no sea la que esa Santa Madre Historia Oficial Española ha
determinado según la Tradición y las encíclicas
ex cathedra de los correspondientes miembros adeptos al Centro de
Estudios Históricos de ayer y de hoy: Real Academia de la
Historia, universidades, ABC, Franciso Umbral, etc.
Y ahora conteste rápido: ¿Qué sabe de Portugal?
Cite a dos escritores en lengua portuguesa que no sean Saramago.
Cite a dos equipos de fútbol que no sean el Sporting de Lisboa
y el Benfica. ¿Fueron España y Portugal una misma
nación? ¿Por qué no lo eran antes? ¿Por
qué luego dejaron de serlo? ¿Existe Portugal? Cite
un plato típico portugués. ¿Se le ha pasado
alguna vez por la cabeza la idea de visitar Portugal, o es para
usted un pensamiento tan exótico como el de ir a Campuchea?
¿Usan euros? Si es el caso, ¿cómo se llamaba
lo que utilizaban antes? ¿Qué coño se habla
en Portugal? ¿Pero de veras existe Portugal? ¿Sabe
remotamente algo de la historia de Portugal o del Imperio Brasileño?
¿Sabe que además de tener fútbol y mulatas,
Brasil está entre las fuerzas aliadas que combatieron contra
el Eje en la Segunda Guerra Mundial, y que envió la Força
Expedicionária Brasileira al mando de João Batista
Mascarenhas de Morais? ¿Hace cuánto que no lee u oye
una noticia referida a Portugal? ¿El portugués es
un idioma o un dialecto?
Si no tiene usted ni puñetera idea de la respuesta a estas
preguntas, o reconoce que efectivamente no tiene ni pajolera idea
de Portugal, del portugués, de lo que hacen o dejan de hacer,
no se preocupe ni lo más mínimo: ES USTED UN ESPAÑOL
TOTALMENTE NORMAL. Esto sólo tiene un pequeño problema:
EL QUE NO SABE ABSOLUTAMENTE NADA DE PORTUGAL NO PUEDE ASPIRAR A
ENTENDER NADA DE LO QUE ES ESPAÑA.
Aunque nos lo tomamos un poco a broma, el olvido, la dejadez, el
absoluto desprecio y desconocimiento de Portugal, no puede ser casual.
Sabemos tan poco de ellos, nos negamos tanto a hacerles caso o a
darnos cuenta de que existen, que no puede ser algo normal, y si
sencillamente pasásemos de ellos sabríamos de ellos
mucho más de lo que sabemos ahora, y la única conclusión
a la que podemos llegar es que ese olvido, dejadez y vivir completamente
de espaldas a ellos es algo consciente y programado... desde hace
siglos.
Quizá hayan hablado alguna vez con un vasco o catalán
cercano a las posiciones nacionalistas y se habrán dicho:
"Qué poco cuadra lo que dice este señor con lo
que a mí me enseñaron en la escuela". Hablen
con un portugués, ciudadano de un país independiente
y con capacidad para crear sus propias mentiras históricas
oficiales con la misma tranquilidad que lo puede hacer España,
Alemania o Francia, y ya verán cómo se les caen todos
los palos del sombrajo.
Desde luego no voy a ser yo el que los ilustre sobre todo lo que
desconocen un país que sencillamente ocupa la misma península
que el nuestro, con el que nos une una historia común y que
es clave para entender todas las trolas que nos hicieron tragar
desde el colegio, pero tendré que compartir un mínimo
de ese conocimiento tan duramente adquirido por mi cuenta si quiero
que puedan llegar a entender algo de lo que les quiero explicar.
Volviendo a mi artículo anterior que versaba sobre el desastre
en la educación respecto a la lengua española: si
ya les dijeron poco sobre las otras lenguas románicas como
el catalán-valenciano o el gallego, ¿no les dijeron
aún menos sobre el portugués, cuyo origen es el mismo
maremágnum lingüístico y romance común
que se hablaba en todo el norte peninsular? Porque no hablar de
lo que en definitiva no es más que "dialectos"
tendría un pase, pero el portugués se supone que es
una lengua de pleno derecho y oficial en varios estados, ¿no?
Además, bien mirado, no merece la pena hablar un poquito
del portugués en clase de lengua española: AL FIN
Y AL CABO SÓLO ES LA LENGUA QUE MÁS SE PARECE AL ESPAÑOL
Y CUALQUIER PERSONA MÍNIMAMENTE ILUSTRADA CON UN POCO DE
VOLUNTAD PUEDE ENTENDER EL PORTUGUÉS ESCRITO. Y echándole
un poco de buena voluntad, leer novelas en portugués está
al alcance de cualquiera. ¿Que no se lo creen? Pues al revés
funciona, que los portugueses a poco que se ponen leen en español
tranquilamente, y con muy buen tino opinan que es mejor leer las
obras en su lengua original. Por un español que lee a Saramago
en portugués puede haber como mínimo cien que leen
a Cela en español. Inquietante...
Tampoco es cuestión de resumir demasiado, pero podríamos
decir que Portugal es en cierto modo el resultado del fracaso militar
y político de España. Primero, el bocas de Afonso
I Henriques (1128-1185), un nieto de nuestro Alfonso VI, se le ocurre
que su condado... le mola más que sea un reino. Su primo
Alfonso VII (que antes de ser rey de León y Castilla lo fue
de Galicia, mire usted por dónde), en vez de ponerlo en su
sitio de dos collejas bien dadas, le dice: "Vale, colega, pero
a mí me reconoces como Emperador de la península".
El portugués (bueno, medio castellano y medio borgoñés)
le dijo que vale, pero le faltó tiempo para hacerse luego
vasallo del Papa y luego hacerse el sueco. ¡La cagamos! Y
después mucho más el 14 de agosto de 1385, en la batalla
de Aljubarrota, en la que las tropas castellanas fueron vencidas
por las portuguesas, y que es para ellos uno de los puntos culminantes
de su historia. (Quizá, bien pensado, no es de extrañar
que queramos vivir de espaldas a unos maleducados que consideran
que vencernos es algo para recordar, y que tienen como heroína
nacional a una especie de Agustina de Aragón que en vez de
invasores franceses, ¡mataba invasores españoles!)
Precisamente esta batalla nos puede dar pie a hacer alusión
a cómo los destinos de Portugal y España se fueron
distanciando, a pesar de ser las dos primeras potencias coloniales
del mundo: España miraría siempre hacia Francia y
al continente, y Portugal como respuesta se alió desde el
primer momento y hasta ahora con Inglaterra, lo que explica la presencia
de temibles arqueros ingleses veteranos de la Guerra de los Cien
Años en Aljubarrota, y que en las películas los nobles
ingleses sean tan aficionados al vino de oporto. También
es de señalar que la alianza entre la Iglesia y el poder
político en España cuando ésta dominaba Europa
hiciese temer a Portugal que la religión pudiese ser una
forma de penetración de la política española
en Portugal, y aunque siempre ha sido un país tradicionalmente
católico la influencia de la Iglesia sobre las instituciones
políticas fue más vigilada por el poder político.
Después, bueno, llegó Felipe II, o como dicen ellos,
Filipe I, pues haciendo valer sus derechos sucesorios (su mamá
era hija del rey de Portugal y esposa de Carlos V, Carlos I de España)
en 1580 derrota a António Prior do Crato en Alcântara
y tras llegar a Lisboa es coronado en las cortes de Tomar, y jura
mantener las instituciones del reino recién adquirido, y
respetar que esas instituciones sean gobernadas por portugueses.
(¿Les suena esto a algo?) Portugal sería uno más
de los reinos de España, como Castilla o Navarra, de 1580
a 1660. Como lo oyen: los portugueses fueron españoles. Y
después dejaron de serlo.
Ahora
reflexionen un momento e intenten recordar lo que les enseñaron
sobre ese período histórico. Más bien poquito,
¿verdad? La independencia (lo siento, pero no hay otra palabra)
de Portugal es un tema muy espinoso, y ahora aun más, y se
suele citar de pasada. En particular en algunos libros de bachillerato
que he consultado se cita la anexión, y después a
partir de 1660 se habla nuevamente de dos países independientes
como si tal cosa. No, si aún será que la manipulación
histórica, las medias verdades y hacer ese tipo de requiebros
de argumentos no va a ser exclusiva de los nacionalismos periféricos,
y que existe un nacionalismo centralista o "patriotismo constitucional".
(Si quieren saber lo que era el patriotismo constitucional antes
de que el PP jodiese irremediablemente el termino interpretándolo
a su manera, visiten www.esi2.us.es/~mbilbao/pdffiles/vega.pdf.
Y para entender del todo el tema: www.aznar.net/Opinion/Art%C3%ADculos/elpatriotismoconstitucionalleguina.240102.html).
Portugal
se independizó de España en 1660 por dos razones muy
simples:
1º España no pudo reaccionar a tiempo y con Felipe IV
ya estábamos en lo que iba a ser nuestra decadencia política,
militar y económica. Se les llega a ocurrir independizarse
con Felipe II o al principio del reinado de Felipe III y ahora los
brasileños estarían cantando sambas en recio y viril
idioma castellano
2º Por decirlo de una forma suave, los portugueses estaban
hasta los mismísimos cojones de los españoles. Pero
hasta los cojones, ¿eh? Nos tenían hasta en la sopa,
sus instituciones estaban siendo respetadas como ustedes se pueden
fácilmente imaginar y poco a poco altos cargos políticos
y eclesiásticos estaban siendo ocupados por castellanos.
Y por si fuera poco, ya desde Felipe II la Chancillería española
tenía muy claro que la lengua de la administración
de tan vario pintos territorios como tenía la Corona, debía
expresarse en español, y veían muy ominosamente la
experiencia de Fernando el Católico, que en su propio reino
había sustituido al aragonés por el castellano como
lengua administrativa. Si hoy se le pregunta a los portugueses cuál
sería el estado de su lengua de no haberse independizado
de España, puede que contesten: "Pues estaríamos
como ahora el gallego". Decid que sí, vecinos: si cuarenta
años después, en 1700, el primer rey Borbón
Felipe V hubiese sido también rey de Portugal, habría
abolido las leyes portuguesas igual que hizo con los fueros de los
antiguos reinos.
Bueno,
ya vamos conectando los dos temas del título.
Dejamos
por tanto a Portugal nuevamente independizado, con un período
de ocho años, 1660 a 1668, en el que no se le reconoció
esa independencia y por tanto fue considerado una especie de reino
en rebeldía al que no se le podía meter mano porque
no había dinero ni ganas de hacerlo. Y Portugal desapareció
de la Historia de España. Desapareció, no se puede
decir de otro modo. Es lo que se llama la destrucción de
la memoria, la "damnatio memoriae" que ya practicaban
los romanos frente a traidores o personajes que caían en
desgracia: no volver a hablar de ellos, no citarlos, y borrarlos
de los registros como si nunca hubiesen existido. Esto suena, obviamente,
a los desaparecidos de las dictaduras militares, a las prácticas
de manipulación de la época stalinista en la que cada
fotografía y papel era manipulado para borrar de la existencia
a los disidentes, y al continuo revisar de estatutos y registros
del Opus Dei, de modo que personas que pudieron haber trabajado
gratis para ellos durante décadas sencillamente "no
consta" que fueran parte de la organización. En palabras
de George Orwell, se convertían en "no-personas".
Pues Portugal se convirtió en un no-país. Estaba,
pero como si no estuviera. Por si fuera poco, desde entonces los
destinos de España y Portugal no tuvieron mucho que ver,
la conflictividad terrorial de las posesiones americanas ya habían
sido dirimidas, y sólo después Portugal serviría
como cabeza de puente de Inglaterra para atacar al poder napoleónico,
y con Godoy les chorizamos un cachito de territorio en la Guerra
de las Naranjas. Pero aun así España sencillamente
se olvidó de que le faltaba un buen pedazo para llamarse
legítimamente España, y se negó a recordar
su existencia del mismo modo que todos por experiencia conocemos
familias que dejan en el olvido a un familiar que hizo algo que
se consideraba horroroso, y de ahí las melodramáticas
frases de "Yo no tengo hermano", o "Yo no tengo ningún
hijo", o "Tu padre murió a manos de un jedi renegado
llamado Darth Vader". ¡A Anakin Skywalker sí que
le hicieron una buena "damnatio memoriae"!
Que
España a partir de entonces viviese de espaldas a Portugal
por este hecho puede parecer una exageración, pero no lo
es tanto si pensamos en lo citado anteriormente, y ese hacer el
completo vació a una nación que nos había a)
traicionado b) abandonado c) chuleado d) todas las anteriores, contrasta
por el otro lado con la obsesión nacionalista de los portugueses
y cierta monomanía con España. Todo lo que nosotros
los ignoramos, ellos nos prestan atención de más,
y a cada maniobra política y alianza exterior de España
hubo un contramovimiento diplomático y búsqueda de
alianzas que garantizasen la independencia de Portugal. El mismo
hecho de quedar Portugal aislada de Europa explica su necesidad
de volcarse hacia el exterior hacia América, África
y Asia, rodeados por una nación que se percibió siempre
como hostil y amenazadora. España es en las exaltaciones
patrias y excesos nacionalistas la "bestia negra" y anatema
de Portugal, y eso llega a nuestros días, de modo que cualquier
inyección fuerte de capital español en Portugal o
la compra de empresas portuguesas por parte de españolas
se ve como una agresión directa a la independencia de Portugal
y como un claro intento imperialista español. Para muestra
se puede consultar http://manifestoportugal.net/artigo07.htm
, donde además se puede comprobar el tono más bien chulesco y ofendido
de la posición española, que recuerda claramente la postura que
se toma ante reclamaciones catalanas o vascas. Más aun: si se atreven
con la lengua portuguesa (venga, ánimo) y bucean en ese mismo enlace
principal, http://manifestoportugal.net,
podrán ver el verdadero acojono que tienen a día de
hoy los portugueses con respecto a España, denuncian continuos
movimientos de España para atraerlos a su dominio y cosas
por el estilo. Vamos: RÍANSE USTEDES DEL NACIONALISMO CATALÁN
Y VASCO, y hay una constante denuncia en toda Portugal de la penetración
lingüística, a la chita callando, del español
en Portugal, y de la arrogancia de las empresas españolas
en Portugal que pasan del portugués como de comer mierda
y se dedican a hacerlo todo en español, curiosamente lo mismo
que se critica aquí a las multinacionales, que lo hacen todo
en inglés y pasan del español. Avasalla el que puede,
no el que quiere.
Por otro lado, veamos el párrafo inicial de una de las páginas
del portal de hermanamiento luso-brasileiro "Cá estamos
nós" ("Aquí estamos nosotros", nada
menos) http://www.caestamosnos.hpg.ig.com.br/brasil.htm:
"Muita
gente esqueceu ou não sabe que Portugal antes de se tornar
o único país independente da Península Hispânica
(hoje Península Ibérica) teve de lutar durante muitos
séculos pela sua independência. Desde os Lígures
até aos Mouros, foram séculos de ocupação,
privação e exploração por outros povos.
Mas os Lusitanos foram reagindo e um dia tornaram-se independentes.
De 1580 a 1660, Portugal voltou a ser ocupado, neste caso, pela
poderosa Espanha. Mais uma vez reagimos e voltámos a ser
independentes. E mais, um País tão pequeno e pobre,
conseguiu reconquistar na altura enormes territórios coloniais
como o Brasil e Angola, já lá com franceses, holandeses,
espanhóis implantados..."
"Mucha
gente ha olvidado o no sabe que Portugal antes de convertirse en
el único país independiente de la Península
Hispánica (hoy Península Ibérica) tuvo que
luchar durante muchos siglos por su independencia. Desde los ligures
hasta los moros, fueron muchos los siglos de ocupación, privación
y exploración de otros pueblos. Pero los lusitanos fueron
reaccionando y un día se volvieron independientes. De 1580
a 1660, Portugal volvió a ser ocupado, en este caso, por
la poderosa España. Pero una vez más reaccionamos
y volvimos a ser independientes. Y además, un país
tan pequeño y pobre, consiguió reconquistar al fin
enormes territorios coloniales como el Brasil y Angola, ya entonces
con los franceses allá, holandeses y españoles establecidos..."
En la historiografía española se habla de la "unificación
de España y Portugal", y en la portuguesa, de "ocupación".
Para España la unión con Portugal es la recuperación
de la verdadera unidad peninsular visigótica, que no entendía
de españoles y portugueses, y que según los historiadores
"patriotas constitucionales" está implícita
ya desde las pedradas de don Pelayo, y para Portugal eso mismo es
la invasión de unos extranjeros. ¿Quién tiene
razón? Pues depende desde qué lado de la frontera
se mire. Difícilmente se puede por tanto considerar verdadera
"ciencia" a la Historia, como defienden algunos, pues
sería como si la constante de la Gravitación Universal
variase de un país a otro dependiendo de un decreto ley.
Y no
dude una cosa: por mucho que casi el 100% de los españoles
ignoren que existió una batalla llamada Aljubarrota, si un
español va a Portugal ya se encontrará con un portugués
que se lo explique y le cuente la historia de Brites de Almeida,
una panadera con una historia detrás más emocionante
que el Capitán Trueno (secuestrada por piratas y vendida
en Argel, vuelta a la patria en situaciones de película y
hábil con la espada como si la hija de D'Artagnan se tratase)
que se cargó a siete compatriotas nuestros a golpes de pala
de panadero. De hecho, la pala se conserva, y forma parte de la
procesión que celebra la victoria en esa batalla. Y si esto
les da dentera imagínense al maño de turno explicándole
al Jacques correspondiente cómo Agustina hacía volar
a sus ancestros a cañonazos y le cante lo de: "La Virgen
del Pilar diceeeee.... que no quiere ser fancesaaaa... que quiere
ser Capitanaaa... de la tropaaa... aragonesaaa..."
Otra
explicación complementaria de la relación España-Portugal
podría ser que sencillamente se pasa de aquél que
está por debajo de nosotros. Los franceses, los alemanes
o los ingleses nos hacen caso, sí, pero quizá no tanto
como nosotros a ellos. Sencillamente, el que se cree que es la hostia
ignora a los demás, sobre todo si cree que está por
encima de ellos. Esto podría ser un motivo de reflexión:
nosotros nos permitimos el lujo de ignorar y ningunear a un país
lleno de historia, tradiciones, literatura y cultura como Portugal,
que además lo tenemos a tiro de piedra, así que, ¿por
qué nos enfadamos tanto cuando sabemos que los paletos de
los Estados Unidos no saben ni que existimos y prohiben la importación
de jamón serrano, cuando los cultísimos japoneses
igualmente ignoran que existimos y del mismo modo desprecian nuestros
artesanales productos derivados del gorrino, y no por eso los criticamos?
Probablemente "gracias" a la contumacia de Aznar de apoyar
a los americanos en el ataque a Irak éstos sepan más
de nosotros, y que efectivamente existimos, del mismo modo que para
que un escritor portugués como Saramago haya sido reconocido
en España éste haya tenido que venirse a vivir aquí,
hable en español cuando le preguntan y demuestre su ridículo
"iberismo" y cierto desapego por Portugal, alabado sentre
otros por Fernando Sánchez Dragó.
Santiago
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