Elecciones
2000
ANÁLISIS
POR CIRCUNSCRIPCIÓN
Como
ya os indicamos esta sección excede nuestras posibilidades actuales,
con lo que sólo se comentó lo que se cocía en la provincia de Valencia.
El análisis de lo que ha ocurrido se encuentra tras la exposición
previa al voto.
VALENCIA
(Congreso): publicado antes de las elecciones
La
circunscripción de Valencia es un ejemplo claro de lo que está en
juego en estas elecciones. Se trata de uno de los lugares donde
puede haber baile de escaños entre PP y PSOE (es improbable que
ello ocurra en las provincias menos habitadas), IU puede perder
representación y la fuerza de los grandes partidos no está claro
si permitirá a otras formaciones obtener representación. El PP ha
optado por el perfil bajo. Su cabeza de lista, Francisco Camps,
sabe que tiene poco que perder y ha optado por la discreción. Se
trata por otro lado de una característica de la personalidad del
candidato: la prudencia. Del Opus Dei, Camps es una persona formada
y valiosa, inteligente. Formado en la cantera de líderes populares
que ha sido el Ayuntamiento de Valencia (que ha nutrido al Gobierno
Central con el propio Camps, en el Ministerio de Administraciones
Públicas, o con Juan Cotino en la Dirección General de la Policía;
al Ejecutivo Autonómico de Eduardo Zaplana y las listas al Congreso
y Senado), Camps ha pasado por el Congreso, la Conselleria de Educación
(fugaz pero eficazmente) y ha terminado por recalar, como ya se
ha apuntado, al lado de Acebes. La lista del PP se completa con
alguna que otra sorpresa como es el caso de la antigua Directora
General de Universidades, Carmen Martorell.
Las
expectativas del PP son revalidar al menos sus resultados del 96,
cuando ya ganaron ampliamente a los socialistas. Dado que tanto
Unió Valenciana como IU (Esquerra Unida en Valencia) pueden perder
un diputado el PP aspira a lograr cualquiera de los dos que caiga
(o los dos, si se tercia, aunque para ello el derrumbe del PSOE
debería ser espectacular). Caso de que ambas formaciones repitieran
resultados el PP sólo podría incrementar su representación a costa
del PSOE, lo que, visto los resultados de las últimas elecciones
autonómicas tampoco es imposible. El PP de la Comunidad Valenciana
presenta como notable aval que añadir a la gestión de Aznar los
incuestionables aciertos de la política en la Generalitat, que tan
buenos réditos han proporcionado a Zaplana en las autonómicas, en
las que alcanzó una histórica y más que confortable mayoría absoluta.
Este dominio del PP es tanto más sorprendente en una tierra como
la valenciana, que tradicionalmente ha sido considerada de izquierdas.
En
este sentido podemos detectar claros paralelismos entre lo que ocurre
en Valencia y el resto de España. Por ello quizá convenga revisar
viejos clichés y valorar la creciente importancia de los jóvenes
incorporados en los últimos cinco o seis años al censo electoral,
que se guían por otros parámetros. Es notable además el caos que
se ha instalado en el PSOE de Valencia (PSPV-PSOE), con lo que a
la gestión más o menos afortunada de los gobiernos populares se
suma otra dificultad a las expectativas electorales de este partido:
su tendencia a la canibalización, el conflicto y a ahuyentar al
votante. Quienes tengan reparos ideológicos o no compartan las políticas
desarrolladas por el PP no pueden dejar de reconocer que el PSOE
de Valencia lo pone difícil para votarles. En primer lugar, el que
fue y es cabeza de lista por la provincia y secretario de organización
del PSOE, Ciprià Císcar, se ha encargado de consolidar el liderazgo
en la Comunidad Valenciana por medio de una gestora sin peso político
alguno y que es mera correa de transmisión de sus dictados y a base
de dinamitar la base del partido. Las lamentables consecuencias
del Congreso Extraordinario (en el que más de la mitad de los compromisarios
acabaron por largarse y la ejecutiva elegida duró 24 horas) han
afectado notablemente a la imagen de un PSPV que sólo puede contar
con su fiel electorado tradicional y con el voto de aquellos que
busquen desalojar al PP del poder, pues es complicado encontrar
a alguien ilusionado por una candidatura gris y de otra época (aunque
se hable de renovación encontramos a Císcar, Alborch y Pérez Casado
en los primeros puestos). Sin embargo, y fruto de la posible pérdida
de escaños a cargo de UV e IU ya reseñada, es incluso posible que
el PSOE suba de seis a siete diputados. Para ello ambas formaciones
deberían perder un diputado y que el PP no sacara una diferencia
espectacular, y así uno lo ganarían los populares y otro los socialistas.
Se trata de un supuesto improbable. Acortar la distancia con el
PP parece una absoluta quiemera. Si el PSPV logra repetir resultados
y distancia con el PP se darán, a buen seguro, por satisfechos.
Esquerra
Unida del País Valencià vive una situación similar a la que padece
en toda España. Puede perder su clásico diputado por Alicante y
casi se da por segura la reducción de representación en valencia:
de dos escaños a uno solo. En ese caso la única diputada de la coalición
sería Presentación Urán, la consagración de la más absoluta mediocridad.
Su única virtud política fue la fidelidad a Joan Ribó cuando el
PCE del País Valencià pasó a cuchillo a su anterior dirigente, Zamora.
Aunque es diputada desde hace un par de legislaturas su tendencia
al sesteo y nula actividad parlamentaria hacen que sea una casi
total desconocida, lo que, dado lo cortita que es la chica, casi
es mejor para su formación. Digamos que, también en este caso, nos
encontramos con una incitación a la fuga. Otra cosa es que Esquerra
Unida confíe en que la perspectiva de que semejante incompetente
sea la única representante valenciana de IU en el Congreso movilice
a su electorado para tratar de evitar semejante desastre. Se nos
antoja algo improbable. Lo que parece claro es que ni IU Madrid
ni EU Valencia quieren que sus representantes brillen con luz propia,
algo que tampoco puede ser criticable tras la anterior experiencia
con el nº 1 por Valencia (Ricardito Peralta, que con sus amigos
de NE han dado nuevo vigor al transfugismo. Conviene aclarar que
tampoco es que el chico brillara mucho. Por lo que se ve el PCE
valenciano no acaba de lograr superar el nivel intelectual de las
nuevas hornadas de soldados profesionales).
En
cuanto a los exotismos varios que presentan lista por Valencia y
aspiran a obtener representación (el número de escaños en juego
así lo permite) encontramos una enconada lucha entre las dos antes
antagónicas opciones de nacionalismo valenciano. Por un lado el
regionalismo taronger heredero de González Lizondo que se ha remozado
y centrado con nefastos resultados (bombardeado por el PP, que ha
ejecutado un perfecto abrazo del oso) por lo que trata de resituarse
y por el otro el otrora autodenominado nacionalismo de izquierdas
que ya ha cesado en la lucha de tratra de convencer a alguien de
que la izquierda y el nacionalismo son compatibles más allá de experimentos
nacionalsocialistas y ha pasado a asumir su condición de partido
de derechas (por algo CIU y el PP les pagan las campañas para que
quiten votos a UV). Unió Valenciana, la primera de las opciones,
tenía un diputado y aspira a conservarlo, aunque la lucha se antoja
dura, dados los ataques que recibe desde todos los frentes y su
brutal fracaso de las autonómicas. Por sus votos y su escaño lucha
la segunda de las opciones, con un cabeza de lista como Mira, que
va por ahí de intelectual y al que, sorprendentemente, nadie le
ha echado en cara todavía el escándalo de su cátedra. El tío por
lo visto sabe griego, lo que, dado que se dirige a un electorado
obsesionado por cuestiones lingüísticas, quizá sea un aval. Aunque
nadie parece tomarse muy en serio el BNV puede lograr este objetivo,
aprovechando la sangría de UV, el apoyo del PP (que está siendo
brutal) y la fascinación que en parte de la juventud valenciana
parece ejercer el paradigma de expulsión del extranjero que trata
de imponer el bloque nacionalista en el País Vasco y que aquí predica
el BNV. También se presentan por Valencia el Gil y el UC-CDS, sin
niguna posibilidad.
Valencia
(Senado): publicado antes de las elecciones
Si
la situación en esta circunscripción al Congreso es desesperante
las candidaturas al Senado demuestran que ni siquiera el desbloqueo
de las listas es la solución en este sistema de partidos donde se
premia a elementos absolutamente impresentables. El PP presenta
como principal candidato a Pedro Agramunt un clásico bonachón que
no hizo mal a nadie (tampoco a los socialistas) durante los años
en que el PSOE gobernó y Agramunt era el líder del PP en la Comunidad
Valenciana (iniciando la saga de grandes prohombres populares dignos
de encomio por el espectacular braguetazo protagonizado). El panorama
es todavía más desalentador y muy jurídico en el famoso "barullo
de progres". Por EU el impresentable comandante Pitarch, que dada
su incompetencia en el campo de batalla ha pasado a martirizar a
numerosos alumnos dando unas pésimas clases de derecho constitucional.
Y por el PSOE la muy lermista y licenciada "a la Ramon-Llin" Pepa
Frau y el recuperado Segundo Bru: la renovación en estado puro.
Las opciones más exóticas, y quizá por ello las más recomendables
(como no van a salir elegidos tampoco es muy grave meter la pata)
son las de las candidaturas nacionalistas. De los tres candidatos
de Unió Valenciana nos quedamos con Lorena Ferrandi, que para algo
está bastante buena. Y el Bloc Naciolista Valencià presenta a Ferran
Torrent, quien es una opción sugerente por lenguaraz, caradura,
inteligente y excelente escritor.
Las
elecciones en Valencia. Resaca postelectoral: publicado el 14-03-00
El
PP ha arrasado en la Comunidad Valenciana, como era de prever. Además,
y en justa consonancia con el efecto barrido que se ha producido
en toda España, la victoria de los populares valencianos ha certificado
el mejor de los escenarios posibles: el PP se ha comido tanto el
único diputado que tenía Unión Valenciana como el que ha perdido
Esquerra Unida. Resultados excelentes del PP, que de este modo pasa
de 7 a 9 escaños (y de 15 a 19 en el conjunto de la Comunidad Valenciana,
con lo que cualquier observador imparcial puede calibrar la fuerza
de Eduardo Zaplana en el Congreso, donde envía tantos diputados
como el PP de la capital). Camps, como en campaña, ha optado por
el perfil bajo que tan buenos réditos le ha proporcionado. El PSOE
de la provincia de Valencia, con su lista renovadora encabezada
por Ciprià Císcar, ha logrado los peores resultados en términos
de porcentaje de voto de sus historia. Sin embargo la desaparición
de sendos escaños de UV e IU a manos del PP ha impedido (cosas de
nuestro sistema proporcional) que perdiera algún diputado. Se trata
esta de una excusa a la que se agarran desde ayer desesperadamente
los acólitos de Cipriano-Ciprià-Cebrià, que aducen que esa no pérdida
(aunque la ventaja del PP en escaños se triplique) y la catástrofe
a nivel nacional para definir como excelentes (sic) los resultados
obtenidos. Los próximos meses se anuncian moviditos y esperamos
empezar a ver ya los movimientos de Asunción, Plà, Lerma y toda
la alegre colla derrotada por la Ejecutiva ciscarista. Mientras
tanto Diego Macià, alcalde de Elche y presidente de la gestora impuesta
desde Ferraz, anuncia una "renovación de ideas". La poltrona tira,
como ven, mucho.
Esquerra
Unida ha estado a un tris de pasar a ser extraparlamentaria. Pierde
dos de sus tres diputados por la Comunidad Valenciana y sólo Presentación
Urán tiene puesto para proseguir con su labor de oposición silente
y misteriosa que tan encandilados tiene a los órganos rectores de
la coalición en Valencia. Ribó, el jefe de la cosa comunista de
la región, ha señalado que la cosa no es para tanto y que los resultados
NO son desastrosos. Ignoramos qué entiende este señor como una catástrofe
si la pérdida de casi 200.000 votos y pasar del 12% de apoyo al
5'5% no lo es. El pacto, eso sí, les ha salvado la cabeza. Esta
gente (Urán, Ribó, y Mollà que los perpetuó con su espectacular
traición) ha perdido el sentido de la realidad, y ha demostrado
que sus éxitos políticos no pueden ir más allá de las intrigas palaciegas.
El
nacionalismo valenciano está de enhorabuena. En la provincia de
Valencia tanto Unión Valenciana como el Bolc Nacionalista Valencià
se han quedado sin representación (aunque los primeros tienen unos
8.000 votos más que los segundos). Así lo han entendido los del
BNV que festejan su partida de nacimiento como el "nacionalismo
del siglo XXI". Es patético ver a sus dirigentes alborozados por
haber sacado, en el conjunto de la Comunidad Valenciana, 500 miserables
votos más que UV. Es decir, que para ellos es un éxito histórico
sacar el mismo número de votos que lo que constituye el mayor fracaso
de UV. Es un éxito sin precedentes estar desde 1986 sacando siempre
en torno a un 2-3% de los votos y no lograr nunca representación.
Se trata de una hazaña tanto más meritoria cuando el BNV ha logrado
perder aproximadamente un 50% de sus votos en medio año y además
en un entorno como el que hemos vivido, donde el PSOE de la Comunidad
ha perdido más de 200.000 votos e Izquierda Unida otro tanto (casi).
Estos chicos del BNV son unos incompetentes pero, eso sí, tienen
más moral que el Alcoyano.
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