Bloggers en la Academia

En los Estados Unidos las Universidades se han llenado de profesores que escriben sobre asuntos jurídicos de actualidad o en torno a las cuestiones que están estudiando, que comentan sentencias o que participan en polémicas sociales y políticas empleando para ello sus blocs en Internet, con la intención de llegar a más gente, sin duda, aprovechando la capacidad de penetración y porosidad de la herramienta.

Como es obvio, parece difícil desde aquí (incluso es probable que tampoco sea sencillo saberlo para quienes allí están) tener muy claro a quiénes, en concreto, se dirigen mayoritariamente. ¿A los colegas?, ¿a sus estudiantes?, ¿a la opinión pública, en su estrato más informado?, ¿o incluso a la cerrada y retroalimentada comunidad de bloggers que, también en el universo de los las bitácoras jurídicas, ha acabado por conformarse, inevitablemente? En realidad, da un poco igual. Cuando las aportaciones son de interés, éstas tienen valor trascendiendo incluso el público al que su autor las destinaba. La ventaja de Internet es que, cuando se tiene algo que decir, el resultado suele ser gratificante para quien topa con él.

En España no parece que, por el momento, la cosa haya despuntado. Todo se andará, sin duda. No sólo los cuadernos de este tipo, sino la generalización del acceso a la red, a bases de datos y a información y opinión especializada están llamados a jugar un papel creciente. Cambiarán con ello muchas cosas y también la forma de enseñar, la de acceder a los estudiantes y mostrarles cómo la realidad se ve afectada por el Derecho, la manera de enfocar los asuntos que nos interesan y nos estudiamos y también, por supuesto, la capacidad de que las reflexiones que hacemos los juristas (profesores o no) lleguen a más gente e incluso que puedan incorporarse con mayor facilidad y carta de naturaleza (al menos en sus bases más asequibles para el lego) al debate público.

Como en los Estados Unidos ya hay un caldo de cultivo desde hace años podemos aprender bastante de cómo están cambiando las cosas en sus Universidades y en el quehacer de sus profesores (y también en el de quienes se dedican a enseñar en las Universidades sin serlo o sin serlo todavía). Que la cosa está madura en ese país y en ese concreto ámbito es algo de lo que hay pruebas fehacientes: existe ya una camarilla de bloggers jurídicos que son los que siempre aparecen citados y mencionados; empiezan a menudear jornadas y seminarios sobre cómo están cambiando los blogs la «ciencia jurídica» (me permito traducir así legal scholarship, que en realidad se refiere más a la «doctrina jurídica» porque me temo, para nuestra desgracia, que es la mejor manera de que se me entienda en castellano); y, por supuesto, estas reuniones cuentan siempre con los mismos participantes, que son los de la camarilla, algunos de los cuales tienen bastante gracia y aportan reflexiones más o menos interesantes, mientras otros, la verdad, dan un poco de vergüenza ajena. Yo tengo mis preferencias, como es normal, así como la sensación de que de alguna manera la impresentabilidad se transmite en casi todo lo que hacemos, por lo que no es anormal que, a su vez, los más interesantes cuadernos jurídicos sean los de los tipos más cabales mientras que los que se dedican a relatar cuestiones bastante superficiales o al adoctrinamiento sean los de los que menos contenido aportan a estas reflexiones. Pueden ver algunos ejemplos en las jornadas realizadas en la Harvard Law School que están colgados en la Legal Science Network de la SSRN. O en las contribuciones colgadas a partir de la presentación sobre cómo será en el futuro la doctrina jurídica que ha venido publicando recientemente The Yale Law Journal Pocker Part (una sección cibernética de la tradicional revista jurídica más volcada en la actualidad, a partir de trabajos breves y menos académicos, que su venerable alma mater).

El caso es que a través de un bloc se puede aspirar a hacer muchas cosas. Otra cosa es lograr, de veras, que sean de interés. El hecho de que en España no se haya hecho hasta la fecha casi nada no ha de desalentar sino, asumiendo que es probable meter la pata y fallar, inducir a promover nuevas fórmulas hasta dar con alguna que funcione. Parece razonable pensar que un cuaderno de un profesor puede, así, en primer lugar, resultar un instrumento útil para que un profesor identifique las vertientes jurídicamente atractivas de cuestiones que afectan a la vida cotidiana y a los intereses de sus estudiantes. Podría convertirse, de este modo, en una vía para acercarles a las implicaciones en Derecho, que muchas veces les resultan inadvertidas, de aspectos de la realidad que, en sus globalidad, forman parte (y en ocasiones muy importante) de sus vidas. En un mundo ideal, uno puede aventurar, llevado por la ilusión, que algo así ha de ser motivador a la fuerza.

Más allá de esta labor, la principal función e importancia que se me ocurre que pueda tener la publicación en Internet del bloc con las reflexiones de un jurista es la de aproximar a la sociedad, en lo que se pueda, el pensamiento jurídico y las bases del mismo en lo que afectan a cuestiones objeto de debate y controversia política y social. En el fondo, la verdad, si se hiciera esto correctamente se podría, además, cumplir a la vez con la primera de las posibles utilidades señaladas, con lo que… ¡miel sobre hojuelas! Porque si bien dedicar un weblog a los alumnos no deja de ser una actividad con un punto de artificiosidad notable con el enorme peligro de convertirse en algo totalmente huero, aprovechar para ello unas reflexiones realizadas con otra pretensión permite ir más allá. Porque supone, adicionalmente, hacerles partícipes de algo que también es importante o debiera serlo en la formación de cualquier estudiante de Derecho: que su saber especializado sólo tiene sentido en contacto con una realidad social en la que ha de participar e implicarse, a la que ha de devolver el esfuerzo que ésta ha dedicado para darle unas herramientas de las que muchos otros no disponen y que ha de contribuir a paliar el aislamiento en que vive el mundo del Derecho, a contribuir a la elevación del nivel de conocimiento jurídico y constitucional de la sociedad. Porque constituye una grave responsabilidad de la comunidad jurídica en su conjunto no haber sido capaces de, hasta la fecha, cumplir con este cometido.

Cualquier aportación pública que haga en estos momentos en España un jurista no puede sino inscribirse en el intento de colaborar, de aportar un mínimo granito de arena, en esta labor. Dado que, si hay algo constatable respecto a lo mal o bien que hemos hecho las cosas como colectivo, es la pésima capacidad de transmitir aquellas consideraciones de principio en las que se basa tanto nuestro trabajo como la misma ordenación de la convivencia (en tanto que normativizada) en sociedad. En España, en la actualidad, el nivel del debate público en lo que atañe a las repercusiones jurídicas de los problemas y conflictos sociales es bastante desalentador. La culpa es esencialmente nuestra, que vivimos acostumbrados a compartir nuestro conocimiento sólo con los colegas o con los estudiantes, sin que nos haya preocupado nunca demasiado qué haya más allá de nuestra pequeña comunidad jurídica, de sus ritos, de sus tribunales, de sus cuerpos… No hemos sido capaces los juristas españoles, ni siquiera, de dotar a las nuevas generaciones de un conocimiento de mínimos sobre el marco constitucional, sobre los derechos que proclama, sobre las garantías que consagra y la importancia de las mismas. Nos ha interesado tan poco esta faceta de nuestra labor que ni siquiera se ha planteado nunca con seriedad la necesidad de que, por ejemplo, estas cuestiones tan básicas formen parte del itinerario formativo de cualquier niño.

Internet está llamado también a modificar sustancialmente la forma en que nos comunicamos entre nosotros, juristas, profesores, estudiantes. Habrá que ir poco a poco saliendo de la madriguera, a ver qué podemos hacer que sea de interés. De momento, ya parece claro que también aquí las revistas jurídicas están llamadas a cambiar, que aparecerán foros dando cuenta de la actualidad o blogs temáticos a la manera de los que menudean en Europa. Mientras en los Estados Unidos o la Unión Europea empieza a ser norma que las revistas se publiquen íntegra y gratuitamente en la Red, que las Administraciones tengan una amplísima base de datos de uso público y cuelguen documentación cuyo conocimiento público es de gran interés (cuando no obligatorio) en múltiples áreas: medio ambiente, urbanismo, etcétera; España sigue un tanto adormilada. Es evidente que esta situación no durará mucho. Ya empiezan a detectarse los embriones de iniciativas que pueden ser de calado, a poco que sus iniciadores perseveren con el rigor y trabajo que lo vienen haciendo: desde jóvenes juristas que se dedican a compartir en populares listas de correo los documentos más interesantes que encuentran a revistas en línea que han apostado por una línea acorde con lo que exigen los tiempos: rigor, seriedad, coherencia temática y contenidos en abierto.

Esperemos que, con los inevitables titubeos, todas las iniciativas que lo merezcan se consoliden y que vengan muchas más. No parece, visto lo visto, que andemos sobrados de ellas.



7 comentarios en Bloggers en la Academia
  1. 1

    Felicidades, ha quedado perfecto. Loor y gloria a Lydia, una vez más. Y bienvenido al Lado Oscuro de la blogosfera.

    Un abrazo

    Comentario escrito por Guillermo López — 22 de septiembre de 2006 a las 11:02 am

  2. 2

    Felicidades

    Comentario escrito por María — 26 de septiembre de 2006 a las 1:11 pm

  3. 3

    Muchas gracias a los dos por la bienvenida. Hay que tener en cuenta que el bloc promete: su orientación temática va a garantizarle visitas más bien escasas. Con lo que esto es un desembarco en la blogosfera, sí, pero menos. Una cosa más bien íntima y de consumo interno.

    Comentario escrito por Andrés Boix — 26 de septiembre de 2006 a las 7:49 pm

  4. 4

    Hola Andrés:
    La idea es muy buena, y te doy ánimos para seguir adelante.
    A lo mejor, si metes fotos de desnudos en mitad del texto te queda algo, igual un poco kitsch, pero con visitas aseguradas.
    Un abrazo.

    Comentario escrito por Manolo — 27 de septiembre de 2006 a las 10:28 am

  5. 5

    […] Cuando este bloc daba sus primeros pasos, tenía la sensación de que en ocasiones sería complicado encontrar temas jurídicos de los que tratar sobre los que poder aclarar algunas cosas que quizá ayudaran a ir algo más allá de lo que la habitual barahúnda político-mediática permite. De momento, no es el caso. Probablemente esto es un buen indicador del nefasto grado de judicialización de la vida española, en todos los niveles y, también, en lo que se refiere a la discusión y debate públicos. […]

    Pingback escrito por No se trata de hacer leer » Ácido bórico, informes periciales, falsedades documentales y jueces estrella. — 03 de octubre de 2006 a las 6:39 pm

  6. 6

    ¿Por qué a veces dices bloc y otras blog? Me resulta muy curioso.

    Comentario escrito por Virginia — 05 de octubre de 2006 a las 4:04 pm

  7. 7

    […] La discusión y aportaciones que en The Yale Law Journal Pocket Part se está ventilando al hilo de los bloggers y la Universidad se ha enriquecido con alguna aportación más. Además de una visión, al fin, algo menos panegírica de lo habitual, me ha llamado la atención, en concreto, el trabajo de Rosa Brooks centrado en analizar qué puede significar para las mujeres dedicadas a la Universidad la era de Internet. […]

    Pingback escrito por No se trata de hacer leer » Discriminación por razón de sexo en la Universidad — 10 de octubre de 2006 a las 4:15 pm

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