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Eduardo García de Enterría, Luís Díez-Picazo, Aurelio Menéndez, Francisco Laporta, Enrique Gimbernat, Francesc De Carreras, Tomás-Ramón Fernández, Santiago Muñoz Machado y Manuel Atienza, es decir, quienes son, sin duda, algunos de los más importantes juristas de España, han promovido un Manifiesto en el que demandan que los estudios de Derecho, al igual que en otros países de nuestro entorno (notoriamente, Alemania), queden fuera del proceso de Bolonia. Dado su innegable interés, reproducimos el razonado argumentario que avala la petición, remitimos al Manifiesto y enlazamos el formulario de adhesión con la esperanza de que el mayor número posible de juristas de nuestras Universidades se sumen al mismo. El hecho de que casi 300 profesores nos hayamos adherido a estas alturas, cuando el texto lleva apenas un día circulando, da buena cuenta de la importante oposición que genera entre la propia comunidad universitaria el proceso en que estamos embarcados. La cuestión, si esta oposición se demuestrare clamor generalizado, pasaría a ser, en tal caso, no tanto si el proceso de Bolonia tiene sentido o no sino, directamente, si es posible y sensato implantar una modificación de tanto calado contra el criterio de gran parte, por no decir la mayoría, de la comunidad jurídica universitaria.
Texto del Manifiesto «Saquemos los estudios de Derecho del proceso de Bolonia»:
Manifiesto de profesores de Derecho
El proceso de reforma de los planes universitarios conocido como proceso de Bolonia puede suponer para los estudios de derecho en nuestro país un paso atrás, seguramente irreversible, que determinará la degradación de las profesiones jurídicas y el empequeñecimiento de la aportación de los juristas a la organización de la convivencia y la estructuración de la sociedad española del siglo XXI. El daño que tal retroceso ocasionará a la construcción de las instituciones y la articulación de las relaciones entre ciudadanos y poderes públicos no puede ser pasado por alto. Nos sentimos por ello en el deber de hacer una seria advertencia a la comunidad universitaria y a la autoridad educativa, y solicitar con toda firmeza que los estudios jurídicos sean excluidos del proceso de Bolonia y tratados con el rigor que su importancia requiere.
El camino que está tomando en nuestro país el diseño de los planes de estudio para la formación en derecho ignora el papel de los juristas en la compleja sociedad actual, y se dirige a fomentar un perfil inferior de profesional como mero aplicador mecánico de normas vigentes. En definitiva, confunde lamentablemente lo que debe ser un grado en derecho con lo que es un ciclo de estudios profesionalizado para la formación de personal subalterno. Pero igual que los médicos no son asistentes técnicos sanitarios, los juristas no son asistentes técnicos jurídicos. En una realidad jurídica e institucional muy compleja, con ámbitos de regulación y decisión política extremadamente diversificados, y marcos normativos de convivencia heterogéneos, el jurista ha de sustentar su actividad profesional en una sólida formación general y básica, con un sentido profundo de la estructura del orden jurídico y un dominio de las categorías que constituyen la columna vertebral de las distintas instituciones y disciplinas que ha de aplicar. En una sociedad cruzada por innumerables regulaciones, en la que el ciudadano goza además de un alto grado de garantías jurídicas y protección normativa, necesitamos un jurista capaz de mediar entre la ley y los ciudadanos, entre el poder público y la vida social, de forma que esas normas que posibilitan la convivencia humana sean operativas en la realidad social, y los ciudadanos y los organismos públicos puedan ser orientados por profesionales del derecho conscientes de su ineludible misión de gozne entre el poder y los individuos y grupos sociales. Los juristas no deben concebirse a sí mismos como meros aplicadores de pequeñas parcelas del derecho vigente.
Los planes y directrices que en muchas de nuestras universidades están imponiéndose incurren en ese grave error de confundir la profesionalización del jurista con la mera destreza práctica en la aplicación de preceptos. En algunos casos se llega al extremo de incluir en los estudios técnicas auxiliares, como la contabilidad o los formularios de escritos y contratos, que denotan una mentalidad empequeñecida y simplista de lo que es la dimensión profesional del jurista. El riesgo que corremos es evidente: la creación de un jurista menor, liviano y acrítico, con tendencia al pragmatismo de vía estrecha y a la docilidad, incapaz de elevarse por encima de las pequeñas y eventuales regulaciones del día para proyectar una verdadera mirada profesional al mundo del derecho. Casi todo el derecho que vaya aprendiendo de esa forma estará derogado antes de que acabe sus estudios de grado. El jurista profesional no es un mecánico que trabaja sectorialmente en el taller del derecho. Estamos hablando de jueces, técnicas de la Administración civil, letrados, asesoras de agencias económicas, abogados, es decir, estamos hablando de juristas completos y profesionales, de hombres y mujeres capaces de responder al profundo desafío jurídico que plantea ante nosotros la sociedad futura.
Un jurista versátil, conocedor de la historia de las instituciones, poseedor de las herramientas conceptuales básicas de cada disciplina, formado en la sistemática del ordenamiento y que domine las técnicas del raciocinio y la argumentación jurídica, es capaz además de acceder en poco tiempo a cualquier reducto especializado del orden jurídico. Pero esto no configura un programa de “destrezas”, “competencias” o “habilidades” dirigido a formar ningún “espíritu de liderazgo y empresa”, como afirma el desalentador documento de la Conferencia de Decanos de las Facultades de Derecho celebrada en 2007. Se trata de un proceso de formación y estudio pausado y dirigido, incompatible con la mala retórica pedagógica que preside todo el proceso de Bolonia. Los planes de estudio de Derecho actualmente en vigor son fruto de una reforma que supuso un paso atrás. Se procedió simplemente a comprimir el plan de 1953 en un ciclo más corto que adoptara la fórmula, que entonces se presentó como mágica, de cuatrimestres, optativas y “créditos”, pero se continuó enseñando lo mismo y con los mismos métodos anticuados y pasivos. Todos tuvimos la oportunidad entonces de modificar nuestros procedimientos de enseñanza y abrirnos a pedagogías más acordes con los tiempos. Muy pocos lo hicieron. El resultado fue la bajada del primer escalón hacia la degradación de los estudios. Con la imposición del proyecto de Bolonia, fruto de un insensato voluntarismo apriorístico en favor de cualquier directriz que se adopte en Europa, se va a continuar esa degradación. Ahora adopta la forma de una apuesta mediocre por los conocimientos supuestamente prácticos y útiles del derecho con la vista puesta en un grado destinado a servir de carta de presentación en los primeros niveles del mercado de trabajo. Después todo se fía a los “masters”. Pero ¿qué clase de trabajo puede aspirar a desarrollar una suerte de auxiliar jurídico? ¿Y qué “master” serio puede imaginarse a partir de un grado como ese?
Las primeras experiencias del proceso de Bolonia aplicado al derecho han sido en algunos países tan desastrosas que han determinado su abandono. El más admirado entre nosotros desde el punto de vista de estos estudios, Alemania, simplemente ha declinado la invitación europea a unirse a la aventura. En las pocas Facultades españolas que ya se están impartiendo se ha conseguido que funcionen sin ruidos simplemente porque los estudios según el plan ¡son más fáciles que los anteriores! De hecho se trata de continuar en la infantilización del estudiante universitario mediante simples manuales, “deberes” semanales sencillos, y controles periódicos de examen, como en la enseñanza secundaria. Todo ello ha de llevarnos al convencimiento de que el proceso de Bolonia tal y como está siendo proyectado sobre los estudios de Derecho, supondrá con toda probabilidad una degradación de la formación del jurista y un perjuicio social irreparable para el futuro de la construcción de la sociedad española tanto por lo que atañe a su articulación interna como por lo que respecta a sus relaciones internacionales y globales. Sencillamente no tendremos juristas aptos para afrontar ese futuro. Por ello solicitamos con toda convicción que se excluya a los estudios de Derecho de semejante proceso, y convocamos a nuestros compañeros de todos los claustros de esas Facultades a una reflexión seria sobre el destino de la formación del jurista en el siglo XXI.
Por supuesto, animo a todos aquellos que compartan preocupaciones idénticas o semejantes a las expresadas en el Manifiesto no sólo a unirse a él sino también a, en la medida de lo posible, difundirlo en sus Facultades y áreas de conocimiento, dando la posibilidad a todo el mundo de conocerlo y, de este modo, a suscribirlo en caso de estar de acuerdo. Sería una desgracia que mucha gente, como a veces ocurre, se quedara sin estampar su firma no por no compartir estas razones sino, simplemente, por no haber podido llegar a tener conocimiento de que existía el manifiesto.
Respecto a mi opinión en lo que atañe a Bolonia, el futuro de la Universidad española y en concreto al papel que creo que habrían de jugar las Facultades de Derecho públicas en el futuro, como es sabido, su expresión por escrito es una de las deudas que este blog tiene con sus lectores, y que arrastra desde hace meses. Ocurre que mi deseo es realizar una reflexión lo más completa y profunda posible sobre la opinión que me merece el proceso de Bolonia. ¡Pero tengo tanto que decir que llevo meses leyendo opiniones y acumulando información, esperando a tener unas horas para poder redactar un largo discurso que haga honor a la legendaria fama de rollero de su autor! En cualquier caso, en breve, ¡prometido!, me pongo a ello. Creo que un Manifiesto como el que hoy está en marcha es una razón más que justificada para empezar a poner orden y desarrollar mis ideas sobre la cuestión.
25 comentarios en Saquemos los estudios de Derecho del proceso de Bolonia
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Seguiu per ahi, igual veient eixos noms signant el manifest algú pensa en fer-los cas, tot i que d’alguns noms no guarde massa bon record pels seus manuals infumables xD Avant!
Comentario escrito por Mitrídates — 02 de junio de 2009 a las 5:21 pm
Mira tu què coses! Fa quatre dies els mitjans de comunicació i els rectors deien que els estudiants anti-Bolonya eren gentola ant-sistema, radikals i gent ultra que només volia fer un ús polític dels estudiants.
I ara, què diran?
García de Enterría, Díez Picazo, Gimbernat o, per exemple ací a València, els 15 catedràtics que ja han signat, també són perillosos radikals anti-sistema?
Comentario escrito por Carles R. — 03 de junio de 2009 a las 9:11 am
Está visto que en todos lados cuecen habas. No me había decantado a favor ni en contra hasta leer esto:
«En algunos casos se llega al extremo de incluir en los estudios técnicas auxiliares, como la contabilidad o los formularios de escritos y contratos, que denotan una mentalidad empequeñecida y simplista de lo que es la dimensión profesional del jurista.»
Luego se llevan las manos a la cabeza horrorizados -¡Los juzgados no funcionan, necesitamos ordenadores y más dinero!-
Eso sí, luego quieren que el juez sea el que más mande en el juzgado, no en la aplicación de la ley, en el juzgado, o van a la huelga. Y que nadie les quite a profesores licenciados en derecho valiosos créditos para dárselos a ciencias inferiores como la contabilidad o la gestión, a todas luces inútiles. Porque la universidad, que le cuesta a la sociedad una pasta, no debe formar a los tipos que necesita la sociedad, debe formar seres superiores instruidos solo en lo que los departamentos universitarios deciden. Que los egresados piensen que el plan de estudios es una puta mierda no importa, ellos son inferiores y no trabajan en la universidad conociendo La Verdad Revelada…En fin, podría seguir…
Valla por delante que en todas las profesiones liberales nos creemos mejores que los demás y que este tema no es solo de derecho, ni mucho menos. Pero hay aquí un tufillo clasista que tira de espaldas.
En mi opinión aquí al final va a depender de la fuerza de cada colegio profesional. [quehaydelomío mode on] Pero si a los que proyectan centrales nucleares, aviones y puentes los van a bolonizar, ¿por qué a ustedes no?
Desde el cariño y tal.
Comentario escrito por Otto von Bismarck — 03 de junio de 2009 a las 11:23 am
Otto, como decimos en Valencia, «m’has donat en el viu».
¿Qué quiero decir? Pues que, como es sabido, cuando uno firma un manifiesto lo hace sin suscribir el 100% de lo que se dice. Tiene uno suerte si, más allá de una idea general, logra reflejar medio bien lo que uno piensa. A pesar de eso, uno firma porque sabe que es imposible estar siempre de acuerdo en todo. Y, en este caso, la verdad, he de reconocer que estoy sorprendentemente de acuerdo en casi todo lo que dice, y en cómo lo dice (creo que el texto es claro y está muy bien escrito), con una única excepción: ese párrado que señalas y, más en concreto, la referencia a la contabilidad.
Yo sí creo útil que un estudiante de Derecho sepa algo de contabilidad y posea los mínimos rudimentos para interpretar un balance. De manera que ahí, en mi opinión, hay una pequeña nota de exageración en el manifiesto. Se podrá alegar, eso sí, que la contabilidad se puede enseñar en sus rudimentos en Mercantil y que por ello no hace falta una asignatura. Quizás, pero el manifiesto no dice eso, sino que no hace falta saber contabilidad. Ahí está mi 1% de desacuerdo con el texto.
Además, me parece especialmente errada la referencia porque se confunde con la fundamentadísima crítica a que se pretenda enseñar, como se está generalizando, a base de formularios. ¡Si esa es nuestra función lo mejor es enviar a la gente a la página web de legalitas en vez de a la Facultad!
Por lo demás, Otto, por supuesto que esta es una reacción gremial. No es fácil que la reivindicación tenga éxito pero lo que está claro es que, a la vista de la complacencia de los universitarios y profesores de otras disciplinas, el proceso de Bolonia no se parará en su globalidad. ¿Podemos, al menos, salvarnos de la quema en Derecho, donde tenemos una oposición y preocupación, como puede verse, mucho mayor? Pues inténtese.
Ojalá eso tuviera como efecto que otros gremios se sumaran a la reivindicación y pretendieran, ellos también, huir de este desastre. Contarían con todo mi apoyo. Quiero decir con esto que la razón por la que pedimos que Derecho quede fuera no es que nos creamos más importantes o básicos. Es que consideramos el proceso negativo para la formación de los juristas y de la sociedad. No juzgamos s en otras disciplinas Bolonia acarreará mejoras o desgracias, pues entendemos que carecemos de datos y de conocimiento preciso de la exacta situación de cada licenciatura o ingeniería. Por lo que asumimos que serán sus universitarios los que mejor sabrán por dónde les conviene tirar.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 03 de junio de 2009 a las 11:46 am
Por cierto, más o menos un días después de haber publicado el post, los datos son estos:
– Más 400 profesores de toda España han suscrito el Manifiesto, con un ritmo sostenido de más de 100 firmas diarias. Previsiblemente mañana se alcanzarán las 500 y para finales de semana se superarán ampliamente.
– A estas alturas, cualquier universitario del mundo del Derecho puede darse cuenta de que no sólo hay un número impresionante de firmas sino también un imponente caudal de prestigio y autoridad. No sólo en los promotores del Manifiesto, que es evidente que forman parte del grupo de juristas de más prestigio de España, sino entre los firmantes.
– Por ejemplo, y hablando de lo que más conozco, en mi Facultad (Valencia) han firmando ya unos 50 profesores, entre los que hay una quincena de catedráticos de enrome prestigio, así como varios profesores titulares que forman parte de la comunidad jurídica con peso social y reconocimiento en la ciudad. Obviamente, no están todos (ojalá vayan sumándose los demás a medida que el texto se difunda), pero probablemente, en términos de peso específico social, ya pesa más la balanza, al menos en Valencia, a favor de quienes están.
Vamos, que si bien la empresa es difícil y conseguir el objetivo parece casi una quimera, el arranque no puede ser mejor.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 03 de junio de 2009 a las 12:03 pm
yo lo he firmado, pero hay que apreciar que «Bolonia» nos ha hecho pensar a los profesores por primera vez en la docencia, siempre tan descuidada. Y luego, no es un pecado buscar la eficacia y la eficiencia. Los primeros firmantes o no dan clases o por lo general son insufribles dándolas. En todo caso, no hay que mirar la mano que señala la luna, sino a la luna.
Comentario escrito por zulik — 03 de junio de 2009 a las 3:12 pm
El hecho de que carreras de rancio abolengo como Medicina y Derecho echen pestes del proceso Bolonia da que pensar…uno no sabe si es que son las unicas que han descubierto aquello que el resto de las titulaciones no ven o si es que este «prestigio inherente» les obliga a permancer impasibles ante los nuevos cambios…
Simil futbolistico: Los clubs y las sociedades anónimas…
Comentario escrito por Garganta Profunda — 03 de junio de 2009 a las 4:35 pm
Garganta, Medicina no tiene nada contra Bolonia… ¡porque consiguieron desde un primer momento quedarse fuera! El proceso de Bolonia no se aplica a las enseñanzas, cada vez menos, que los actuales responsables tienen por «serias». Esto es, Medicina y Odontología (por eso de que te pueden matar) y Arquitectura (por si se cae la casa). Llama la atención que se canten las excelencias del modelo y a la vez se excluya del mismo a aquellos ámbitos donde no queremos bromas. Al margen de lo desagradable que es esta constatación, los juristas creemos que la posibilidad de que te envíen 30 años a la cárcel, por poner un ejemplo, también tiene suficiente importancia como para que la sociedad se preocupe de dar una enseñanza de calidad en esta materia.
Zulik, la necesidad de reformas y mejoras en la enseñanza superior española está fuera de toda duda. Creo que, en este sentido, poca discusión cabe. La cuestión es cómo afrontar esa necesaria reforma y si el modelo que se está imponiendo, sin demasiado debate y tan claramente orientado a la creación de un modelo muy concreto de estudiante, que será carne de cañón en el mercado de bienes y servicios que se avizora, convirtiéndose en el equivalente en el siglo XXI de lo que hace 3o años eran los trabajadores manuales, es la manera correcta de llevarla a cabo.
Por otra parte, no me ha dado clase nunca ninguno de los primeros firmantes del manifiesto, así que no puedo confirmar ni desmentir tu apreciación. Es obvio que pertenecen a otra generación y que su estilo de dar clase poco tendrá que ver con lo que ahora enseñan los pedagogos y recomiendan nuestras Universidades que hagamos. Tendrá, seguro, sus cosas malas. También, quizás, alguna buena. Pero lo que no se puede poner en duda es que, en general, representan de manera muy digna parte de lo mejor que ha producido el Derecho español en las últimas décadas.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 03 de junio de 2009 a las 5:25 pm
Acabo de comprobar que el Manifiesto empieza a tener cierta repercusión en algunos medios de comunicación:
– La Vanguardia: https://webges.uv.es/public/uvRecullWeb/2009/06/20090603_3821.JPG
– El Mundo:
http://www.elmundo.es/suplementos/campus/2009/553/1243980011.html
– Gaceta Universitaria:
http://gacetauniversitaria.es/articles/490-manifiesto-contra-bolonia
A ver si las firmas siguen y, al menos, marcamos la discusión y el debate público de la próxima semana, en cuanto se apaguen los ecos de las elecciones europeas (que tampoco tienen por qué dar para demasiado, parece).
Actualización: El jueves, en La vanguardia, Francesc de Carreras habla del Manifiesto. Y hace referencia a lo que comentaba Otto, diciendo que, por supuesto, también hay otras carreras en que el problema que se produce con Derecho existe. Aunque, eso sí, indica que no cree que sea el caso de todas:
http://www.lavanguardia.es/lv24h/20090604/53716659999.html
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 03 de junio de 2009 a las 5:28 pm
No sé, no sé. A mí me parece que todo esto sigue dependiendo de los colegios profesionales. Más que nada porque zp ya ha demostrado una y otra vez que lo que no quiere es llevar la contraria a nadie para no ser un fascista como aznar. Y mejplico:
En las ingenierías que mencionaba Andrés en los comentarios, la cosa estaba difusa porque estaban las técnicas y las superiores, cuando parecía que los grados iban a ser equivalentes a las superiores (con sus atribuciones profesionales) y los ingenieros técnicos creían que los iban a convalidar simplemente por experiencia profesional, es decir, que les iban a hacer ingenieros superores por la cara, estaban muy contentos y los ingenieros superiores muy cabreados (es más competencia laboral). Cuando la propuesta final del gobierno ha sido que los grados sean más o menos como las ingenierías técnicas y para acceder a más atribuciones haya que hacer másteres o certificaciones que aún no están muy claras, los ingenieros técnicos han hablado de estafa-escándalo-ignominia y los superiores que se van a quedar con sus atribuciones, sin que los nuevos tengan las mismas, se han mostrado encantados.
En el caso de derecho, al no tener a un diplomado subalterno al que denigrar creo que les ha parecido que los iban a degradar a todos por igual. Y por eso se soliviantan tanto, de ahí venía mi referencia anterior a que creo que todo esto va a depender en última instancia de los colegios. Más que nada tras ver la mafia que han montado para evitar perder poder con la transposición de la directiva europea de servicios.
Todo esto lo digo, claro está, en el modo «Enteraíllo de mierda» ON.
Comentario escrito por Otto von Bismarck — 03 de junio de 2009 a las 6:27 pm
El asunto, que por cierto tendrás que tratar en otro post, es que se vincula el proceso de Bolonia, que en principio no es más que un intento de «homologar» los estudios superiores en el ámbito de la UE, con el cómo se va a aplicar, que es cuestión muy distinta. Que un título tenga el mismo valor oficial en cualquier país UE me parece no sólo positivo, sino necesario si de verdad se busca un mercado único que no sea meramente de bienes. Cuestión distinta es que se aproveche para devaluar aún más, si tal cosa es posible, la penosa educación superior que se nos ofrece en España.
Pongo el ejemplo que me toca, que es el de Sociología. Yo, al estar estudiando por la UNED, aún estoy con el plan, antiguo no, antiquísimo. Más materia, más años, menos opciones… excepto lo último, no me parece mal. Lo que sí me parece mal es que me empacho de teoría, de conceptos muchas veces reiterativos, de jerigonza, de corrientes de pensamiento y de su historia, etc, etc… pero no se me ofrecen las herramientas básicas de investigación necesarias. ¿Cómo es posible tener sólo una asignatura de estadística? ¿Cómo es posible tener sólo dos asignaturas de economía, una de ellas esencialmente histórica? ¿Cómo es posible tener sólo dos asignaturas de metodología? A cambio hay numerosas historias del pensamiento, filosofías y teoría sociológica repetitiva y poco rigurosa. Terminaré la licenciatura con una aceptable culturilla general y sin tener ni puta idea de cómo desarrollar una investigación o hacer un estudio campo o de mercado. Apenas sí sabré leeer correctamente un sondeo, una gráfica, unas tablas… mucho menos hacerlos. No tendré ni pajolera de las muchas y muy buenas herramientas informáticas que facilitan estas labores. Habré oído de bases de datos y estudios por el nombre y poco más, pero nunca habré hecho una prospección de datos en bases existentes, por ejemplo. Y así hasta el infinito. Bien, si esto es el equivalente a «una sólida formación general y básica, con un sentido profundo de la estructura del orden jurídico y un dominio de las categorías que constituyen la columna vertebral de las distintas instituciones y disciplinas que ha de aplicar», o Sociología está muy mal y Derecho muy bien, o me están contando un cuento de camino, y me inclino por ésto último dado lo que me cuentan mis conocidos licenciados en tal carrera.
Comentario escrito por Demócrito — 03 de junio de 2009 a las 6:30 pm
La verdad es que, leyendo el manifiesto, aparecen muchas personalidades vinculadas directamente al tradicionalismo jurídico, a ese mundo del Derecho más conservador. Pero tambíén muchos profesores con un compromiso social y una trayectoria de izquierdas muy acreditada.
¿Estamos ante una reedición de la pinza? ¿Dónde están los juristas del PSOE? ¿Por dónde respiran?
Es obvio que, de entre los firmantes, hay algunos próximos al PSOE, pero llama la atención la escasez de juristas más o menos comprometidos con la actual Administración.
¿Es Bolonia inatacable para el Gobierno, aledaños y quienes desean estar a buenas con quienes mandan?
Comentario escrito por Joan — 04 de junio de 2009 a las 5:54 pm
¡Si hasta Francisco Franco Bahamonde (Catedrático de Libertades Públicas de la Universidad Española, sic) ha firmado el manifiesto!
Comentario escrito por Gabriel — 04 de junio de 2009 a las 9:27 pm
Esta historia de que los estudios de derecho pertenecen a una órbita superior me parece algo más que sospechosa, como decíais: es una cantinela que viene de muy largo. «Vamos, nosotros, UNOS SUBORDINADOS!!??!! Ay pog favoog.
«Die manifesten» (por favor que alguien me corrija; seguro que muy rápido lo hará alguno de estos científicos que tienen a Alemania tan cerca de sus corazones):
-no es solo defensa gremial, de un gremio por lo demás atado al poder y beneficiado siempre por el mismo,
-ni solo delimitacion clasista de territorio,
-ni solo miedo a tener que cambiar en algo los viejos apuntes que llevo dando desde hace … años.
Es que les mueve la defensa de LA CIENCIA! LA CIENCIA JURÍDICA! Perdónenme… Estos mismos cátedros que llevan siglos rechazando cualquier entrada de las ciencias sociales -a las que el Derecho, se pongan como se pongan, pertenece, sí, y si verdaderamente no lo creen que lo manifiesten también- en sus planes de estudio son ahora los que reclaman que los juristas tengan una formación amplia.
Me entra la risa y el tembleque a la vez.
Comentario escrito por ayesmón — 04 de junio de 2009 a las 11:03 pm
Por supuesto que el manifiesto tiene un sesgo gremial. Es inevitable. Estamos hablando de cómo se pronuncia un gremio: el de profesores de Derecho. Es ley de vida.
Ahora bien, analicemos los intereses espurios posibles que puede albergar el profesorado frente a la reforma: ganar más dinero, trabajar menos, ganar prestigio o poder son los sospechosos habituales.
¿Ganará más dinero el profesorado sin Bolonia? No. Es más, dado que Bolonia va con el añadido de proliferación de Másters oficiales que multiplican las contrataciones fuera de tu centro de trabajo, renunciar a Bolonia puede suponer renunciar a cierto sobresueldo. También puede implicar renunciar a las «compensaciones» en forma de relajaciones de las incompatibilidades con las que las Administraciones están endulzando el proceso y desactivando cualquier oposición del profesorado. Es decir, que no hay dinero a ganar en oponerse a Bolonia. A lo mejor tampoco se pierde por hacerlo. Pero, en cualquier caso, es obvio que no se gana.
¿Trabajará menos el profesorado si no se aplica Bolonia? Todo parece indicar que no. Al menos hasta el momento, Bolonia se está aplicando dando unas 6 horas de clase por crédito donde antes se daban 10. Esto es, estamos hablando de una reducción del 40% en las horas de clase. Es cierto que, se supone, esta reducción se compensa con mayor atención de tutorías y diversas actividades adicionales. Quien conozca la Universidad española sabe que la realización de las mismas dependerá de la buena voluntad del profesor. Quienes conozcan cómo se está aplicando ya Bolonia pueden constatar que, de hecho, por lo general, no se están haciendo. Así que puede decirse que Bolonia supone que los profesores demos menos clases.
¿Ganará prestigio o poder la comunidad jurídica si se renuncia a Bolonia? Pues probablemente sí. O esa es la sensación que tiene la mayor parte de los que firman (firmamos). Porque habrá una mejor formación que permitirá a los profesionales del Derecho pintar más, ser más importantes, tener más poder… como consecuencia de esa mejor formación.
No voy a negar que este último interés sí existe. Y es muy importante. Pero no creo que sea justo que se reproche a los profesores de Derecho aspirar a dar una formación que, porque creen que será mejor y preparará mejor a sus estudiantes, les hará socialmente más importantes. ¿Acaso no es bueno que aspiremos a eso?
Insisto, es muy legítimo que otras carreras prefieran tener un grado boloñés. Pero también debiera serlo asumir que, al igual que ocurre con Medicina o Arquitectura, es normal que haya otros colectivos que juzguen que los estudios que proporcionan son, al menos, de una importancia semejante a los de Medicina o Arquitectura.
Está claro que si un médico la caga alguien puede morir. Y que si un arquitecto la caga una casa puede venirse abajo. Pero es que si un abogado la caga una persona puede acabar 30 años en la cárcel. Y si un juez se equivoca… Todo ello por no comentar lo que significa una sociedad donde quienes manejan su Derecho no tienen una formación sólida sino son meros ejecutores de las decisiones tomadas por quienes mandan o tienen dinero.
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Y los intereses gremiales y de los Colegios Profesionales a que se refería Otto, en el caso de Derecho, ya han logrado sus últimos objetivos con Bolonia. Ya se ha aprobado un Decreto que obligará, dada la degradación del previsto Grado en Derecho, a que los graduados hayan de hacer 2 años más de práctica jurídica organizadas esencialmente por los propios Colegios de Abogados y, para rematar, un examen. Sin eso no se podrá ejercer como abogado.
Así que, como ya digo, si de proteger al gremio se trata, la situación que trae consigo Bolonia es simplemente óptima. Pero la discusión no es, en estos momentos, ésa.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 05 de junio de 2009 a las 1:05 am
Es muy interesante el Manifiesto, ya que toma como modelo a Alemania, que sabiamente (según el texto) ha decidido no entrar en el proceso. Pero da la casualidad de que el modelo alemán es bastante bolonia avant la lettre, la gente estudia semana a semana, hay muchos seminarios, un porrón de Hausarbeiten, los profesores dedican mucho tiempo a los estudiantes, la profesión de jurista tiene mucho prestigio allí, etc, etc. Ah! Y allí son alemanes.
No sé si Bolonia sí o Bolonia no, pero despidamos con alegría el sistema de clases «magistrales» de repetición de apuntes año tras año, de nula crítica, debate o reflexión en clase, de grupos masificados, de catedráticos que se escaquean (en mis dos años en Alemania ni una sola de las clases magistrales que recibí – y que no eran sólo unidireccionales, es decir, había debate – me las dio alguien que no fuera catedrático). Pero, es verdad, ¿realmente despediremos este modelo con Bolonia? Porque, Bolonia sí o Bolonia no, somos españoles.
Comentario escrito por Susana — 05 de junio de 2009 a las 1:11 pm
¡Si sólo fuera Alemania la que no aplica Bolonia para Derecho!
http://www.elmundo.es/suplementos/campus/2008/521/1212530407.html
En cualquier caso, la verdad, a mí no me importa tanto lo que hagan los demás (más allá de que el hecho de que los demás en Europa no lo hagan destroza el argumento de que aquí «tenemos que hacerlo para estar como en Europa» y hunde la extravagante idea de que es necesario meternos en esto para facilitar la movilidad, a base de convertir cada grado en cada facultad en una cosa distinta a la que hace el vecino) sino si tiene sentido o no no que se hace.
Y por eso me preocupa la deriva, con Bolonia o sin Bolonia, de la educación superior en España y más particularmente en Derecho:
– con un modelo de enseñanza que, como es obvio, y como dicen Susana o zulik, hay que mejorar y revisar pero que, sinceramente, ¿ha de consistir en lo que nos digan los pedagogos talibanes?; y, sobre todo, ¿ha de consistir en rebajar el nivel más y más?;
– con una Universidad pública a la que se quiere destinar a dar grados masivos y sin mucha profundidad, para formar a la «clase de tropa»; mientras que las privadas, con dinero público, montan máster para la élite socioeconómica del país;
– con una renuncia a formar juristas para producir en cadena técnicos en Derecho que servirán de mano de obra barata y serán dóciles con el poder.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 05 de junio de 2009 a las 6:02 pm
Manda narices que los responsables de la peor universidad europea, donde prima la endogamia incestuosa hasta la naúsea, sean los que mas se quejen.
Con el plan antiguo, el de 1953 en 5 años de carrera, y terminada con una media de notable en junio del quinto año, no aprendí absolutamente nada: los cátedros brillaban por su ausencia, a la cuñada del cátedro le hacían titular por parentesco, etc, etc.. Sólo tenías que comprar su porquería de libro y chapar 10 días por materia
Eso sí, en tres años de oposiciones a judicatura me tocó aprender todo lo que no había necesitado antes. Para eso no me hubiera hecho falta la carrera.
Eso sí puedo dar un Master de mus, si es menester.
Comentario escrito por alegret — 06 de junio de 2009 a las 11:23 am
Alegret, creo que nadie niega la necesidad y urgencia de una reforma de nuestra Universidad. La cuestión es si la reforma que está en marcha servirá para solucionar problemas o para agravarlos.
Más repercusión mediática sobre el manifiesto (que ya supera los 700 firmantes):
http://www.soitu.es/soitu/2009/06/05/actualidad/1244207915_331965.html
http://www.negocios.com/600-profesores-de-derecho-se-oponen-al-plan-bolonia/2435.html
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 09 de junio de 2009 a las 9:24 am
La reforma que está en marcha fue una oportunidad. Si los firmantes del manifiesto (y los demás también, claro) hubieran/hubiéramos puesto el mismo empeño en mejorar las cosas, quizás tendríamos otro modelo Bolonia, ya que éste era/es muy amplio y permite cierto margen de maniobra, incluyendo, por supuesto, la consecución de una Universidad de calidad.
En cualquier caso, sono incuriosita por saber qué ocurrirá, ya que todos sabemos lo importante que es la cantidad y es innegable que el número de firmantes crece cada día (por cierto, he visto que se ha declinado amablemente el apoyo del Catedrático de Libertades Públicas de la Universidad de España).
Comentario escrito por Susana — 09 de junio de 2009 a las 9:45 am
La verdad es que comparto, Susana, tanto tu curiosidad (si de aquí a una semana hay mil firmantes o una cifra aproximada, además de contar con firmas del peso de las presentes, ¿podrá el Ministerio desentenderse totalmente de la protesta?) como que, de alguna manera, el proceso da un amplísimo margen y, por ello, permite (o habría permitido) mejoras indudables. Es más, incluso en medio del desastre, es evidente que tendremos la oportunidad de tratar de hacer cosas bien. De hecho, a ello, previsiblemente, tendremos que dedicarnos. Aunque no soy muy optimista respecto de que la combinación del diseño institucional previsto con las dinámicas propias de la Universidad española vayan a permitir muchas satisfacciones, la verdad.
Yo he ido poco a poco desengañándome con toda esta historia. En mi Facultad, por ejemplo, planteé varias iniciativas de debate entre los profesores a la hora de diseñar el plan de estudios del grado y, con más amplitud de miras, el diseño más global de los diversos estudios y especialización que tenía sentido en la Facultad. Por supuesto, todo acabó en un estruendoso fracaso porque, por muy buena voluntad que le pongan, los sucesivos equipos decanales están, es la triste verdad, atados de pies y manos por, al menos, tres elementos:
– arrastre histórico de plantillas y recursos que son los que acaban modelando la oferta, con independencia de su lógica y utilidad social;
– restricciones presupuestarias y respecto de cualquier innovación verdadera (es decir, que vaya más allá de mandangas pedagógicas) impuestas por los equipos rectorales, que intervienen en todo, hasta los más mínimos detalles, para consolidar un modelo descafeinado y vinculado a la empresa y la sociedad;
– desinterés masivo de gran parte del profesorado, excepto en aquello de, siempre, y pase lo que pase, conservar el peso relativo de su asignatura.
Hice un vídeo para TVE, en una fase de incipiente desencanto:
http://www.rtve.es/mediateca/videos/20090302/visiones-bolonia-por-andres-boix-palop/433739.shtml
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 09 de junio de 2009 a las 10:35 am
Estoy de acuerdo con el diagnóstico. Una oportunidad perdida más. Pero creo que sólo la han entendido así los que desean un cambio desde hace tiempo. Los apesebrados ya sabían que era un cambio más a neutralizar y conducir a la inoperancia, o incluso a mejorar aún más las condiciones personales a costa de la calidad general.
Comentario escrito por Demócrito — 09 de junio de 2009 a las 10:43 am
Pues a mi me parece que este manifiesto, como mínimo, confunde churras con merinas (EEES, reforma de los planes de estudio, modificación de métodos docentes y de evaluación), es pura y simplemente demagógico (¿Bolonia “infantiliza” a los estudiantes y hace que la carrera sea más “fácil”?) y padece un vergonzoso y esclarecedor retraso de cuatro años (los que han pasado desde que se aprobaron los Reales Decretos de grado postgrado hasta que se ha tocado el plan de estudios). Vamos, un papelón.
Comentario escrito por Luis — 09 de junio de 2009 a las 11:41 am
Me parece que el manifiesto de los profesores de derecho de la UNED es oportunista y además falto de veracidad. Es absolutamnete increible que se diga que el plan de estudios de 2000 es una compresión del plan 1953. El plan de 2000 está formado por el plan 1953 MÁS, INSISTO, MÁS, ASIGNATURAS OBTATIVAS Y DE LIBRE CONFIGURACIÓN, LAS CUALES SUMAN APROXIMADAMENTE 11 (ES DECIR, 11 MÁS).
Además, ¿qué maravilla es esa que se pueda cbtener créditos por asistir a una gala musical como ocurre en facultades?
El plan del nuevo grado, son 36 asignaturas, contra las 46 del 2000 y contra las 25 de 1953, y en absoluto se pierde una sola asignatura, con el agravante en la UNED de que todos esos números son pura filfa. Los temarios son los mismos, ingentes en comparación con las facultades presenciales.
El manifiesto de los catedráticos es pura palabra, pero ¿por qué no ponen ambos planes (2000 y grado) para hacer un análisis comparativo de esa infantilización?
Cosa distinta es el de la financiación de la universidad y de que se tenga que pasar un examen para poder ejercer. Eso no guarda relación con el plan de estudios de grado QUE ES MÁS AMPLIO QUE EL DE 1953, y no mucho menos que el de 2000 en cuanto que CINCO ASIGNATURAS DE LIBRE CONFIGURACIÑÓN PODRÍAN SER DE MATERIAS AJENAS AL DERECHO.
Comentario escrito por luis — 21 de julio de 2009 a las 10:41 am
Antes de Bolonia, si tenías un buen maestro, no lo olvidabas en tu vida, pero si el que te tocaba era malo, no aprendías NADA. Yo estuve en Salamanca y me quedo con 6 o 7 buenos; de otros tantos casi ni me acuerdo de lo que enseñaban. El problema del plan antiguo es que no todos eran Francisco de Vitoria. El problema del plan nuevo es que los maestros van a desaparecer. Para mal.
Comentario escrito por ASIER — 04 de agosto de 2009 a las 4:51 pm