El Señor de los Anillos: los Anillos de Poder (Amazon, 2022)

Como yo me encargo de desmenuzarles las series de Star Wars, tiendo a olvidar que como producto cultural desmenuzado en LPD Star Wars tiene un duro competidor en el Universo Tolkien. Gracias a Alfonso por recordármelo. En penitencia, me toca visionarme la serie de Amazon para diseccionarla aquí. Quisiera también, antes que nada, presentar mis credenciales como connaisseur del Universo Tolkien indicando que soy dueño de una gramática elfa, por la que en su día pagué buenas pesetas.

 

OK Noolder.

 

Mi entusiasmo llegó al punto de arrastrar a mi pobre madre al cine a ver La Comunidad del Anillo, de la que salió diciendo que era “básicamente una road movie con dragones”. Un análisis fundamentalmente correcto (¡y eso que en la primera no hay dragones!, solo un balrog, pero si Amazon puede recurrir al vacío tolkiano, también puede mi madre), y que aquí intentaremos matizar un poco.

Finalmente, quisiera confesar también que hace unas cuantas décadas yo era adolescente y gilipollas perdido, y me leí varias veces el Silmarillion. También creía que Felipe González estaba quemado y que en 1996 hacía falta un cambio (si bien todavía no tuve edad para votar mostacho). Les dejo juzgar a ustedes si estos hechos están relacionados y en qué medida. El Silmarillion, en su caso, me fascinó porque en ese momento estaba en una fase de lectura de mitos míticos, ya saben, los griegos, los romanos, los nórdicos, los acadios, los egipcios… y que un señoro del siglo XIX decidiese por su cuenta inventarse mitos desde (casi) cero me resultó interesante (tampoco había Internet ni streaming, lo que probablemente influyó en que repitiera lecturas durante las vacaciones de verano). Constato estos hechos para dejar claro que no soy ignorante en el Mundo Tolkien.

 

Artistas izquierdosos y Fascismo élfico

Sentado esto, empecemos con las polémicas de chichinabo que se han montado. Verbigracia, que los buenos no son la colección de varones arios que presentaban las Escrituras (y que yo, con todo el respeto al vacío tolkiano, también me imaginé cuando me leí el Silmarillion hace 25 años). La razón para esta interpretación del vacío tolkiano es evidente y ya nos la diseccionó Alfonso: las minorías no-WASP ahora tienen suficiente poder adquisitivo para comprarse funkos y hay que darles gusto. En el debate correspondiente han chocado las habituales fracciones de “hay que respetar al autor” vs “Tolkien es que era un poco racista”. Empecemos por ahí.

 

La gente que se queja de que haya elfos negros es la misma que cree que esta es una representación anatómicamente correcta de un nativo de la Judea del siglo I. Información, no opinión.

 

En primer lugar, obviamente hay racismos y racismos. No es lo mismo el racismo biológico de los nazis (“hay que exterminar a las otras razas”) que el racismo esclavista de los estados Confederados (“hay que esclavizar a otras razas”) que el racismo paternalista tardovictoriano (“hay que elevar a otras razas para que sean iguales que nosotros [y en el ínterin pues explotamos un poco sus recursos naturales para pagarlo todo, contratamos a sus hijos como mercenarios para luchar nuestras guerras, y nos llevamos sus tesoros culturales al British Museum, que una cosa es ser el Buen Hombre Blanco y otra ser tonto]”). El problema es que ahora vemos todo racismo como “nazi”. ¿Era Tolkien un racista y un supremacista blanco en el sentido moderno? Pues miren: es como preguntarse si los Reyes Católicos eran fascistas. Superficialmente, parecen tener algún paralelismo: tenían una ideología supremacista (el catolicismo) que les impulsó a guerras de conquista para recuperar la irredenta (Guerra de Granada, Conquista de Navarra…), que les justificó su imperialismo y colonialismo (empresa de las Indias), y que fue esencial en su política antisemita (y pocas cosas más fascistas que el antisemitismo) y de limpieza étnico-religiosa. Frente a esto, pues decir dos cosas: una, a pesar de las aparentes similitudes, los Reyes Católicos evidentemente no eran fascistas, afirmar eso no es solo una falsedad, es que es un absurdo histórico que no hay por donde cogerlo, solo un perroflauta montado en un tripi más colorido que un hobbit en el cambiador de Agatha Ruíz de la Prada podría decir algo así en serio; dos, precisamente por las aparentes similitudes, los fascistas realmente existentes de los últimos 100 años se han puesto palotes con los Reyes Católicos y los reivindican a todas horas.

Volviendo a Tolkien, su supuesto racismo se basaría en varios comentarios rollo “los numenoreanos se mezclaron con hombres menores y su raza declinó”, de lo que se extraería una aversión al mestizaje y un racismo de tomo y lomo. Puede. Pero: resulta que los “hombres menores” de los que habla Tolkien ¡son blancos! No estamos ante un racismo “científico” (aunque para un racista sería facilísimo reutilizar el 99% del texto tolkiano para su propia propaganda), sino ante el lamento ante la pérdida de un pasado glorioso, del que los hombres actuales, seamos de la raza que seamos, no somos más que pálidos reflejos. (También es cierto que yo he leído a racistas de tomo y lomo enarbolando estudios que “demostraban” que los africanos tendrían un CI menor que los “caucásicos”, y defenderse diciendo “como voy a ser racista si el estudio que estoy citando dice que los asiáticos son más listos que los caucásicos, ¿qué clase de racista defiende la supremacía de otras razas?”; hay gente que odia tanto a los africanos que por ello está dispuesta a declararse inferior a los chinos, aunque no creo que este mecanismo se dé en Tolkien.) Y aunque es cierto que todo fascismo que se precie añora un “pasado glorioso perdido”, suele asociar su pérdida a traidores y extraños cuyo exterminio resolverá el problema, mientras que para Tolkien la Caída es muy cristianamente consecuencia de las debilidades y los pecados no provocados del propio hombre ante la divinidad.

Eso en cuanto a las razas. Por lo que respecta al mestizaje, algunos de las mayores glorias de la Primera Edad del mundo se logran gracias a los mestizajes de Luthien/Beren y Tuor/Idril, que crean una nueva raza, precisamente la de los numenoreanos, conectados con la chispa divina vía Luthien, y renovada unos 6000 años más tarde mediante la boda de Vigo Mortensen con Liv Tyler (cuando él ya tiene unos 90 años y ella unos 2700, y aunque no se mencione por las evidentes risas, en la preconciliar lógica tolkiana ambos se casan vírgenes, vamos, eso es canon, cualquier otra cosa sería anatema).

 

“Bien, yo os diré de que trata Like a Virgin. Trata de una princesa que es una máquina de follar, por la mañana, al mediodía, por la tarde, por la noche, polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla. Entonces, un día ella conoce a este pájaro que es un tío increíble, quiero decir que este tío es como Charles Bronson en la puta Moria, cavando túneles todo el día. Ahora ella se enfrenta a ese gran cetro y siente algo que no había sentido hace mucho. Dolor. ¡Dolor! Le duele. No le debería doler, el agujero debía estar bien abierto, pero cuando ese pájaro se la folla le duele. Le duele justo como si fuera la primera vez. El dolor le recuerda a cuando era virgen. De ahí -y desde el emotivo recuerdo a Francisco Franco- Like a Virgin. Arriba España.”

 

Tolkien era un devoto católico en un país de mayoría anglicana (y además la familia Tolkien era de origen prusiano, lo cual no puede dejar de emocionarnos), y pocas cosas le cabrearon más que el Concilio Vaticano II. Y aunque hay católicos que son unos racistas de tomo y lomo y el catolicismo se ha empleado para fines racistas, no está de más recordar que stricto sensu el catolicismo no es racista porque la esencia del cristianismo, lo que los separó de los judíos y evitó que limitaran su existencia a ser una secta judía más, era que el mensaje de Cristo y la Salvación eran PARA TODOS. Esa es por encima de todo, y por mucho que haya sido traicionada, su esencia fundamental, y por eso todos esos partidos políticos que ustedes piensan y que atacan a los inmigrantes y dicen “no hay para todos” no son cristianos, por mucho que gusten de lucir la cruz: mentalmente, son sectas judías un poco cachas, nada más (y dispuestas a pactar con el Imperio porque saben perfectamente lo que hicieron los romanos por nosotros). Y Tolkien, pueden estar seguros, primaba su religión mil veces por encima de sus caprichos literarios, sobre todo frente a los victorianos y su iglesia anglicana, tan claramente nacionalista (lo que no quita que fuese hijo de su tiempo y bla bla bla).

La obra “completa” de Tolkien (es decir, el mundo ficticio en toda su historia y extensión, no solo “El Hobbit” y ESDLA), hay que aclarar, es el capricho/experimento literario de un señor muy católico y conservador, que se preguntaba cómo podrían ser los mitos primordiales sobre el origen del mundo de los pueblos británicos (que estos, a diferencia de escandinavos, egipcios o griegos, no tenían, o al menos no se recuerdan). Y obviamente en los mitos primordiales de un pueblo los que figuran como “los buenos” son… los de ese pueblo. Esperar un universalismo humanista laico de semejante obra sería un absurdo.

 

Como dijo el inmortal Terry Pratchett: “un mito no es más que el cuento para niños de la tribu que ganó porque tenían espadas más gordas.”

 

Abundan, por ello, los anacronismos deliberados. Como lo es la ausencia de canon: quienes apenas han rascado la obra tolkiana con ESDLA y el Silmarillion pensarán que “todo encaja”, pero eso solo es así tras pasar por la plancha de Christopher Tolkien. Para JRR, su universo era un juguete literario con el que Explorar Grandes Temas (la Inmortalidad, la Justicia, el propósito de toda la existencia, la Providencia, la naturaleza del Mal, la Caída/Redención del Hombre, remezclar mitos fino-greco-germánicos en versión élfica, cómo sería la Biblia si la hubiese escrito un campesino de Yorkshire…), no un corpus coherente: le daba la vaina y se ponía a escribir una historia concreta para plasmar algo con unos personajes, y si para que saliera redonda había que meter incoherencias con historias anteriores, ¡pues lo hacía, ningún problema! De muchas de las historias del Silmarillion hay varias versiones. Tolkien no las escribió para que encajaran: las escribió por el puro goce estético y capricho literario de escribirlas. Posteriormente sacrificó algo de ese goce para modificar las historias y que encajaran, tarea continuada por su hijo Christopher. El Hobbit por ejemplo se modificó tras su primera edición para encajar mejor con ESDLA, y los hermanos de Galadriel también han cambiado mucho con el paso del tiempo. Por eso las pataletas de “¡no se está respetando el canon!” son ridículas también.

Igualito que ocurre también en los mitos clásicos, por otra parte: Afrodita puede ser uno de los titanes, o la hija de Zeus y Dione, o salir de un huevo de pez empollado por palomas que luego la criaron (mito copiado del de Semiramis, en un crossover bastante más común de lo que nos pensamos), o nacer de la sangre y la espuma que resultaron cuando Cronos le cortó los genitales a Urano y los arrojó al mar (versión, no lo duden, que tendría a los Abaskalos y Makarenos de Atenas ululando porque el feminismo woke y castrador ya no respeta ni a los dioses). Cada época crea su propio mito, o intenta reinventarlo, con más o menos gracia, pero Afrodita sigue siendo Afrodita. En nuestra propia época, Batman puede ser el adulto en pijama de la teleserie de los sesenta, el de pezones tallados en cuero, el <vozgraveycascada> OSCURO </vozgraveycascada> de Nolan, o el mejor de todos, el de las Legopelículas. También tenemos los exitosos Spidermans de Tobey Maguire y Tom Holland, y el fallido de Andrew Garfield (fallido porque, aunque en adaptar y reinventar mitos siempre debería haber manga ancha, hay que respetar la esencia, la esencia de Peter Parker es ser UN PUTO PRINGADO, y Andrew Garfield es demasiado guapo y tiene demasiada energía “este-superhéroe-folla” para ser un pringado creíble). ¡Y todos son canon! Que parece que por rodar nuevo material el viejo va a desaparecer o así, y eso es una tontería. El nuevo material aparece, se ve, y ya decidirá el público si triunfa o acaba en la papelera de la cultura popular. En fin, que así es como creo que habría que ver a Tolkien y a su arte. No se trata de separar al artista de su obra: se trata de separarle de su fandom más tóxico.

Todo esto choca con un vago prejuicio: que así en general, tendemos a pensar en el arte como algo progresista. Prejuicio basado generalmente en las obras históricas que a priori recordamos, y en postureos progres de los propios artistas. Pero eso es porque las obras históricas que a priori recordamos suelen ser una selección progre (por la sencilla razón de que las obras conservadoras resisten peor el paso del tiempo y acaban olvidadas antes), y los postureos nacen, en el 99% de las veces, de las ganas de metel.la (cosa más sencilla con la gente del común que con la condesa de la Narizalta que te ha encargado esa obra reciente), que los artistas no son tontos y saben lo que vende. O al menos eso era antes, hoy en día pedir la legalización de la marihuana y tocar cuatro acordes de Wonderwall te permitiría ligar y una carrera fulgurante en Ciudadanos al mismo tiempo. Pero el caso es que el prejuicio es falso: existen obras de arte de derechas, faltaría más. Y Tolkien precisamente no era dado al postureo progre.

 

Aunque sí hay que decir que Tolkien escribió el Silmarillon para ligarse a su crush. Y hoygan, señores, RESPETO MÁXIMO.

 

En esta combinación radica el especial encanto del Señor de los Anillos (y de la obra de Tolkien en general, al menos si ustedes aprecian estas cosas, si no, comprensiblemente les parecerán un verdadero peñazo): ESDLA es, sin lugar a duda, una de las más grandes, excelsas y sublimes obras de arte de derechas de todo el siglo XX. Concretamente, de la derecha más rancia, tradicionalista, católica, monárquica, preconciliar y beata posible. Y lo es de una forma tan perfecta -y que permea hasta tal punto cada pequeño detalle de la obra- que es metafísicamente imposible hacerle una interpretación progresista.

(INTERLUDIO: esto es similar, salvando las distancias, a cómo es casi imposible hacerle una interpretación beata-reaccionaria a la obra de Marx, incluso pasados 150 años. [Hasta el punto de que el propio régimen chino está barriendo sus libros debajo de la alfombra, suponemos que con Lenin no tendrán esos problemas] Y no es por falta de ganas: los fachas de hoy no paran de intentar apropiarse retóricamente de significantes históricos de izquierdas que los fachas de hace 150 años no habrían tocado ni con un palo: libertad “de conciencia” [para comer carne y conducir SUVs], liberación sexual [para que las mujeres puedan ejercer la prostitución], igualdad ante la ley, filosemitismo [para reproducir en casa el etnoestado israelí], preocupación ante las “cosas materiales” [de los ricos wannabe], reivindicación del matrimonio gay [para poder sentirse superiores a los musulmanes]… Pero no han sido capaces de resignificar Das Kapital, se les ha resistido. En cierto modo, El Kapital es un Silmarillion de izquierdas, también por lo pesado. Razón por la que tarde o temprano la izquierda acabará volviendo a él, aunque sea con otro nombre y/o vocabulario.)

La obra de Tolkien es un mundo cuyo ideario y cosmovisión debería haber sido imposible representar como atractivos después de 1900, o como muy tarde la Primera Guerra Mundial, pero Tolkien logró la gesta, quedando perfectamente plasmado, y seguidos por millones de personas en todo el mundo. Quizás, como apuntaba David Graeber, porque es el contrapunto total a la moderna burocracia del capitalismo desencadenado. Opinión personal: a Tolkien seguramente le cabrearía muchísimo más la existencia de billonarios pasados de rosca jugando a la magia tecnológica en sus torres de Teslagard y Minas Amazongul, que una adaptación de su obra con negros y mujeres. Entonces, se preguntarán ustedes, ¿por qué íbamos a verla nosotros, que aparte de Wonderwall tarareamos pasablemente el Let it be, e incluso sabemos decir “te apropiaba la plusvalía, hermosa” sin trabarnos ni sonrojarnos? Al margen de que ESDLA merece estudiarse solo por ser una maravillosa condensación del ideal conservador, sería por las mismas razones por las que vamos al circo a ver una función de magia. No porque creamos en la magia o queramos sentir la fascinación de la infancia ante lo increíble: aquí somos cuarentones con los huevos negros y el culo pelao. Sabemos que hay un truco. Claro que hay un truco. Siempre hay un truco. Vamos porque nos gusta ver un truco bien hecho. Y en ESDLA los trucos en general están muy bien hechos.

 

Los trucos de los almendrucos

El truco primigenio de Tolkien era mezclar la cosmovisión reaccionaria (y un magistral uso del lenguaje) con una historia de aventuras muy bien llevada, al menos si logras pasar las primeras 300 páginas, explotando con muchísima habilidad los tropos del género, hasta el punto de redefinirlo: el Objeto Numinoso, la lucha del Bien y del Mal, la victoria del Débil sobre el Fuerte, el Viaje, el Compañerismo, la Lealtad, la Batalla Decisiva, la Salvación en el Último Momento… la cosa ha funcionado hasta el punto de que personas poco sospechosas de añorar las misas en latín son entusiastas seguidores del Universo Tolkien (aunque el 90% del moderno fandom tolkiano viene del cine).

 

“Por Eru, la Comarca y por el Rey
Tolkienistas con banderas.
Por Manwë, por los fueros y el Rey
Elfos aurrerá.
Lucharemos todos juntos
Todos juntos en unión
Defendiendo la bandera
De la Santa Tradición.”

 

Posteriormente, cuando Peter Jackson adaptó la novela de ESDLA en tres kilométricas películas, pudimos ver otro truco: donde Tolkien, con la excusa de contar una historia de hobbits, nos metía en vena una cosmovisión propia de un cura carlista, Jackson, mediante pequeños y sutiles (pero tremendamente efectivos) cambios, con la excusa de mostrar una cosmovisión propia de un cura carlista, nos metía en vena una historia de hobbits. Exempli gratia: el punto culminante de la historia es la coronación de Aragorn como rey de Gondor. En la película, tras la coronación, Aragorn (y todo el “mundo libre”) se arrodilla ante los cuatro hobbits. (Veinte años más tarde y en manos de los guionistas de HBO, Frodo directamente habría acabado en el trono, because who has a better story than Frodo?) En el libro, en cambio, Aragorn se arrodilla sólo ante Gandalf como representante de la Divinidad; a Frodo magnánimamente le dejan llevar la corona sobre un cojín en la ceremonia, y ya está. Como debe ser: un rey NUNCA pide perdón ni da las gracias ni lleva dinero encima, además, a ver que se ha creído la gente, que una cosa es que los señores le reconozcan algo al servicio y otra muy distinta que lo traten como a un igual, aunque se lo deban todo. Gracias a truquitos como estos, y potenciando la parte de aventuras en detrimento de los diálogos en Quenya, la película resultó mejor que el libro. Con El Hobbit este truco no lució igual, entre otras cosas porque no había mantequilla para tanto pan, y de donde no hay no se puede sacar.

En esta serie, como no tenían limitaciones y se pueden inventar lo que quieran dentro-de-un-límite (hay discusiones bizantinas sobre hasta donde llega el copyright de Amazon, reconozco que ya soy incapaz de seguirlas), han tirado por darle algo a todos: tramas que podrían ser casi canon tolkiano, como Galadriel y Elrond en plan “aristócratas que se desviven para servir a la comunidad”, y Hobbits salvando al mundo con chistes. Entremedias, una madre soltera humana hará malabares entre la crianza de su hijo adolescente, el liderazgo de su comunidad, y su pasión por ese militar extranjero alto, guapo y misterioso. Todo muy bien hecho, muy medido, muy pensado, sin aburrir en exceso pero sin ser tampoco rompedor. Es decir: la serie es exactamente como cabía esperar cuando alguien pone 700 millones sobre la mesa: cero riesgos. Con tanto dinero no se juega (bueno, en realidad sí, a veces se juega, pero a nuestro feudalismo corporativo-inmobiliario aún le falta una generación para llegar a esa clase de excesos). En cierto modo, es como si la serie aspirase a ser Juego de Tronos… pero sin sexo y en sus temporadas 3 a la 7, cuando ya era una máquina de hacer dinero viviendo de las rentas de las primeras temporadas, moviendo a los personajes de aquí allá, matando a veces a alguno, y salvando las cuatro sorpresas gordas (que ni siquiera son tales para los que leyeron los libros) para los season finales.

 

Feria Medieval

Y con esto entramos en la serie realmente existente, cuyo estreno coincidió con una visita que yo hice a un mercadillo medieval. Los mercadillos medievales son cosa curiosa: suelen celebrarse en pueblos pequeños y MUY de derechas (este tenía su calle Mártires, su plaza de los Caídos, una Plaza de la Constitución que mejor no preguntar cómo se llamaba hasta 2005, y sus mayorías absolutas peperas de toda la vida, aunque una mayoría socialcomunista en 2019 me ha chafado la narrativa), y acude gente -especialmente del mundillo hípico- con sus pulseritas de España y vestidos como a punto de gritar Deus Vult. Al mismo tiempo, el pueblo se ve inundado por hordas de extraños con piercings, tatuajes y pelos coloreados en azul y morado, un buen porcentaje de ellos además inmigrantes, que se dedican a venderte chorizo de trufa, quesos regionales, piedras que abren los chacras o comidas en plato de plástico a precios totalmente pasados de rosca (a mi concretamente me tangaron en una carpa gallega hasta un punto que me da vergüenza decirlo, pero que me hace ver con ojos diferentes la disolución del reino gallego por María Cristina de Borbón-Dos Sicilias en 1833).

El caso es que para mi resulta obvio que los guionistas se inspiraron en un mercadillo de este tipo para crear el mundo de la serie. El pueblo es la Tierra Media, y los señores del PP de toda la vida, es decir, los elfos, viven allí tan fetén. Pero hete aquí que llegan gentes de mal vivir, hobbits (aquí claramente modelados según el pueblo gitano: migrantes con carretas, siempre cantando, mucha unidad familiar, y evitando sabiamente el contacto con la población nativa), enanos (todos con acento escocés, en el mundo real supongo que serían los gallegos que me timaron) y humanos pobres, es decir, progremitas, y pretenden montar su quiosquillo y vivir allí como si tal cosa, a pesar de no haber hecho ni el güevo para derrotar a Melkor y traer la Democracia Bien Entendida a la Tierra Media. Al mismo tiempo, está Númenor, que vendría a ser una megaurbanización pija exclusiva como la Moraleja o Pedralbes o Neguri (pero principalmente la Moraleja, por razones de aislamiento), y cuyos habitantes sí forman parte del Consenso y del Partido de la Gente de Iluvatar, pero esto no evita fricciones, como las que podría haber entre el PP de Somosaguas y el PP de Oza-Cesuras (que existen, y que -a pesar del natural incesto derechista- no siempre se pueden resolver entre primos).

 

La Última Alianza de elfos y hombres para defender la obra de Ilúvatar.

 

Durante 2500 años, estas dos almas del PP élfico, la rural y la urbana, han coexistido en armonía (a costa de no verse demasiado – la verdad, me encantaría conocer la opinión privada de ambas partes sobre la otra), pero ahora los elfos están en plan “el campo se muere; lo siento en el aire, lo huelo en las subvenciones, lo noto en la Política Agraria Común”, mientras los numenoreanos siguen en su splendid isolation viendo como sus inversiones financieras globalizadas van como un tiro. Unos y otros tendrán que unirse para combatir a un Gran Mal Vacío, para evitar que se Rompa la Tierra Media, y para salvar a progremitas, gitanos y otras minorías de ser llevadas al Mal (sin poder realmente ocultar que las mentadas minorías como que les causan un ascazo terrible).

En el primer capítulo llega también el “momento meteorito”: es decir, cae una especie de bola de fuego del cielo, y un personaje nuevo sale de ella. La idea, claro, es que nos preguntemos ¿quién es? Las posibles respuestas son: Gandalf, otro istari, o directamente Gorthaur el Cruel, señor de bestias y licántropos, Sauron para los amigos. ¿Cómo metemos a Sauron en nuestra “metáfora feria medieval”? Pues con una anécdota personal: verán, yo ya he visitado intermitentemente varias veces la feria medieval que mencioné. La primera fue hace muchas eras, cuando el mundo era joven y no me dolía la espalda. Y ocurrió en esa visita, cuando la luz de Laurelin caía y la de Telperin se elevaba, cuando las águilas se recogían y los búhos despertaban (o más bien los despertaba el nota de la exhibición de cetrería), que apareció con gran séquito en la plaza del pueblo la Dama Oscura, a la sazón presidenta autonómica del reino do mora dicho pueblo, para Hacerse La Foto. Aquella es la única ocasión en que yo he visto in the flesh a dicha Dama Oscura, y recuerdo básicamente tres cosas: lo irreal que me pareció verla (por conocerla solo a través de los medios – era como encontrarse con Obi-Wan Kenobi en el Metro), que una perroflauta a mi lado gritó “¡hijaputa!”, y que yo pensé que eso estaba mal y que había que respetar al rival político siempre, daba igual lo que hiciera. Con el tiempo he revisado mis recuerdos y he llegado a la conclusión de que la juventud es imbécil.

Aparentemente, la unión élfico-humano-enana va a triunfar sobre las vicisitudes, pero ya saben, la conspiración judeo-orco-masónica nunca descansa y siempre va un paso por delante en maldad, y claro, el mejor país del mundo mundial ahora se llama Mordor, presa de demagogos que engañan al pueblo mientras su ideología ha transformado un vergel en una tierra de ceniza y oscuridad, donde el valor de las propiedades inmobiliarias se ha desplomado. O en otras palabras: ahora gobierna Orco Batasuna. Sin embargo, los elfos dicen “a mi plim, yo quiero salvar lo mío”, donde “lo mío” son unos árboles muy molones (pero al fin y al cabo unos putos árboles y nada más, cojones, que estáis llorando por problemas de jardinería mientras a los progremitas se los comen los orcos) cuyas hojas están muriendo, y que solo pueden salvarse mediante algo de magia superélfica. Y para eso fabrican los dichosos anillos, concretamente los tres anillos élficos, hechos con constitucionalismo mithriliano, el sangre-y-oro de toda la vida, y así como una miajita de asesoramiento maligno, que hay que lamentar pero que es impepinable si queremos salvar la Tierra Media de la ley a la ley.

Y ahí se ha quedado la cosa por ahora, más o menos. Amazon ha anunciado ya que son cinco temporadas. Tremenda bajona: no es que no la vayamos a ver, pero se pone cuesta arriba. ¿Cinco años de espera? Un porcentaje estadísticamente significativo de matrimonios duran menos que eso. Eso es el tiempo que ha pasado desde 2017, ¿lo recuerdan, los buenos viejos tiempos en que Pablemos aún parecía capaz de petarlo y todos los problemas se podían resolver aporreando catalanes? ¿Y encima la segunda temporada no llegará hasta 2024? Es como cuando salió Westworld, que dijeron que iban a ser varias temporadas, y así les ha ido: primera temporada a tope, y posteriormente caída al sótano de las audiencias, y eso pese al rodaje en Valencia. Y encima la serie trata de personajes conocidos que sabemos que van a sobrevivir a todo lo que les echen porque tienen que salir en las películas, así que emoción la justa.

 

Anillados

Galadriel: (Cate Blanchett en las pelis de Jackson) aquí se supone que es “más joven e ingenua”. Pues sí, es unos 3000 años más joven que en las películas – pero es más vieja que el Sol y la Luna y se supone que en este momento ya tiene mínimo los 2500 años que dura la Segunda Edad, más los 500 de la Primera, más un número indeterminado de milenios en la Edad de las Lámparas; ha sido monarca de su propio reino unos cuantos siglos, y se ha comido de pé a pá las Guerras de Beleriand. Una cosa es que los elfos maduren un poco más lentos, y otra que nos vendan a esta señora como sin salir todavía de su adolescencia.

Ahora bien: las quejas y los lloriqueos de “se han inventado una supermujer para darle coba al feminismo woke” no proceden en absoluto. Es cierto que Galadriel es una guerrera top, que realiza portentos físicos y mentales increíbles, y que siempre parece ser la puta ama allá donde va, pero esto es puro Tolkien: Galadriel no es solo una elfa, es una Noldor, encima una princesa, encima de la casa más noble, la de Finwë, encima la representante más distinguida (porque es casi la única que queda, todos los demás murieron en la Primera Edad en las guerras contra Morgoth salvo el rey Gil-galad, a la sazón su sobrino segundo, y este encima no muestra el debido respeto a sus mayores), y ha vivido varios milenios a los pies de los dioses del mundillo, los Valar. Y en Tolkien, ser de noble cuna y estar cercano a la divinidad SIEMPRE significa ser lo más, y lo más mejor en todo (condición que también se puede perder, claro, pero siempre que se pierde es a la católica manera: por algún pecado “interno”, soberbia o codicia o algo así, no porque te superen desde “fuera”).

 

Según Tolkien, esta persona de entrada es mejor que usted y que yo (salvo si usted es el Preparao o alguna de sus hijas; en cambio, si es usted Letizia Ortiz no lo tenemos claro, el Vacío Tolkiano se puede interpretar de varias maneras).

 

En los libros, Galadriel a estas alturas ya debería estar casada con Celeborn y haber tenido una hija (futura esposa de Elrond, BTW), pero esto se lo han saltado, no sé si para simplificar las cosas o para poder jugar con algo de tensión sexual no resuelta con Halbrand, aunque como quiebra del canon es muy pequeña porque no afecta a otras historias. Hacia el final se dan cuenta de que los pesaos del fandom andan enreverbenados, y nos aclaran que realmente sí está casada, pero que su marido “desapareció”. Como novedad, es Galadriel la que da el impulso final a la creación de los anillos élficos, y la que sugiere que sean tres (“uno corrompe, dos enfrentan, tres equilibran”). Como todas las novedades, a los puristas no les gusta. Al parecer han olvidado que en las pelis Galadriel está a una miajilla ná máh de aceptar el anillo de manos de Frodo, y además con las mismas palabras que usa la serie. Vamos, que le va el bling bling. Y lo rechaza, pero como que le cuesta un poco, y puede que lo rechace precisamente por sus experiencias anteriores.

 

Halbrand: el legítimo heredero de la dinastía histórica de las Tierras del Sur. Pero pasa un poco del tema, mi pueblo no tiene rey, hasta que Galadriel le intenta fichar para “limpiar el pecado de nuestros linajes”. El pecado del linaje de Halbrand fue pactar con Morgoth en la Primera Edad del Sol, un acontecimiento que debe quedar unos 2500 años atrás en el tiempo, pero ya saben cómo es la derecha para estas cosas: hablar de 1940 es estar anclado en el pasado, pero 711 es un año totalmente relevante para decidir nuestra política exterior.

El caso es que como gran parte de esta primera temporada era “¿pero aquí cuando narices viene Sauron?”, al cabo de un par de episodios concluyes que Sauron ya tiene que estar ahí, disfrazado de otro personaje. Nos amagan con Adar, intentan engañarnos con el Extraño, pero en cuanto te das cuenta que esta gente solo está aprovechando márgenes de interpretación sin entrar en lo mollar, ves que tiene que ser Halbrand porque es el que mejor encaja en el canon. En los breves esbozos que salen en los libros (sí, Tolkien se inventó una edad de 2500 años y solo la esbozó, serio indicio de que se trata de una alegoría muy gorda y poco más), Sauron “se erigió en rey de las Tierras del Sur” y “trabó amistad con los elfos para enseñarles a hacer anillos de poder”. Pues bien, Halbrand es proclamado soberano títere por los numenoreanos rey de las Tierras del Sur… y a los cinco minutos deja tirados a sus súbditos para irse a recibir tratamiento en la excelente sanidad privada de los elfos, y pese al tajo en carne abierta desde el ombligo hasta el pezón se sube al caballo para cabalgar una distancia de cientos de kilómetros hasta Eregion. Y además es herrero. Blanco y en botella.

 

El Extraño: un señor muy grande que cae del cielo en una especie de meteorito y se queda a vivir con unos hobbits que se lo han encontrado. El porrazo le ha borrado la memoria, pero es evidente que tiene poderes mágicos. El propósito es evidente: que nos creamos que es Sauron para que el engaño con Halbrand funcione mejor. Sobre su verdadera naturaleza: mi apuesta al respecto era que el Extraño sería algún antiguo siervo del mal, un balrog o algo así, que sin embargo se volviera bueno por exposición excesiva a los Hobbits, los seres más cuquis de la Tierra Media, aunque no le hacía ascos a pensar que va a acabar evolucionando en Tom Bombadil. Sin embargo, no recordaba la peculiar relación de Tolkien con la redención: si un personaje ha sido malo una vez, generalmente seguirá siéndolo. No es que no haya redención, pero esta suele tener dos vías: contrición y dedicar el resto de tu vida a luchar contra lo que antes abrazaste (3000 años van a penar los pobres dunedain trabajando en el SEPRONA de Eriador, por culpa de la debilidad de Isildur por la joyería), o lo que podríamos llamar la “vía Boromir”.

Por lo que pude ver en las redes, el consenso era que se trataba de un mago, probablemente Gandalf. Para mi esto ya es ir demasiado contra el Canon, pues los Istari no llegan a la Tierra Media hasta la Tercera Edad, el Extraño no tiene la preceptiva vara de mago, y si Gandalf hubiese estado presente en la batalla final contra Sauron, ni de coña se habría escaqueado Isildur de destruir el Anillo Único. Sin embargo, al final resulta que sí es Istari, aunque sin aclararnos cuál de ellos: puede ser Gandalf (para enlazar con el fandom peliculero), Saruman (la historia de su caída), Radagast (este daría mucha cancha chistosa con sus amigos los animales), u otros dos que también llegaron “pero que fueron hacia el este y sus nombres no se recuerdan”. Parece que será Gandalf, y no sé cómo sentirme al respecto.

 

Nori Brandyfoot: un clásico tolkiano, muy querido por JRR porque probablemente era el arquetipo con el que él personalmente se identificaba: el hobbit que ansía aventuras. Nori ansía ver el gran mundo, pero está atrapada en su clan, que ni siquiera es patriarcal y falocrático, pero ciertamente está chapado a la antigua en lo que se refiere a la estructura socioeconómica, siempre con la caravana a cuestas y siempre haciendo el mismo recorrido. Todo adolescente llegaría a un punto donde dice “mira, hasta aquí”. En una sociedad tradicionalista, pues la casarían rápidamente para que queme las pasiones de otra forma, a los tres meses se quedaría preñada, y ahí se acabaría el sueño de una existencia libre. Por suerte para ella, Nori se ha hecho amiga de un payo que se la llevará a sus viajes. Toda esta trama, la verdad, solo puede acabar de una forma: los hobbits llegan a colonizar la Comarca. Loable, pero vamos, comernos cinco temporadas para acabar viendo como sucumben al sueño del Seat 600 y la casita en propiedad mientras visten chalequitos de tweed y fuman en pipa como que no apetece.

 

Isildur: este salía en las películas y todo, justo al principio, cortando el Anillo Único de la mano de Sauron y negándose a tirarlo al fuego cuando Elrond le conmina a ello.

 

Un papel breve, pero fértil en memes.

 

Conociendo su final, está claro que al personaje hay que presentarle con una cierta ambigüedad, pero en vez de presentarle como “malo”, con malicia, envidia o similares, le presentan como un soñador incapaz de tomarse nada en serio, que acaba expulsado de la academia naval porque escucha voces dentro de su cabeza. Posteriormente se redime presentándose como voluntario a una expedición militar (los numenoreanos visten armaduras de blanco inmaculado, por alguna razón eso me hace pensar en soldados italianos durante la Segunda Guerra Mundial). Suponemos que ese ciclo “quiero y no logro ser bueno” se repetirá tres o cuatro veces a lo largo de la serie para acabar con “Isil” (sí, le llaman así) convertido en coleccionista de joyas.

 

Míriel: Númenor está gobernado por el rey Tar-Palantir, pero los que mueven los hilos son su hija Míriel como regente, y Pharazôn como consejero. Míriel es la típica representante engreída de la aristocracia, pero en su corazoncito hay un hueco para los elfos, los amigos de antaño, los que han hecho grandes a la Tierra Media. En España, sería ideal como presidenta de una diputación gallega, en el poder gracias a los pueblos del interior pero obligada a residir y ejercer en las grandes ciudades. Hacia el final se queda ciega, bien por culpa de un volcán, bien por culpa de ver la serie.

 

Pharazôn: Pharazôn es el primer ministro de Númenor, vamos, el que quiere ser califa en lugar del califa. Su shtick particular consiste en avivar entre los humanos el odio a los elfos por envidia a su inmortalidad, cual demagogo izquierdista avivando el odio de la plebe contra los pobres ricos que lo único que han hecho es ganarse su patrimonio con el sudor de su herencia. Como es listo, no suelta sus perlas elfófobas en persona, para ello tiene a sus medios y demagogos subvencionados, envenenando el discurso público mientras él se las da de “ts, ts, el populacho, qué se puede esperar de él” en las altas esferas, esperando el momento de combinar el control sobre la plebe con el favor de las élites. Que a Pablo Casado esta fórmula le haya funcionado regulinchi no significa que no pueda ser efectiva; hoygan: ¡a Hitler le funcionó! Aunque físicamente Pharazôn no es feo, es evidente que va a ser el malo malísimo en Númenor porque le han hecho clavado a Karl Marx: es decir, será malo pero sutil.

 

“Un fantasma recorre Númenor: el fantasma del Gran Reemplazo Élfico.”

 

Elrond: el elfo más top en las películas de Jackson, aquí lo pintan como un jovenzuelo al servicio de Gil-galad, un chico de los recados deluxe. En los libros, Elrond y su hermano Elros eran mestizos de tantas razas y cruces que los propios Valar les dijeron “mira, a vosotros ya es imposible aplicaros las Leyes Raciales de Valarenberg porque no hay forma de saber qué cojones sois, elegid a qué raza queréis pertenecer”. Elrond elige a los elfos, y Elros a los humanos, siendo el primer rey de Númenor (con un reinado de 410 años – y en todo ese tiempo solo tuvo cuatro hijos, en serio, a veces la beatería tolkiana ya resulta grotesca, si contásemos a todos los descendientes que han tenido los Borbones en apenas 322 años nos saldría una comunidad autónoma de tamaño medio).

Y como me pierden los detalles, mi duda es: ¿cómo tendría Elros las orejas en el “mundo películas”? Porque las orejas puntiagudas son un invento de Peter Jackson para distinguir visualmente a elfos y humanos (y como las prótesis de hace 20 años aún eran muy cutres, les dejaron a todos los elfos el pelo largo para tapar la zona de unión y que solo asome la puntita, aunque lo de tener el pelo largo y tirar el arco no suele ser buena combinación). Elrond las tiene como corresponde a un elfo, pero Elros, ¿las tenía puntiagudas y aun así le dejaron ser humano? ¿Se le volvieron redondas tras elegir? ¿Las tenía ya redondas y despreció la oportunidad de ser un elfo con orejas humanas? ¿Por qué hicieron el paripé de darles a elegir a los hermanos si cada uno eligió lo que indicaban sus orejas?

 

Yo soy yo y mis circunstancias del pabellón auditivo.

 

Elrond tiene su trama salvar-a-los-elfos-con-ayuda-de-los-enanos, con sus dilemas éticos y sus reconstrucciones chulas de Khazad-dûm (Moria, si ustedes solo conocen a Tolkien por las películas) en el pico de su gloria. Esta trama está relativamente bien llevada y tiene su potencial (pero no me apostaría que estos guionistas vayan a saber explotarlo), por ejemplo dicen que el mithril, la aleación chupiguay de ESDLA, es el resultado de tirar uno de los Silmarils por un volcán y hacer luchar encima a un príncipe élfico y un balrog. Aunque confieso que a mi ya me tenían con los acentos gaélico-escoceses de los enanos (los hobbits en cambio tiran más a lo irlandés).

 

Adar: una innovación: ¡un elfo malo! Bueno, innovación con respecto a las pelis de Jackson, donde los elfos parecen pijos sacados del “HOLA” que mean perfume y son perfectos en todo; en El Silmarillion abundan los elfos, si no malos, definitivamente con algún pecado, generalmente soberbia o codicia. De hecho, el Silmarillion explica que algunos elfos en la noche de los tiempos fueron atrapados y corrompidos por Morgoth, el SuperSeñorOscuro de la Antigüedad, y que ese fue el origen de los orcos. Que sí, mucha gente (Peter Jackson, sin ir más lejos) se toma a elfos y orcos como la encarnación de lo más bueno y lo más malo, pero Tolkien también estaba dispuesto a ir más allá y dar pinceladas de grises en un mundo blanco/negro. Lo curioso de Adar, en todo caso, es que siendo un elfo “corrompido” sigue teniendo más o menos pinta de elfo (pero en feo, para que no tengamos ninguna duda de donde se sitúa en la divisoria Bien/Mal). Su papel es ser una especie de caudillo menor de unas cuantas bandadas de orcos, haciendo de las suyas fuera del radar de los altos reyes elfos y humanos, pero con la aviesa intención de prepararle la vuelta a Sauron, o de quedarse con su puesto, no queda claro.

¿Y cómo ejerce Adar su caudillaje? ¿Mediante apabullantes éxitos deportivos, inversión en productos culturales propagandísticos, la exhibición impúdica de lujo, u otras fórmulas probadas por nuestros caudillos actuales? Nada de eso (aunque hay obras públicas molonas en forma de un canal). El pobre Adar no tiene palacio, ni va a caballo, ni usa joyas o ropajes particulares. Incluso me apuesto que come el mismo rancho que el orco común, y que su puesto se lo ha currado en vez de simplemente nacer en la familia correcta. El suyo es un caudillaje carismático, combinado con la promesa a los orcos de que podrán recuperar sus tierras (no aclara si matando a los humanos o solo esclavizándolos, pero hay que decir que a los que se rinden a la mayoría los deja vivir) y ser libres. Esto, según sus gustos, puede ser la “fórmula Hernán Cortés”, o PO-PU-LIS-MO CO-MU-NIS-TA.

 

“¡Lo de izquierdas que eres se mide por la distancia que dejas con los elfos! ¡Nuestra patria son los orcos, Mordor se toma por asalto! ¡Orcos del mundo, no tenéis nada que perder salvo vuestras cadenas!”

 

Los orcos son “El Otro” tolkiano, y no cuesta mucho ver en ellos una especie de “proletariado racial” de la Tierra Media, operadores de las fábricas sauronianas y sarumanianas que ensucian el bello mundo rural que Tolkien tanto amaba, y para los que en ESDLA solo hay una solución que es la Solución Final. Preferimos no saber qué pensaba Tolkien del proletariado humano realmente existente, pero nos hacemos una idea. Y ahí está Galadriel, para decirlo alto y claro cuando captura a Adar: “mataré hasta el último representante de tu raza, y a ti el último para que lo veas”. Que para Gollum, con sus docenas de asesinatos a sangre fría, hay un precioso discurso “ni el más sabio conoce el final de los caminos”. ¡Incluso a Sauron le dieron la oportunidad de arrepentirse al final de la Primera Edad! Pero para los orcos solo hay el frío acero. Cuestión de clase (y raza).

 

Valoración

La serie juega con que va a ser rompedora, pero al final solo lo es con respecto a los libros. Es decir, no se mete ningún cambio que contradiga las pelis de Jackson, por eso ya sabemos que ni Galadriel, ni Isildur, ni Elendil, ni Gil-galad, ni Elrond pueden morir. En cambio, el no-matrimonio de Galadriel con Celeborn y la ausencia de su hija en común, aunque contradigan las genealogías expuestas en los libros, no contradice a las películas si asumimos que simplemente se juntan más tarde y ahora ella está disponible para aventuras y juergotes adolescentes.

Es cierto que la serie es lenta como un día sin pan, pero de nuevo: puro Tolkien. Debo haber releído ESDLA una docena de veces en mi adolescencia, pero las primeras 300 páginas con la primera me bastó. Sentido homenaje de los showrunners al señor al que le deben todo, y usado quizás de la misma manera que esas descripciones de cinco párrafos para cada árbol en la vera del camino: para filtrar a los dignos de los que no lo son. ¿Qué a Tolkien quizás no le hubiesen gustado ciertas cosas de las adaptaciones, en la serie o en las películas incluso? No es descartable, pero en ese caso tengo una sencilla filosofía: que se joda. El muerto al hoyo, y los vivos al bollo. El resultado es una serie visualmente preciosa, pero donde se nota mucho que la gente del Tolkien Estate ha tenido veto para que las cosas no se salgan de madre, y basada en libros conocidos desde hace décadas. Soy el primero en admitir que hacer algo emocionante con estas limitaciones es complicado, pero incluso así la serie ha salido demasiado blandita.

Pero vamos, tampoco tan mal. No me he dormido en ningún momento. Los que la critican a gritos me parece que se han metido demasiado en el fandom y andan un poco pasados de rosca. Yo la verdad es que la vi sin apenas expectativas, y en consecuencia no me siento defraudado: es más, a partir del episodio 6 hasta hay sorpresas y pasan cosas. Si eso compensa tragarse las 7 horazas previas, ya depende de cada uno. Mi consejo: no tomárselo como una serie (es decir, algo novedoso que debe emocionarnos y proveer un clímax) sino como un documental sobre un tema ya largamente conocido (es decir, algo donde disfrutar con los detalles y nuevos puntos de vista, pero que realmente no está pensado como sorpresa o fuente de catarsis). O como una misa a la que se acude por compromiso social.

La serie es como cuando te dan cheques regalo del Cortinglés; es un clásico, no queda mal, y se agradece porque siempre lo puedes usar, pero tampoco es ni muestra de ingenio ni algo que te emocione mucho. Voy a ir incluso más lejos y a decir algo polémico: la serie es como votar al PSOE. Es decir, algo levemente woke, más postureo que sustancia, mayormente inofensivo pero que a pesar de ello desata a partes iguales las iras de los fachas, de la Berdadera Hizquierda y de cualquiera mínimamente politizado, pero que millones y millones de personas hacen una y otra vez, sin pensarse nada, sin entender por qué hay tanta gente en Twitter echando espumajos por la boca, considerándolo lo más normal del mundo, ¡e incluso algo bueno! (Y de hecho puede serlo si vas con las expectativas convenientemente rebajadas y la única alternativa es ver las series de Onanismo Constitucional que ponen en Antena 3.) Sí señores: Amazon y esta serie me han permitido lo que dejé de creer posible hace más años que la caída de Gondolin: empatizar con un votante del Partido Socialista Obrero Español (Renovadores). Ha obrado la magia. Gracias por tanto.

 

Lo que no quita que haya que expropiar, eh.


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  1. Comentario de pululando (17/10/2022 13:57):

    Yo entiendo que si alguien paga por unos derechos de una obra, pues que la versione como considere y según haya firmado. Pero, por el precio que les ha salido, uno se esperaría que tuviesen todo más encajado… y no: donde haya molonismo aplíquese suspensión temporal del cerebro y que todo quede epiquérrimo. Supongo que llevamos demasiado tiempo con superhéroes en las pantallas.

    Eso sí, no negaré que la conversación final entre Juana de Arco y el Diablo me ha gustado. Y tampoco que para 2024, si aún podemos permitirnos la luz, se verá (o en su defecto se dormirá) la continuación.

  2. Comentario de emigrante (17/10/2022 15:45):

    Sobre remakes, secuelas, precuelas, reboots y adaptaciones varias:

    “El mal no puede crear nada nuevo, solo arruinar o corromper lo que las fuerzas del bien han inventado o construido”.

    J. R. R. Tolkien

    Sí ya sé que Tolkien lo decía refiriendose a los orcos como forma corrupta de los elfos pero usted mismo cita a Terry Pratchett con algo parecido. Pero oigamos la voz de los supertacañones: https://www.youtube.com/watch?v=m2aMnHuZo9A

    Y eso que Kai47 ni siquiera menciona el wokismo en sus quejas. Si bien la mayoría de las polémicas al comienzo de la serie se centraban en eso al final la atacan más por lo lento y aburrido de la trama y la escasa fidelidad al lore. Empiezo a pensar que el wokismo es una especie de seguro que contratan los productores contra las malas críticas. Es muy fácil encontrar en las redes el comentario de algún imbécil para llevarlo a los titulares y tirar de victimismo. Ya se encargarán de que no falten imbéciles introduciendo algún personaje racializado fuera de lugar o cambiándole el género. Así se crea polémica y se oculta el debate sobre la calidad del argumento y si no te gusta la serie es porque eres un racista, machista, fascista o lo que se tercie. Por un lado se desvia la atención y por otro se amedrenta a los críticos. La producción ha costado millones y no nos vamos a arriesgar.

    Los mercaderes han invadido el templo y están usando causas nobles para vendernos sus mierdas. Como dijo Gandalf: “Huid, insensatos!”

  3. Comentario de Guillermo López García (17/10/2022 18:22):

    Muchas gracias por el artículo, Carlos. Me he reído mucho y he aprendido mucho de tolkinismo. Yo también me leí los libros de Tolkien, Silmarillion incluido, en mi más tierna infancia, y he de decir que me aburrieron bastante (salvo el Hobbit), quizás los pillé demasiado pronto. Luego lo retomé por segunda vez a raíz de las películas y un juego de rol malsano en el que me lo pasé particularmente bien interpretando a un medio elfo que estaba deseando dejarse corromper por el Señor Oscuro (observo que en realidad mi interpretación era impecable y chapada a la antigua), y mi veredicto fue que El Señor de los Anillos era aburridísimo y que en efecto Peter Jackson había hecho un gran trabajo con las películas. El Silmarillion, en cambio, dentro de lo aburrido que indudablemente es, como que me gustó más por su absoluta falta de ritmo literario. ¿Tendré que leérmelo una tercera vez para indignarme con las decisiones de los guionistas de una obra que sólo está marginalmente inspirada en el Silmarillion?

    En cuanto a la serie, la verdad es que yo la he disfrutado al tiempo que me he aburrido soberanamente. Supongo que “votar al PSOE” es una impecable descripción de lo que uno siente viendo al serie: la absoluta certidumbre de que te van a tangar combinada con un ingenuo “…Y si al final todo cuadra?” cuando ves cómo te sacan por ahí hobbits y magos que no pintan nada. Es cierto, dentro del aburrimiento, que cuando han pasado cosas no ha estado tan mal (el Monte del Destino, Sauron desvelado, y poco más).

  4. Comentario de Io (18/10/2022 17:56):

    Tolkien no era fascista. Los hobbits eran el pueblo inglés burgués llamados a salir de su país y combatir al nazismo y mira, ganarles. De hecho él dejo escrito: vencimos al nazismo y quedarán más Mordor contra los que luchar”.

  5. Comentario de Nagao (19/10/2022 10:09):

    Yo no he visto aún el último capítulo, pero como auténtico español sin miedo a nada, he leído todo el artículo sin temor a comerme spoilers. Enhorabuena señor Jenal, es uno de los mejores de los últimos tiempos.

    A mí la serie me ha decepcionado entre bastante y mucho. Se han gastado una pasta brutal en una producción perfecta con unos escenarios impresionantes para contar una historia insulsa. Cada capítulo aumenta mi cabreo con los guionistas, que no han arriesgado un ápice y nos han servido una historia llena de clichés que hemos visto mil veces. He perdido la cuenta de cuántas veces uno de los protagonistas ha estado a punto de morir, pero en el último segundo alguien alguien dispara/apuñala/golpea al orco por la espalda y lo salva. Para colmo al único al que realmente ponen en una situación en la que podría haber muerto es Isildur, uno de los que sabemos seguro que no la palman.

    Veo esta serie con amigos, cuando nos juntamos a ver el episodio semanal tanto de Rings of power como de House of the dragon, y la semana pasada comentábamos que hay más tensión un una cena Targaryen que cualquiera de las batallas de la Tierra Media.

  6. Comentario de el guru (19/10/2022 14:33):

    un par de recomendaciones para los muy cafeteros, antes de que se pongan a hablar de otra serie de Star Wars, que son ustedes unos pedazo de frikis de cuidado…

    1 RIGET EXODUS (El Reino) tercera temporada de la serie de Lars Von Trier.
    Va de un hospital y hay fantasmas, pero la trama es lo de menos, sólo una excusa para poner a sus personajes en situaciones incómodas y disfrutar revelando sus hipocresías. Todo se vuelve rápidamente muy absurdo, siniestro y divertido. Probablemente será lo último que haga el bueno de Lars, pues desde hace un par de años padece un parkinson terrible y me temo que acabe suicidándose civilizadamente como lo hizo el gran Jean-Luc Godard el mes pasado (RIP JLG tu me manques tellement!). De momento sólo está estrenada en Dinamarca, pero se puede encontrar por “canales no oficiales”. Creo que se estrena en netflix en noviembre.

    2 TRAUMAZONE de Adam Curtis. Raro que no haya una sección dedicada a Curtis en LPD, porque va como un guante con las obsesiones de esta página. Básicamente son siete horas de imágenes de archivo sobre el colapso de la URSS. No hay narración ni hilo conductor, sólo algunos subtítulos que dan un poco de contexto a las imágenes. Fácilmente lo mejor que he visto este año.
    La única pena es que Curtis corta el documental justo antes de que empiece la segunda guerra de Chechenia y el ascenso de Putin; supongo que no quería meterse en líos. Está en youtube.

  7. Comentario de el guru (19/10/2022 14:34):

    el enlace a TRAUMAZONE ep1, el resto en el mismo canal

    https://www.youtube.com/watch?v=EDA3hIsf7LA

  8. Comentario de emigrante (21/10/2022 10:08):

    Aquí hablando de aburridas series de fantasía cuando tenemos un culebrón mucho más interesante en Londres. Lo de los tories sí que es un verdadero juego de tronos. Y hablando de series, la de “Years and years” predijo la guerra de Ucrania, una pandemia y la muerte de Isabel II, y también compararon a Liz Truss con el personaje de Emma Thomson. Juguemos a las predicciones, cuál creen que es el acontecimiento histórico más probable en un futuro a medio plazo?

    La independencia de Escocia
    El fin de la monarquía
    La reunificación de Irlanda
    La pérdida de Gibraltar
    La disolución de la Commonwelth
    La reentrada en la Unión Europea (el Brexin)

    Yo apuesto por lo de la Commonwelth, si no una disolución al menos una reducción significativa. Lo menos probable, Gibraltar, firme como una roca.

  9. Comentario de Pucelano (22/10/2022 09:52):

    ¿Como que Jackson se inventó las orejas puntiagudas de los elfos?

    Recuerdo perfectamente verlos representados con orejas vulcanianas en dibujos en los años 90, en multitud de juegos de rol y libros de fantasía deudores de Tolkien

    Como antiguo lector del Sillmarilion sí recuerdo plantearme que paso con los pabellones auditivos de Elros

  10. Comentario de Lalo (22/10/2022 23:30):

    Inmejorable descripción de las ferias medievales. Yo me dormí en el primer episodio, no he repetido. Tampoco soy un gran fan de Tolkien, no me atraen los personajes planos y el maniqueísmo en general. La conclusión final es también maravillosa.

    Por otro lado es evidente la excesiva oferta audiovisual y su instrumentalización , aún más actualmente, como herramienta de propaganda cultural.

  11. Comentario de Lluís (23/10/2022 17:36):

    #8

    Yo me quedaría con la reunificación de Irlanda, por un estrecho margen sobre lo de Escocia. Básicamente, porque según las cuentas que habían echado los protestantes del Ulster, en unos pocos lustros el crecimiento vegetativo posibilitaría uqe la población católica superase a la protestante, por lo que la reunificación podría ganar en las urnas. En Escocia, si se diese la reversión del Brexit igual los seperatistas volverían a perder, y no está tan claro si ahora, desde Londres no les van a enviar el 155 en lugar del permiso para poner urnas.

    Liquidar la monarquía, no sé. El Carlos III el Tampax no vivirá muchos años, no tendrá tiempo de cagarla lo suficiente como para tener que irse a Estoril. De momento, la decisión ejecutiva más trascendente que ha tomado ha sido la de prohibir el consumo de foiegrass en palacio. Y los ingleses, excepto el episodio de Cromwell, cuando han dedicido liquidar a un rey simplemente han buscado otro que molestase menos.

    ¿La Commonwelth? Eso es poco más que un club de campo, ¿no? Diría que a lo único que compromete es a compartir jefe de estado con la ex-madre patria, pero obliga a poco mas que a enviarle a dicho jefe/jefa una caja con embutidos típicos del país por su cumpleaños y a poner a su representante en un sitio preferente en los banquetes, aunque luego no le den conversación. Los negocietes económicos seguirán igual, y para la aistencia militar, australianos y neozelandeses creo que ya prefieren tratar con EEUU que con el Reino Unido.

  12. Comentario de Latro (31/10/2022 11:00):

    No he visto la serie ni pienso; la he “visto” por intermediarios como esta página o canales de Youtube que la han puesto a parir. Lo cual tiene su riesgo porque como gran parte la puso a parir por las tontunas de guerra cultural americana, pues ya se te llena el Youtube de mierda, pero igual, que viendo lo que la gente ha visto, queda claro que el problema principal, aparte del obvio de como cojones se te ocurre adaptar la Segunda Era sin los derechos del Silmarillion, es algo mas general: que Hollywood esta lleno de escritorzuelos de mierda que no saben mas que cuatro trucos mal entendidos, con lo que comprar los derechos de una obra mas o menos coherente y bien trabajada por alguien con algo de mérito para que unos tarados rellenen por el medio con clichés y macgufinns a tutiplen, pues te sale lo que te sale. Por ejemplo, al que se le ocurrió y a los que aprobaron la gilipollez de los numeroneanos diciendo la frasesita esa del mar, era para darles bofetadas con un atún hasta que se les pasase lo tonto. Como estos señores son de la escuela “yo vi Perdidos” y lo que entienden que es género es eso, hacer historias embrolladas y trampas al espectador que con que te sientes cinco minutos a pensar les ves que no tienen sentido, pues eso es lo que tienes.

    En el mismo Prime Video ahora están con la adaptación de una novela de William Gibson, The Peripheral, que por ahora esta bastante bien en general, visualmente mucho espectáculo… pero ya se nota el mismo problema. Esa si la puedo decir de primera mano, y lo mismo; te desvías de la historia original, cosa algo comprensible porque en la novela es bastante rollo entender que esta pasando, y lo sustituyes por una serie de mamarrachadas casi salidas de aventura gráfica de los 80 y una pinta de cambiar una historia que funcionaba en si misma por el típico cliché de que tiene que ir de salvar al mundo y que hay que meter asi cositas recursivas y retorcidas para enrevesar la trama a ver si se confunde la gente y discuten en Internet si el macguffin X es A o B, y por supuesto el recurso mas obvio de un escritor idiota escribiendo personajes inteligentes, que es ponerles a decir cosas crípticas a toda hora en vez de hablar claro.

    No sé si cuando acabe al señor Jenal le interesará echarle un ojo, pero a mi por ahora la voy “pasando” pero con ese miedo de que a medida que pasa el tiempo y la cosa se desvía mas de la novela mas cantidad de material de tercera se te va colando. Que leyendo y viendo cosas por ahí, hay muchos indicadores de que es una crisis ya sistémica del mundillo de Hollywood ahora con streaming; hay muchisima mas generación de contenido que gente con capacidad y experiencia.

  13. Comentario de emigrante (02/11/2022 15:48):

    Dicen que la cosa ha sido tan decepcionante que han despedido a los show runners de cara a la segunda temporada. Bueno, lo que se dice despedir… los han apartado a la sala de guionistas así que seguirán haciendo de la suyas.

    “I heard from someone who has a connect at Amazon that – if you wanna know – that effectively, they’re going to be retooling,” he explained. “And [Payne and McKay] are more than likely…they’re not gonna be publicly fired, but their role will be reduced.”

    “Potentially just remaining in the writers room,” he added, “but my understanding is they’re looking for more experienced showrunners.” https://boundingintocomics.com/2022/10/25/rumor-amazon-to-retool-the-lord-of-the-rings-the-rings-of-power-sideline-current-showrunners-after-first-season-was-more-of-a-failure-than-they-could-have-been-anticipated/

    Si te gastas un pastón en adquirir los derechos de una franquicia es porque ya existe un fandom que te garantiza el éxito. Lo que no puedes hacer luego es cambiarlo todo y enfrentarte a él. Y encima tratar de defender su mediocridad acusándolos de ser poco menos que el Ku klux Klan.

  14. Comentario de emigrante (02/11/2022 15:59):

    Se ve que han sido poco cuidadosos con la historia, hay detalles como que a veces el sol sale por el oeste. En una escena los orcos atacan un pueblo en Mordor cuando todavía es de noche y un ejercito corre a rescatarlos desde Osgiliath con el sol del amanecer a su espalda y llegan con las primeras luces. Supongo que a los fans que se saben de memoria el mapa de la Tierra Media estas cosas les repatean mucho. Está claro que esta gente tenía escasos conocimentos y aún menos aprecio por la obra de Tolkien.
    https://www.youtube.com/watch?v=IdaeX3mklqA&t=796s

  15. Comentario de emigrante (04/11/2022 15:33):

    Otra serie que va por el mismo camino es la de “The Witcher”. El protagonista, Henry Cavill es un autentico fan de la saga y luchó para conseguir el papel. Ahora ha abandonado el proyecto cansado de pelearse con los guionistas para que se mantengan fieles al material original. Lo dice uno de los productores, Beau DeMayo:

    “He estado en series donde a algunos guionistas les disgustaban los libros o juegos (incluso se burlaban activamente del material original). Es una receta para el desastre y la mala moral. Tienes que respetar el trabajo antes de que se te permita agregar algo a su legado”
    https://www.20minutos.es/cinemania/series/una-tragedia-anunciada-en-el-continente-la-verdadera-razon-por-las-que-henry-cavill-abandona-the-witcher-5073392/?commentID=71776573-130f-47c1-814c-4e12d839490f

    Tras la marcha de Cavill los showrunners le han entregado la espada al cuñao de la Pataki, lo dicho, no tiene buena pinta.

    Como ya dije antes la “Era de las Series” se encuentra en franca decadencia, quizá por el exceso de oferta en las plataformas como dice Lalo. Es lo mismo que pasó con la televisión estándar cuando llegaron las privadas; que al final acabaron todas ofreciendo telebasura. Un claro ejemplo de que el mantra del liberalismo económico, el de que la libre competencia repercute en beneficio del consumidor, no se cumple sino todo lo contrario.

  16. Comentario de emigrante (10/11/2022 11:55):

    La izquierda Gollum o la historia de Gandalf el “Rojipardo” contra el Señor Oscuro en su trono oscuro de la OTAN

    https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/izquierda-gollum-vallin.html

    Esto ya es desviarse mucho del canon porque, como todo el mundo sabe, en la historia original de Tolkien Gandalf era el Gris y el Pardo era Radagast. Aunque hoy a Radagast lo calificarían de verde ecologista.

  17. Comentario de Lalo (12/11/2022 12:09):

    Gran artículo de hasel

  18. Comentario de emigrante (27/11/2022 15:32):

    Otra teoría dice que la serie en realidad no es woke sino mormona
    https://m.youtube.com/watch?v=uW8dBbPslIA

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