El “copazo” está medio vacío

En febrero-marzo, cuando la actual crisis del coronavirus comenzaba a incubarse, los dirigentes valencianos tardaron en reaccionar; como casi todo el mundo, por otra parte. Pero aquí concurría la circunstancia de que el incremento de casos y la aparición de los primeros fallecidos se produjeron en vísperas de las Fallas. Y ya sabemos todos lo que eso implica en la ciudad de Valencia y en su área metropolitana. Se trata del acontecimiento más importante del año para mucha gente, y también eran muchos los que querían creer que el coronavirus no sería para tanto y podría compaginarse con dicha celebración. Entre ellos, los políticos valencianos, que tomaron finalmente la decisión de suspender las Fallas pocos días antes de que entrásemos en el estado de alarma. Tarde, pero actuaron. Y lo hizo, sobre todo, el president de la Generalitat, Ximo Puig, ante la resistencia de la vicepresidenta, Mónica Oltra, y el absentismo del alcalde de València, Joan Ribó.

Han pasado unos meses, pero ahora nos encontramos en una situación muy similar. El éxito de la desescalada nos hizo creer a todo el mundo que podríamos disfrutar de unos meses de calma antes de que llegase la previsible tormenta de septiembre, cuando bajen las temperaturas y se extiendan las enfermedades respiratorias de todo tipo, entre ellas el coronavirus, y gestionar esta crisis vuelva a constituir una tarea ardua. Pero, mientras tanto, gracias a la mejora en la atención primaria, los test y el rastreo de contactos, la cosa parecía bajo control. Y ahí aparecía, como telón de fondo nada disimulado, el natural deseo del sector turístico de intentar salvar la temporada en la medida de lo posible. Por no hablar del deseo de la gran mayoría de la gente de contar con un paréntesis, unos días de descanso para reponernos, física y sobre todo emocionalmente, de un año tan duro [acceso al artículo completo]


Compartir:

Nadie ha dicho nada aún.

Comentarios cerrados para esta entrada.