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Sustito en las Elecciones europeas: matices a la política de “austeridad”

La Unión Europea es un engendro  muy impresentable desde el punto de vista democrático, como todo el mundo sabe, y por eso monta unas eleccioncillas que la gente se toma, sensatamente, como una oportunidad para pasar del tema o, si eso, protestar un poquito. Es un tema testimonial, dado que lo que hace el parlamento europeo tiene la misma capacidad de controlar a la Troika o determinar los contenidos de los rescates o las políticas económicas que se deducen desde Bruselas que de lograr que los partidos políticos españoles tradicionales envíen a Bruselas a sujetos mínimamente alfabetizados. Por eso no es de extrañar que la abstención sea directamente espeluznante en toda Europa (en España llevamos tres elecciones seguidas por debajo del 50% de votantes acudiendo a hacerlo) y que en los países del Este de Europa, directamente, haya que poner en cuestión la naturaleza democrática del invento a la vista de que apenas si el 20-30% de la gente se digna acudir. Pero, vamos, tampoco es que estemos muy legitimados por cuestionar este pasotismo, la verdad, a la vista de cómo está montado el tema. Menos moralina sobre esto de la democracia y los deberes cívicos, por favor, que cansa ya un poco si además nos la meten en vena Cañetes y Valencianos.

Sin embargo, estas elecciones sí sirven, al menos, para manifestar desafecto, cabreo o pasotismo. Y eso tiene algún efecto, sobre todo si eurodiputados, comisarios, asesores, euroburócratas y demás empiezan a sentir el aliento en el cogote de las masas en forma de partidos de esos llamados “populistas” que amenazan con quitarles algunas de sus queridas poltronas europeas (aunque pocas, eh, que tampoco nos vamos a poner a exagerar, total, porque la gente no les vote). Pero, claro, y eso es lo que es más grave, también amenazan con quitarles muchos sillones y capacidad de decisión en los sitios donde a las estructuras clientelares de apoyo y suministro de sueldos y cargos de estas redes de control tienen más intereses: ayuntamientos, regiones, países… en definitiva allí donde el modelo de democracia tradicional aún hace que todo dependa un poco más, ¡qué atraso!, del voto de la gente.

Así pues, entre alaridos, vestiduras rasgadas y apelaciones a eso del populismo, lo de ayer es una señal potente que sí va a tener consecuencias. Más allá de la estable Alemania, que tiene un sistema institucional y unas elites que más o menos entienden de qué va el tema y están logrando contener daños, ya saben lo ocurrido en España (donde uno de los bastiones del establishment empieza a mostrar preocupantes grietas [1] a pesar de su legendaria capacidad de obediencia, educada salvajemente durante el franquismo). Pero el tema es mucho peor por ahí. Como ya hemos dicho, en el este de Europa no vota en esta juerga ni Dios (y la gente que vota lo hace a partidos como esos húngaros que provocan que todos los analistas voluntaria y obedientemente a sueldo del turnismo pactado tuerzan el gesto y digan que vaya cosa peligrosa… mientras ellos son miembros orgullosos del Partido Popular Europeo que lleva el timón). Y no sólo eso, porque es que, además, mientras tanto, lo del Reino Unido es ya a estas alturas un show por todo lo alto, con las elecciones ganadas por un partido abiertamente euroescéptico y el bonus-track de la aniquilación sin contemplaciones del único partido medio europeísta. Todo ello en un momento en que en Escocia, donde moran los individuos  más europeístas de la zona esa de las islas, los independentistas se pillan la mitad de escaños y con el Reino Unido reflexionado con más seriedad que nunca si vale la pena estar en la Unión Europea estando fuera del euro y habiendo perdido, por ello, la capacidad de pintar en casi todo lo importante [2]. Aunque eso tampoco es que sea muy grave. El Reino Unido y Europa del Este, estamos de acuerdo, siguen siendo el extrarradio de la Unión.

No tan en el extrarradio, en cambio, están Bélgica, Países Bajos y otros países del entorno central donde aparecen y se consolidan por doquier partidos como que no muy agradables para la visión que la intelligentsia europea tiene de sí misma y de lo que es Europa. Aunque esa misma intelligentsia sigue sin procesar que quizás tenga su manera de hacer las cosas algo que ver con el fenómeno que lleva a su consolidación elección tras elección. ¡Nah!, seguro que no. Eso es que la gente es muy mala y egoísta y que menos mal que están los buenos para tomar las riendas, por lo civil y lo militar, a fin de llevar el proyecto europeo a buen puerto. Ese proyecto europeo de la participación y de la solidaridad que en Francia ha provocado que el Frente Nacional sea sobradamente primer partido de Francia con un 26% de los votos (lo cual tampoco es un gran aumento de su base, aunque esta crezca poquito a poco cada año, sino que es un resultado inflado por la abstención) y, lo que es más importante, se asista al enésimo hundimiento de la socialdemocracia light. Como en España, como en Grecia, de forma si cabe más espectacular… y como en cualquier lugar donde gobiernan aplicando el dogma neoliberal por mucha sonrisa que pongan y aunque luego hagan pucheros en los debates recordando a los débiles, a los niños, a las mujeres o, en el colmo de la hipocresía, a los inmigrantes.

Mientras tanto, sólo un par de lucecitas en el atribulado sur marcan el camino a seguir. Portugal, al que nadie hace mucho caso pero donde se considera que los buenos han contenido daños, y sobre todo Italia, donde la berlusconización de Renzi, convirtiendo al antiguo partido comunista italiano en una nueva democracia cristiana nacionalista, personalista y business friendly ha logrado, gracias a que Silvio tiene ya ochenta añazos, convertirse en el partido hegemónico en Italia haciendo exactamente lo mismo que hacía el de antes, pero con más apoyo mediático por venir el nuevo de la supuesta izquierda. El tema italiano, pues, parece momentáneamente bajo control, pero a nadie se le esconde que está en el congelador y que ese vector business y nacionalista va a seguir con mucha atención cómo evolucionan las mordazas presupuestarias que vienen impuestas por la situación, la visión de cómo se ha de reaccionar frente a la misma y el entendimiento de la vida del norte y de los acreedores. Lo va a mirar con atención mientras, como viene haciendo desde que llegó al poder, aplica las recetas berlusconianas de pasar todo lo que pueda de los mandatos de Bruselas… mientras se pueda y le dejen. Pero es obvio que le van a dejar, al menos durante in tiempo, que suficientes líos hay ya montados por ahí.

Así pues, preparémosnos en los próximos meses para asistir a una vuelta de tuerca económica divertida por lo supuestamente insospechada, viniendo de Bruselas. ¡Europa relajando la mano! ¡Alemania cediendo! ¡Los halcones del BCE comprensivos con el pueblo! Valls en Francia, a la vista del batacazo de ayer, ya anda como Renzi, prometiendo bajadas de impuestos a las “clases medias” (es decir, a las clases-medias altas no precarizadas) y cierta juerga económica por la vía de relajar eso de los objetivos de deuda y déficit. El 3% como regla de austeridad probablemente saltó ayer por los aires porque hay que contener daños y lograr que las personas que viven en un entorno de clase conservador y tendencialmente de centro-derecha vuelvan a apoyar con entusiasmo y en número suficiente a los buenos. Que eso no vaya a llegar a otras clases sociales y que pueda generar más problemas a medio y largo plazo es lo de menos porque, al menos por un tiempo, hay que contener daños. Se llama a esas políticas, eso sí, medidas de “responsabilidad para frenar al populismo”, un populismo malo que habla de fin de la austeridad y no pagar la deuda “ilegítima”. Y viene en forma de billetes de banco y cosas semejantes, gentileza del Banco Central Europeo. Aunque sin pasarse, eh, tampoco vayan a entusiasmarse los de abajo del todo. Es todo tan descojonante que en España, como casi siempre, nadie lo va a contar porque no les gusta que nos divirtamos con los chistes demasiado buenos, no nos vaya a dar algo.

Para España la situación, además, es interesante pero no demasiado buena, porque esta época de relajación viene en un momento particularmente malo. Nos da un poco igual que sea posible pasarse del 3% de déficit si somos incapaces de bajar del 6-7% y tenemos la deuda pública disparada ya muy por encima del 130% del PIB en la contabilidad oficial que computa todo de verdad, sin trampitas. Así que a saber cómo se contiene aquí al populismo ese tan malo y dañino que se cierne sobre Europa, y no a un año vista, que total a la vista de que hay elecciones pues se incrementa el agujero un poco más y ya está, ¡será por dinero de otros!, sino a un lustro o decenio corrido. Porque más allá de engrasar la maquinita y contratar un poco más de red clientelar y obra pública nuestros queridos “no populistas”  no saben muy bien qué hacer. Eso sí, aunque no les guste mucho porque mola más el teatrito este de que tú progre rancia, tú machista, tú de los de arriba, yo de los de abajo…  si no hay más remedio, siempre tienen la posibilidad de ensayar una Gran Coalición PP-PSOE-emir de Qatar-Arabia Saudí-ACS-FCC-AVE a la Meca-canal de Panamá-Su Majestad-Preparado y tratar de pablear, como buenamente puedan, el temporal. Más o menos en eso están en Europa también, pero con gente al mando algo más capaz. Algo es algo.