La Segunda Guerra Mundial – Antony Beevor

Antony Beevor es uno de nuestros historiadores de cabecera en LPD. Es un historiador militar conocido sobre todo por su capacidad para narrar algunas de las grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial, como Stalingrado, el desembarco de Normandía o la conquista de Berlín por parte del Ejército Rojo. Entre sus muchas virtudes, personalmente querría destacar tres: en primer lugar, que es el yerno del también historiador John Julius Norwich, a quien también tenemos cariño aquí, sobre todo por sus libros sobre el Imperio Bizantino y las civilizaciones mediterráneas. Ante las preguntas de un periodista sobre si no estaba muy mayor (65 años) para seguir escribiendo a un ritmo tan alto, Beevor contestó algo así como: “pues mire usted, mi suegro tiene 85 y ahí sigue, al pie del cañón, así que no veo por qué yo debería dejarlo”.

En segundo lugar, Beevor es un gran historiador, y un gran narrador. Posee una extraordinaria capacidad para transmitir la esencia de lo ocurrido mediante la combinación entre la descripción de las operaciones militares (su especialidad) con distintos testimonios que saca oportunamente a colación y el trasfondo histórico – político que rodea a cada una de las batallas y operaciones.

Por último, Beevor parece tener la rara cualidad de ser ecuánime. Algo que se debería exigir a cualquier historiador, pero que por desgracia es mucho menos común de lo que parece: los historiadores, a menudo, se dejan llevar por su ideología, o querencias personales, o por el chauvinismo. Y con ello, como cabe imaginarse, la fuerza de su narración flaquea. Recientemente comentábamos en LPD un ejemplo diáfano de narración histórica lamentablemente echada a perder por este tipo de actitudes.

Tal vez sea por su especialización en historia militar, centrada en la descripción de las operaciones y en evaluar decisiones que pueden analizarse objetivamente a partir de sus efectos (positivos o negativos) sobre el curso de un conflicto armado, pero la verdad es que Beevor parece ubicarse siempre en un término medio. Lo cual no significa un punto intermedio entre, digamos, el nazismo y los EEUU. Significa la capacidad para narrar los hechos y evaluarlos con arreglo a una perspectiva imparcial. O todo lo imparcial que se pueda ser. Obviamente, Beevor tiene claro que el nazismo es moralmente repugnante. No se ahorra contarnos los excesos de las SS, o de los japoneses, o del estalinismo. Pero esto no le hace ser más benevolente de la cuenta con los aliados occidentales, exculpándoles por sus excesos o meteduras de pata.

Por eso, uno lee los libros de Beevor no sólo con agrado, sino con la seguridad que confiere saber que el autor, dada su trayectoria, no te va a tratar de vender cabras; no, al menos, conscientemente. Y eso ya es mucho. En mi caso, para mí fue muy reconfortante leerme su libro sobre la Guerra Civil Española, que es el mejor que he leído junto con el de Hugh Thomas. Y es, también, el más ecuánime. Y de nuevo hay que incidir en que “ecuánime” no significa equidistancia, sino imparcialidad. Beevor tiene claro quién se sublevó frente a una democracia (con todas sus imperfecciones); o la diferencia entre la violencia organizada y promocionada desde la cúspide y la violencia desatada por puro salvajismo, por poner sólo dos ejemplos.

Una actitud que le valió, como cabría esperar, el odio eterno de nuestros propagandistas reaccionarios de cabecera, Pío Moa y César Vidal. Ante lo que fue un gran placer, una gran satisfacción, ver cómo pasó Beevor de tanto griterío, como diciendo “pero el palurdo este de la boina, y el gordo de la L.O.G.O.S. University… ¿de dónde han salido?”.

El libro que nos ocupa, sobre la II Guerra Mundial, se lee con agrado, a pesar de su extensión (1100 páginas). Evidentemente, en un trabajo de estas características hay poco nuevo que aportar. Se trata de una historia general sobre un tema visitado y revisitado en infinidad de ocasiones y desde casi todas las perspectivas imaginables. Sin embargo, el valor del libro está en la magnífica narración del conflicto y en el completísimo compendio que hace de todos y cada uno de los escenarios de la guerra.

Después de todo, si se ha escrito tanto sobre la II Guerra Mundial es porque se trata de un tema tan amplio, tan terrible y apasionante, que el interés de los lectores nunca acaba de remitir. Los acercamientos del público, a historias parciales, o enfoques alternativos – sensacionalistas, se suceden. Y también a historias de conjunto, aunque esto nos obligue a revisar, una y otra vez, lo mismo. Desde esta perspectiva, el libro de Beevor tiene una gran ventaja sobre la mayoría de los que le antecedieron, además de su valor narrativo: se trata de una historia tan minuciosa que afloran muchos detalles desconocidos u olvidados por el lector. Por ejemplo, yo no tenía ni idea de que pasó algo así:

El 2 de diciembre [de 1943], una gran incursión aérea de la Luftwaffe contra el puerto de Bari había cogido totalmente desprevenidos a los Aliados. Fueron hundidos diecisiete buques, incluido uno de los llamados “Barcos de la Libertad”, el John Harvey, que llevaba en sus bodegas mil trescientas cincuenta toneladas de gas mostaza. Estas bombas, que llegaban en el más absoluto secretismo, debían tenerse en reserva por si los alemanes recurrían a las armas químicas. El puerto quedó sumido en el más absoluto caos, con los oleoductos inutilizados y en llamas. Otro barco con cinco mil toneladas de municiones se incendió y estalló por los aires (…) El gas mostaza alcanzó a los que se arrojaron al mar y a otros muchos que se encontraban en la zona de los muelles. Los corresponsales de guerra vieron cómo los censores suprimían de sus artículos cualquier tipo de alusión al ataque sufrido (…) Perecieron más de mil soldados y marineros aliados y un número desconocido de italianos. El puerto quedó inutilizado hasta febrero de 1944. Fue una de las incursiones de la Luftwaffe más devastadoras de toda la guerra (pág. 749)

El libro abarca todos los escenarios de la guerra, y los describe pormenorizadamente. A veces se producen algunos “saltos” excesivamente bruscos entre unos temas y otros (por ejemplo: el autor va de China al norte de África, y de allí a Stalingrado, en apenas un par de páginas). Pero es un problema menor, en una obra en general coherente que no se hace pesada (personalmente, lamenté acabármela; tenía ganas de seguir leyendo), no sólo porque explique pormenorizadamente todo lo que ya sabíamos, y lo haga con la soltura habitual, sino porque, como indicaba, logra sorprendernos.

Los medios, de hecho, se hicieron eco de una de las principales novedades que aportaba el libro: la revelación de que los japoneses practicaron, de forma habitual, el canibalismo con sus prisioneros y con la población civil, por una serie de motivos entre los que destacan la profunda inhumanidad del carácter japonés, tal y como se desplegó a lo largo del conflicto, y las desastrosas carencias en el abastecimiento a las tropas, que a partir de cierto momento eran depositadas en su destino (si lograban llegar) y abandonadas ahí a su suerte.

Los oficiales y los soldados japoneses recurrieron a la práctica del canibalismo, y no sólo con cadáveres enemigos. La carne humana estaba considerada un alimento necesario, y organizaban “cacerías” para obtenerla. En Nueva Guinea mataron, despedazaron y devoraron a nativos y esclavos, así como a varios prisioneros de guerra australianos y americanos, a los que llamaban “cerdos blancos” para diferenciarlos de los “cerdos negros” asiáticos. Cocinaban y comían las partes carnosas, los sesos y el hígado de sus víctimas. Aunque sus comandantes les dijeran que no podían comerse a sus propios muertos, esta prohibición no solía detenerlos. A veces elegían a un camarada, especialmente entre los que se negaban a ingerir carne humana, o capturaban a un soldado de otra unidad. Los reclutas japoneses que más tarde fueron atrapados en Filipinas reconocerían que “no era de las guerrillas de quien teníamos miedo, sino de nuestros propios compañeros” (pág. 868).

La parte del libro dedicada a los japoneses es la que causará más desazón en el lector. Sí, incluso más que leerse lo relativo a las purgas estalinistas, la barbarie del Holocausto nazi o el salvajismo de la guerra en el Este. Porque esas cuestiones, al menos, ya las sabemos. Pero el libro aporta una serie de datos sobre la manera de conducir la guerra, en todos sus aspectos, por parte de Japón que llegan a provocar verdadero asco. Aunque también lo supiéramos ya, hasta cierto punto. Y provocan asco no sólo por cosas como el canibalismo que acabamos de relatar. También por las violaciones masivas, las vivisecciones y experimentos con armas biológicas en los que murieron cientos de miles de chinos, el desprecio absoluto por la vida humana y la implacabilidad del régimen militarista japonés, que buscó hasta el último momento la victoria a costa de absolutamente todo lo demás.

La "Marcha de la Muerte" de Batán, en Filipinas, en 1942

Una guerra espeluznante que sólo miramos con más distanciamiento porque, en efecto, hay más distanciamiento, como es normal, respecto de lo que ocurra en el Pacífico y porque, a diferencia de la guerra en Europa, donde los alemanes estuvieron a punto de vencer, en el Pacífico estaba muy claro, desde el principio, que EEUU acabaría ganando, por contar con muchos más recursos materiales, técnicos y humanos. Con o sin bomba atómica.

En la parte final del libro, Beevor aporta algunos datos interesantes sobre los proyectos de los vencedores para el período inmediatamente posterior al final de la guerra. Y cómo la aparición de la bomba atómica determinó, más que ninguna otra cosa, que las cosas quedaran como estaban, con Europa dividida en dos bloques, pero sin que se produjeran más hostilidades. Los aliados occidentales ya habían tenido bastante guerra y, en lo que respecta a los británicos, no podían enfrentarse en solitario al Ejército Rojo.

Precisamente por ello, los británicos tuvieron que abandonar el último de una larga serie de proyectos delirantes ideados por el primer ministro británico, Winston Churchill, a lo largo de la guerra: la llamada “Operación Impensable”, para liberar Polonia de las garras de Stalin (no olvidemos que la defensa de Polonia, a fin de cuentas, motivó el estallido de la II Guerra Mundial):

Al cabo de una semana de la rendición de Alemania, Churchill convocó a sus jefes de estado mayor. Los desconcertó al preguntarles si iba a ser posible obligar al Ejército Rojo a retirarse con el fin de asegurar “un trato justo para Polonia”. Esa ofensiva, dijo, debía tener lugar el 1 de julio, antes de que la fuerza militar de los Aliados en el frente occidental se viera mermada por la desmovilización o el traslado de unidades a Extremo Oriente. Aunque la elaboración del plan de contingencias para la “Operación Impensable” se desarrolló con el máximo secreto, uno de los topos de Beria en Whitehall pasó los detalles a Moscú. La información más explosiva era la orden dada a Montgomery de reunir todo el armamento entregado por los alemanes, por si se reconstruían unidades de la Wehrmacht para participar en esta empresa disparatada. Como no es de extrañar, los soviéticos pensaron que todas sus peores sospechas se veían confirmadas (…) La Segunda Guerra Mundial había empezado en Europa por Polonia y la idea de una tercera guerra mundial con arreglo al mismo guión mostraba una simetría aterradora” (págs. 1068-1069)

Poco después, fue la URSS la que desechó la idea (mucho más elaborada y planificada que la británica) de conquistar Italia y Francia tras la marcha de los EEUU de Europa, que entonces se intuía inminente. ¿El motivo? El que pueden Ustedes imaginarse: la aparición de la bomba atómica:

Mucho antes de que a Churchill se le ocurriera la fantasía de la Operación Impensable, una sesión del Politburó había decidido en 1944 ordenar a la Stavka elaborar planes para la invasión de Francia e Italia, como luego contaría el general Shtemenko al hijo de Beria. La ofensiva del Ejército Rojo debía combinarse con la toma del poder por los partidos comunistas de ambos países. Además, según contó Shtemenko, “se preveía un desembarco en Noruega, así como la toma de los estrechos [entre Dinamarca y Escandinavia]. Se asignaron unos presupuestos considerables para la realización de estos planes. Se esperaba que los americanos abandonaran una Europa sumida en el caos, mientras que Gran Bretaña y Francia se verían paralizadas por sus problemas coloniales. La Unión Soviética poseía cuatrocientas divisiones experimentadas, dispuestas a lanzarse como tigres. Se calculaba que toda la operación no llevaría más de un mes… Todos estos planes fueron abortados cuando Stalin se enteró [por Beria] de que los americanos tenían la bomba atómica y habían empezado a producirla en masa”. (pág. 1072)

Imagínense qué Europa habría quedado. Un marasmo rojo – bolchevique, una utopía del terror estalinista en toda Europa… ¡Pero al norte de los Pirineos! ¡Un Caudillo invencible, el Centinela de Occidente, preservando, una vez más, los valores morales y espirituales del cristianismo!


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  1. Comentario de Andrés Boix Palop (24/10/2012 09:17):

    Joder, si que tenía en mala consideración a España y a los comunistas españoles Stalin, que pudiendo imponer el rollo soviético en toda Europa occidental, incluyendo Italia y Francia, ni se plantea entrar en la península. Eso es pasotismo y lo demás cuentos.

  2. Comentario de Guillermo López García (24/10/2012 10:36):

    Beevor comenta cómo Stalin propuso en Yalta cepillarse al Caudillo y cómo fue Churchill quien se negó, arguyendo que Gran Bretaña hacía buenos negocios con Franco. Ya se sabe que Churchill siempre ha sido, para la panda de la derecha española, el adalid de la democracia bien entendida.

    Los planes para conquistar Francia e Italia son posteriores al final de la guerra (inmediatamente posteriores) y totalmente secretos (se descubren gracias a las confidencias de un general ruso borracho). Pero yo lo tengo claro: si, una vez conquistada Francia (mediante el clásico sistema de “rendición y colaboracionismo”), los rusos hubieran intentado conquistar España, el Caudillo les habría parado en los Pirineos utilizando “detentes” de Cristo de los que llevaban los carlistas para evitar que les dieran las balas: http://3.bp.blogspot.com/-OAbz7jRX3Wc/T2SEeVE2xoI/AAAAAAAABbo/JWepqmyq8Lc/s1600/Detente.jpg

  3. Comentario de Asín...nos va (24/10/2012 10:42):

    #2 “general ruso borracho”: pleonasmo

  4. Comentario de SinanPacha (24/10/2012 10:43):

    Y después de Beevor, les recomiendo encarecidamente “The End”, de Ian Kershaw, que podría titularse “Hitler hace un Rubalcaba”: ¿cómo fue posible que Alemania pasase de rendiciones ni mariconadas así optando por una destrucción total y un sufrimiento absoluto?. Les va a molar, con unas luchas internas entre Bormann, Dönitz y Speer maniobrando para el post-Hitler que ni la Ejecutiva Federal en Ferraz tras las elecciones en Galicia y País Vasco. Una delicia, hoygan.

  5. Comentario de karpov (24/10/2012 10:51):

    que yo recuerde, en el mágico juego llamado Super Risk, España ni siquiera existe como jugador predeterminado. así que para qué iba a molestarse Stalin en entrar aquí si no daban puntos ni nada.

  6. Comentario de emigrante (24/10/2012 11:04):

    El abuelo de mi mujer fue prisionero de los rusos tras la guerra y solía contar muchas batallitas cuando estabamos en su casa a “Kaffe und Kuchen”. Cuando regresó a Alemania pesaba sólo 39 kilos y decía que si salió vivo de aquello es porque no fumaba. Los rusos mataban de hambre a los prisioneros pero no les guardaba rencor por ello porque no tenían nada que darles. El único lujo eran diez gramos de tabaco a la semana que él cambiaba por pan. Ningún fumador sobrevivió.

    También estaba convencido de que la URSS estuvo planeando la invasión del mundo hasta la caída del muro. Según él, lejos de estar cansados de la guerra, la moral en el Ejercito Rojo era de pura euforia. “Ahora que hemos acabado con el nazismo, vamos a por el resto de occidente. Nadie nos podrá parar”. Esa era la consigna más extendida entre sus captores.

    Las aventuras de la abuela intentando recuperar a su marido y mantener el pequeño negocio familiar durante y después de la guerra también merece la pena ser contadas, pero esa es otra historia.

  7. Comentario de desempleado (24/10/2012 11:17):

    Más recomendaciones:

    sobre los entrañables japoneses: “Némesis” de M. Hastings

    Creo que lo de Bari lo leí en “El Día De La Batalla” de R. Atkinson .Igual no.

    Para saber lo que pasó después de la guerra en Alemania: “Exorcising Hitler” de F. Taylor

  8. Comentario de Davidoff (24/10/2012 13:04):

    Beevor. Segunda Guerra Mundial. Compro. Vaya que si compro.
    Y sí, los japoneses eran unos cabritos del quince (cualquiera que haya jugado al Commandos lo habrá comprobado en sus carnes) y aún hoy su petición de perdón por todas las barrabasadas de la segunda guerra mundial están hechas con la boquica pequeña y muy bajito. No me extraña que los chinos los miren mal, como lo haría un aragonés a un francés ( o a un catalán que para el caso es lo mismo).

  9. Comentario de Judge Dreed (24/10/2012 14:14):

    Japón, ese país con esa increíble reputación. Muy modositos, pero de lo peor que existe sobre la Tierra.
    Ese Shiro Ishii jugando al “Operación” con los chinos que caían en sus manos (¡¡aprende Mengele!!), esas Filipinas tomadas a sangre y fuego, esa China machacada.

    Por cierto, que no sé si Beevor hace referencia a dos cosas que me interesan y que cito a continuación:

    1) La campaña fracasada de Japón en Mongolia, con hostia grande para los coleguitas del Sr. Miyagi a manos de un ejército mongol-soviético (lo que permite posteriormente a la URSS liberar tropas en su frente oriental para dedicarlas al occidental). Algunos historiadores marcan esta campaña como el inicio de la II Guerra Mundial y no la invasión de Polonia (claro, que otros fijan nuestra Guerra Civil, así que elijan ustedes).

    2) El sabotaje de los planes nazis por obtener la bomba atómica. Creo que la resistencia noruega tiene bastante que decir al respecto y malograron bastante los propósitos alemanes al sabotearles suministros básicos.

    Ya me contará, Don Guillermo.

  10. Comentario de Guillermo López García (24/10/2012 14:22):

    Por supuesto que habla de ello, Don Judge. De hecho, analiza la importancia de esa guerra no declarada exactamente en los mismos términos en que lo haces tú: permitió que la URSS pudiera detraer tropas de Siberia, impidió que en Japón optasen por volverse contra ellos en los meses claves del 41,… Y a lo otro también hacen referencia, aunque más tangencial. De hecho, esa es una de las virtudes del libro: es tan amplio, tan completo, que da la sensación (al menos a mí) de que lo abarca absolutamente todo, tanto las grandes campañas como los “frentes secundarios” o menos conocidos.

    Un cordial saludo

  11. Comentario de Garganta Profunda (24/10/2012 14:46):

    Lees a Beevor y te entras unas ganas de jugar al Panzer General que pa que!

  12. Comentario de Guillermo López García (24/10/2012 15:20):

    Pues yo hice el recorrido contrario, Garganta. En agosto me leí el libro de Max Hastings “Armagedón”, sobre la derrota de Alemania (recomendación de desempleado, creo), que me gustó mucho. Y ello me abrió el gusanillo de jugar al Panzer, cosa que hice a lo largo de casi todo el mes de agosto. Una vez más, ofrecí el triunfo y la gloria a la Wehrmacht, entré con mis ejércitos en Moscú, en Londres, e incluso Jerusalén y Washington. Al acabar, me dije: “ya está bien de II GM, por un tiempo”. Un tiempo después, en concreto una semana después, apareció el libro de Beevor. Y aquí estamos

  13. Comentario de Latro (24/10/2012 15:36):

    Ya que volvemos al videovicio, yo no lo he jugado, pero echadle un ojo a un tal “Unity of Command” que se esta llevando muy buenas críticas, y seria, sin ser exactamente un Panzer General, algo parecido, un wargame mas simple pero no por ello menos divertido que esos mamotretos clásicos de tablero de “llevamos mas tiempo jugando esta campaña de lo que de verdad duró la guerra”.

  14. Comentario de Eye (24/10/2012 15:57):

    De Beevor he leído Stalingrado y La Batalla de Berlín, así que devoraré éste también en cuanto caiga en mis manos.

    De la guerra mundial siempre me han intrigado un poco dos cosas:

    * La reputación de Churchill. Supo movilizar a su gente cuando no hubo otro remedio, claro, pero era en realidad un fantasmón pomposo lleno de ideas descabelladas. Imagino que su papel consistía, en realidad, en animar a las gradas mientras cabezas más cuerdas tomaban las decisiones prácticas; de lo contrario…, Gallipoli. Que otros patanes con delirios de grandeza como Aznar admiren tanto a este personaje no debe ser casualidad.

    * La feroz lucha por el poder en los últimos días de la Alemania nazi. Gobernar un país en ruinas (y menguante) parece un trabajo poco agradecido, pero Himmler, Bormann y otros más estaban locos por hacerlo. Jamás lo he entendido. Dicen que es mejor ser cabeza de ratón que cola de león, pero ni aun así… ¡Yo que después de Kursk ya hubiese empezado a aprender ruso y a ponerme en segundo plano!

  15. Comentario de Latro (24/10/2012 16:02):

    Bueno, asi, como primera hipótesis, se me ocurre que la pelea seria por ser el que rindiese la nación a unos EEUU dispuestos a parar a los rusos FUERA de alemania, con la consequente contraprestación de dejar vendidos a los demas jerifaltes nazis.

    Que a los aliados “occidentales” no estuviesen por la labor aparte de delirios momentaneos de Churchill pues jode un poco el plan. Uno que quiere venderse y no consigue comprador…

  16. Comentario de kirikiño (24/10/2012 16:53):

    Emigrante, a ver esas historias del rescate marital y la supervivencia del pequeño comercio alemán, a ver. Que no todo han de ser batallas y ejercitos. Y nunca se sabe, igual hasta nos da ideas para la supervivencia del pequeño negocio español en la actualidad, toda ayuda es poca.

  17. Comentario de sangonereta (24/10/2012 18:06):

    y por qué perdió las elecciones el Churchill con un laborista del montón como Clement Atlee? Alguién sabe algo? Alguién que estuviera allí?

    gracias.

  18. Comentario de Latro (24/10/2012 18:24):

    Hay una cita por ahi de alguien que básicamente lo resume como que los ingleses veian a Churchill como el lider necesario durante la guerra. Pero para la paz, mejor otra cosa. Las necesidades habian cambiado, pero Churchill era Churchill.

  19. Comentario de notengoniidea (24/10/2012 18:59):

    PArece ser que el candidato laborista ofrecía el estado de bienestar como recompensa por los tremendos sacrificios de la guerra. Y de hecho, al parecer, aplicó su programa con bastante determinación.

    Otra cosa curiosa, que creo haber leído por ahi (quizás en la historia de la guerra que escribió Churchill, que es magnífica, aunque parcial, evidentemente), es que los soldados votaron masivamente a Atlee, cuando el esperaba todo lo contrario. Y porque no votarían los prisioneros de Singapur y Tobruk, que eran mayoritariamente de los dominios que si no…

  20. Comentario de Garganta Profunda (24/10/2012 19:00):

    Hablando del “fantasmón pomposo lleno de ideas descabelladas”…¿conocían esta?

    http://en.wikipedia.org/wiki/Project_Habakkuk

    Si, hijos si…un portaaviones aliado hecho de HIELO!!!

    Y probatinas hicieron bastantes, sobre todo en lagos semi-congelados de la Columbia Británica.

  21. Comentario de gottlieb (24/10/2012 19:25):

    Sobre los nazis atómicos:

    http://www.lapizarradeyuri.com/2010/10/31/el-error-de-un-nobel-que-condeno-el-proyecto-atomico-nazi/

    Según Yuri, lo del agua pesada noruega, podría haber importado bien poco.

  22. Comentario de Quebec (24/10/2012 19:37):

    Disiento en un pequeño matiz, Don Guillermo: ¿Que la Alemania nazi estuvo a punto de vencer? Yo más bien creo que una vez la URSS entró en liza, esa guerra no se podía ganar. Ni tomando Moscú, cosa que podia haberse logrado fácilmente de no desviarse el empuje Wehrmacht más hacia el Sudeste. Hasta la infraestructura soviética estaba siendo desplazada hacia Siberia, eran muchos millones de hombres y tuvieron desde los años 30 (Sin interrupciones, ni por la invasión alemana del 41) la mayor producción de tanques, que además, entrando en apartados técnicos eran los de mejor calidad del mundo… La invasión del 41 pilló al ER desprevenido por cabezonería de un Stalin que ignoró las informaciones de sus servicios secretos, minado por las purgas y preparándose más para el ataque que para la defensa, pero era cuestión de tiempo que movilizasen el músculo gigantesco con el que contaban; Baste decir que 3/4 partes de las bajas alemanas fueron producidas allí.

    Aprovechando este comentario quiero preguntar si es cierta mi impresión de que Beevor también se libra de los tópicos heredados de la propaganda de la Guerra Fría, ya se sabe, esa de los tanques soviéticos de chatarra, de los sovietioos que ganaron la guerra sólo gracias a USA, de los comisarios políticos campando a sus anchas, etc… :)

  23. Comentario de Guillermo López García (24/10/2012 19:44):

    Quebec, comienzo respondiendo al final: por supuesto. Beevor tiene en cuenta la importancia del programa de Préstamo y Arriendo, pero deja clara tanto la calidad de los tanques soviéticos como el hecho obvio de que el ejército rojo soportó la parte más dura del conflicto. Ya digo que el hombre es ecuánime.

    En cuanto a lo otro: todo eso es cierto, pero si en el 41 Alemania hubiese tomado Moscú, habría sido muy difícil para los soviéticos mantener el esfuerzo de guerra y la moral, incluso aunque estuvieran teóricamente dispuestos a hacerlo. Está claro que los nazis lo tenían mucho más fácil antes de entrar en guerra contra la URSS y los USA, pero creo que no había tantas cosas predeterminadas como en el caso de Japón

  24. Comentario de Quebec (24/10/2012 19:53):

    #14 Después de su derrota frente a Attlee, el indisimulado imperialista Churchill se pasó un tiempo dedicandose a dar conferencias en plan Aznar. Creo recordar que también en Georgetown, bajo la protección del buen Harry Truman y de Kennan y preparandose todos juntos para la doctrina de Contención que llevaría a las guerras de Korea -Con la gran suerte de que la URSS se habia retirado momentaneamente de la ONU- y de Vietnam, el epítome de la politica intervencionsita USA. A lo mejor Ánsar se compró ése cargo honorífico -Donde, con el nuevo Imperio del Mal de la morería llegaba a decir que estos musulmanes aún no nos habían pedido perdón por invadir la España inmortal- con ánimos de emular al gran bulldog inglés.

  25. Comentario de notengoniidea (24/10/2012 20:08):

    Quebec, para el tema del frente oriental, le recomiendo, si no lo ha leído, “Guerra absoluta”de Chris Bellamy. Riguroso, pero como buen anglosajón, muy legible. A mi me parece bastante imparcial o, si acaso, inclinado al lado soviético. Lo que queda claro es que admira el esfuerzo hecho por la URSS en la Gran Guerra Patriótica.
    Un dato que me sorprendió es la comparación del PIB de las naciones beligerantes. Alemania y la URRS lo tuvieron similar entre 1938 y 1940 y Alemania superior entre un 100% y un 30 % aprox entre 1941 y 1944. O sea, los rusos produjeron mucho mas con menos.

    Y si, dice que ganaron por los pelos.

  26. Comentario de Álvaro (24/10/2012 20:38):

    ‘Ningen no joken’ de Masaki Kobayashi. Sé que una película de aproximadamente 600 minutos no es plato de buen gusto en estos tiempos que la gente gusta de Camera Café y tetas de silicona, pero da una visión del ejército japonés maravillosa. Además, alguien la debió ver en los sesenta, se escribió un librito como si transcurriese en Vietnam y otro empollón lamentable, el tal Kubrick, lo adaptó y se marcó la Naranja Mecánica con escenas idénticas a la obra de Kobayashi.

    Tengo ansia por coger ese libro y leer lo del canibalismo. La verdad es que la bomba atómica ha sido un invento nefasto. Nos ha privado de cincuenta años de guerras en las que no sé yo cómo se las hubieran visto contra el Ejército Rojo desbocado por Europa. Me estoy imaginando a Churchill con los rusos en Dunkerque llamando al Caudillo acojonado.

  27. Comentario de Álvaro (24/10/2012 20:41):

    perdón, quería decir la Chaqueta Metálica

  28. Comentario de Quebec (24/10/2012 21:11):

    Muy cierto lo que apuntas, Guillermo, sobre que nada es comparable al Lose-Lose japonés. Y efectivamente el golpe al liderazgo de tomar los alemanes Moscú hubiese sido enorme y el efecto moral sobre los soviéticos terrible. Pero no era menos terrible saber grandes centros industriales del país como Kronstadt, Leningrado o las grandes llanuras de Ucrania en manos del enemigo, y paradójicamente el golpe al liderazgo no fue tan terrible. Stalin vivia entonces con mucho miedo a que el Partido lo purgase a él mismo, dadas sus purgas anteriores para mantenerse en el poder con su paranoia conspiranoide y dado el pésimo balance de la guerra que tuvo muchas oportunidades de prevenir, pero en realidad si no acabaron con él fue porque en aquel momento tan caótico y de derrumbe nadie quería estar en su lugar, donde correrian riesgo de ser purgados igual, y lo mantuvieron. Un golpe a Stalin era muy posible entonces por parte de jerarcas sovieticos con miedo a ser purgados ellos mismos o con familiares presos, pero en este momento la Wehrmacht avanzaba y acabaron considerandole un símbolo que mantener. Si los nazis hubiesen sido menos estúpidos podían haberse aprovechado espléndidamente fomentando luchas intestinas y avanzando poco a poco, aunque fuera al penoso modo de los japoneses en China desde los años 30. Pero esto sería cambiar la historia, y con sus planes de exterminio o esclavización de los untermenschen eslavos a estos no les quedaba más remedio que luchar, igual que a los chinos. Por eso digo que no sé yo si se podía ganar esa guerra, menos aún cuando la economía de guerra no se implantó hasta muy tardiamente por el miedo a la revolucion…

  29. Comentario de Karraspito for President (25/10/2012 05:49):

    Lo he recibido hoy mismo en mi correo (£12 me ha costado). ¿Contiene spoilers la reseña? Es que si no espero para leérmela…¬¬

  30. Comentario de Davidoff (25/10/2012 10:52):

    Aquí documentos muy interesantes sobre la guerra, algunos ya para especialistas en historia militar, no para aficionadillos como es mi caso.
    http://www.de1939a1945.com/descargas/descargas.htm
    Hablando desde la distancia siempre parece que Hitler cometió un error atacando Rusia pero lo cierto es que, de alguna manera, fue una especie de ataque preventivo ante la casi segura acción ofensiva del ejercito rojo prevista para el año 42/43. Los alemanes consideraron que el año 41 era el más propicio para lanzar su ofensiva y así quebrar el potencial del ejercito rojo antes de que alcanzara su punto álgido. Lo cierto es que una estrategia más política que militar de Hitler sobre las nacionalidades de la Urss podría haberle dado la victoria pero eso hubiera ido contra toda su ideología y demás basura que tenía en la mente.

  31. Comentario de Latro (25/10/2012 11:22):

    Si no entendí yo mal el libro de Kershaw ese sobre las 10 decisiones importantes de la Guerra, la cosa sería tal que asi

    – Hitler siempre tuvo la idea de atacar a la URSS, entre anticomunismo y el “espacio vital” y demas.
    – Hitler se las compone con Stalin para lo de Polonia, porque oye, que lo importante es sacar ventaja y lo de nuestro odio al comunismo y tal lo dejamos para cuando convenga.
    – Hitler se mete en la guerra con Inglaterra y Francia por Polonia, y aunque triunfa en Francia, Inglaterra, a pesar de todo, resiste, y eso va mal para el cálculo de que los EEUU va a entrar en algun momento en la guerra y hacersela perder, cosa que tenian claro los nazis.
    – A Hitler se le ocurre la genial idea de que si gana una guerra relampago contra la URSS eso dejaria a Inglaterra en mala posición y mas factible de rendirse a algun pacto apañado (“Nos quedamos con Europa y vosotros seguid con India y demas cosas”). Finiquitar la guerra antes de la entrada americana via rendición inglesa via pérdida de la esperanza de un segundo frente… creándolo ellos mismos pensando en controlar los tiempos y resultados.
    – Hitler la caga con todo el equipo y termina exactamente con lo peor de lo peor – un segundo frente que no se gana y los EEUU entrando en guerra.

  32. Comentario de desempleado (25/10/2012 13:03):

    Apunto “Guerra Absoluta”.

    Sobre Churchill y sus cualidades guerreras tenemos “La Guerra de Churchill” de M. Hastings. Editado por Crítica.

    Respecto a la estrategia del Fuhrer; cualquiera que haya jugado al “World In Flames” (¿lo conocen?, el mejor wargame del mundo mundial) sabe que lo que tienen que hacer los alemanes (no para ganar, eso es francamente difícil, si no para empatar) es NO atacar a la urss (los alemanes reciben un montón de materias primas de los rusos en virtud del acuerdo de no agresión), atrincherarse tras su frontera y lanzar TODO lo que tienen (pasando por encima del invicto caudillo, por supuesto) contra Gibraltar. Una vez conquistado Gibraltar cierran el Mediterráneo, sacan la flota italiana al Atlántico y ¡a divertirse!.
    Por supuesto NADA de declarar la guerra a gringolandia, que la declaren ellos si lo desean.
    ¿Ataca la URSS en el 42? Que lo haga. Teniendo en cuenta su mierda de aviación (comparada con la alemana), la cercanía de los Cárpatos y su lejanía respecto a sus ciudades lo llevan clarito.

    Históricamente lo mejor hubiera sido no atacar a la URSS, no declarar la guerra a EEUU y apoyar de verdad la campaña de Rommel en el desierto para terminar del todo con el imperio británico. Sólo había un pequeño problema, la empanada ideológica de Hitler.

    Lo de los suministros soviéticos a Alemania es brutal. El último tren a Alemania cruzo la frontera poco antes de que comenzara “Barbarroja”.

  33. Comentario de Djiaux (25/10/2012 19:03):

    Madre mia si llega a pasar eso y Britanicos y estadounidenses se ponen a darle bola a Franco… El hombre hubiese crecido 20 centimetros instantaneamente!!!

  34. Comentario de Regularizado (26/10/2012 09:04):

    @Quebec, un gran error de Hitler fue hacerse enemigos en todas partes demasiado pronto. En la URSS, con prometerles a los ucranianos un protectorado propio dentro del Reich, se los habría metido en el bolsillo, pues tras el Holodomor no había muchas ganas de luchar por el padrecito Stalin. En cambio, empezó enseguida con las matanzas y al poco tenía una resistencia que drenaba recursos en vez de aportarlos.

    Otro error fue su estrategia “ni un paso atrás”, contra el consejo de sus generales. No hay guerra en la que no se cometan errores en ambos bandos, claro, pero con evitar unos cuantos Alemania podría haber ganado.

  35. Comentario de Latro (26/10/2012 09:56):

    Nah, Alemania no podia haber ganado. Para haber ganado, tendria que haber sido liderada por otras personas, pero con Hitler y amiguetes, no habia forma.

    Hubo varios momentos en los que si paran y dicen “hasta aqui, ahora paz y unas condiciones ventajosas”, hubiesen ganado, quien sabe por cuanto tiempo hasta una tercera, pero eso. Pero con el jugador compulsivo al mando y su truco, retruco… Alemania no tenia recursos para enfrentarse a potencias como EEUU, a lo mejor contra la URSS si hubiese sido la única guerra y con mejor planificación, pero esos delirios de ir contra todo el mundo al mismo tiempo porque soy teutón y los tengo muy grandes…

  36. Comentario de Latro (26/10/2012 09:57):

    Y lo de la URSS lo pongo en 50%/50%, como ya se vio, si le daban tiempo la URSS tenia el potencial humano y de producción para hundirles, pero si la cosa llega a ser sólo un frente oriental y dirigida por gente con mas plan que “extermina y esclaviza infrahombres”…

    … pero claro, con esa gente al mando, es que ni hubiesen ido a la guerra, porque no iban a ser psicópatas criminales a los que el sufrimiento de los demás, incluyendo sus soldados, se las trae al pairo

  37. Comentario de Asturchale (26/10/2012 18:14):

    A Hitler hay que reconocerle un mérito: el hombre fue consecuente hasta el final. Lo que viene a continuación es una teoría que he sacado de Sebastian Haffner: recomiendo a todo el mundo su biografía de Hitler.

    Si en 1940 hubiese pactado una paz honrosa con Francia, dejándola como país satélite, sin deportaciones ni genocidio, y hubiese hecho otro tanto con Polonia, Alemania ya habría quedado como dueña de Europa. En vez de expandirse, podria emplear sus potencia para organizar el imperio, asentar la hegemonía alemana y reforzar las defensas. La Wehrmacht estaba intacta, los ingleses terminarían por aceptar lo inevitable, los americanos no tendrían motivos para meterse en camisa de once varas y los rusos lo tendrían muy jodido para intentar un golpe contra el Reich. Sería una Europa unida bajo el control de Berlín, como hoy pero sin sesenta millones de muertos, sin bases americanas, sin telón de acero, sin ocupación soviética y sin riesgo de holocausto nuclear.

    Esa hubiera sido la jugada lógica, pero el plan de Hitler era distinto desde el principio. Nunca fue algo racional, el tipo siempre llevo las cosas absolutamente al extremo. Si te fijas, nunca hizo el menor esfuerzo por llegar a un compromiso: siguió embistiendo y embistiendo contra el mundo entero hasta que se le acabaron las balas y los hombres. Estamos tan acostumbrados a oír la historia que ya no nos damos cuenta pero en el fondo…¡Es rara de narices!

  38. Comentario de galaico67 (26/10/2012 19:00):

    Creo que la lección de lo bien que le fue a los Imperios Centrales en la I guerra, alejaba esa posibilidad. Un Imperio sin salida al mar no es ná y los británicos eran un tapón en todos los mares..quiza si toda la energía que emplearon en intentar aniquilar a la RAF y luego desmoralizar a la población la hubieran empleado en tomar Gibraltar e instaurar un régimen amigo en Egipto la cosa sería ya aceptable… eso si, sin genocidios y putadas varias, la cosa les hubiera ido mucho mejor sin duda

  39. Comentario de Quebec (29/10/2012 19:08):

    Desde luego, los errores de Hitler fueron tremendos si uno tiene en cuenta la cantidad de favores que el gran camarada Stalin le hizo. Primero, para apoyar su ascenso al poder, empezando por las órdenes a sus agentes alemanes para atacar al SPD como única oposicion a Hitler, y su fortalecimiento en Europa, enfriando sus propias relaciones no sólo diplomáticas sino tambien técnicas y comerciales con el resto de rivales de Adolfo. Segundo, para desmantelar todos los partidos comunistas europeos que podian haberle hecho zapa a los alemanes cuando Hitler se adueñó de Europa, dejandolos muy debilitados a todos. Tercero, proporcionandole a Hitler todos los recursos necesarios para emprender su masivo rearme. Cuarto, purgando al ejército ruso, desmoralizandolo y colocandole oficiales del todo inadecuados, cosa que no pasó desapercibida a la inteligencia del OKW. Quinto, entrando despues de esa purga en aventuras bélicas desastrosas como Finlandia (Suerte que en Jaljin Gol se comieron a los japoneses, que si no sí que hubieran tenido doble marron en los 40) débil país que desmoralizó al ER, convenciendo aún más a Hitler de la facilidad de derrotar a Stalin en un momento en el que Alemania nazi estaba borracha de éxito al haber derrotado al que se consideraba el mejor ejército -cualitativamente- de Europa, el francés, y haciendo perder apoyo a los partidos comunistas en Europa por las agresiones a Polonia y Finlandia. Sexto, no parando las exportaciones a Alemania hasta que ya tenia dominada Europa y lanzó Barbarroja, séptimo, ignorando olímpicamente las advertencias que hacía meses tenía del NKVD de las intenciones de Hitler, que gracias a la acertada política de Stalin se encuentra ahora sólo frente a la URSS, sin enemigos a retaguardia (Los ingleses sólo podían aspirar a dar por culo con la RAF, y aun perdiendo la batalla de Inglaterra por recursos alemania llevaba las de ganar, pudiendo reponer mucho mejor las pérdidas con el musculo industrial de toda europa occidental junta), con un ejército con año y medio de experiencia bélica, muy moralizado y motivado, sin colchon alguno frente al objetivo y con una enorme frontera muy adecuada para la penetración acorazada rápida. Stalin va más allá y desmantela las obras defensivas, desminando campos minados, allanando aún más la invasión. Sí, teneis razon en que al final, se venció por poco. Desde luego, con decenas de miles de carros, decenas de miles de aviones, millones y millones de hombres sin ningun enemigo a la retaguardia y todos los recursos del mundo una mejor direccion de la URSS podía haber aplastado a la Wehrmacht muchísimo antes… Y de hecho, haberse adueñado de Europa.

  40. Comentario de isblagi (29/10/2012 19:45):

    Leyendo los comentarios me doy cuenta de que mis conocimientos respecto a la historia son de nivel libros de Teo. Pero, por aportar, y por si quieren seguir elucubrando, hay por ahí una ucronía (que no he leido, faltaría más) de nombre “Fatherland” donde los nazis han ganado la guerra y tal y tal. Si hasta tiene peli de HBO, protagonizada por Rutger Hauer!!!

  41. Comentario de uno que pasaba (30/10/2012 12:30):

    Anecdota real: hoy en la cena, mientras le contaba a mi mujer lo del ejercito japones comiendose a la gente, ella iba poniendo cara rara. Al final le he preguntado que hizo su abuelo en la guerra, a lo que me contesta “encargado de cocina en un destacamento en las selvas de guam” (mi mujer es japonesa)

  42. Comentario de desempleado (30/10/2012 12:38):

    Tanto la peli como el libro citado molan. Incluso la traducción es coherente: “patria”.

  43. Comentario de gus (30/10/2012 13:11):

    Y “El hombre en el Castillo” de Philip K. Dick, también con la victoria del Eje.

  44. Comentario de Guillermo López García (30/10/2012 13:43):

    #41 Espeluznante!

  45. Comentario de Meollo (30/10/2012 13:57):

    #41 ¡Anécdota deliciosa!

  46. Comentario de menipo (30/10/2012 17:21):

    Yo no sabía que el doping estaba tan extendido entre la Wehrmacht. Me imagino que el resto de “equipos ciclistas” también irían hasta cejas para combatir en igualdad de condiciones.

    Les dejo el enlace a un artículo de la La Liga de Historiadores de la Segunda Guerra Mundial referente al uso de la metanfetamina (pervitin, isophan) cocaína, morfina y alcohol en las tropas alemanas.

    http://ligavirtualww2.blogspot.com.es/2011/08/el-uso-de-drogas-estimulantes-entre-los.html

  47. Comentario de E. Martín (31/10/2012 11:44):

    #9 Señor Dredd, sepa usted que el Señor Myagi luchó heroicamente contra las tropas japonesas en el Pacífico mientras su mujer moría en un campo de concentración para norteamericanos de origen japonés. Que si todavía hubiera dicho “coleguitas del Sr. Ryu” o “abuelos de Kaneda” pues sí, pero…

  48. Comentario de Destripaterrones (31/10/2012 12:30):

    #39 A todo ello habría que añadir el papel casi abiertamente saboteador que tuvo Stalin en la guerra polaco-soviética, todo para hacerle la cama a Tujachevsky. Si la URSS llega a ganar esa guerra, lo que probablemente habría hecho sin la inestimable colaboración de Joselito, tal vez nunca hubiéramos ni oído hablar de los nazis. Aunque el resultado no creo que fuera mejor.

  49. Comentario de Karraspito for President (31/10/2012 15:00):

    ¡Pero Menipo! Si precisamente, por lo que tengo entendido, el éxtasis (metilen-diol-metaanfetamina) lo sintetizaron los alemanes, junto a otros muchos derivados de las anfetaminas, en su intento por crear a los soldados perfectos. El «fallo» es que la MDMA o éxtasis es el único derivado que no provoca agresividad, sino todo lo contrario.

  50. Comentario de menipo (31/10/2012 20:21):

    Por lo que estuve viendo, durante la I Guerra Mundial una fábrica holandesa vendió cocaina a todos los países que participaron en la guerra para que sus soldados pudieran “echarle huevos” en el campo de batalla.

    Los ingleses llamaron a la suya “Forced March” y fue usada por Shackleton en su peregrinación por la antártida.

  51. Comentario de Joaquín (03/11/2012 22:18):

    Enhorabuena por el artículo, Guillermo. Yo terminé de leer el libro ayer y comparto contigo que es una de las mejores síntesis de esta guerra inmensa. Casi inmediatamente, he empezado a leer “Continente salvaje”, de Keith Lowe, que empieza justo donde acaba el libro el monumental relato de Beevor. Te dejo el enlace de mi reseña. Un cordial saludo.

    http://despuesdelhipopotamo.com/2012/09/29/con-beevor-en-el-hay-festival/

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